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27/4/11

Conociendo a Jesús: Maestro, Verdad y Luz del mundo

Jesús, nuestro único Maestro (Mt 23,8), tiene un entendimiento totalmente lúcido para la verdad, invulnerable al error. Cristo no discurre o argumenta laboriosamente, sino que penetra la verdad inmediatamente, como quien es personalmente la Verdad (Jn 14,6). Deshace fácilmente las trampas dialécticas que le tienden (Mt 22,46). Y con admirable sencillez, enseña con parábolas a cultos e ignorantes, irradiando verdad con la misma facilidad con que la luz ilumina. El es la Luz (Jn 8,12; 9,5; 12,36).


extraido del libro "Sintesis de Espiritualidad Católica",
de los autores P. José Rivera y P. José María Iraburu,
publicado íntegro por GratisDate.org.

25/4/11

Calendario de cursillos prematrimoniales 2011 en la Diocesis de Cordoba

Este año de 2011, la Diocesis de Córdoba ha establecido este calendario, donde se dispone que en nuestra parroquia del Beato Álvaro se impartirán los cursillos prematrimoniales de 2011 los siguientes días:

  • viernes 6 de mayo, a las 20:00h
  • sábado 7 de mayo a las 18:30h
  • domingo 8 de mayo a las 10:30h
El calendario de Cursillos Prematrimoniales lo establece anualmente la Diocesis, y habitualmente puede consultarse en su sitio web, desplegando la lista de la esquina superior derecha y seleccionando el elemento correspondiente a la Delegación de Familia y Vida.

Pinchando aquí podéis conocer una síntesis del contenido de los Cursillos Prematrimoniales.

Para inscripciones o más información dirigirse:
  • a la Parroquia concreta
  • al Centro de Orientación Familiar, C/ Dr. Fleming, 10 local, de lunes a jueves de 17:00 a 20:00 horas.
  • también se atiende de lunes a viernes de 10:00 a 13:30 en la misma Delegación de Familia y Vida del Obispado de Córdoba, C/ Torrijos, 12 y el teléfono es 957496474 extensión 610.

18/4/11

Horario de Celebraciones Litúrgicas de Semana Santa 2011

A continuación detallamos los horarios de los distintos actos litúrgicos que se celebrarán en nuestra parroquia durante la Semana Santa 2011.

JUEVES SANTO



  • Salida Procesional de la Hermandad de la Sagrada Cena: 16'00 h.

  • Misa de la Cena del Señor: 20:00 h.

  • Hora Santa ante el Monumento: 23'00 h.

VIERNES SANTO



  • Hora Santa ante el Monumento: 12'00 h.

  • Santos Oficios de Viernes Santo: 18'00 h.

  • La Parroquia estará abierta de 11 h. a 14 h.

SÁBADO SANTO



  • Solmenne Vigilia Pascual: 23'00 h.

DOMINGO DE PASCUA



  • Misas del Domingo de Pascua: 10'00 h., 12'00 h. y 20'00 h.

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17/4/11

«¿Eres tú el rey de los judíos?»

DOMINGO DE RAMOS

Lecturas: Isaías 50, 4-7 // Salmo 21 // Filipenses 2, 6-11 // Mateo 26, 14-75.27,1-66

Entrada triunfal de Jesús en JerusalénEste Domingo de Ramos tendrá lugar la bendición de las palmas y escucharemos la narración de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. Pero ¿qué significan las palmas que con tanto interés vienen todos a recoger? Las palmas benditas recuerdan las palmas y ramos de olivo que los habitantes de Jerusalén batían y colocaban al paso de Jesús, cuando lo aclamaban como Rey y como el que viene en nombre del Señor. Las palmas benditas no son mágicas. Las palmas benditas que hoy se recogen simbolizan que con ellas proclamamos a Jesús como Rey de Cielos y Tierra, pero -sobre todo- que lo proclamemos como Rey de nuestro corazón. ¡Jesús, Rey y Dueño de nuestra vida!

Sin embargo, si bien con las palmas benditas hemos aclamado a Cristo como Rey, las lecturas de la Misa de hoy son todas referidas a la Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo.

La Primera Lectura del Profeta Isaías (Is. 50, 4-7) nos anuncia cómo iba a ser la actitud de Jesús ante las afrentas y los sufrimientos de su Pasión: no opuso la más mínima resistencia a todo lo que le hacían. “No he opuesto resistencia ni me he echado para atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la barba. No aparté mi rostro de los insultos y salivazos”.

En el Salmo (Sal. 21) repetiremos las palabras de Cristo en la cruz, justo antes de expirar: Dios mío, Dios mío. ¿Por qué me has abandonado?... Jesús cargó con todo el peso de nuestros pecados, al punto de sentir el abandono de Dios en que nos encontramos cuando pecamos y damos la espalda a Dios.

Nunca, salvo en su entrada triunfal a Jerusalén, Jesús quiso dejarse tratar como Rey... Siempre lo evitó... Como nos dice San Pablo en la segunda lectura (Flp. 2, 6-11): Cristo nunca hizo alarde de su categoría de Dios, sino que más bien se humilló hasta parecer uno de nosotros. Y -como si fuera poco- se dejó matar como un malhechor.

En el Evangelio (Mt. 26, 14-75.27,1-66) hemos oído la Pasión según San Mateo. La lectura de la Pasión nos invita en este Domingo de Ramos, inicio de la Semana Santa, a acompañar a Jesús en su sufrimiento, en las torturas a las que fue sometido, para darle gracias por redimirnos, por rescatarnos, por salvarnos y abrirnos las puertas del Cielo. Es la antesala de la Semana Santa, en este domingo de Ramos podemos contemplar una visión general en la lectura de la Pasión de los que cada día vamos a ir viviendo en las celebraciones de Semana Santa. Además meditando profundamente hoy la Pasión podemos entender, valorar y vivir cada uno de los pasos de misterio que procesionarán por nuestras calles, anunciando al pueblo lo que costó la Salvación que nos trajo Jesucristo. El domingo de Ramos nos pone de frente con la condición del hombre: LA CONTRADICCIÓN. El pueblo aclamó con ramas de olivos y alfombrando el suelo con sus mantos, a Jesús. Lo recibe como el MESÍAS, el Hijo de Dios Vivo. Nosotros, aclamamos y profesamos a Cristo como nuestro Señor. Se nos llena la boca de decir ¡¡Señor, Señor!! pero nuestra vida luego no concuerda con la de un verdadero servidor de Cristo. El pueblo de jerusalén, que aclamó a Jesús en su entrada triunfal, el viernes santo será el mismo que grite ¡¡¡CRUCIFÍCALO, CRUCIFÍCALO, CRUCIFÍCALO!!! Es la contradicción de nuestras vidas, decimos una cosa y vivimos otra. Aclamamos a Cristo como nuestro Señor y después con nuestras obras lo negamos. Debemos instaurar el Reino de Dios en nuestras vidas, vivir como verdaderos "súbditos" de Cristo Rey, pero el Reino de Cristo, aunque ya comienza a estar dentro de cada uno de los que siguen la Voluntad de Dios, se establecerá definitivamente con el advenimiento del Rey a la tierra, en ese momento que el mismo Jesús anunció durante su juicio; es decir, en la parusía (al final de los tiempos) cuando Cristo venga a establecer los cielos nuevos y la tierra nueva, cuando venza definitivamente todo mal y venza al Maligno. Será un Reino en el que habiten la justicia, la paz y el amor (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica # 671-677).

Y ¿quiénes son los súbditos de ese Rey? ¿quiénes son su pueblo? Todos los que hayan sido -como Él- siervos de Dios, es decir todos los que hayan cumplido la Voluntad de Dios, todos los santos, todos los salvados por la sangre de ese Rey derramada en la cruz.

Por todo esto, Jesús nos enseñó a orar así en el Padre Nuestro: “venga a nosotros tu Reino”. Y por eso en la Santa Misa, después de que el pan y el vino son transformados en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, toda la asamblea anuncia la muerte de Jesús, proclama su resurrección gloriosa y terminamos la Aclamación Eucarística diciendo todos a una voz: “Ven Señor Jesús”. Y con esta frase, que es la última de toda la Sagrada Escritura, estamos pidiendo la pronta venida de Jesús para instaurar su Reino definitivo, en el que seguirá siendo el Rey.

Eso simbolizan las palmas benditas, no otra cosa. Con ellas proclamamos a Jesús como Rey de Cielos y Tierra, pero -sobre todo- como nuestro Rey, Rey de nuestro corazón. Dueño y Señor de nuestra vida y de nuestra voluntad. Si no es así, no tiene sentido recoger palmas. Esto significa la lectura de la Pasión, poner el marco real y espiritual para vivir la Semana Santa, con verdadera santidad. Que Dios os bendiga a todos, que os fortalezca con su Gracia y os conceda un santo Triduo Pascual.

Tomás Pajuelo Romero. Párroco.

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16/4/11

Reflexiones para la Cuaresma (VIII): La cruz es la revelación suprema del amor de Dios

La cruz es la revelación suprema de la caridad, es decir de Dios, pues Dios es caridad, y a Dios nadie le había visto jamás (1 Jn 4,8.12; Tit 3,4). Muchas cosas pueden revelar el amor -la palabra, el gesto, la ayuda, el don-, pero el signo más elocuente, el más fidedigno e inequívoco del amor es el dolor: mostrarse capaz de sufrimiento, de dolor extremo, en bien del amado. Pues bien, el que quiera conocer a Dios -y en ese conocimiento está la vida eterna (Jn 17,3)-, que mire a Cristo, y a Cristo crucificado. Por eso Dios dispuso en su providencia la cruz de Cristo, para expresar-comunicar por ella en forma definitiva el misterio eterno de su amor trinitario. Esta es la realidad expresada en el signo de la cruz. No es raro, pues, que los santos no se cansen de contemplar la pasión de nuestro Señor Jesucristo.

extraido del libro "Sintesis de Espiritualidad Católica", de los autores P. José Rivera y P. José María Iraburu, publicado íntegro por GratisDate.org.

14/4/11

Via Crucis con el Cristo de la Luz

El próximo Sábado, 16 de Abril, a partir de las 19:00 horas, el Santísimo Cristo de la Luz estará expuesto en besamanos. A las 20:00 horas se celebrará la Santa Misa y una vez que ésta finalice se rezarán las estaciones del Vía Crucis acompañando la imagen del Crucificado por las calles de nuestro barrio siguiendo el siguiente itinerario: Avda. de Guerrita, Manuel Fuentes "Bocanegra", Manuel Calero "Calerito", Avda. de Lagartijo, Avda. de Guerrita, Manuel Fuentes "Bocanegra", Manuel Cano "El Pireo", José María Martorell, Francisco González Panchón, José Dámaso Pepete, Avda. de Guerrita y retorno al templo.

Reflexiones para la Cuaresma (VII): Redescubriendo nuestro Bautismo mediante la Cuaresma

Mediante el encuentro personal con nuestro Redentor y mediante el ayuno, la limosna y la oración, el camino de conversión hacia la Pascua nos lleva a redescubrir nuestro Bautismo. Renovemos en esta Cuaresma la acogida de la gracia que Dios nos dio en ese momento, para que ilumine y guíe todas nuestras acciones. Lo que el sacramento significa y realiza estamos llamados a vivirlo cada día siguiendo a Cristo de modo cada vez más generoso y auténtico. Encomendemos nuestro itinerario a la Virgen María, que engendró al Verbo de Dios en la fe y en la carne, para sumergirnos como Ella en la muerte y resurrección de su Hijo Jesús y obtener la vida eterna.

12/4/11

Nombramiento de Monaguillos 2011 y Día del Monaguillo en el Seminario Menor San Pelagio

El pasado viernes tuvo lugar en nuestra parroquia la ceremonia de nombramiento de 7 nuevos monaguillos que han venido preparándose para servir a Dios en el altar desde el inicio de curso en una de las actividades de la catequesis de postcomunión. Fue una entrañable ceremonia a la que asistieron numerosos familiares de los nuevos monaguillos a los que se bendijo y se les entregó un diploma acreditativo de su nueva condición. El día siguiente, sábado 9 de abril, los monaguillos de la parroquia asistieron al Seminario Menor San Pelagio para la celebración anual del Día del Monaguillo. En dicha jornada de convivencia de todos los monaguillos de la diócesis pudieron disfrutar de una representación teatral llevada a cabo por los seminaristas, de unas palabras de nuestro obispo D. Demetrio y de numerosos juegos y concursos. Al final de la jornada se repartieron distintos premios y regalos entre todos los asistentes. En el álbum de fotos de la parroquia está disponible una galería con las fotos de la jornada a la que podéis acceder pinchando aquí. También podéis acceder a la galería de fotos de la web del Seminario Menor pinchando directamente aquí.

11/4/11

Reflexiones para la Cuaresma (VI): La limosna, contra la idolatría de los bienes

"En nuestro camino también nos encontramos ante la tentación del tener, de la avidez del dinero, que insidia el primado de Dios en nuestra vida. El afán de poseer provoca violencia, prevaricación y muerte; por esto, la Iglesia, especialmente en el tiempo cuaresmal, recuerda la práctica de la limosna, es decir, la capacidad de compartir. La idolatría de los bienes, en cambio, no solo aleja del otro, sino que despoja al hombre, lo hace infeliz, lo engaña, lo defrauda sin realizar lo que promete, porque sitúa las cosas materiales en el lugar de Dios, la fuente única de la vida. La práctica de la limosna nos recuerda el primado de Dios y la atención hacia los demás, para redescubrir a nuestro Padre bueno y recibir su misericordia."

10/4/11

Es Resurrección, no revivificación ni reencarnación

V DOMINGO DE CUARESMA

Lecturas: Ezequiel 37,12-14 // Salmo 130 // Romanos 8,8-11 // Juan 11,1-45

Las lecturas de hoy nos hablan de resurrección... y de revivificación. Son términos que parecen lo mismo, pero se diferencian en algo fundamental, que me habéis escuchado varias vaces matizar.

En el Evangelio de San Juan (Jn. 11, 1-45) observamos el impresionante relato de la llamada “resurrección” de Lázaro, el amigo de Jesús, quien -según palabras de su hermana Marta- ya olía mal, pues llevaba cuatro días muerto.

Pero cabe preguntarnos ¿fue realmente lo de Lázaro una resurrección... o podríamos llamarla más bien una “revivificación”?

Sucede que a Lázaro el Señor lo devolvió de la muerte hacia la misma vida que había vivido antes. Lázaro volvió para estar en este mundo, regresó al mismo sitio donde vivía. En efecto, San Juan Evangelista nos narra más adelante que, después de este milagro del Señor, muchos judíos fueron a Betania -sitio donde había vivido Lázaro- no solamente para ver a Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos (Jn. 12, 9).

Profundizando un poco más en este hecho extraordinario, consideremos -por ejemplo- que Lázaro tuvo que volver a morir. De hecho, San Juan nos dice que los jefes de los sacerdotes pensaron en matar a Jesús y en matar también a Lázaro, pues por causa de él, muchos los abandonaban y creían en Jesús. (Jn. 12. 11).

Un resucitado no vuelve a morir. Un revivido sí vuelve a morir. Entonces... ¿fue lo de Lázaro “resurrección”? ... Realmente no, pues la resurrección es algo muchísimo mejor que revivir; es muchísimo mejor que volver a esta misma vida: resurrección es volver a una vida infinitamente superior a la que ahora vivimos.

Y ¿en qué consiste realmente la resurrección? Según el Catecismo de la Iglesia Católica, la muerte es la separación del alma y el cuerpo. Con la muerte, el cuerpo humano cae en la corrupción, mientras que su alma va al encuentro con Dios, en espera de reunirse posteriormente con su cuerpo, pero será entonces, un cuerpo glorificado ( cfr. #997).

Es decir que en la resurrección nuestra alma se unirá a nuestro mismo cuerpo, pero éste no será igual al que ahora tenemos -sino infinitamente mejor- pues será un “cuerpo de gloria” (Flp. 3, 21).

Será un cuerpo que ya no volverá a envejecer, ni a enfermar, ni a sufrir, ni tampoco que volverá a morir. Será un cuerpo inmortal, que ya no estará sujeto a la corrupción ni a ningún tipo de decadencia. Será un “cuerpo espiritual” (1a.Cor. 15, 44).

¿Cómo, entonces, van a ser nuestros cuerpos resucitados? ¿Cómo es un cuerpo glorioso? Conocemos de dos: el de Jesús Resucitado y el de la Santísima Virgen María.

Jesucristo resucitó con su propio cuerpo. En efecto, el Señor le dice a sus Apóstoles después de su Resurrección: “Mirad mis manos y mis pies; soy Yo mismo” (Lc. 24, 39). El “cuerpo espiritual” de Jesucristo era ¡tan bello! que no lo reconocían los Apóstoles... tampoco lo reconoció María Magdalena.

Y cuando el Señor se transfiguró ante Pedro, Santiago y Juan, mostrándoles sólo parte del fulgor de Su Gloria era ¡tan bello lo que veían! ¡tan agradable lo que sentían! que Pedro le propuso al Señor hacerse tres tiendas para quedarse a vivir allí mismo. Así es un cuerpo resucitado. Y el Señor nos promete que si obramos bien hemos de resucitar igual que El.

Los videntes que dicen haber visto a la Santísima Virgen -y la ven en cuerpo glorioso como es Ella después de haber sido elevada al Cielo- se quedan extasiados y no pueden describir, ni lo que sienten, ni la belleza y la maravilla que ven. Así es un cuerpo resucitado.

Pero... ¿cuándo será nuestra resurrección? Nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica que sin duda será en el “último día”; “al fin del mundo” ... “cuando se dé la señal por la voz del Arcángel, el propio Señor bajará del Cielo, al son de la trompeta divina. Los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar” (1a.Ts. 4, 16) (#1001).

Por estar muy relacionado con este tema, vamos a referirnos también a esa falsa creencia, tan de moda hoy en día, que es la re-encarnación.

Recordemos, primero que todo que la re-encarnación está negada en la Biblia:

Una sola es la entrada la vida, y una la salida (Sb. 7, 6). Los hombres mueren una sola vez y después viene para ellos el juicio (Hb. 9. 27)

Además, está condenada por la Iglesia Católica. Sin embargo ese mito -y lo llamamos mito, pues es algo falso, imposible de realizarse- contempla la vuelta a esta misma vida, pero con una diferencia: quienes creen en esto, creen que volverán a otro cuerpo distinto del que antes tenían, cuerpo que -por supuesto- estaría sujeto a la corrupción y decadencia propia de la vida humana.

Pero si tenemos la promesa del Señor de nuestra futura resurrección, ¿cómo puede ser, entonces, que hombres y mujeres de esta época, algunos inclusive cristianos y católicos, puedan estar pensando que es más atractiva la re-encarnación que la resurrección que Cristo el Señor nos promete?

Aunque la re-encarnación no fuera un mito y fuera posible, ¿cómo nos puede parecer más atractivo reencarnar en un cuerpo decadente, enfermizo, corruptible, sujeto a la muerte -y que además no es el mío- que resucitar en cuerpo glorioso, como el de Jesucristo y la Virgen, para nunca más morir, ni envejecer, ni enfermar, ni sufrir... para ser inmortales? Pensemos en estas cosas antes de dejar contaminar nuestra fe cristiana por falsas creencias venidas del paganismo.

San Pablo, en la Segunda Lectura (Rm. 8, 8-11) nos insiste en esa gran promesa del Señor para nosotros: nuestra futura resurrección. “El Espíritu del Padre, que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en nosotros”. Y es por ello que “el Padre, que resucitó a Jesús de entre los muertos, también dará vida a nuestros cuerpos mortales, por obra de su Espíritu que habita en nosotros”.

Y en la Primera Lectura (Ez. 37, 12-14), Dios declara solemnemente a través del Profeta Ezequiel esta promesa de la resurrección de nuestro cuerpos: “cuando Yo mismo abra los sepulcros de ustedes y los haga salir de ellos y les infunda mi Espíritu, ustedes vivirán, ustedes sabrán que Yo soy el Señor, y sabrán también que Yo lo dije y lo cumplí”.

También el Señor quiere hacer "limpieza" en nuestras vidas. Quiere inundarnos con su Espíritu Santo para así purificarnos, perdonarnos, llenarnos de amor. Aprovechemos estos úlimos días de cuaresma para convertirnos, para confesarnos, para sentir la Gracia, la Vida, el Perdón, la Salvación que Dios.

Que Dios os bendiga y os conceda un Feliz Domingo.

Tomás Pajuelo. Párroco


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6/4/11

Reflexiones para la Cuaresma (V): El triduo pascual

El recorrido cuaresmal encuentra su cumplimiento en el Triduo Pascual, en particular en la gran vigilia de la noche santa: al renovar las promesas bautismales, reafirmamos que Cristo es el Señor de nuestra vida, la vida que Dios nos comunicó cuando renacimos “del agua y del Espíritu Santo” y reafirmamos de nuevo compromiso de corresponder a la acción de la gracia para ser discípulos.

5/4/11

Primeras Confesiones

Los próximos días 6 y 7 de abril, a las 17 horas, se llevarán a cabo las primeras Confesiones de los niños que este año recibirán su Primera Comunión con arreglo al siguiente calendario:

  • Día 6 de abril: Grupos de Elena, Manola, Mª Carmen Vílchez y Magdalena.
  • Día 7 de abril: Grupos de Mª de Guía, Pilar Aranda, MªDolores y Lucía, y Pilar y Darío.
La celebración comenzará a las 17 horas en punto por lo que se ruega a las familias que participan máxima puntualidad. Los padres que lo deseen podrán confesarse para estar preparados para la Comunión de sus hijos.

Tras las confesiones se hará una merienda en el portal delantero de la Parroquia con los alimentos que aporten las familias que participan. La Parroquia aportará la bebida de la fiesta. Rogamos que traigan las cosas al menos 10 minutos antes del comienzo de las confesiones para que las catequistas puedan organizar la fiesta. Se entregarán en el patio de la parroquia.

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3/4/11

«¿Crees tú en el Hijo del hombre?»

IV DOMINGO DE CUARESMA

Lecturas: Samuel 16, 1.6-7.10-13 // Salmo 22(94), l-3a. 3b-4. 5. 6 // Efesios 5, 8-14 // Juan 9, 1-9.13-17.34-38

Queridos hermanos y hermanas, estamos ya en el cuarto domingo de cuaresma. El tiempo va pasando y no sé si estamos avanzando en nuestra conversión. Es cierto que tenemos claro que debemos cambiar pero posiblemente necesitemos la Luz de Cristo para hacerlo, para saber ciertemente qué y cómo debo cambiar.

Las lecturas de este domingo son preciosas, son un canto a Cristo LUZ DEL MUNDO. Precisamente el Crucifijo que preside nuestro altar es el Santísimo Cristo de la Luz. Luz de Cristo que nos ilumina de forma distinta y con criterios diferentes al mundo. El mundo tiene como principio la competitividad, el mejor, el más válido, "opositamos" a todo. Todo es un gran concurso-oposición en el que tenemos que demostrar que somos los más listo, los más trabajadores, los más cristianos, los más...

La primera lectura nos hace chocarnos de frente con los criterios de Dios. El profeta Samuel va a Belén, enviado por Dios, a elegir al rey de Israel. Pasan delante de él todos los hijos de Jesé, los fuertes, los guerreros, los poderosos... Los que según los criterios humanos serían los mejores para ser el Rey de Israel. Pero Samuel llama a David, un jóven de 14 años, pastor, el que cuidaba los rebaños de su padre Jesé. Al que ni siquiera habían llamado porque estaban convencidos que no era un buen candidato. Dios se fijó en Él, lo constituyó Rey de Israel y es el Rey por antonomasía del pueblo judio. El gran rey de Israel.

Muchas veces nosotros consideramos que no somos nada, que hay muchas personas mejores que nosotros, que hay personas más válidas para la misión... Es cierto, posiblemente haya personas mejores humanamente pero a los que ha elegido Dios es a tí, a mí, a todos los cristianos que somos convocados a la conversión.

Como podemos constatar el Señor no quiere que nos quedemos en reconocer que no somos santos, que tenemos pecados, que... Él quiere que partiendo de esa realidad concreta crezcamos en Santidad, en entrega, en Amor, en fraternidad... Él sabe bien que no somos perfectos pero nos promete ser la LUZ que guíe nuestro caminar, la LUZ que alumbre nuestra conversión... Cristo LUZ de los pueblos, luz que da sentido, que pone meta, que muestra el camino para la felicidad. El ciego descubrió en su vida esa realidad profunda de Cristo. Cuando le preguntan sobre quién lo ha curado no contesta con teorias, contesta con su experiencia de vida, ¡me ha curado! ¡me ha cambiado la vida!

La Cuaresma es tiempo de cambio, pero no un cambio intelectual, de saber más sobre Cristo. Es un cambio radical de nuestras vidas en las que experimentamos el paso del Señor que nos perdona, nos transforma, nos hacer crecer...

Muchas veces nos hacemos nuestra propia imagen de la vida, nuestro camino, nuestras metas... Pero sólo Dios es el único que puede mostrarnos el camino, sólo el camino que el nos enseña será el que nos lleve a la felicidad. Nos empeñamos en montarnos nuestras peliculas personales, en montarnoas nuestras vidas... Eso no nos va a hacer feliz nunca, será el camino del Evangelio, el camino que Dios nos muestre para cada uno el que hará feliz nuestra existencia.

Vamos a abrir nuestras vidas al AMOR de Dios, vamos a dejar que Él sea la LUZ de nuestras vidas y dejemos que ilumine y que guíe nuestra existencia hasta la felicidad.

Tomás Pajuelo Romero. Párroco.

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