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31/10/11

El Purgatorio


En vísperas de las festividades de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos os queremos recomendar un artículo del padre Pedro Trevijano, titulado el Purgatorio, y publicado en Religión en Libertad en el que se expone de manera sintética, clara y sencilla esta realidad de nuestra fe que muchos intenta obviar.

30/10/11

«Haced lo que os dicen»

XXXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO - Ciclo A

Lecturas: Malaquías 1,14b.2,1-2b.8-10 // Salmo 131(130),1.2.3. // Tesalonicenses 2,7b-9.13. // Mateo 23,1-12

Queridos hermanos y hermanas:

Las Lecturas de hoy se refieren muy especialmente a aquéllos que tienen responsabilidad dentro de la Iglesia, quienes con su ejemplo y su predicación deben guiar al pueblo de Dios.

La Primera Lectura del Profeta Malaquías (Ml. 1, 14; 2, 2,8-10) es una dura advertencia a los Sacerdotes de esa época por su mal comportamiento y por la predicación de falsas doctrinas: “ Se han apartado del camino, han hecho tropezar a muchos en la ley; han anulado la alianza que hice con la tribu sacerdotal de Leví ... no han seguido mi camino y han aplicado la ley con parcialidad”. El profeta Malaquias advierte de parte de Dios sobre la obligación de los ministros del altar de ser fieles a la doctrina del Evangelio y de la Santa Madre Iglesia. El Señor nos advierte a los pastores que la obra de la redención es un tesoro que ha puesto en nuestras manos pero que no es de nuestra propiedad. Es obra de Dios, es Dios quien la hace. Muchas veces caemos en la tentación de creer que es obra nuestra, que es nuestra palabra, nuestra simpatia, nuestra saber hacer...el que procura la Salvación. El que así piense está totalmente equivocado, está claro que sólo Dios salva, sólo Dios perdona, sólo Dios Santifica... es verdad que lo hace por medio de los ministros del altar, pero es Dios quien lo hace.

La Palabra de Dios de este domingo es muy clara y muy exigente con los sacerdotes, hoy nos toca a nosotros ponednos en la presencia de Dios y saber reconocer nuestros fallos. Es también necesario que el pueblo fiel sepa discernir claramente lo que es obra de Dios y lo que es obra humana. No podemos echar la culpa de todo a los sacerdotes ni tampoco echar la culpa de todo a los fieles.

Jesús en el Evangelio de hoy, insiste en la necesidad de ser buenos pastores. Evitando en la medida de lo posible los comportamientos, actitudes y palabras que puedan apartar a la gente. Pero el Señor nos da una lección encomiable hoy: "La obediencia". Nosotros, normalmente, cuando no nos gusta nuestro párroco, nuestro obispo, nuestro Papa...solemos desobedecerles...pasamos de ellos... Decimos y justificamos todos nuestros errores por sus errores. Jesús, en el Evangelio de hoy, después de dejar claro que debemos ser buenos ministros de Dios dice algo muy importante: "haced lo que os dicen". Aunque podamos creer que los ministros de Dios no cumplan bien con su misión, no hagan lo que dicen, sin embargo eso no nos autoriza a hacer nosotros lo que nos de la gana. Jesús los criticó, puso en su sitio al sanedrín, a los escribas, a los maestros de la ley...pero les reconoció su autoridad , reconocio que habian sido puestos por su Padre y les obedece y ACEPTA su condena a muerte. Esos mismos que Jesús había puesto en su sitio, a esos mismos Cristo les obedece aceptando que sean ellos los que decidan condenarlo a muerte. Y no se revela, no los echa, no los expulsa...acepta humildemente su condena...

Es verdad que el Señor hoy es muy claro y muy duro con nosotros los sacerdotes, que nos exige santidad de vida, esfuerzo, entrega, amor.. pero también nos deja muy claro nuestro deber, de todos, de obedecer a Dios en su Iglesia: al Papa, los Obispos y Párrocos.

Quiero hoy terminar mi reflexión pidiendo a todos que recéis por mi, para que sea el Sacerdote que vosotros os merecéis, que no caiga en los fallos que hoy denuncia Jesús en el Evangelio, que procure el bien de todos. Rezad por mi para que sea un Santo Sacerdote. Gracias de Corazón por vuestras oraciones y PERDÓN de corazón por mis fallos, ruego que sepáis disculpar los fallos que mi debilidad me han hecho cometer. Perdonadme, de corazon os lo pido.

Que Dios os bendiga y os conceda un maravilloso día del Señor.

Tomás Pajuelo Romero.
Párroco


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29/10/11

Horario de misas en el día de los Fieles Difuntos

El día 2 de noviembre, con motivo de la celebración del día de los Fieles Difuntos se celebrará la Santa Misa en nuestra parroquia a las 18'00 h. y a las 20'00 h.

El día 1 de noviembre, Solemnidad de Todos los Santos y día de precepto, se celebrará la Santa Misa a las 10h, 12h y 20h, como todos los domingos.

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23/10/11

«Amarás al Señor, tu Dios»

XXX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO - Ciclo A

Lecturas: Éxodo 22, 20-26 // Salmo 18 // 1ª Tesalonicenses 1, 5-10 // Mateo 22, 34-40.

Queridos hermanos y hermanas:

Las lecturas de este domingo nos hablan del amor... del amor en sus dos dimensiones: amar a Dios y amar al prójimo. En estos dos mandamientos se encierra la voluntad de Dios revelada en la Sagrada Escritura. Nuestra relación con Dios va en sentido vertical y nuestra relación con el prójimo va en sentido horizontal, como formando una cruz, en la cual uno y otro eje son indispensables. No puede separarse uno del otro. Esto es muy importante porque cuando despojamos al amor de Dios de la entrega a los hermanos, caemos en un espiritualismo desencarnado y totalmente contrario a la voluntad de Dios. Y cuando olvidamos el amor a Dios por entregarnos sólo y exclusivamente al hermano, ceamos en un activismo secular que olvida a Dios.

Si decía que no -pensaron ellos- podría ser interpretado como desobediencia a la autoridad civil, en manos de los Romanos que tenían ocupado el territorio de Israel. Si contestaba que sí, podría interpretarse como una limitación de la autoridad de Dios sobre el pueblo escogido. La respuesta de Jesús fue clara y sin caer en la trampa: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (Mt. 22, 15-21).

El primero de los dos mandamientos: amar a Dios. Nos dice Jesús en el Evangelio que éste es “el más grande y el primero de los mandamientos” (Mt. 22, 34-40). Pero... ¿en qué consiste? ¿qué significa amar a Dios? El mismo Jesús nos lo dice: “Si me aman, cumplirán mis mandamientos” (Jn. 14, 15). Amar a Dios, entonces, es complacer a Dios. Quien ama complace al ser amado. Amar a Dios es tratar de agradar a Dios en todo, en hacer su Voluntad, en cumplir sus mandamientos, en guardar su Palabra. Amar a Dios es también, amarlo a Él primero que nadie y primero que todo. Y amarlo con todo el corazón y con toda el alma significa estar dispuestos a cumplir sus deseos y a entregarnos a Él sin condiciones. Amar a Dios no es algo intelectual o espiritual que se dice y ya está. Amar a Dios se demuestra amando sus mandamientos y sobretodo CUMPLIÉNDOLOS. Ya nos dijo Jesús: "no el que diga Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos". No vale decir "yo creo en Jesús" "yo soy cristiano". Hay que demostrarlo cumpliendo los mandamientos. Es decir, amar a Dios es también servir a Dios, idea que nos plantea San Pablo en la Segunda Lectura: “Vosotros habéis aceptado la Palabra de Dios en tal forma que... os habéis convertido al Dios vivo y verdadero para servirlo” (1 Tes. 1, 5-10). Sabemos también que Dios es la fuente de todo amor... y no sólo eso, sino que Dios es el Amor mismo (cfr. 1 Jn. 4, 8). Esto significa que no podemos amar por nosotros mismos, sino que Dios nos ama y con ese Amor con que Dios nos ama, podemos nosotros amar: amarle a Él y amar también a los demás.

Esto significa también que ambos mandamientos -el amor a Dios y el amor al prójimo- están unidos. Uno es consecuencia del otro. No podemos amar al prójimo sin amar a Dios. Y no podemos decir que amamos a Dios si no amamos al prójimo, pues el amor a Dios necesariamente se traduce en amor al prójimo.

“La característica de la civilización cristiana es la Caridad: el Amor de Dios que se traduce en amor al prójimo... el amor a Dios y el amor al prójimo son inseparables” (Benedicto XVI, 19-10-2008).

¿Qué nos quiere decir el Señor, entonces, cuando nos pide amar al prójimo como a uno mismo? Nos quiere decir que desea que tratemos a los demás como nos tratamos a nosotros mismos. Si nos fijamos bien, somos muy complacientes con nosotros mismos: ¡cómo respetamos nuestra forma de ser y de pensar! ¡cómo excusamos nuestros defectos! ¡cómo defendemos nuestros derechos! ¡cómo nos complacemos nosotros mismos, buscando lo que nos agrada y lo que necesitamos o creemos necesitar! Amar al otro es pensar en las necesidades del otro antes que en las necesidades propias. Es cumplir esta petición de Jesús: “Haced a los demás todo lo que queréis que os hagan a vosotros" (Mt. 7, 12). Si somos sinceros, nosotros nos queremos mucho, nos cuidamos bien, buscamos lo mejor... pues lo mismo, lo mismo, tenemos que querer al prójimo. Si te gusta que te mimen, que te valoren, que te reconozcan... pues haz tu lo mismo con tu prójimo. Es muy sencillo, si algo nos gusta a nosotros, posiblemente a los otros también lde gustará, pues hagámoslo. Si hay algo que no nos gustan que nos hagan, pues tampoco nosotros debemos hacerlo a los demás. El Señor nos puso una medida muy clara y objetiva para valorar nuestro amor a EL y al prójimo.

Vamos a vivir etregados totalmente al AMOR de Dios. Vivamos cada día intentando cumplir los 10 mandamientos y haciéndole lo más agradable posible la vida a los que nos rodean.

Que Dios os bendiga a todos, feliz día del Señor. Tomás Pajuelo Romero.

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19/10/11

Benedicto XVI en las JMJ (VII)

"Cuando la sola utilidad y el pragmatismo inmediato se erigen como criterio principal, las pérdidas pueden ser dramáticas: desde los abusos de una ciencia sin límites, más allá de ella misma, hasta el totalitarismo político que se aviva fácilmente cuando se elimina toda referencia superior.."

19 de Agosto de 2011.

17/10/11

Reuniones con los Padres de los Niños de Catequesis

En esta semana se llevarán a cabo las primeras reuniones del curso con los padres de los niños que asisten este año a Catequesis.

El martes, día 18 de octubre, a las 20'30 h. tendrá lugar una reunión con los padres de niños de 2ª de primaria (1º de Catequesis) para explicarles la programación del curso y las distintas actuaciones a llevar a cabo así como para resolver todas las dudas que tengan sobre el tema.

Asímismo, el jueves, día 20 de octubre, también a las 20'30 h. habrá una reunión con los padres de niños de 3ª de primaria (2º de Catequesis) en la que se expondrá la programación del curso y se darán las pautas a seguir para la preparación de las celebraciones de la Primera Comunión de sus hijos.

16/10/11

"Dad a Dios lo que es de Dios"

XXIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO - Ciclo A

Lecturas: Isaías 45, 1.4-6 // Salmo 96 // 1ª Tesalonicenses 1, 1-5 // Mateo 22, 15-21.

Queridos hermanos y hermanas:

Anverso de un denario con la imagen de CésarEl Evangelio de hoy toca un asunto político-religioso: la autoridad civil y la autoridad divina; la función del Estado y la función de la Iglesia. Se trata del episodio en el cual los Fariseos, pretendiendo nuevamente poner a Jesús contra la pared, le preguntaron si era lícito pagarle impuestos a Roma. Es un nuevo intento de intentar pillar a Jesús.

Si decía que no -pensaron ellos- podría ser interpretado como desobediencia a la autoridad civil, en manos de los Romanos que tenían ocupado el territorio de Israel. Si contestaba que sí, podría interpretarse como una limitación de la autoridad de Dios sobre el pueblo escogido. La respuesta de Jesús fue clara y sin caer en la trampa: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (Mt. 22, 15-21).

Con esta hábil respuesta -como muchas otras del Señor ante la insidia de los Fariseos- Jesús deja claramente establecido que el respeto y el tributo no sólo se le debe a la autoridad civil, sino que principalmente debemos darle a Dios lo que es de Él y a Él corresponde. El Señor deja bien claro, que como consecuencia de esto, la Iglesia tiene su campo propio de acción independiente y por encima de toda autoridad política. Por otro lado, la autoridad política tiene su campo propio de acción, relacionado con el orden público y el bien de todos los gobernados. Sabemos, además, que el buen gobernante será aquel que cumple con los designios de Dios buscando el bien de todos los gobernados. Pero por desgracia no siempre es así. Hay muchos gobernantes que actúan en contra de la Iglesia, que no respetan el juego democrático y no tratan a la Iglesia con una verdadera igualdad frente a otras asociaciones religiosas y con fines sociales. Se propaga una velada y contumaz persecución y animadversión a la Iglesia. Se dictan leyes totalmente contrarias a la ley natural y a la ley divina. Se legisla, a veces, con un fino propósito de herir los principios cristianos, en aras de una laicidad falsa y mal entendida. ¿Qué debemos hacer los cristianos? Cuando entra en conflicto la obediencia a Dios con la obediencia al poder civil, hay que tener en cuenta que toda autoridad temporal tiene su origen en Dios y que la autoridad divina está por encima de la autoridad humana. Fijaos en el ejemplo de los primeros cristianos, y del propio Evangelio. Hasta las leyes de la Roma pagana y sus gobernantes sirvieron para que se llevaran a cabo los designios de Dios, tanto para el nacimiento como para la pasión y muerte de Jesús, el Salvador del mundo: el edicto de empadronamiento de los judíos, ordenado por el Emperador romano, obligó a San José y la Virgen a ir a Belén, donde nacería el Salvador del mundo (cfr. Lc. 2, 1-5) anunciado desde antes por el Profeta Miqueas (cfr. Mt. 2, 4-5 y Miq 5, 2). Con el juicio de Pilato a Jesús (cfr. Jn. 19, 14-16) se cumplió la redención del género humano.

En el comienzo de la historia de la Iglesia vemos cómo las persecuciones a los cristianos por parte de los romanos, sirvieron para la difusión del Evangelio de Jesucristo. Siempre se ha dicho que la sangre de los mártires es multiplicadora de semillas de nuevos cristianos. Y así fue y sigue siendo. Dios, de un aparente mal, como es la muerte de cristianos inocentes, saca un bien. Así sigue Dios escribiendo la historia de la salvación. Lo que pretendia el exterminio de la religión cristiana, por la Gracia de Dios se convirtió en el mayor vehiculo de expansión de la fe cristiana

Más recientemente en nuestro siglo, vemos cómo los regímenes marxistas que habían intentado apagar la fe en Dios, no lo lograron del todo. La fe del pueblo se mantuvo viva y, cuando parecía que estaba apagada, fue como un fuego que vuelve a encenderse a partir de las cenizas.

Todo lo ordena Dios para sus fines. La historia de cada ser humano en particular y de los pueblos está en manos de Dios. Por encima de todo gobierno humano está el gobierno de Dios. Y todo lo ordena Dios, origen de toda autoridad humana y Señor de la historia, para realizar la historia de la salvación de cada ser humano en particular y de toda la humanidad.

No podemos olvidar nunca que todos los ámbitos de la vida están sujetos a nuestra fe. Ser cristiano supone impregnar de vida cristiana todo momento de nuestra existencia. No podemos ser cristianos y pertenecer a grupos que vayan en contra de la fe y de la moral cristiana, o incluso nieguen la existencia de Dios y luchen contra la Iglesia. No vale decir, eso es cosa del partido y luego mi vida cristiana es algo personal e intimo. ¡¡NO!! Eso es una grave incoherencia que daña mucho el testimonio de la fe.

Seamos consecuentes, vivamos lo que profesamos.

Que Dios os bendiga a todos. Feliz Domingo. Tomás Pajuelo Romero.

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15/10/11

La Adoración Nocturna Española (masculina y femenina), celebran en Córdoba el 125 Aniversario de ANE y 50 Aniversario de ANFE

Hoy tendrá lugar la culminación de la celebración del 125 aniversario de ANE y el 50 aniversario de ANFE. Comenzará a las 21:00 h. con una procesión desde la parroquia de San Juan y Todos los Santos (Trinidad) hasta la Catedral, con las banderas de todas las secciones de la Diócesis.

Una vez en el templo, a las 22:00 h., se celebrará una Vigilia de Acción de Gracias, presidida por Mons. Demetrio Fernández González y concelebrada por varios sacerdotes. Al finalizar, saldrá en procesión el Santísimo Sacramento por los alrededores de la Catedral.

La diócesis ofrece una nota histórica al respecto.

A continuación, una de las conferencias sobre la adoracion nocturna que se han celebrado con ocasion de los 125 años de ANE y 50 años de ANFE en Cordoba, de Juan José Primo Jurado.

Y una segunda: La centralidad del Misterio Eucarístico como principio y fundamento de la Iglesia para la vida del Mundo, de Rafael Rabasco Ferreira

Mi experiencia de la JMJ (VII)

A continuación mostramos un vídeo que han montado los chicos franceses que estuvieron en nuestra Parroquia en los días de estancia en las diócesis previos a la JMJ. Recopilan una gran número de vídeos y fotografías que resumen su experiencia en estas jornadas.

13/10/11

Últimas realidades: El infierno

Hoy día parecen estar olvidados o postergados por una buena parte de los cristianos muchos dogmas de fe, como la existencia del Infierno, del Purgatorio o del mismo Satanás, así como el mal, el pecado original, el Cielo, los Ángeles, el Juicio Final, los milagros, etc.

Como quiera que estas realidades son ciertas y afirmadas por la doctrina, esta serie de artículos (Últimas Realidades) se propone recordárnoslas con la sana y humilde intención de ayudar a conformar nuestro conocimiento de las realidades trascendentes que nos han sido reveladas y hacer un llamamiento a la responsabilidad y a la conversión para que a la luz de su contemplación brote en nosotros el sincero deseo de acercarnos y amar más a Dios.

¿Qué es el Infierno?

Morir en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de El para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra "infierno".

Dios no predestina a nadie a ir al infierno; para que alguien se condene es necesario que tenga una aversión voluntaria a Dios (un pecado mortal), un enfrentamiento o una rebeldía contra El y, además, que persista en esa actitud hasta el momento de la muerte.

Características del Infierno

  • Eternidad: La enseñanza de la Iglesia afirma la existencia del infierno y su eternidad. Las almas de los que mueren en estado de pecado mortal descienden a los infiernos inmediatamente después de la muerte y allí sufren las penas del infierno, "el fuego eterno". La pena principal del infierno consiste en la separación eterna de Dios en quien únicamente puede tener el hombre la vida y la felicidad para las que ha sido creado y a las que aspira.

  • Desigualdad: La cuantía de la pena de cada uno de los condenados es diversa según el diverso grado de su culpa (esto es algo de sentido común, sostenido en las Escrituras).

Penas del infierno
  • Pena de daño, o dolor de pérdida: Consiste en la pérdida de visión beatífica de Dios y por ello, en una separación total de Él, no pudiendo encontrar la menor paz o descanso. El dolor de pérdida, el vacío total del alma hecha para el disfrute de la verdad infinita y bondad infinitas, causa en el reprobado una angustia inconmensurable. Su conciencia de que Dios, de Quien depende completamente, es su enemigo, por su propia voluntad, es abrumadora. Su conciencia de haber perdido por su propio desatino, por incumplimiento las más altas bendiciones por placeres transitorios e ilusorios, los humilla y deprime más allá de toda medida. El deseo de felicidad, inherente en su misma naturaleza, completamente insatisfecho y ya sin la capacidad de encontrar ninguna compensación por el placer ilusorio, los deja completamente miserables. El dolor de pérdida es la misma esencia del castigo eterno.

  • Pena de sentidos, o suplicio de los sentidos: Consiste en el tormento del fuego, tan frecuentemente mencionado en la Biblia. De acuerdo a la gran mayoría de los teólogos, el término fuego, denota un fuego material, y por lo tanto, fuego real aunque de naturaleza distinta al fuego terrenal. Las Escrituras y la tradición hablan una y otra vez del fuego del infierno, y no hay suficientes razones para considerar el término como una mera metáfora.

El temor al infierno

Los cristianos no debemos basar nuestra buena conducta en miedo del infierno sino en el amor a Dios. Pero es saludable recordar que hay un justo castigo. El temor nos ayuda a evitar aquello que nos causa daño. En momentos de ceguera y debilidad, cuando la tempestad de la tentación es recia, pensar en el infierno es saludable y provechoso, como también debemos pensar en el amor de Dios. El cristiano debe reconocer la realidad. El temor es parte de la realidad humana que debemos saber integrar sanamente en nuestra persona. Ignorar una realidad que tememos solo logra postergarla hasta que esta ya no se pueda esconder y entonces nos invade y domina.

Para saber más:

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11/10/11

“¿Sabes, Dios? He vuelto a meter la pata”

En la reciente JMJ se instalaron 200 confesionarios en el Parque del Retiro de Madrid. Una televisión holandesa quiso saber qué era aquello. Así se lo explicaron algunas jóvenes.

9/10/11

«Porque muchos son los llamados, pero pocos los escogidos»

XXVIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO - Ciclo A

Lecturas: Isaías 25, 6-10 // Salmo 23 // Filipenses 4, 12-14.19-20 // Mateo 22, 1-14.

Queridos hermanos y hermanas:

Banquete del reinoLas Lecturas de hoy se refieren a la Fiesta que tendrá lugar en la eternidad, es decir, al "Banquete de Bodas" preparado por Dios nuestro Señor para todos los seres humanos al final de los tiempos. Se trata de nuestra salvación, de nuestra felicidad eterna con El para siempre en la Jerusalén Celestial, cuando Dios "enjugará toda lágrima y ya no existirá ni muerte, ni duelo, no gemidos, ni penas" (Ap. 21, 4) y viviremos en completa y perfecta felicidad para siempre.

Aquí, durante nuestra vida terrena, podemos “comer bien o pasar hambre, tener abundancia o escasez”, como lo dice San Pablo en la Segunda Lectura (Fil. 4, 12-14 y 19-20). Se refiere el Apóstol, en este caso, al hambre y escasez material. Pero también agrega: “Todo lo puedo en Aquél que me da fuerza”. Es decir, que en esta vida tenemos todas las fuerzas necesarias venidas de Dios, para soportar cualquier dificultad, pues “Dios, con su infinita riqueza, remediará con esplendidez todas nuestras necesidades”.

El Salmo del Buen Pastor (Sal. 22) nos habla de como el Señor siempre nos acompaña, aunque a veces pasemos por momentos difíciles. Y nos dice también que al final El mismo Señor “preparará la mesa, ungirá nuestra cabeza con perfume y llenará mi copa hasta los bordes”.

Se refiere este pasaje del Salmo 22 a esa "Fiesta Escatológica" "Fiesta del Cielo" que la Palabra de Dios nos presenta en varios pasajes. Es el Señor mismo quien prepara la mesa y nos sirve, como lo indica San Lucas: “El mismo se pondrá el delantal, los hará sentarse a su mesa y los servirá uno por uno” (Lc. 12, 37).

La Primera Lectura de hoy también nos describe esta Fiesta por boca del Profeta Isaías: "El Señor del universo preparará sobre este monte un festín con platillos suculentos para todos los pueblos; un banquete con vinos exquisitos y manjares sustanciosos" (Is. 25, 6-10).Y Jesucristo nos presenta esta Fiesta en el Evangelio de hoy por medio de la parábola del "Banquete de Bodas" (Mt. 22, 1-14). Se trata de la celebración de la Boda del Hijo de Dios con la humanidad. Y a esa Fiesta estamos invitados todos.
¿Boda del Hijo de Dios? ¿Bodas del Cordero? ¿Bodas de Jesús, el Cordero? Sí. Será la unión definitiva y para siempre de Cristo con su Iglesia, de Jesús, el Cordero, con cada uno de los salvados.

Ese momento es crucial. Es el momento en que pasaremos de aquí a la eternidad. Es el momento más importante de nuestra vida en la tierra, porque en ese instante queda decidido para siempre nuestra situación para la eternidad: salvación (directa o vía purgatorio) o condenación. Quedará decidido si vamos a la Fiesta de Bodas del Cordero o no. Pero lo que se define en ese instante viene preparándose a lo largo de nuestra vida en la tierra.

Por eso el Señor no cesa de recordarnos que debemos estar preparados, siempre preparados, cada vez mejor preparados, para que no nos suceda como el que llegó mal vestido a la Fiesta del Cielo y lo echaron fuera. Que tampoco nos suceda como los invitados que despreciaron la invitación.

Pero sucede que no todos respondemos a la invitación que Dios nos hace. En la descripción que hace San Mateo, vemos cómo algunos responden a la invitación del Señor y otros no. Y no respondieron porque tuvieron algo más importante que hacer. Así nos dice el Evangelista:

"El Reino de los Cielos es semejante a un rey que preparó un banquete de bodas para su hijo. Mandó a sus criados que llamaran a los invitados, pero éstos no quisieron ir ... Uno se fue a su campo, otro a su negocio ..."

Y ... ¡cuántas veces no hacemos nosotros lo mismo! Constantemente nos oponemos a la invitación del Señor. Dios nos llama y en vez de atender su invitación, le damos la espalda. Dios nos ofrece la oportunidad de ir a su Fiesta y de tener la felicidad para siempre, y ... ¿cómo respondemos? ¿No hacemos como los invitados que nos describe el Evangelio? ¿No preferimos los negocios temporales a las invitaciones eternas? ¿No preferimos los banquetes de la tierra al Banquete Celestial? Con que facilidad rehusamos participar en la Eucaristía, en los sacramentos, en la vida que Dios nos pide y nos ofrece.

Si nos revisamos bien en lo más profundo de nuestros corazones, podemos darnos cuenta de la importancia que le damos a las cosas de este mundo, rechazando o postergando las cosas eternas, al no aceptar las invitaciones del Señor. ¡De qué manera nos entregamos a las cosas del mundo, las cuales nos absorben tanto, que no nos queda tiempo para atender a Dios!

¿Será que los hombres y mujeres de hoy estamos tan hundidos en los negocios terrenos que consideramos que es tiempo perdido pensar en Dios y en la vida eterna? Pero ... ¿qué nos dice el Evangelio sobre los que no acepten la invitación al Banquete Celestial? Es muy claro: otros serán invitados en lugar de los que no asistan.

¿Aceptamos la invitación? ¿La aceptamos ya repitiendo nuestro sí constante y permanente? ¿Diciendo siempre sí...no importa la exigencia, no importa la situación, no importa si pasamos por cañadas oscuras o valles de verdes pastos, como rezamos el Salmo?

San Lucas, al relatar esta Fiesta Celestial nos habla de que el anfitrión invitó luego a los pobres, los inválidos, los cojos y los ciegos (Lc. 14, 22) . Y ¿quiénes son esos minusválidos que el Señor invita debido a la ausencia de los invitados iniciales?

La invitación al Banquete Celestial es para todos, pero muchos no aceptan …y algunos no están debidamente preparados. De allí la sentencia de Jesús al terminar esta parábola: “Muchos son los llamados y pocos los escogidos”.

Que podamos llegar a la Fiesta Escatológica, que nos estemos preparando de veras con el traje adecuado (tan blanco como la vestidura del bautismo). El traje de la santidad, de las buenas obras, de la entrega amorosa a Dios y a los hermanos.Así podremos formar parte de esa muchedumbre de toda raza, pueblo y nación con vestidura blanca, lavados nuestros trajes en la sangre del Cordero. (Ap. 3, 4).

Pero no podemos quedarnos a la espera de ese Banquete Eterno, tenemos que esforzarnos por construir ese banquete eterno aqui en el mundo. Convertir nuestras vidas en la Vida que Dios quiere de nosotros.

Que tengáis un feliz Domingo. Que Dios os bendiga a todos. Tomás.

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8/10/11

Nueva Web de la Delegación de Juventud


La Delegación de Juventud de la Diócesis de Córdoba ha estrenado una nueva web: http://www.lawebdeladele.com/.

En esta web se informa puntualmente de cada una de las actividades de la Delegación, actividades que también se pueden consultar en su Agenda Joven. Además toda la actividad de la Delegación de Juventud de la Diócesis se puede seguir en las principales redes sociales: Tuenti, Facebook y Twitter.

Para más información entra en la Web de la Dele.

7/10/11

Benedicto XVI en las JMJ (VI)

"Jesús, yo sé que Tú eres el Hijo de Dios que has dado tu vida por mí.
Quiero seguirte con fidelidad y dejarme guiar por tu palabra.
Tú me conoces y me amas.
Yo me fío de ti y pongo mi vida entera en tus manos.
Quiero que seas la fuerza que me sostenga,
la alegría que nunca me abandone.."




Oración propuesta a los jóvenes por Benedicto XVI
durante la Eucaristía final de la JMJ 2011
21 de Agosto de 2011.

5/10/11

La familia, lugar del primer anuncio de la Fe a los hijos



Maestros de Oración

60. En virtud de su dignidad y misión, los padres cristianos tienen el deber específico de educar a sus hijos en la plegaria, de introducirlos progresivamente al descubrimiento del misterio de Dios y del coloquio personal con Él: «Sobre todo en la familia cristiana, enriquecida con la gracia y los deberes del sacramento del matrimonio, importa que los hijos aprendan desde los primeros años a conocer y a adorar a Dios y a amar al prójimo según la fe recibida en el bautismo».


Elemento fundamental e insustituible de la educación a la oración es el ejemplo concreto, el testimonio vivo de los padres; sólo orando junto con sus hijos, el padre y la madre, mientras ejercen su propio sacerdocio real, calan profundamente en el corazón de sus hijos, dejando huellas que los posteriores acontecimientos de la vida no lograrán borrar.

Escuchemos de nuevo la llamada que Pablo VI ha dirigido a las madres y a los padres: «Madres, ¿enseñáis a vuestros niños las oraciones del cristiano? ¿Preparáis, de acuerdo con los sacerdotes, a vuestros hijos para los sacramentos de la primera edad: confesión, comunión, confirmación? ¿Los acostumbráis, si están enfermos, a pensar en Cristo que sufre? ¿A invocar la ayuda de la Virgen y de los santos? ¿Rezáis el rosario en familia? Y vosotros, padres, ¿sabéis rezar con vuestros hijos, con toda la comunidad doméstica, al menos alguna vez?

Vuestro ejemplo, en la rectitud del pensamiento y de la acción, apoyado por alguna oración común vale una lección de vida, vale un acto de culto de un mérito singular; lleváis de este modo la paz al interior de los muros domésticos: "Pax huic domui" (Paz a esta casa). Recordad: así edificáis la Iglesia».


Beato JUAN PABLO II, en la "Exhortación apostólica FAMILIARIS CONSORTIO sobre la misión de la Familia Cristiana en el mundo actual"

2/10/11

Octubre, Mes del Rosario

Queridos hermanos y hermanas:

El mes de octubre es el mes del rosario, aunque el rosario es oración de todo el año. Pero en este mes podemos detenernos a valorarlo más, e incluso aprovechar para iniciar a otros en esta oración tan sencilla y tan profunda, tan universal y tan personal. No conozco santo que no haya sido aficionado a esta oración desde que santo Domingo de Guzmán lo fundara (c. 1210). Y es que el corazón humano tiene necesidad de expresarse, y en la oración del rosario encuentra cauce para ello.

La oración del rosario está al alcance de todos, niños y ancianos, jóvenes y adultos. Es una oración que podemos empezar y volver a empezar muchas veces, porque consiste sencillamente en poner el propio corazón en el corazón de María y con ella ir contemplando los distintos misterios de la vida de Jesús. Se trata de una sintonía espiritual entre el orante, María y Jesús. Y el alma queda satisfecha cuando se alimenta de esta oración del rosario, en el que incluye sus peticiones, sus intenciones, los suspiros de su alma.

Es una oración mariana y cristocéntrica. Miramos a María y con ella contemplamos los misterios de la vida de Jesús. Comienza con el Padrenuestro, la oración que nos enseñó el Señor, y concluye, después de las diez avemarías, con el gloria a la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es una oración del corazón, que repite una y otra vez las mismas palabras -el Avemaría-, que sirven de vehículo para ir centrando la atención en Jesús y en María, para introducirnos en este diálogo de amor entre María y Jesús a lo largo de toda la obra de la redención. Y confiados en Dios volver a los problemas cotidianos, para los que pedimos la ayuda de Dios. Qué bien le suenan a María estas palabras, el saludo del ángel, “llena de gracia”, anunciándole que va a ser madre de Dios, la felicitación de su prima Isabel, “bendita entre todas las mujeres”, que alaba su fe, la petición humilde de los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte.

Así, los misterios gozosos nos presentan el evangelio de la infancia de Jesús, donde aparece por todas partes la alegría de la salvación que comienza, y que se renueva cada vez que lo recordamos. Son misterios en los que María tiene un protagonismo especial, como la Madre del Redentor. Luego, los misterios luminosos (introducidos en el rosario por el beato Juan Pablo II), que recuerdan momentos importantes de la vida pública del Señor: el Bautismo, las bodas de Caná, la transfiguración, la Eucaristía. Los misterios dolorosos son como un viacrucis vivido con María en aquel camino del Calvario hasta la muerte. El recuerdo de la pasión redentora de Cristo nos hace descubrir una y otra vez su amor por nosotros y la crueldad de nuestros pecados, para que sintamos quebranto con Cristo quebrantado. Y en los misterios gloriosos, se nos comunica la alegría de la victoria de Jesús sobre la muerte, sobre el pecado y sobre Satanás, señalándonos el camino del cielo como meta última de nuestra vida, en la que María ya ha sido introducida incluso con su cuerpo.

El rosario viene a ser como un pequeño compendio del Evangelio, recibido una y otra vez en actitud orante, como María recibía todas estas cosas meditándolas en su corazón. Y además se presta a que lo recemos de manera simple o que lo ampliemos con lecturas bíblicas y poniendo intenciones en cada una de sus decenas, convirtiéndose en una catequesis orante de los misterios centrales de nuestra fe cristiana.

Os recomiendo a todos el rezo diario del rosario. Rezado a solas o en comunidad o en familia. Muchas personas mayores me dicen que es su oración habitual y abundante. Iniciad a los niños y a los jóvenes en esta sencilla oración, de manera que se aficionen a orar con este método sencillo. Llevamos el rosario en nuestras manos, en nuestro bolso, en nuestro coche. Que no sea un simple adorno, sino el instrumento de oración que usamos muchas veces hasta desgastarlo. Y oremos por la paz, por las familias, por los pecadores. Los beatos niños de Fátima nos han dejado un ejemplo precioso de lo que vale esta sencilla oración para transformar el mundo.

Recibid mi afecto y mi bendición,

Demetrio Fernández. Obispo de Córdoba.

Las cartas semanales de nuestro Obispo están también disponibles en vídeo en la página www.canaldiocesis.tv. Ofrecemos a continuación el vídeo correspondiente a la carta transcrita en este artículo.






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¿Damos fruto? ¿damos fruto bueno?

XXVII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO - Ciclo A

Lecturas: Isaías 5,1-7 // Salmo 80(79) // Filipenses 4,6-9 // Mateo 21,33-43

En el Evangelio de hoy nos habla de una viña suya, que arrendó a unos viñadores mientras se iba de viaje (Mt. 21, 33-43). Cuando llegó el momento de la vendimia de las uvas, envió a sus empleados a cobrar la parte que le tocaba, pero los viñadores mataron uno a uno a cada empleado que fue enviando el dueño.

Decidió luego enviarles a su hijo, pensando que a ése sí lo respetarían, pero al contrario, lo asesinaron también -nos dice la parábola- para eliminar al heredero y quedarse con la propiedad.

La Viña es el mundo, el dueño Dios, los viñadores la humanidad, los empleados asesinados, todos los profetas, patriarcas, hombres y mujeres enviados por Dios para pedirnos cuenta de nuestro trabajo...

Por supuesto, ese pueblo que rechazó a todos los enviados de Dios (los profetas) y los mató, y terminó matando al Hijo de Dios, fue el pueblo de Israel, aunque algunos judíos, comenzando por los Apóstoles y discípulos, sí aceptaron a Jesús como el Mesías. Lo aceptaron también los 3.000 que se bautizaron en Pentecostés. Y a San Pablo, que era judío, el Señor lo envió a predicar a los no-judíos. Y los Apóstoles, siguiendo la instrucción del Señor, fueron por todos los rincones de la tierra, predicando para que todos los pueblos acogieran el mensaje de salvación que había traído el Mesías esperado. Así, a la Iglesia de Cristo, se fueron añadiendo judíos y no-judíos, haciéndose entonces católica, es decir, universal.

El Señor nos dice que nos ha elegido para que demos fruto y nuestro fruto permanezca (Jn. 15, 16). Así quiere que cada uno de nosotros seamos una viña fructífera que dé buenos frutos. Nos da todo lo necesario, tal como nos cuenta el Profeta Isaías en la parábola que aparece en la Primera Lectura y que es preludio de la de Jesús: “removió la tierra, quitó las piedras y plantó en ella vides selectas ... y esperaba que su viña diera buenas uvas” (Is. 5, 1-7).

La Viña fue plantada por Dios con todo lo necesario, para que todos tuviesemos frutos si trabajamos con fe. Dios la mima, la cuida con amor y espera nuestro fruto.

Dios nos dice: “¿Qué más puedo hacer por mi viña que ya no lo hiciera?” El Señor nos está diciendo que nos da todo, nos da todo lo que nuestra alma necesita para dar frutos de santidad, para dar frutos de caridad, para dar lo que El espera de nosotros.

¿Cuáles son los frutos esperados? San Pablo enuncia algunos de los frutos del Espíritu: “amor, alegría, paz; paciencia, comprensión de los demás, bondad, fidelidad; mansedumbre y dominio de sí” (Gal. 5, 22). Todas éstas son virtudes que fluyen de la caridad.

Los frutos son todas esas cosas buenas de que nos habla San Pablo en la Segunda Lectura: “Aprecien lo que es verdadero y noble, cuanto hay de justo y puro, todo lo que sea virtud”. Y dando frutos podemos vivir como nos dice el Apóstol: en paz, en la paz verdadera. “La paz de Dios, que sobrepasa toda inteligencia, custodie sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús” (Flp. 4, 6-9).

Y bien lo dice Pablo: la paz de Dios no viene de la inteligencia. Es más: la sobrepasa. La paz verdadera viene de vivir en Dios y dar frutos. No puede lograrse a voluntad, sino que nos es dada por Dios.

Ante la insistencia del Señor a que demos fruto, cabe peguntarnos ¿damos fruto? ¿damos fruto bueno? ¿Aprovechamos todas las gracias que Dios nos da para ser como El desea que seamos? ¿Somos realmente lo que El desea que seamos?

¿Cómo dar fruto? Para dar fruto hay que permanecer unidos a El, hay que permanecer en la vid. “Yo soy la Vid y ustedes los sarmientos. Si alguien permanece en Mí y Yo en él, produce mucho fruto, pero sin Mí nada pueden hacer” (Jn. 15, 5).

También usa el Señor el símil de la vid, las ramas y las uvas, para explicar cómo hace fructificar más a quienes ya dan fruto. “Toda rama que dé fruto, será podada para que dé más fruto” (Jn. 15, 2). Es el anuncio de purificación para el cristiano que está dando fruto. Con la poda, su fruto será abundante y durará, tal como sucede a la planta que es podada. La poda duele, ciertamente, pero es necesaria para que la rama se haga frondosa.

Esta frase es la respuesta al cristiano confuso por el sufrimiento: ¿por qué a mí, Señor? El Señor ya nos respondió en su Evangelio: para que des más fruto.

Y a los que no den fruto, ¿qué les sucede? “Yo soy la Vid verdadera y mi Padre el Viñador. Si alguna de mis ramas no produce fruto, El la corta” (Jn. 15, 1). Significa esto que los que no den fruto, serán cortados de la Vid. Cuando podamos una planta, un árbol, se queda feo, se queda sin ramas... pero cuando llega la primavera da un fruto frondoso, rico para comer. Cuando el dueño de la Viña tiene que podar nuestros corazones, eso duele, lleva consigo sufrimiento, lleva consigo perder cosas...pero el fruto será esplendido. Si queremos dar fruto debemos dejar que Dios limpie todas las malas hierbas del corazón: LOS PECADOS. Esa limpieza es muy dura, porque a muchos de los pecados estamos muy acostumbrados, incluso los justificamos. Para poder limpiar hay que sacar de rair, sanear desde lo hondo...eso cuesta mucho pero es la única manera de dar frutos de amor.

Queridos hermanos y hermanas os pido por favor que dejemos que Dios prepare la viña de nuestros corazones, que no seamos los malvados viñadores que matamos al mesajero: La Iglesia. Y con ellos queremos justificar nuestra falta de frutos, de amor, de vida cristiana. En nuestros dias con que facilidad matamos al mensajero para que no nos recuerde que Dios está esperando el pago de su arrendamiento. Que esta vida no es definitiva que es un alquiler, que nuestra casa para siempre es la Vida Eterna.

Que Dios os bendiga a todos. Feliz Día del Señor.

Tomás Pajuelo Romero
Párroco

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