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21/4/13

“No perecerán jamás; nadie las arrebatará de mi mano”

IV DOMINGO DE PASCUA

Lecturas: Libro de los Hechos de los Apóstoles 13,14.43-52 // Salmo 100(99) // Apocalipsis 7,9.14b-17 // Evangelio según San Juan 10,27-30

La Liturgia nos presenta esta bella imagen del rebaño y el buen pastor una vez al año, en el Domingo Cuarto de Pascua, el cual dedica la Iglesia al Buen Pastor.

En el Evangelio vemos a Jesús como ese Buen Pastor que da su vida por sus ovejas. Y sus ovejas somos todos: los de este corral y los de fuera del corral. Dice Jesús: (Jn. 10, 27-30).

Es cierto, Jesús ha dado su vida por nosotros para que tengamos Vida Eterna. Privilegio inmenso que no merecemos ninguno de nosotros. Privilegio que requiere una condición exigida por el mismo Jesús en este trozo evangélico: “Mis ovejas oyen mi voz ... y me siguen”.

¿Cómo escuchar la voz de Dios para poder seguirlo a El y sólo a El? Porque ... hay muchas voces a nuestro derredor: los medios de comunicación, las malas compañías, los enemigos de la Iglesia, los que cuestionan la Verdad, los mentirosos, los ilegítimos, los seguidores del New Age, las mayorías equivocadas ...y los peores los que lo hacen desde dentro de la Iglesia.

Ya nos puso en guardia Jesús acerca de esos falsos pastores que no son El: “Huyen ante el lobo, porque no son suyas las ovejas, no le importan las ovejas y las abandona. Y el lobo las agarra y las dispersa” (Jn. 10, 11-13). ¿Y quién es el lobo? Nada menos que el Enemigo de Dios, el Diablo.

Por eso hay que saber escuchar la voz del Buen Pastor, de Aquél que sí “da la vida por sus ovejas”, de Aquél que sí las cuida bien. ¿Cómo reconocer esa voz? ¿Cómo reconocerla para seguirla, sabiendo que es la única que nos lleva a la Vida Eterna?

Quien oye la voz de Jesús, acepta y sigue su Palabra contenida en su Evangelio. Y la acepta en su totalidad y sin suavizarla, ni disminuirla; mucho menos, discutirla o cambiarla en alguna de sus partes.

Quien oye la voz de Jesús, oye la voz del Papa, quien es su Vicario, su Representante aquí en la tierra, y también, la voz de los Obispos y de los Sacerdotes que están en plena comunión con el Papa.

Quien oye la voz de Jesús oye la voz de aquellas otras ovejas que están en el corral y que están siguiendo la voz del Buen Pastor.

Quien oye la voz del pastor practica la obediencia, que no priva de la libertad, más bien la plenifica al optar libremente por nuestra obediencia a Dios y a su Iglesia.

El buen pastor es necesario, por eso debemos orar por nuestros pastores: El Papa Francisco, nuestro Obispo Demetrio y nuestros párrocos. Pero es muy necesario que oremos todos por los fieles, por ese rebaño de Dios, para que sepan escuchar, obedecer y seguir, la voz de los pastores. Que nos dejemos de caprichos y desobediencias gratuitas para justificar nuestra mediocridad. Qué facil es echarle siempre la culpa al cura...y no asumir nuestra dejadez y tibieza en el seguimiento de Cristo.

Ofrezcamos hoy la Eucaristía por nuestros pastores.

Tomás Pajuelo Romero. Párroco.

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