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5/3/11

Testimonios de la visita pastoral de nuestro Obispo (III)

La Visita Pastoral de nuestro Obispo a la Parroquia del Beato Álvaro ha suscitado una serie de testimonios que publicaremos conforme vayan llegando en forma de comentarios en la web o de mensajes a la dirección de correo de la parroquia, indicando sólo el nombre de pila del/la autor/a.

Anímate a compartir tu testimonio. No se puede nunca saber qué sentimientos moverá el Espíritu en las demás personas, pero seguro que ese compartir no será estéril.

A continuación, otro de los testimonios:



La visita de nuestro obispo me deja dos sensaciones: de sentir comunitario y de profundo agradecimiento.

Por un lado, gracias a la fe y a confirmaciones como las de esta visita tengo la certeza de que esta es la Iglesia que Cristo quería para ayudar en Su tarea de salvación de los hombres. Esta y no otra, la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana, que hereda del sucesor de Pedro la encomienda apostólica que en estos momentos nos bendice con Don Demetrio y con nuestros benditos pastores Don Tomás y Don Emiliano. Y no sólo porque vea en ellos signos de una sincera y humilde aspiración a la santidad, como debiera ser en todos los cristianos, ni porque haya vivido de cerca la tremenda ilusión y alegría de todos los feligreses alrededor de sus pastores en comunión con Cristo a través de los sacramentos, sino porque tengo la convicción de que esta forma de peregrinar en este mundo que nuestra Iglesia tiene establecida y perfecciona con el tiempo y la lu del Espíritu Santo es la que Jesucristo quiere. Esta visita me refuerza esa percepción.

Y por otro lado, agradecimiento porque podíamos tener otra parroquia, una en la que no tuviéramos la suerte de contar con estos pastores ni con estos feligreses, una en la que el Señor nos hubiese enconmendado la prueba de contar con muchas dificultades a causa de las debilidades de las personas, de los recursos y hasta de la fe. Felizmente no es así, y estoy agradecidísimo al Señor de que nos bendiga con este tesoro, que debemos valorar, cuidar y, como talento que es, incrementar.

Alabado sea Dios.


Anónimo


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3/3/11

Testimonios de la visita pastoral de nuestro Obispo (II)

La Visita Pastoral de nuestro Obispo a la Parroquia del Beato Álvaro ha suscitado una serie de testimonios que publicaremos conforme vayan llegando en forma de comentarios en la web o de mensajes a la dirección de correo de la parroquia, indicando sólo el nombre de pila del/la autor/a.
Anímate a compartir tu testimonio. No se puede nunca saber qué sentimientos moverá el Espíritu en las demás personas, pero seguro que ese compartir no será estéril.

A continuación, otro de los testimonios:

Me han gustado muchísimo las fotos de la visita de D. Demetrio a nuestra Parroquia. Me ha tocado el corazón verlo con los enfermos, con los estudiantes, con los niños y los jóvenes, con los monaguillos y con los colaboradores, con la grey que le ha sido encomendada. Tiene para todos un cariñoso y delicado gesto. Me imagino si subiera a mi casa, o entrara en mi clase o en mi trabajo. Que gran gozo. !Que fortuna¡

Para todos nosotros ha sido un regalo único del Señor que guardaremos entrañablemente. Este sucesor de los Apostoles, no solo es erudito y sabio, sino también pastor bueno que junto con sus presbíteros me han transmitido santidad, porque son constituidos como principios de fe y unidad, son como sacramentos visibles. Son la presencia de Cristo en medio de su pueblo y todo ello para el bién nuestro. Que suerte tenemos de estar en tan buenas manos.

Recemos por ellos y demos Gracias siempre.


Rafael


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27/2/11

Testimonios de la visita pastoral de nuestro Obispo (I)

La Visita Pastoral de nuestro Obispo a la Parroquia del Beato Álvaro ha suscitado una serie de testimonios que publicaremos conforme vayan llegando en forma de comentarios en la web o de mensajes a la dirección de correo de la parroquia, indicando sólo el nombre de pila del/la autor/a.

Anímate a compartir tu testimonio. No se puede nunca saber qué sentimientos moverá el Espíritu en las demás personas, pero seguro que ese compartir no será estéril.

A continuación, uno de los testimonios:

La visita pastoral de nuestro obispo, nuestro apóstol y padre espiritual de la diócesis, ha sido un momento de gozo y de gracia para nuestra comunidad parroquial y una alegría y emoción a nivel personal.

Ha sido una catequesis en las reuniones en las que he estado presente. Me ha impactado además de su cercanía y amabilidad la claridad y convicción a la hora de hablar.

Como dijo el Obispo estamos en una época difícil, muy hostil con lobos a nuestro alrededor y tenemos que ser valientes, somos cristianos y debemos mostrarlo siempre, en nuestras relaciones familiares, con nuestros amigos, en el trabajo, con cualquier desconocido, todos somos hermanos y desde nuestro corazón debemos mostrar siempre la luz de Cristo.

Para todo ello debemos formarnos y tener una preparacion orientada por nuestros sacerdotes, el que todo lo sabe, no sabe nada, se queda caduco y estancado.

Como feligrés de la parroquia os invito a animaros a incorporaros a cualquiera de los distintos grupos o actividades que hay en la parroquia teniendo como directores espirituales a Don Tomas o a Don Emiliano.

Enrique


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28/5/09

Fe y hermandad en el Rocío

Queridos hermanos:

Desde hace 11 años soy el Capellán de Camino de la Hermandad del Rocío de Córdoba. En 1997, el Señor Obispo me nombró para acompañar a los romeros en la peregrinación a la Aldea del Rocio para celebrar Pentecostés a los pies de María Santísima del Rocio.

Cuando fui nombrado yo tenía la misma imagen del Rocío que tiene la mayoria de personas que lo desconocen. Yo creía que aquello era sólo juerga y diversión, cante y baile y ya está. El propio Obispo me dijo que hiciera el Camino ese año y que si veia que no era conveniente para mí pues revocaría mi nombramiento.

Todos sabéis que no soy hombre de tomarme a chufla las cosas del Señor, que procuro en la Parroquia y en los demás ambitos pastorales hacer las cosas seriamente y según manda la Santa Madre Iglesia. Me gusta ser fiel a la liturgia, celebrar bien los sacramentos y procurar prepararlos y vivirlos para que todos vosotros podáis estar más cerca de Dios.

Pues todo eso, también lo vivo en el Camino del Rocío. El Rocío, como todo en esta vida, tiene sus cosas positivas y sus cosas negativas. Su fe y su fiesta pagana. Gente extraordinaria y gente totalmente ajena a todo lo que es la fe y la vida cristiana. Es verdad, pero así es también nuestra sociedad.

Os pongo un ejemplo: Si vemos cualquiera de los videos de promoción de la Ciudad de Córdoba o de la Capitalidad cultural, descubrimos una Córdoba fascinante, expectacular, que invita a venir, visitarla y gozar de sus gentes y de sus encantos.
Pero si hacemos un video con las lacras de nuestra ciudad, sus miserias, sus pobrezas, su marginación, posiblemente ya no sería tan atrayente, ya no vendrían tantos turistas. ¿Son dos Córdobas? No es la misma Córdoba con sus luces y con sus sombras, pero maravillosa.

Así es el Rocío, hay juerga, drogas, alcohol, y mala vida pero eso no es todo el Rocio, esas son las sombras del Rocío. Como las de nuestra ciudad o las de nuestra vida. El Rocío es fe, es muchísima gente celebrando los sacramentos, la eucaristía, la confesión. Es gente que no salta la reja, que no se mete bajo la Virgen. Es gente que reza, que se sacrifica, que peregrina...

En la Romería del Rocio, el sábado de Pentecostés, desde las 7 de la mañana hay sacerdotes en los confesionarios de la Ermita, en total siete confesionarios, yo he estado sentado en uno de ellos desde las 10 de la mañana hasta las 3 de la tarde, sin parar de confesar gente. En la Ermita hay misas continuamente y nunca están vacías o con falta de respeto. Hay muchos rocieros que viven con una profunda fe su amor al Virgen y su amor a Cristo.

Os puedo decir el horario de nuestros días de camino. Córdoba sale para el Rocío, diéz días antes de Pentecostés, son las jornadas necesarias para ir andando al ritmo de las mulas y los caballos hasta la aldea. Cada jornada de camino comienza a las 6:30 de la mañana, se despiertan los peregrinos, se prepara todo y a las 8 de la mañana se reza a la Virgen y comienza el camino de esa jornada. Entre las diez y las once, se hace la primera parada para compartir y vivir la fraternidad entre los romeros. A las 12, paramos para rezar todos a la Virgen la oración del Angelus. Entre las 2 ó las 3 de la tarde paramos para comer. A las 4 ó las 5 a caminar de nuevo. A las 7 paramos para rezar el Rosario. Continuamos y sobre las diez o las once de la noche se llega a la parada para dormir. Se asea la gente, y a las doce de la noche como final del día se celebra la Santa Misa. Es a esta hora para que yo pueda ir y venir a decirla después de haber tenido mi jornada en el Instituto y en la Parroquia. Cuando ya está la Hermandad muy lejos de Córdoba, ya me quedo allí y les acompaño todo el día. Después de la Santa Misa, se cena y a descansar porque a las 6:30 se pone marcha todo el mundo.

Mirad, si tuviese que ir de juerga, a beber, a cantar etc... os aseguro que no haría este sacrificio levanterte a las 6:30, andar, rezar, oir misa, dormir poco, comer frio, con arena. Días de Sol, de frio, de lluvia... me iría a la aldea directamente y me lo pasaría estupendo. Pero ese no es el espíritu del Rocío, el espíritu del Rocio el andar, peregrinar, compartir, ayudar, ser alegres, cantar, rezar, confesar, celebrar la Eucaristia. Ese es el camino que yo he vivido en estos once años, es mejorable, hay gente que no se mete en el ambiente, pero la mayoria es así.

La Hermandad del Rocío es una hermandad de gloria pero seria, con una labor social y caritativa durante todo el año. No sólo es juerga y diversión, que también, hay fe y hermandad.

No somos perfectos, tenemos muchos fallos pero...¿ Quién no los tiene? ¿No es verdad que todo en nuestra vida tiene luces y sombras? Os invito a que conozcáis esta experiencia, que no la juzguéis alegremente, aunque sí es necesario estar vigilantes para crecer y no para caer en lo negativo.

Tomás Pajuelo. Párroco


PD: Muchas gracias a nuestro amigo Benito, de la Hermandad del Rocío, por las estupendas fotos

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22/10/08

Conociendo un poco más a D. Emiliano

D. EmilianoDesde el pasado día 21 de Junio, los feligreses de la parroquia del Beato Álvaro de Córdoba tenemos un nuevo motivo por el que dar gracias a Dios. Ese día fue ordenado sacerdote y destinado a nuestra parroquia, como vicario parroquial, D. Emiliano Nguema, quién, desde su toma de posesión, está dando entre nosotros los primeros pasos en su sacerdocio.

Pocas son las referencias que podemos tener de nuestro nuevo vicario al ser este su primer destino. Por ello, y porque pensamos que es más fácil querer a alguien a quien se conoce, hemos creído conveniente hacerle una entrevista con el fin de que todos podamos saber un poco más sobre él. D. Emiliano gustosamente ha accedido a nuestra propuesta y aquí os dejamos un resumen de nuestra charla con él.

En primer lugar nos pareció oportuno preguntarle por su infancia.

Haciendo gala de una buena memoria nos relató muchos detalles de su niñez. Como hechos más relevantes señalamos que nació en 1970 en Mbe-Eseng, una aldea de Guinea Ecuatorial de unos 200 ó 300 habitantes, en el seno de una familia cristiana. Su madre tuvo 11 partos (cosa habitual en aquella cultura y en aquellas fechas) de los que viven 6 hermanos, siendo él el menor de todos ellos.

Vislumbramos un halo de tristeza en su rostro cuando nos dijo que no conoció a su padre ya que éste murió cuando él tenía tan sólo 3 meses. Así, fue su hermano mayor, Feliciano (del que percibimos que habla con orgullo y admiración), el encargado de su educación junto a su madre. De esta educación, Emiliano destaca, en especial, su formación cristiana, ya que nos cuenta que este hermano lo llevaba diariamente a la iglesia a rezar y a misa cada vez que ésta se celebraba en su aldea. Desgraciadamente, Feliciano murió a temprana edad cuando Emiliano tenía 8 años, justo uno antes de recibir su Primera Comunión.
D. Emiliano contestando a nuestras preguntas
De su etapa en la catequesis Emiliano nos cuenta con satisfacción cómo sus familiares y vecinos le comentaban que destacaba cristianamente de entre sus compañeros y que todos le decían que iba a ser sacerdote, aunque a él, eso, ni se le pasaba por la imaginación. Así nos cuenta la siguiente anécdota:

“Cuando hice la Primera Comunión, en la festividad de nuestro patrón, San Isidro Labrador, vino a mi aldea el sacerdote del pueblo más grande de la zona (de unos 800 habitantes), donde se encontraba nuestra parroquia. Fue preguntando a los niños qué querían ser de mayores y cuando me preguntó a mí le contesté que maestro, quedándose todo el mundo allí extrañado porque todos daban por supuesto que yo quería ser cura.”

Nos confiesa que a pesar de esto, su madre siempre manifestó el deseo de que uno de sus hijos fuese cura y aunque rezaba por ello, nunca le insistió, aceptando así, la voluntad de Dios.

Tras manifestarnos su “falta de vocación” infantil, la siguiente pregunta estaba clara: ¿cómo le surgió la vocación al sacerdocio?.

Emiliano nos cuenta que con 15 años se traslada a la ciudad de Evinayong para hacer el bachillerato. Allí, a pesar de encontrarse fuera de su ambiente tradicional, sigue asistiendo regularmente a misa.

Fue una monja concepcionista que le daba religión la que vio sus aptitudes y le invitó a integrarse en un grupo del Movimiento Eucarístico Juvenil “Amigos de Jesús”. Entre risas nos cuenta que su primera respuesta fue: “Pero si yo no quiero ser cura“, e incluso nos confiesa que en aquella época tenía una novia que le tiraba más que las actividades que se realizaban en el grupo.

No obstante, en Semana Santa asistió a una pascua vocacional juvenil en un colegio religioso de los claretianos. Emiliano nos cuenta cual fue su experiencia en esa Pascua: “Ahí cambio toda la orientación de mi vida. Ahí tuvo lugar mi conversión. A partir de ahí comencé a pensar en ser sacerdote. Cuando volví de allí ya era otra persona”. Tras meditarlo un tiempo decidió ingresar en el seminario cuando terminara la reválida. Superada ésta ingresó en el seminario de mano de los claretianos con quienes estuvo durante cuatro años. Tras ese periodo se le plantearon dudas sobre si el carisma de esta orden era realmente su vocación y regresó a su pueblo para reflexionar por un tiempo. Allí estuvo ayudando a su párroco, el padre Adolfo, en las tareas de las distintas catequesis los dos años siguientes.

¿Y cómo fue que Emiliano se vino a Córdoba?

Nos cuenta que el padre Adolfo vino a Santaella a visitar a unos Monjes de la Resurrección conocidos suyos. Allí encontró al padre Fernando (su actual superior) quien le contó su proyecto de formar un oratorio de San Felipe Neri en Córdoba. A su vuelta a Guinea el padre Adolfo le propuso a Emiliano su incorporación a dicho oratorio.

Emiliano nos confiesa que en un principio se mostró algo receloso ya que en aquel momento no conocía nada sobre los oratorios de San Felipe Neri por lo que el padre Adolfo le aportó abundante documentación al respecto. Poco a poco, nuestro nuevo Vicario Parroquial se fue sintiendo atraído por el carisma oratoriano, (vivir en comunidad junto a otros sacerdotes unidos por el vínculo de la caridad) y al fin decidió venirse para Santaella, adonde llegó en noviembre de 2004. Allí conoce al padre Fernando y desde entonces vive en comunidad con él. Fue en el año siguiente, el 2005, cuando comenzó su etapa de formación en el seminario diocesano de San Pelagio donde lo acogieron de tal manera que se sintió como en casa.

Tras esta nueva etapa de formación, al fin, el 21 de junio de este año 2008 llegó el ansiado día de su ordenación ¿Cómo vivió Emiliano ese día?

Al preguntarle al respecto nos contesta de manera rotunda: “Fue un día muy especial para mí. La ordenación fue el día más importante de mi vida”. D. Emiliano en el transcurso de la entrevistaA continuación se retrotrae a los días anteriores. En ellos asistió a unos ejercicios espirituales, dirigidos por D. Gaspar, el padre espiritual del seminario, al que califica como “Santo”, y nos relata cómo volvió de estos ejercicios con una paz y una alegría interior difícil de explicar. Aunque la noche anterior a la ordenación los nervios no le dejaron dormir, la ceremonia la vivió como “Una experiencia profunda y con una paz serena”. “Una experiencia irrepetible” en la que estuvo acompañado por su madre de la que, con cara de satisfacción y entre risas, nos cuenta que a ratos bailaba y a ratos lloraba por la felicidad que la embargaba.

Le preguntamos a continuación por sus primeras experiencias como sacerdote y, con simpatía, nos responde: “Por la noche no me lo creía. Y los días siguientes me quedaba extrañado cuando la gente me llamaba padre”. Sin embargo, su semblante cambia y se llena de emoción cuando nos cuenta cómo fue su primera consagración: “No me sentía a mí mismo. La consagración es un momento especial en el que uno se siente muy unido a Cristo. Es una sensación única e indescriptible”.

Llegado a este punto es el momento de preguntarle por el que ha sido su primer destino: nuestra parroquia del Beato Álvaro de Córdoba.

Nos dice que se enteró de su destino la misma mañana de la ordenación ya que, aunque el señor obispo y otras personas le habían ido dando pistas en los días anteriores, él no había sido capaz de descifrarlas. Se sincera al contarnos que, “aunque había oído hablar de ella, no sabía donde se encontraba la parroquia”. Ante su desconocimiento comenzó a preguntar y, con gesto de satisfacción, nos comenta que “Todo el mundo me hablaba muy bien de la parroquia y ahora estoy comprobando que es verdad todo lo que me contaban de ella”. Nos declara sentirse muy a gusto y contento por la buena acogida que ha tenido, tanto por los fieles, como por D. Tomas, del que se encuentra muy agradecido por toda la confianza que le ha mostrado.

Para terminar nuestra charla le preguntamos por el futuro, a lo que nos contesta que lo ve en Córdoba y que estará ligado al futuro del oratorio. Si la fundación se consuma (necesita de cuatro miembros para poder llevarse a cabo y hasta el momento sólo son dos) estará en aquella parroquia donde el señor obispo incardine la orden, aunque siempre dependiendo de las necesidades de la diócesis. Si, por el contrario, no cristaliza la fundación del oratorio, continuará como ahora, como cualquier sacerdote diocesano a disposición de lo que disponga D. Juan José Asenjo. Sea como fuere, nos declara,: “Sé que voy a ser feliz en mi sacerdocio y le pido al Señor salud para poder servir a Dios allá dónde me necesite”.

Hasta aquí llegó nuestra charla con D. Emiliano, un sacerdote sencillo, de trato agradable que, sin temor a equivocarnos, podemos decir que esconde tras su apariencia algo tímida, una gran bondad y una profunda espiritualidad.

Recemos para que, entre nosotros, llegue a ser un santo sacerdote de Dios.

¡Que el Señor lo Bendiga!

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25/6/08

Entrevista a Paco y Luisa. Detalles de Amor

Paco y Luisa, vecinos de nuestra Parroquia, han cumplido recientemente sus 25 años de matrimonio renovando sus votos en una celebración de la que ya se informó, y que, por el testimonio que implica, era inevitable pedirles que compartieran con todos quienes participamos en este sitio web su experiencia, sus experiencias, los momentos y los pensamientos de ese día, de esos años.

Amable y alegremente, Luisa y Paco accedieron a ello y a continuación ofrecemos un resumen de la charla amena y cercana que tuvimos el privilegio de compartir con estos hermanos nuestros.

Antecedentes

Paco y Luisa viven en Córdoba capital desde siempre y hace más de 25 años, contando 16 ella y 19 él, comenzaron su noviazgo, que duró alrededor de 6 años. Tras este periodo se casaron y hoy día son un matrimonio cristiano comprometido con su vocación, padres de dos hijos varones de 23 y 21 años. Paco trabaja en la administración universitaria y Luisa está prejubilada de la asistencia sanitaria pública por motivos que más adelante aparecerán.

El compromiso cristiano de su vocación aparece de forma natural cuando se observa la evolución de su acción como cristianos durante todos estos años: se conocieron de forma casual, nos cuentan entre miradas cómplices, en la Legión de María, y se hicieron novios para -ya siempre juntos- ir recorriendo un camino de implicación con los demás, vinculados luego a los Padres Blancos (misioneros poco “mediáticos” con proyectos en África), a los Cursillos de Cristiandad y al seguimiento del post-cursillo, los grupos de Comunión, de Confirmación y Cursillos Prematrimoniales de la Parroquia. Siempre en marcha. Siempre vinculados en la Parroquia más cercana, antes Virgen del Camino, ahora Beato Álvaro, también en el trabajo, en las amistades, la familia, etc. Al departir con ellos se nota la plenitud con que el Señor interviene en sus vidas.

Pero pasemos a la entrevista propiamente dicha:

Matrimonio

¿Cuál fue el origen de vuestro matrimonio?

Luisa: Muchas ganas de estar juntos, tantas que en el comienzo de la Luna de Miel aquella les parecía que sobraba, en comparación de la satisfacción de pertenecerse y tenerse el uno al otro.

Paco: Una unión que nace realizando tareas apostólicas.

¿De qué forma ha estado presente Dios en vuestra unión?

P: En lo bueno, sin duda y con agradecimiento, pero también y principalmente en la enfermedad.

Nos narran sin autocompasión pero también sin heroicidad, con naturalidad pero con un perceptible y humano desgarro siempre en superación, que Luisa sufre de una enfermedad degenerativa neuromuscular y Paco recientemente ha sanado, esperemos que para siempre, de un cáncer de próstata. Dios -nos cuentan- se ha hecho visible en todos los momentos duros mostrándoles una salida y un consuelo. Especialmente en la dolencia de Luisa, cuando hubo de abandonar un trabajo en el que la atención al enfermo era una gran satisfacción vocacional por no poder continuar en pie ni realizar esfuerzos musculares, el Señor les mostró el camino de la Escuela de Cursillos de Cristiandad. De la misma forma aparecieron los grupos de matrimonios en la parroquia de la Virgen del Camino.

Superando los momentos y las dificultades que aquella les ha planteado y les plantea, el Señor se implica en su vida cuando ellos ayudan a llevar Su cruz.

Paco y Luisa entienden el Evangelio como lo que es, la Buena Nueva, que no puede guardarse para uno mismo (sal de la tierra), sino llevarla a los demás. Ellos entienden que los cristianos debemos ser “Evangelios con patas”

¿Qué es lo que más ha cambiado desde vuestra boda hasta esta renovación de votos?

L: Tenemos más madurez. Humana y cristiana –tercia Paco. Más presencia de Cristo. La enfermedad, claro, ha sido un cambio en nuestra vida que ha traído bienes como la Paz ante la prueba, fruto de la oración personal y comunitaria.

P: También tenemos más unión entre nosotros, al tiempo que se han ido eliminando cada vez más egoísmos personales, que pienso que son el verdadero cáncer de la sociedad.

Y ¿qué es lo que no ha cambiado en estos 25 años?

P y L: Los detalles de amor –contestan casi al unísono, para pasar a interrumpirse mutua y cordialmente mientras nos explican algunos de ellos, como la comunicación de sus sentimientos con bonitas cartas, el envío de flores, de telegramas… tal como veremos a continuación.

Bodas de Plata

¿Cómo vivisteis ese día, y los previos?

L: La preparación de la boda ha estado cargada de mucha ilusión y detalles, nosotros habíamos decidido que los regalos que nos teníamos que intercambiar deberían ser simples detalles puesto que a través de ellos también ha ido creciendo nuestro amor en estos veinticinco años juntos. Por eso quise que al terminar la ceremonia le entregarán a Paco un telegrama en la misma puerta de la Parroquia en el cual le decía “Gracias por el regalo de éstos veinticinco años”

P: En estos veinticinco años mi regalo preferido para Luisa han sido las rosas y en este día no podían faltar, le regalé 25 una por cada año y junto a ella un libro y un DVD con la historia de nuestra vida en común que se titula “Veinticinco años a tu lado”.

¿Y la ceremonia?

P: Sin nervios, saboreando el momento, preparándola previa y mutuamente para poder vivirla intensamente.

L: Sintiendo el cariño de la gente que nos rodea, recibiendo la alegría de la Acción de Gracias leída por sus hijos -2 folios!, exclama entre alborozada y orgullosa, Luisa.

P: Percibiendo que la siembra en los hijos da fruto –apunta Paco.

L: Pasamos la ceremonia cogidos de la mano, pero no sólo porque necesito apoyarme –bromea. Los cuatro, padres e hijos, de la mano, es una estampa de comunión que, entre otras, ilustra la publicación de esta entrevista. También disfrutamos de la homilía que hizo el sacerdote, tío mío -añade Luisa.

¿Qué les decís a quienes se acercan a sus 25 años de casados pero no tienen previsto celebrarlo?

P: Pues que la capacidad de amar hay que renovarla.

L: Y hay que dar gracias a Dios, por lo bueno y pese a las dificultades.

La crisis del matrimonio

¿Por qué creéis que hoy fracasan tantos matrimonios?
P: Falta de capacidad de aguante y ausencia de Cristo en la pareja.

L: El matrimonio es una vocación de vida, y no se suele considerar así.

¿Qué les podéis aportar a los matrimonios que están pasando por alguna crisis y se estén planteando la posibilidad de la separación?
L: Que lean la Carta a los Corintios de San Pablo, además de que no deberían guardarse listas de agravios mutuos.

P: Es muy importante no acostarse enfadados. Con el paso del tiempo, a nosotros no nos dura ni una hora un enfado, al poco tiempo estamos uno buscando la reconciliación con el otro.

L: Creemos necesario estar orientados al Señor mediante el testimonio, no de palabra, estando alegres ante las dificultades. No es bueno caminar solos, por eso siempre que tenemos problemas recurrimos a nuestro director espiritual, que además es el mismo.

Surge la guasa de nuevo, al recordar cómo a veces cuando uno de ellos acude a su orientador tras algún pequeño conflicto de pareja, aquél le avisa de que el otro ya ha estado antes.

¿Cuál es la edad propicia a la que consideráis que hoy día es mejor casarse, teniendo en cuenta madurez, independencia, vitalidad para tener y criar hijos, etc. y por qué?
L: Jóvenes –sentencia Luisa. Lo primero es unirse, vivir y estar juntos, y luego Dios ayuda a consolidar el Sacramento.

P: Además, mientras más edad se tiene, lo natural es ser más egoístas en la individualidad.

L: Es curioso que hoy día un contrato de móvil obligue a mayor permanencia que un contrato de matrimonio civil, que tiene muchas más y mayores implicaciones.

Dadnos algunas sugerencias para matrimonios recientes. Qué deben buscar, y qué evitar.
L: Tengo la costumbre de invocar al Espíritu Santo antes de decirle algo a Paco que sé que puede no gustarle o resultarle difícil entenderlo o aceptarlo.

P: En cuanto a la crianza y educación de los hijos, nosotros siempre hemos llevado a los nuestros a todas las celebraciones de la fe y de los sacramentos. Además, hemos compartido la autoridad sin desautorizarnos mutuamente.

L: Ha sido importante en nuestro caso llevarlos a un colegio cristiano, pero siempre complementando sin descanso la labor formativa académica y espiritual con una actitud nuestra de servicio y de implicación con el colegio.

P: Hemos vivido la educación de nuestros hijos, en el colegio como en casa, con mucha intensidad. En los juegos o asistiendo a la Escuela de Padres que organizaba el colegio, para aprender a educarlos mejor. Hemos llevado a nuestros hijos a colonias, a campamentos, siempre ofreciéndoles experiencias personales y de fe porque si no conoces algo, no puedes optar por ello.

Conclusiones

Si es posible, que defina cada uno sus 25 años con una sola palabra.

P: Confianza… y Esperanza.

L: Comprensión.

Finalmente, ¿podríais hacer un balance, aunque limitado y resumido, de estos años de vida, de sentimientos, experiencias y de fe?
P: El balance es positivo –asevera sin dudar, Paco. Pese a 25 en los que sin duda ha habido algunas desgracias como las enfermedades, la pérdida de hermanos sin llegar a ancianos y algunas más, hemos vivido y tratamos de vivir el presente, ya que el futuro es Providencia de Dios.

L: Ahora nuestra próxima ilusión es visitar Tierra Santa. Pienso que estoy ahora más enamorada de Paco y que seguro que habrás personas tan felices como yo pero más que yo no.

P: Somos muy distintos, nos complementamos. Somos un equipo.

Sin duda un buen equipo, el mejor; porque les acompaña, como se ha podido apreciar a lo largo de estas líneas, Dios. Esperamos que hayáis podido disfrutar del testimonio y la cercanía de este matrimonio tanto como nosotros a través de la charla que dio origen a esta entrevista, así como la propia redacción de la misma. Dios bendiga a esta familia.

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12/6/08

Entrevista con Cristina. La Historia de una Conversión (III)

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“Permaneced en mi Amor”

Ha llegado el momento de hablar con Cristina del 18 de mayo de 2008. El día de su Bautizo. El día de su Primera Comunión. El día de su Confirmación. Al nombrarle este día el rostro de Cristina se ilumina y sus ojos desprenden un brillo especial. Rebosa tanta felicidad que es fácilmente perceptible por su interlocutor.

Lo primero que le preguntamos es cómo se sentía ese día antes de la celebración. Casi como volviendo a revivir aquellos momentos se muestra inquieta y nos cuenta que se sentía supernerviosa y con mucho miedo por si surgía algún inconveniente de última hora que le impidiera recibir los Sacramentos. Sobre el día anterior nos revela: –“Tenía miedo, pensaba: mira que si me caigo por las escaleras o me tuerzo un tobillo…. Quique quería salir y yo le decía: Yo no me muevo de casa vaya que me pase algo. Estaba toda paranoica.., muy nerviosa. No quería que pasase algo que lo echara todo al traste.”

Cristina nos dice que en la celebración continuaba nerviosa, incluso le temblaban las piernas, pero que ese estado de nervios desapareció con el Bautismo: -“ Los nervios se me quitaron cuando me bautizaron. Ahí fue cuando me relajé. Me relajé y los nervios se convirtieron en responsabilidad. Mientras continuó la celebración hice mi último examen de conciencia pero acabé totalmente convencida de que aquello era lo que yo verdaderamente quería.”

También nos cuenta que durante el Bautizo no paró de llorar, que fue una experiencia “superfuerte”. –“Vi pasar toda mi vida por delante en un momento y me acordé de mi padre y de toda mi gente”. Y nos comenta que su familia, a la que tanto echó de menos en este día, no estuvo presente en la celebración, aunque no por el hecho de que no compartieran su decisión, sino por diversos motivos que les impidieron desplazarse desde Barcelona.

Tras contarnos esto, Cristina también parece relajarse y con una amplia sonrisa, nos dice que, tras la celebración del Bautismo, durante el resto de la celebración, -“ya fue todo un disfrute total”.

Ya ha pasado Cristina sus primeros días como miembro de la Iglesia. Ya ha pasado todo el estrés propio de la preparación y la celebración de ese día tan importante para ella. Le preguntamos cómo se siente ahora que ya ha tenido algo de tiempo para ir asimilándolo todo. Su respuesta es rápida y con seguridad afirma: -“Me siento una privilegiada y muy, muy orgullosa de haberme bautizado. Me siento muy contenta.... como si me hubiese tocado la lotería. Me regaló mi abuela Carmen, del Cursillo, (que yo la llamo abuela) un Crismón, me lo colgué el domingo y todavía no me lo he quitado, ni me lo pienso quitar.” Y nos muestra, toda orgullosa, el Crismón de plata que lleva colgado al cuello.

Y ahora ¿Qué? – Le preguntamos-. Toda ilusionada nos dice que ahora hay que seguir. Que sigue siendo una inculta religiosa y que tiene mucho que aprender. Lo primero que quiere es aprender oraciones y para ello se ha hecho con un librito que la acompaña a todos sitios y que, en cualquier momento en que dispone de tiempo, ya sea en el autobús o en cualquier otro sitio, lo saca y se pone a aprendérselas. Además piensa seguir asistiendo a las reuniones de su Cursillo de Cristiandad y, como no, los domingos a misa con su suegra.

Sin solución de continuidad le preguntamos si tenía pensado integrarse en alguno de los grupos o actividades de la parroquia, a lo que nos contestó: -“De momento no. Ahora mismo estoy trabajando en Proyecto Hombre y el poco tiempo libre de que dispongo lo entrego allí. Allí me necesitan más. Bueno... no...yo los necesito más a ellos que ellos a mí. Si más adelante el trabajo me lo permite y tengo más tiempo pues ya se vería pero de momento seguiré con Proyecto Hombre.”

Para finalizar le pedimos unas palabras dirigidas a todos aquellos que se puedan encontrar en la misma situación en que ella se encontraba hace un tiempo. Esta fue su contestación:

-“Que no se dejen influenciar por nadie. Eso es lo más importante. Que escuchen todas las opiniones, las buenas, las malas y las regulares. Que piense sobre toda su vida, desde que nacieron, y que busquen, porque seguro que Dios les ha ayudado muchas veces. Nada pasa por casualidad. Que nunca es tarde.”

Hasta aquí llegó nuestra conversación con Cristina. Una mujer valiente, comprometida y con las ideas muy claras, que ha conocido a Jesucristo y está dispuesta a seguirlo, tratarlo y dar testimonio de Él como respuesta a su llamada y a su Amor por ella.

“Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor.
.....
No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca” (Juan, 15. 9,16)

¿Cómo permanecemos nosotros en el Amor de Jesús? ¿Permanecemos de manera rutinaria, por tradición, pensando que ya lo conocemos y lo sabemos todo o permanecemos de manera activa, intentando continuamente conocer a Jesús más a fondo y buscándolo cada día en el hermano necesitado como hace Cristina? ¿Seremos nosotros capaces de permanecer en el Amor de Jesús y de dar fruto?

Desde aquí queremos hacer pública nuestra inmensa gratitud a Cristina por habernos dedicado su tiempo y por compartir con toda nuestra comunidad parroquial su testimonio. Al mismo tiempo le deseamos toda la felicidad del mundo en su nueva vida como cristiana y os pedimos a todos una oración por ella, para que así sea.

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10/6/08

Entrevista con Cristina. La Historia de una Conversión (II)

“Ven y Sígueme”

( Ir a la 1ª Parte )

Continuemos con el camino de conversión iniciado por Cristina tras la muerte de su padre. Ella nos comenta que su proceso –“Ha sido como cocinar una paella: Se le van añadiendo, poco a poco, un ingrediente por aquí, otro por allá y al final resulta un plato estupendo”.

El primer ingrediente de ese plato es Enrique, su novio. Lo conoció al poco tiempo de morir su padre. Con él da un paso en su vida afectiva, sin embargo, en el plano religioso, en un principio, no le supone ningún cambio. “Quique” piensa igual que ella en aquel tiempo: -“Cree que hay algo superior al hombre, pero no le pone nombre. Ni va a misa, ni cree en la Iglesia”. A pesar de ello, Enrique va a ser una pieza fundamental en su conversión ya que al poco tiempo de conocerle deciden trasladarse a vivir a Córdoba.

Aquí, en Córdoba, conoce a los padres de Quique, Enrique y Araceli, miembros de nuestra comunidad parroquial. Ellos son el siguiente “ingrediente”. De ellos recibe mucho más cariño y apoyo del que cabía esperar. La acogen como a una verdadera hija y ella los considera como unos nuevos padres. Con su modo de vida, su forma de actuar, el calor familiar que se respira en su hogar, inconscientemente, van despertando en Cristina su admiración, cierta envidia sana y una incipiente curiosidad sobre la religión. Al respecto nos dice:

- “He tenido una suerte tremenda. A través de ellos he conocido a un montón de gente majísima y empecé a tener conocimiento de lo que era la parroquia. Ellos han sido la llave que me ha puesto en contacto con la Iglesia”.

En casa de sus suegros se trata todo lo relacionado con la religión con mucha naturalidad. Ella comienza a hablar con ellos sobre el tema y comienza a leer y a informarse de temas que hasta ahora desconocía. Poco a poco, va meditando, va atando cabos y comienza a vislumbrar que de alguna manera “alguien” le está marcando el camino. Un día su suegra le plantea: “¿A ti no te gustaría bautizarte?”. Cristina comienza a pensárselo.

Como consecuencia de la situación vivida por una persona del entorno familiar comienza a colaborar en “Proyecto Hombre”. Tenemos aquí un nuevo “ingrediente” de la “paella” y uno de los detonantes fundamentales en su proceso de conversión. En este tiempo toma conciencia de la gran labor social que lleva a cabo la Iglesia de manera desinteresada y altruista. Descubre la Caridad cristiana. Entusiasmada y llena de admiración por el padre Lázaro y todos sus colaboradores nos relata la magnífica labor que realizan.

Cristina continua meditando la propuesta de bautismo y al final toma la decisión: “Sí, quiero bautizarme”. Se lo comunica a Araceli y ésta la pone en contacto con D. Tomás, nuestro párroco. De éste nos dice: -“Si mi suegra me dio un empujoncito, Tomás fue el que me cogió en brazos y me lanzó definitivamente”- y se deshace en elogios hacia D. Tomás por la acogida que le dio y el trato que le ha dispensado tanto como formador como persona. He aquí que D. Tomás pasó de ser sacerdote a ser “ingrediente” (perdón por la broma).

Pero aún queda un “ingrediente” principal. Tras el proceso de formación y catequesis llevado personalmente por D. Tomás, éste le recomienda a Cristina hacer un Cursillo de Cristiandad a lo que ella accede sin mayor problema. Sin duda, Cristina no se podía imaginar lo que allí le esperaba.

Al hablar del Cursillo de Cristiandad la emoción se le nota a flor de piel, los ojos se le enrojecen y con voz entrecortada nos cuenta: –“Si en la catequesis conocí a Jesucristo de forma teórica allí lo conocí realmente. Allí me di cuenta de todo. Fue brutal....Fue increíble.”-. Y nos recomienda: -“ Hay que hacerlo. Sin duda, hay que ir y hacerlo”-.

No hay lugar a dudas, Cristina ha conocido a Jesús. Un Jesús que ha salido a su encuentro y la ha llamado. Y ella ha sabido escuchar su voz. Esa voz que dice: “El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, cargue con su cruz y me siga.” (Mateo 16,24).

Cristina ha dicho SÍ a Jesús. Ha decidido seguirle. Y para ello ha renunciado a sí misma, a seguir pensando como antes, a seguir pensando como su familia. Y no le ha importado cargar con la cruz de la incomprensión (aunque siempre desde el respeto) de su madre, hermanos, novio, amigos y compañeros de trabajo, la cruz de que la llamen “chaquetera”, la cruz de ir contra corriente.

Me pregunto: Nosotros, cristianos de toda la vida, ¿Hubiésemos sido capaces de hacer algo parecido? ¿Somos capaces en nuestro día a día de renunciar a todo aquello que nos separa de Dios? ¿Estamos dispuesto a dar la cara como cristianos a pesar de los inconvenientes que ello nos pueda provocar?

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8/6/08

Entrevista con Cristina. La Historia de una Conversión (I)

“El Señor es mi Pastor”

Cristina nació en Barcelona el año 1.978. A causa de la profesión de sus padres (maestros), a lo largo de su vida, ha ido residiendo en distintas localidades, todas ellas de Cataluña, hasta que desde hace 2 años, por amor, o por capricho del destino, o mas bien, por voluntad de Dios (de lo que ella está convencida,) se trasladó a Córdoba y ahora vive entre nosotros.

El pasado 18 de mayo vivió el día mas importante de su vida; de manos del señor obispo recibió el Bautismo, la Confirmación y su Primera Comunión. Una experiencia y un día inolvidables para ella.

Pensamos que su testimonio podría ser interesante, tanto para los que se encuentran alejados de la Fe como para los que ya la profesamos, por ello, decidimos ponernos en contacto con ella para concertar una pequeña entrevista, lo que hicimos el mismo domingo tras la ceremonia. Cristina, toda amabilidad a pesar de lo ajetreado del momento y de no conocernos de nada, mostró su total disponibilidad para charlar con nosotros. Así, quedamos en vernos un par de días después para mantener una conversación de la que, por motivos de espacio, extraemos a continuación un poco de lo mucho e interesante que nos contó.

Puntual a la cita (incluso con antelación a la hora fijada), encontramos a Cristina en la puerta de nuestra parroquia despachando telefónicamente asuntos de trabajo. Ambos pensamos que el lugar más apropiado para llevar a cabo la entrevista era en la tranquilidad de alguno de los salones de la parroquia, nuestra casa común, a lo que D. Tomás accedió gustoso.

Creo, sinceramente, que el entrevistador (que debutaba en estos quehaceres) estaba más nervioso que la entrevistada, pero, poco a poco, y gracias, sobre todo, a la naturalidad con la que Cristina afrontó la situación, la pretendida entrevista derivó en una amena conversación en la que prácticamente sin darnos cuenta se fueron tratando todos los puntos previstos en el “guión”.

Así, Cristina comenzó a hacer un recorrido por sus orígenes. Nos cuenta que sus padres sí que estaban bautizados y habían hecho la Primera Comunión, e incluso se habían educado en colegios religiosos, pero que decidieron ser totalmente neutrales con ella y sus tres hermanos en ese aspecto para darles la oportunidad de elegir cuando fuesen adultos.

¿Qué conocía pues Cristina de Jesús y de la Iglesia durante su estancia en Barcelona? Cristina nos confiesa que entró por primera vez en una iglesia con diecisiete años con motivo de un bautizo al que fue invitada y que su conocimiento con respecto a la religión era de “culturilla general”; lo que veía por la tele, lo que le enseñaron en los dos años que dio religión en el colegio, lo que le contaba su abuela, que sí que era católica practicante, y poco más. Sí que creía que había algo, un ser superior al hombre, pero ni le ponía nombre ni lo identificaba con nada.

Uno de los puntos de inflexión en la vida de Cristina fue la muerte repentina de su padre. Para toda su familia fue un golpe muy duro. Sin embargo, mientras que para su madre supuso un distanciamiento de la Fe para ella fue el inicio del cambio:

- A mí, en cinco años para acá, me ha cambiado la vida. No soy la misma persona. Con la muerte de mi padre estaba como en un pozo..., estaba superperdida...., no encontraba el norte...., no sabía lo qué quería. A raíz de ahí maduré, comencé a plantearme cosas y empecé a encontrar…bueno, no empecé a encontrar… es que me lo pusieron delante- nos dice.

Cristina, aún sin poder encontrar las palabras adecuadas y la forma para explicar el cómo, se muestra plenamente convencida de que Dios la ha ido conduciendo, la ha ido llevando, poco a poco y sin ser ella plenamente consciente de ello, hasta llegar a su situación actual.

En este momento se me vienen a la cabeza los versos del Salmo 23:

"El Señor es mi pastor,

...
me conduce hacia fuentes tranquilas
...
Me guía por la senda del bien,
...
Aunque pase por quebradas peligrosas,
ningún mal temeré,
porque tú estás conmigo,
tu bastón y tu vara me protegen
....
Tu amor y bondad me acompañan
todos los días de mi vida;
..."

A raíz de todo esto que nos cuenta Cristina me hago algunas preguntas:

¿Somos nosotros capaces de vislumbrar la mano de Dios en nuestras vidas como lo ha hecho Cristina?; ¿Tenemos la humildad suficiente como para aceptar seguirle por la senda que él nos conduce?; ¿Tenemos la Fe suficiente como para creer que Él está con nosotros y nos protege siempre, incluso en los malos momentos?

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8/3/08

La Historia de una Conversión

“El Señor es mi Pastor”

Cristina nació en Barcelona el año 1.978. A causa de la profesión de sus padres (maestros), a lo largo de su vida, ha ido residiendo en distintas localidades, todas ellas de Cataluña, hasta que desde hace 2 años, por amor, o por capricho del destino, o mas bien, por voluntad de Dios (de lo que ella está convencida,) se trasladó a Córdoba y ahora vive entre nosotros.

El pasado 18 de mayo vivió el día mas importante de su vida; de manos del señor obispo recibió el Bautismo, la Confirmación y su Primera Comunión. Una experiencia y un día inolvidables para ella.

Pensamos que su testimonio podría ser interesante, tanto para los que se encuentran alejados de la Fe como para los que ya la profesamos, por ello, decidimos ponernos en contacto con ella para concertar una pequeña entrevista, lo que hicimos el mismo domingo tras la ceremonia. Cristina, toda amabilidad a pesar de lo ajetreado del momento y de no conocernos de nada, mostró su total disponibilidad para charlar con nosotros. Así, quedamos en vernos un par de días después para mantener una conversación de la que, por motivos de espacio, extraemos a continuación un poco de lo mucho e interesante que nos contó.

Puntual a la cita (incluso con antelación a la hora fijada), encontramos a Cristina en la puerta de nuestra parroquia despachando telefónicamente asuntos de trabajo. Ambos pensamos que el lugar más apropiado para llevar a cabo la entrevista era en la tranquilidad de alguno de los salones de la parroquia, nuestra casa común, a lo que D. Tomás accedió gustoso.

Creo, sinceramente, que el entrevistador (que debutaba en estos quehaceres) estaba más nervioso que la entrevistada, pero, poco a poco, y gracias, sobre todo, a la naturalidad con la que Cristina afrontó la situación, la pretendida entrevista derivó en una amena conversación en la que prácticamente sin darnos cuenta se fueron tratando todos los puntos previstos en el “guión”.

Así, Cristina comenzó a hacer un recorrido por sus orígenes. Nos cuenta que sus padres sí que estaban bautizados y habían hecho la Primera Comunión, e incluso se habían educado en colegios religiosos, pero que decidieron ser totalmente neutrales con ella y sus tres hermanos en ese aspecto para darles la oportunidad de elegir cuando fuesen adultos.

¿Qué conocía pues Cristina de Jesús y de la Iglesia durante su estancia en Barcelona? Cristina nos confiesa que entró por primera vez en una iglesia con diecisiete años con motivo de un bautizo al que fue invitada y que su conocimiento con respecto a la religión era de “culturilla general”; lo que veía por la tele, lo que le enseñaron en los dos años que dio religión en el colegio, lo que le contaba su abuela, que sí que era católica practicante, y poco más. Sí que creía que había algo, un ser superior al hombre, pero ni le ponía nombre ni lo identificaba con nada.

Uno de los puntos de inflexión en la vida de Cristina fue la muerte repentina de su padre. Para toda su familia fue un golpe muy duro. Sin embargo, mientras que para su madre supuso un distanciamiento de la Fe para ella fue el inicio del cambio:

- A mí, en cinco años para acá, me ha cambiado la vida. No soy la misma persona. Con la muerte de mi padre estaba como en un pozo..., estaba superperdida...., no encontraba el norte...., no sabía lo qué quería. A raíz de ahí maduré, comencé a plantearme cosas y empecé a encontrar…bueno, no empecé a encontrar… es que me lo pusieron delante- nos dice.

Cristina, aún sin poder encontrar las palabras adecuadas y la forma para explicar el cómo, se muestra plenamente convencida de que Dios la ha ido conduciendo, la ha ido llevando, poco a poco y sin ser ella plenamente consciente de ello, hasta llegar a su situación actual.

En este momento se me vienen a la cabeza los versos del Salmo 23:

"El Señor es mi pastor,

...
me conduce hacia fuentes tranquilas
...
Me guía por la senda del bien,
...
Aunque pase por quebradas peligrosas,
ningún mal temeré,
porque tú estás conmigo,
tu bastón y tu vara me protegen
....
Tu amor y bondad me acompañan
todos los días de mi vida;
..."

“Ven y Sígueme”

Continuemos con el camino de conversión iniciado por Cristina tras la muerte de su padre. Ella nos comenta que su proceso –“Ha sido como cocinar una paella: Se le van añadiendo, poco a poco, un ingrediente por aquí, otro por allá y al final resulta un plato estupendo”.

El primer ingrediente de ese plato es Enrique, su novio. Lo conoció al poco tiempo de morir su padre. Con él da un paso en su vida afectiva, sin embargo, en el plano religioso, en un principio, no le supone ningún cambio. “Quique” piensa igual que ella en aquel tiempo: -“Cree que hay algo superior al hombre, pero no le pone nombre. Ni va a misa, ni cree en la Iglesia”. A pesar de ello, Enrique va a ser una pieza fundamental en su conversión ya que al poco tiempo de conocerle deciden trasladarse a vivir a Córdoba.

Aquí, en Córdoba, conoce a los padres de Quique, Enrique y Araceli, miembros de nuestra comunidad parroquial. Ellos son el siguiente “ingrediente”. De ellos recibe mucho más cariño y apoyo del que cabía esperar. La acogen como a una verdadera hija y ella los considera como unos nuevos padres. Con su modo de vida, su forma de actuar, el calor familiar que se respira en su hogar, inconscientemente, van despertando en Cristina su admiración, cierta envidia sana y una incipiente curiosidad sobre la religión. Al respecto nos dice:

- “He tenido una suerte tremenda. A través de ellos he conocido a un montón de gente majísima y empecé a tener conocimiento de lo que era la parroquia. Ellos han sido la llave que me ha puesto en contacto con la Iglesia”.

En casa de sus suegros se trata todo lo relacionado con la religión con mucha naturalidad. Ella comienza a hablar con ellos sobre el tema y comienza a leer y a informarse de temas que hasta ahora desconocía. Poco a poco, va meditando, va atando cabos y comienza a vislumbrar que de alguna manera “alguien” le está marcando el camino. Un día su suegra le plantea: “¿A ti no te gustaría bautizarte?”. Cristina comienza a pensárselo.

Como consecuencia de la situación vivida por una persona del entorno familiar comienza a colaborar en “Proyecto Hombre”. Tenemos aquí un nuevo “ingrediente” de la “paella” y uno de los detonantes fundamentales en su proceso de conversión. En este tiempo toma conciencia de la gran labor social que lleva a cabo la Iglesia de manera desinteresada y altruista. Descubre la Caridad cristiana. Entusiasmada y llena de admiración por el padre Lázaro y todos sus colaboradores nos relata la magnífica labor que realizan.

Cristina continua meditando la propuesta de bautismo y al final toma la decisión: “Sí, quiero bautizarme”. Se lo comunica a Araceli y ésta la pone en contacto con D. Tomás, nuestro párroco. De éste nos dice: -“Si mi suegra me dio un empujoncito, Tomás fue el que me cogió en brazos y me lanzó definitivamente”- y se deshace en elogios hacia D. Tomás por la acogida que le dio y el trato que le ha dispensado tanto como formador como persona. He aquí que D. Tomás pasó de ser sacerdote a ser “ingrediente” (perdón por la broma).

Pero aún queda un “ingrediente” principal. Tras el proceso de formación y catequesis llevado personalmente por D. Tomás, éste le recomienda a Cristina hacer un Cursillo de Cristiandad a lo que ella accede sin mayor problema. Sin duda, Cristina no se podía imaginar lo que allí le esperaba.

Al hablar del Cursillo de Cristiandad la emoción se le nota a flor de piel, los ojos se le enrojecen y con voz entrecortada nos cuenta: –“Si en la catequesis conocí a Jesucristo de forma teórica allí lo conocí realmente. Allí me di cuenta de todo. Fue brutal....Fue increíble.”-. Y nos recomienda: -“ Hay que hacerlo. Sin duda, hay que ir y hacerlo”-.

No hay lugar a dudas, Cristina ha conocido a Jesús. Un Jesús que ha salido a su encuentro y la ha llamado. Y ella ha sabido escuchar su voz. Esa voz que dice: “El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, cargue con su cruz y me siga.” (Mateo 16,24).

Cristina ha dicho SÍ a Jesús. Ha decidido seguirle. Y para ello ha renunciado a sí misma, a seguir pensando como antes, a seguir pensando como su familia. Y no le ha importado cargar con la cruz de la incomprensión (aunque siempre desde el respeto) de su madre, hermanos, novio, amigos y compañeros de trabajo, la cruz de que la llamen “chaquetera”, la cruz de ir contra corriente.



“Permaneced en mi Amor”

Ha llegado el momento de hablar con Cristina del 18 de mayo de 2008. El día de su Bautizo. El día de su Primera Comunión. El día de su Confirmación. Al nombrarle este día el rostro de Cristina se ilumina y sus ojos desprenden un brillo especial. Rebosa tanta felicidad que es fácilmente perceptible por su interlocutor.

Lo primero que le preguntamos es cómo se sentía ese día antes de la celebración. Casi como volviendo a revivir aquellos momentos se muestra inquieta y nos cuenta que se sentía supernerviosa y con mucho miedo por si surgía algún inconveniente de última hora que le impidiera recibir los Sacramentos. Sobre el día anterior nos revela: –“Tenía miedo, pensaba: mira que si me caigo por las escaleras o me tuerzo un tobillo…. Quique quería salir y yo le decía: Yo no me muevo de casa vaya que me pase algo. Estaba toda paranoica.., muy nerviosa. No quería que pasase algo que lo echara todo al traste.”

Cristina nos dice que en la celebración continuaba nerviosa, incluso le temblaban las piernas, pero que ese estado de nervios desapareció con el Bautismo: -“ Los nervios se me quitaron cuando me bautizaron. Ahí fue cuando me relajé. Me relajé y los nervios se convirtieron en responsabilidad. Mientras continuó la celebración hice mi último examen de conciencia pero acabé totalmente convencida de que aquello era lo que yo verdaderamente quería.”

También nos cuenta que durante el Bautizo no paró de llorar, que fue una experiencia “superfuerte”. –“Vi pasar toda mi vida por delante en un momento y me acordé de mi padre y de toda mi gente”. Y nos comenta que su familia, a la que tanto echó de menos en este día, no estuvo presente en la celebración, aunque no por el hecho de que no compartieran su decisión, sino por diversos motivos que les impidieron desplazarse desde Barcelona.

Tras contarnos esto, Cristina también parece relajarse y con una amplia sonrisa, nos dice que, tras la celebración del Bautismo, durante el resto de la celebración, -“ya fue todo un disfrute total”.

Ya ha pasado Cristina sus primeros días como miembro de la Iglesia. Ya ha pasado todo el estrés propio de la preparación y la celebración de ese día tan importante para ella. Le preguntamos cómo se siente ahora que ya ha tenido algo de tiempo para ir asimilándolo todo. Su respuesta es rápida y con seguridad afirma: -“Me siento una privilegiada y muy, muy orgullosa de haberme bautizado. Me siento muy contenta.... como si me hubiese tocado la lotería. Me regaló mi abuela Carmen, del Cursillo, (que yo la llamo abuela) un Crismón, me lo colgué el domingo y todavía no me lo he quitado, ni me lo pienso quitar.” Y nos muestra, toda orgullosa, el Crismón de plata que lleva colgado al cuello.

Y ahora ¿Qué? – Le preguntamos-. Toda ilusionada nos dice que ahora hay que seguir. Que sigue siendo una inculta religiosa y que tiene mucho que aprender. Lo primero que quiere es aprender oraciones y para ello se ha hecho con un librito que la acompaña a todos sitios y que, en cualquier momento en que dispone de tiempo, ya sea en el autobús o en cualquier otro sitio, lo saca y se pone a aprendérselas. Además piensa seguir asistiendo a las reuniones de su Cursillo de Cristiandad y, como no, los domingos a misa con su suegra.

Sin solución de continuidad le preguntamos si tenía pensado integrarse en alguno de los grupos o actividades de la parroquia, a lo que nos contestó: -“De momento no. Ahora mismo estoy trabajando en Proyecto Hombre y el poco tiempo libre de que dispongo lo entrego allí. Allí me necesitan más. Bueno... no...yo los necesito más a ellos que ellos a mí. Si más adelante el trabajo me lo permite y tengo más tiempo pues ya se vería pero de momento seguiré con Proyecto Hombre.”

Para finalizar le pedimos unas palabras dirigidas a todos aquellos que se puedan encontrar en la misma situación en que ella se encontraba hace un tiempo. Esta fue su contestación:

-“Que no se dejen influenciar por nadie. Eso es lo más importante. Que escuchen todas las opiniones, las buenas, las malas y las regulares. Que piense sobre toda su vida, desde que nacieron, y que busquen, porque seguro que Dios les ha ayudado muchas veces. Nada pasa por casualidad. Que nunca es tarde.”

Hasta aquí llegó nuestra conversación con Cristina. Una mujer valiente, comprometida y con las ideas muy claras, que ha conocido a Jesucristo y está dispuesta a seguirlo, tratarlo y dar testimonio de Él como respuesta a su llamada y a su Amor por ella.

Desde aquí queremos hacer pública nuestra inmensa gratitud a Cristina por habernos dedicado su tiempo y por compartir con toda nuestra comunidad parroquial su testimonio. Al mismo tiempo le deseamos toda la felicidad del mundo en su nueva vida como cristiana y os pedimos a todos una oración por ella, para que así sea.