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1/6/08

Financiación y empleo de los fondos de la Iglesia Católica

En estos días, inmersos en el plazo de presentación de la declaración del I.R.P.F, está en el candelero el tema de la financiación de la Iglesia Católica. Son muchas las voces que se alzan en contra de que la Iglesia Católica reciba un solo euro de las arcas del estado con argumentos muchas veces peregrinos, fruto de la ignorancia unas veces o de la mala fe en otras, distorsionando la realidad y confundiendo en la mayoría de las ocasiones a la opinión pública.

En 2008 arranca el cambio de sistema de financiación de la Iglesia. Así, de la asignación tributaria del 0,52% del IRPF que percibía hasta ahora se pasa al 0,7%, pero el Estado elimina la exención del IVA de la que disfrutaba la Iglesia en la adquisición de objetos destinados al culto, así como la dotación presupuestaria que garantizaba unas cantidades mínimas a la Iglesia Católica. El resto de ingresos de la Iglesia, entra por distintas vías de «autofinanciación». Entre esas vías de autofinanciación adquieren especial relevancia los donativos hechos por los fieles católicos en un ejercicio de responsabilidad y caridad cristiana.

Por tanto, con el nuevo modelo de financiación, la Iglesia Católica no recibe ni un sólo euro de alguien que no quiera contribuir con su aportación a su sustento.

Vamos a exponer a continuación algunos datos que muestran a las claras en qué emplea la Iglesia Católica española sus fondos y por tanto cuales son sus necesidades.

Según los datos aportados en un estudio de Confer la Iglesia católica dirige en España 84 hospitales; 69 ambulatorios y dispensarios; casi 900 hogares para ancianos, enfermos crónicos y discapacitados; 259 orfanatos de los que se benefician más de 26.000 niños y 151 consultorios familiares aparte de otros centros sociales y de caridad.

En total, son 4.492 centros en los que 1.877.446 personas se beneficiaron de la acción caritativa y social de la Iglesia en España durante el año 2005, el último del que se disponen datos. Se trata de una gigantesca obra en la que están involucrados miles de sacerdotes, religiosas y laicos voluntarios.

Si nos centramos en la diócesis de Córdoba, según datos aportados por nuestro obispado, los gastos ascienden a 7,3 millones de euros. Los dos capítulos más importantes fueron las obras de remozado de templos y casas parroquiales, así como las ayudas a entidades eclesiásticas y fundaciones (atención pastoral o ayuda social). En el primer caso, se invirtieron 2,1 millones y en el segundo, 1,5.

Con estas cuentas -dentro de las cuales no se incluyen entidades vinculadas a la Iglesia como Cáritas- hay que sustentar, entre otras cuestiones, 229 parroquias y, además, 200 templos; 274 sacerdotes; y los Seminarios Mayor y Menor de San Pelagio. Además, la diócesis tiene 207 instituciones o centros dependientes de la Iglesia en Córdoba dedicados a enfermos, marginados, etc., donde fueron atendidas 179.086 personas el pasado año.

Conviene señalar también que el sueldo medio de los sacerdotes ronda los 800 euros por estar disponibles las 24 horas del día y la remuneración de un obispo está en los 900 euros mensuales.

Después de conocer todos estos datos convendría reflexionar sobre ellos y si merece o no la pena marcar la X en la casilla correspondiente a la Iglesia Católica en nuestra declaración de I.R.P.F. Como ayuda recomiendo la lectura de un artículo de Santiago Martín publicado en el diario La Razón titulado “Los dineros de la Iglesia”.

11 comentarios:

  1. Manolo, es muy importante -y un acierto- plantear esta información como una exposición de hechos y datos, sin ninguna opinión. Así la realidad queda más claramente expuesta. Muchas gracias.

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  2. @Zaqueo

    Bienvenido, antes de nada :)

    Estoy de acuerdo contigo en la (des)igualdad proclamada, pero en cuanto a la subvención pública, pienso que lo mejor para la Iglesia Católica es la auto-financiación.

    Pero no sólo por no herir susceptibilidades ni por no tener deudas morales o éticas respecto del "subvencionador", sino porque la ausencia de subvenciones nos ofrece a los católicos dos valores para mí inapreciables:

    1) Realidad: Lo que se ve es lo que hay

    2) Libertad: Ningún débito, ninguna obligación salvo para nuestra Misión

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  3. Al igual que Emilio pienso que es mejor no depender económicamente de nadie.

    Lo que me fastidia es la tremenda hipocresía de nuestros gobernantes que bajo la máscara de bonitas palabras como igualdad o libertad, con las que buscan envaucar a aquellos que se quedan en la superficie y no profundizan en todos estos temas ganándolos para su causa, pretenden ocultar unos hechos encaminados a atacar sistemáticamente a la Iglesia Católica que es la única capaz de oponerse a la profunda revolución moral que pretenden implantar y cuyo principal obstaculo es Dios mismo.

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  4. Respecto a este tema también habría que tener en cuenta nuestra historia para tener una perspectiva del porqué de la situación actual. La financiación de la Iglesia Católica por el estado tenía su origen en las desamortizaciones del siglo XIX (Mendizábal y Espartero) y la Ley de Culto y Clero, que posteriormente se promulgó para compensar a la Iglesia de las 'expropiaciones' a que se vió sometida por el Estado en beneficio de este. Si no hubiera sido por estas desamortizaciones, la Iglesia mantendría su propio patrimonio y no hubiera dependido nunca del Estado. Más detalles en este artículo de Jesús Domínguez Rojas

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  5. Aporto un enlace a una entrevista realizada en www.eleconomista.es a Fernando Giménez Barriocanal, Vicesecretario de Economía de la Conferencia Episcopal en la que aporta más datos interesantes: http://www.eleconomista.es/economia/noticias/357592/02/08/Fernando-Gimenez-Barriocanal-La-labor-de-la-Iglesia-le-ahorra-al-Estado-alrededor-de-30000-millones.html

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  6. He recopilado la información aportada en una entrada de documentación sobre la financiación de la IC en España, en la categoría de controversias.

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  7. Desde mi punto de vista, somos los católicos los que debemos financiar la Iglesia, pero con matices, no es lo mismo sostener la casa del peregrino que el cohe oficial del obispo. Si el Estado o los bancos dan dinero para financiar proyectos concretos, debemos trabajar para conseguirlos.
    Cuando se habla de los dineros de la Iglesia mis referencias son:
    S. Mateo 6,24 "Dios y el dinero"
    S. Mateo 8,18-20 "Jesucristo no tiene donde reclinar la cabeza"
    S. Mateo 19,16-22 "el joven rico"

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  8. @Ramiro

    Te doy mi sincera bienvenida a este espacio de comunión y participación.

    Quiero aportar mi opinión respecto a lo que dices, especialmente en lo de los matices. Sin duda no es lo mismo y personalmente no tengo dudas de que la diocesis vendería el coche del obispo si hiciera falta para sostener la casa del peregrino y nunca al revés. Pero ambas cosas son necesarias; una muchísimo más que otra, pero repito, ambas. Es de todas formas una cuestión a considerar con seriedad, quizá en otro momento, para no abordarla superficialmente y correr el riesgo de acabar en la falsa y manida afirmación tópica de "que la Iglesia venda las riquezas y acabará con el hambre en el mundo", no te parece?

    Coincido contigo en recabar cuantos medios económicos sea posible, al igual que de otra clase (ayuda humana, tiempo, oración) de cuantas entidades u organizaciones se ofrezcan, porque me consta que será para el bien. Y porque además las subvenciones públicas deben justificarse, lo que siempre es bueno. Posiblemente he debido expresarme más rigurosamente en los comentarios anteriores, en los que pretendía indicar que, según yo lo veo, cualquier financiación o subvención que genere dependencia o cualquier forma de débito injusto o inapropiado debería ser rechazada, y la autofinanciación es una forma de rechazar la asignación que el Estado aportaba a la Iglesia porque en virtud de ella muchas personas sentían que con sus impuestos se financiaba a una organización como la nuestra, cuyos planteamientos y objetivos les eran ajenos cuando no rechazables y ello generaba controversias y rechazos perfectamente evitables. No siendo necesaria tal asignación porque los católicos nos bastamos para ello marcando la casilla, personalmente prefiero este nuevo modelo de financiación.

    Finalmente, Mateo, que sabía de pasta, recoge esas escenas de Jesús que a mí me interpelan como a tí. También el Nuevo testamento tiene algunas otras aplicables a esto que comentamos:

    - Jn 12,4-6. En el grupo de apóstoles y seguidores se llevaba una bolsa con el dinero para el sustento y las necesidades
    - Lc 8,3. En ese grupo, había personas que Le servían con sus bienes
    - Hch 4,34-37. La autofinanciación en estado puro :)
    - Hch 6, 1-6. Los apóstoles designan a algunos hermanos para hacerse cargo de la administración de los bienes materiales

    Un cordial saludo, Ramiro

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  9. Parece que lo que "se lleva" ahora es aquello de: "yo creo en Jesús pero no en la Iglesia". Algunos no llegan a tanto y se quedan con Jesús y la labor social de la Iglesia.

    Sin duda gran parte de culpa de ello (aunque no toda) la tienen campañas malintencionadas y manipulaciones informativas que algunos medios de comunicación vienen realizando ya desde hace bastantes años erigiéndose en portavoces de determinadas ideologías políticas. Así han conseguido que a muchas personas le surjan dudas sobre la convenienca de financiar a la Iglesia Católica debido a presuntos comportamientos inadecuados de algunos miembros de la jerarquía eclesial. Sin embargo nadie se cuestiona la financiación de la clase política, (y a ésta sí que la pagamos todos) cuando en su haber tienen MUCHOS mas escándalos probados que los presuntos atribuidos a la Iglesia y además representan a mucha menos gente.

    Por otra parte hay que tener en cuenta la Palabra de Dios en su totalidad y no sólo una parte. Hay que tener en cuenta tanto las citas de Ramiro como las de Emilio y encontrar el equilibrio entre ellas. Un equilibrio que evite los abusos y excesos tanto por una parte como por otra.

    Tan Iglesia es un obispo como un creyente de un suburbio. Y como seguidores de Jesús tenemos la obligación tanto de ayudar al habitante del suburbio a que mejore sus condiciones de vida como de ayudar al obispo a que disponga de los medios para que la Palabra de Dios y sus Sacramentos pueda llegar a ese suburbio. Y si para eso el obispo necesita un coche (que ni mucho menos será un Roll Royce) pues habrá que colaborar en que lo tenga.

    Termino con dos frases del mismo Jesús a tener en cuenta a la hora de considerar a la "jerarquía eclesial". En Lucas 10:16 Jesús dijo a sus discípulos "Quien a vosotros escucha, a Mí me escucha; y quien a vosotros rechaza, a Mí me rechaza; ahora bien, quien me rechaza a Mí, rechaza a Aquél que me envió". En caso de comportamientos inadecuados de nuestros pastores conviene tener presente Mateo 23:1, "En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen."

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  10. Gracias Emilio por tu benvenida u gracias a Tomás por permitir incluir en la página web de la Parroquia un blog donde los católicos podamos expresar nuestras opiniones con libertad.
    La financiación de la Iglesia es una cuestión muy compleja en la actual situación, creo que resulta demagógico y además creo que no sería suficiente para acabar con el hambre en el mundo el dinero conseguido con la venta de los bienes de la Iglesia. Pero a la vez se deberían evitar todas aquellas manifestaciones de opulencia que hacen pensar una falta de coherencia con el Evangelio y con el ejemplo de Jesucristo. Pienso que este problema lo debemos resolver los cristianos con trabajo y con dinero.
    Por otra parte, me parece que hace falta mas información a los ciudadanos sobre la obra social que se realiza en las diócesis para evitar que la gente piense que todo el dinero que recibe la Iglesia se emplea en el mantenimiento de la estructura, con la que se puede estar o no de acuerdo, pero nadie rechazaría las obras sociales realizadas.
    Resulta evidente que para mantener una mínima estructura y ayudar a los demás hace falta dinero, no pretendo llegar al extremo de las Órdenes Mendicantes que se mantenían de las limosnas, oficialmente.
    Por cierto, ¿crees que todos los curas deberían de trabajar como lo hace Tomás, siguiendo el mandato del Génesis y el ejemplo de S. Pablo?
    Saludos

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  11. @Ramiro

    Gracias a tí por aportar a este sitio, porque ello enriquece a cada persona que lee y/o participa, yo el primero. Por cierto, seguro que intuyes que esta página también es para no católicos, y en definitiva para cualquiera que desee conocer sobre nuestra parroquia y desee participar activa o pasivamente siempre desde el respeto.

    En lo que comentas de la opulencia, estoy de acuerdo en el principio general que enuncias "se deberían evitar todas aquellas manifestaciones de opulencia", pero es tan general que seguramente lo firmaría cualquier persona sensata. Sin concretar alguna manifestación de opulencia -según tu criterio- no puedo darte mi perspectiva sobre aquella en concreto.

    Sobre la información sobre la actividad social de la diócesis, estoy lógicamente de acuerdo, pero es que en general es muy bueno, y así lo entiende la Diócesis de Córdoba, mostrar las cuentas de la Iglesia a los fieles y a los que no lo son. En esa línea, nuestra diócesis ha publicado a principios de año una octavilla informativa con las cuentas, en euros, bastante detalladas, divididas en ingresos y gastos, que analizadas línea a línea, para mí son esclarecedoras. Esas octavillas han estado en los templos un montón de tiempo y creo que siguen. Ahora no encuentro algo así en la web del obispado, pero si lo consigo, lo pondré en esta entrada. Ah, nuestro párroco piensa de igual manera y a primeros de año no tarda en colocar las cuentas anuales de la parroquia en la entrada del templo. A veces, revisándolas, nos sentiremos invitados implícitamente a colaborar.

    Y respecto a la pregunta sobre si los curas deben trabajar, debo decir que no me considero capacitado ni con autoridad para responder esa pregunta con pleno conocimiento porque ignoro muchos aspectos de las obligaciones de los sacerdotes. Sólo te daré mi opinión: para mí es poco relevante que un sacerdote trabaje o no (ojo, me refiero a trabajos "del mundo", no a trabajar por el Reino de Dios, no a trabajos "del espíritu"). Digo que es poco relevante pero no que no sea bueno; es bueno por muchos motivos aunque quizá no porque signifique un mayor ingreso económico en la diócesis. Y digo en la diócesis porque no sé si sabes que muchos curas que trabajan (la verdad, no recuerdo si todos, pero creo que en córdoba sí), aportan de su sueldo para que aquellos otros que no trabajan (en el mundo, repito) o están jubilados, puedan tener unas condiciones de vida al menos dignas. Retomando el hilo, para mí es bueno (aunque, repito, no relevante) porque siempre que se efectúe dentro del margen de su ministerio y de la obediencia a que su voto le obliga, le ofrece al sacerdote una experiencia que le permite tener vivencias y opiniones sobre las situaciones que vivimos muchas personas laicas, como el trato con compañeros, con jefes y subordinados, las organizaciones por dentro, la relación directa del coste de la vida y los salarios, los convenios colectivos, etc. etc. Eso es bueno. Sin embargo, para mí es poco relevante porque un cura, a los que de manera general yo admiro profundamente, es una persona consagrada para administrarme los sacramentos (ahí es nada), para representar a Jesucristo en la Eucaristía, y para "curar almas", de ahí lo de "cura". Y amigo Ramiro, todo eso es lo que es bueno que haga un cura para mí, aunque ya sé que suena (y lo es) egoista.

    Saludos

    PD: Disculpa tantos paréntesis y circunloquios pero he escrito esto con rapidez porque estoy casi perdiéndome la carrera F1, la eurocopa, el partido del córdoba... :)

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