DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR
Lecturas: Libro de Isaías 50,4-7 // Salmo 22(21) // Carta de San Pablo a los Filipenses 2,6-11 // Evangelio según San Lucas 22,14-71.23,1-56
La entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, que precisamente hoy recordamos, fue un impresionante recibimiento, pues la población lo aclamó como el Mesías, el esperado por tanto tiempo por el pueblo de Israel. Esta aclamación de Jesús por la mayoría del pueblo fue ciertamente provocada por el apoteósico milagro realizado pocos días antes: el haber vuelto a la vida a un muerto ya sepultado y en franco proceso de deterioro.
Hoy, Domingo de Ramos, además de recibir las palmas benditas, la Liturgia nos introduce en los detalles de la Pasión de Cristo. En efecto este año leemos la Pasión según la narra San Lucas (Lc. 22, 14 - 23, 56).
Parece que así lo reconoce San Pablo cuando escribe en primera persona: “me amó a mí y se entregó a sí mismo por mí” (Gal. 5, 2). Y se entregó al extremo, de manera que su cuerpo mortal quedó vacío de toda sangre y agua, al punto de que sus huesos podían verse y contarse a través de su piel (Sal. 22, 18).
El domingo de Ramos expresa perfectamente la dualidad de nuestra vida, somos capaces de lo mejor...y a la vez de lo peor. La multitud aclama a Jesús como Mesías y pocos días después, el Viernes Santo, grita ¡¡CRUCIFÍCALO!!
El domingo de Ramos es el pórtico de la Semana Santa, la lectura de la Pasión nos sumerge en los Misterios que vamos a vivir en estos días santos, Meditemos la Pasión, recemos con Cristo, vivamos los Misterios Esenciales de nuestra fe.
Tomás Pajuelo Romero. Párroco.