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30/1/12

Fiesta benéfica Pro Seminario Menor de Córdoba - febrero 2012

El próximo sábado 11 de febrero tendrá lugar una Fiesta benéfica en beneficio del Seminario Menor de Córdoba.

Se celebrará en las instalaciones del Seminario Menor junto al colegio de la Stma. Trinidad, y la entrada será por la calle paralela a la C/Sansueña, es decir, por la C/Antonio Gómez Aguilar.

El precio es 30 Euros y la fiesta consistirá en un cocktail, almuerzo y actuaciones de grupos flamencos. Se pueden adquirir entradas en el Seminario Menor (C/ Sansueña, 3) y en la parroquia de San Miguel (Pz San Miguel s/n).

La fiesta benéfica surge desde el seminario menor para recaudar fondos en bien de la formación de los propios seminaristas ya que esta tarea necesita medios humanos y materiales. Colaborar con el Seminario es colaborar con el futuro sacerdotal de nuestra Diócesis.


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29/1/12

Aceptar la Voluntad de Dios y renunciar a la propia voluntad

II DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Lecturas: Deut 18, 15-2 // Salmo 94 // 1 Cor 7 32-35 // Mc 1,21-28

Queridos hermanos y hermanas:

La Primera Lectura del Deuteronomio nos habla de la promesa que Dios hizo al pueblo prometiéndole profetas que les dirían lo que El les mandara a decir. Nos dice esta lectura que el pueblo había pedido a Dios que no quería volver a oír su voz. Por eso, “en aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo: ‘El Señor Dios hará surgir en medio de ustedes, entre sus hermanos, un profeta como yo. A él lo escucharán” (Dt. 18, 15-20). Así lo prometió Dios a Moisés y así fue con toda la serie de profetas de los cuales leemos en el Antiguo Testamento (escritores y no escritores, mayores y menores), que sucedieron a Moisés, hasta que llegó “el Profeta”, que no es otro sino el mismo Dios hecho Hombre: Jesucristo.

Profeta es quien dice al pueblo de Dios lo que Dios quiere que se le diga. Profeta no es simplemente quien habla de Dios; es, más bien, quien habla en nombre de Dios y bajo su inspiración. El profeta es a la vez receptor y transmisor: recibe la palabra de Dios y la transmite. Se dice que el profeta es “boca de Dios”, pues el profeta habla con su boca la palabra de Dios. Ahora bien, Jesucristo es la Palabra misma; es decir, Jesucristo es la expresión de Dios para nosotros los seres humanos. De allí que Jesús, al comenzar a predicar y a actuar, sorprendiera a la gente de su época. Nos dice el Evangelio de hoy que, al enseñar,“sus oyentes quedaron asombrados de sus palabras”. Y al expulsar un demonio, “todos quedaron estupefactos ... y decían ‘este hombre sí tiene autoridad pues manda hasta a los espíritus inmundos y éstos le obedecen’” (Mc. 1, 21-28). Jesucristo era el Profeta que, además de hablar en nombre de Dios y de enseñar con autoridad, también expulsaba a los demonios.

Sobre la lucha contra los espíritus malignos es importante tomar en cuenta algunas recomendaciones. Como el Demonio y los demonios están siempre al acecho para hacer caer a los seres humanos en el pecado y para hacerles andar por el camino que lleva a la condenación, debemos recordar que Jesucristo nos habla de la importancia de la vigilancia. Vigilancia necesaria sobre todo en nuestros días cuando se ha implantado la conciencia entre los propios cristianos de la no existencia del mal, del demonio. Ese ha sido su mayor triunfo, ha conseguido que la gente no esté en guardia frente a las asechanzas del mal y campa por sus respetos haciendo de las suyas. Es un dato objetivo recogido incluso por las estadísticas de las fuerzas de seguridad del estado, que han aumentado significativamente las sectas y grupos satánicos. La influencia del mal es obvia en nuestros días.

El evangelio de hoy es muy significativo, el que declara que Jesús es el Mesías, el Santo de Dios no es ninguno de los que están escuchando en la sinagoga, es el propio espíritu inmundo que tenía aquel hombre, es el demonio el que teme a Jesús, el que sabe de su debilidad ante El Señor de Cielo y Tierra, ante Jesús. El demonio bien sabe que ante Jesús no puede hacer nada y tiene que salir huyendo ante el mandato de Dios: "vete de este hombre"

El medio más eficaz de vigilar, para impedir que el mal se acerque a nosotros es vigilar en oración, llenando así nuestro corazón de Dios que es Quien expulsa el Mal. Así el Enemigo no podrá encontrar sitio en nuestro corazón. Y no tiene sitio allí si la persona está bien unida a Dios. Porque estando unidos a Dios no puede hacer de las suyas el demonio.

¿En qué consiste esa unión con Dios? Consiste en aceptar la Voluntad de Dios y renunciar a la propia voluntad. Consiste en aceptar los deseos de Dios y renunciar a los propios deseos. Consiste esa unión con Dios en aceptar la forma de pensar y de ser de Dios y renunciar a las propias formas de pensar y de actuar. Y esto es así, por quien está unido a Dios de esa manera es fuerte con la fortaleza misma de Dios. Esta es la vigilancia que nos pide el Señor.

Que Dios nos conceda a todos vivir muy cerca de él, que llenemos nuestros corazones de su Gracia para que nada ni nadie pueda ocuparlos. Feliz Día del Señor. Que Dios os bendiga.

Tomás Pajuelo Romero. Párroco.

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22/1/12

«Convertíos y creed en el Evangelio»

II DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Lecturas: 1º Jonás 3, 1-5.10 // Salmo 24 // 1ª Corintios 7, 29-31 // Marcos 1, 14-20.

Queridos hermanos y hermanas:

Historia de Jonás en una miniatura de un manuscrito del siglo XLa Palabra de Dios de este domingo, especialmente la primera lectura del profeta Jonás y el Evangelio de S. Marcos, nos presentan un tema esencial en la vida cristiana: La LLamada de Dios.

Es fundamental, como dice el Papa Benedicto XVI, que nos demos cuenta y descubramos en nuestra vida que el cristianismo no es una doctrina, no es un conocimiento... es un ENCUENTRO con Jesucristo que nos salva. Es muy importante esta matización puesto que muchas veces creemos que por saber mucho de Cristo, del Evangelio, de la Historia de la Iglesia, ya somos mejores cristianos. No es así, seremos mejores Hijos de Dios cuanto más le amemos y más vivamos y experimentemos su AMOR. Evidentemente es necesario saber y conocer nuestra doctrina, nuestra fe, nuestra historia, nuestra teología... pero desde el Encuentro con Dios en nuestras vidas.

Jonás es llamado por Dios, además llamado a una tarea muy dificil, predicar en Nínive. Nínive era una ciudad floreciente, llena de riquezas, de todos los placeres mundanos. Los habitantes de esta ciudad vivian perdidamente, habian olvidado a Dios y satisfechos por sus riquezas vivian al margen de la fe. El pecado y el abandono de Dios era lo habitual en sus vidas. Es curioso ver como al escuchar la definicion de Nínive parece que estuviesemos definiendo nuestra sociedad de hoy. Jonás recibe esa dura misión, conseguir que los ninivitas se conviertan, dejen su mala vida y vuelvan a Dios. Que retomen su vida de fe. Jonás asume la tarea y comienza a predicar confiando en Dios. Cual fue su sorpresa que los ninivitas escucharon su llamada a la conversión, cambiaron sus vidas y volvieron a Dios. Dios al ver su arrepentimiento y su conversión desistió de mandarle el castigo que les tenia guardado.

Quizás el Señor hoy nos esté llamando a cada uno de nosotros a ser como Jonás y predicar a esta sociedad incrédula y satisfecha la conversión y el perdón de sus pecados. Tenemos que ser creíbles como Jonás y hacer creíble y atrayente el mensaje de conversión, de perdón, de amor, de misericordia que Jesucristo trae al mundo. Dios quiere que todos sus hijos se salven, que le amen, que le escuchen y que sean felices... y nos manda a nosotros que lo anunciemos. Pero si nosotros mismos no vivimos nuestra fe con alegria, con ilusión, con esperanza... Si para nosotros nuestra fe no es una fuente de gozo incesante y de felicidad es muy dificil que podamos convencer a nadie. ¿Cómo voy a convencer a alguién del Amor que Dios nos tiene si mi vida no trasmite de ningun modo ese amor? Es imposible que alguién quiera volver a Dios si nos ve triste, sin esperanza... ¿Por que la JMJ de Madrid ha llamado tanto la atención? Porque el mundo ha visto a millones de jóvenes alegres, gozosos, contentos de ser cristianos, de vivir la paz, la fraternidad. Jóvenes que han demostrado con su comportamiento que hay algo más que el botellón y las drogas, la discotecas y el ligar... Jóvenes que le han dicho al mundo: ¡¡¡Creemos en Cristo y en su Iglesia y somos felices!!!

Ese es el modo de provocar la conversión, hace falta cristianos creíbles que manifiesten con sus obras, sus palabras, sus actitudes de vida... que Jesús nos ama, da sentido a nuestras vidas y nos hace tremendamente felices seguirle y amarle. Que Dios nos conceda a todos vivir gozosos nuestra fe y proclamar "Convertíos y creed en el Evangelio".

Feliz Día del Señor a todos. Que Dios os bendiga.

Tomás Pajuelo Romero. Párroco.

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15/1/12

«Habla, Señor, que tu siervo te escucha»

II DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Lecturas: 1ºSamuel 3, 3b-10. 19 // Salmo39 // 1ª Corintios 6, 13c-15a. 17-20 // Juan 1, 35-42.

Queridos hermanos y hermanas:

Pintura de Samuel aprendiendo de Elí. John Singleton Copley. 1800En este segundo domingo del tiempo ordinario, cuando quedan ya atrás los sonidos y vivencias de la Navidad, la Palabra de Dios que se proclama es muy rica y eficaz para nuestras vidas.

Hoy escuchamos la llamada de personajes muy muy importantes en la Sagrada Escritura. En la Primera lectura de hoy, se nos narra la vocación del profeta Samuel. Samuel, desde que era un niño, estaba dedicado al servicio del Templo de Jerusalén. Estaba al servicio del Sacerdote Elí. Una noche, mientras duerme, oye en su interior una voz que le llama. Como niño que es no sabe qué es esa voz y se dirige hacia el sacerdote Elí pensando que este le había llamado. Elí le dice que el no lo ha llamado. Le escena se repite hasta tres veces, Elí se da cuenta que es Dios quien está llamando al muchacho y le dice: "cuando oigas de nuevo esa voz, respóndele diciendo, aqui estoy Señor".

Es muy significativo este texto, todos nosotros sentimos a veces esa voz interior que nos llama, esa voz de Dios que nos suscita seguirle... pero no acabamos de entender. Quizás porque no acudimos al "sacerdote" para que él nos oriente y nos ayude a discernir esa voz. Es muy necesario que en nuestra vida espiritual contemos con un guía, con un maestro del Espíritu que nos ayude a ir sopesando las distintas mociones del Espíritu Santo. Que nos ayude a encarrilar nuestra vida por el camino de la Salvación. Elí guió a Samuel, Samuel escuchó la voluntad de Dios y fue un gran profeta. Muchas personas han acudido al sacerdote para que les ayude a encontrar en sus vidas respuestas a lo que Dios les pide. Es necesaria la mediación de la Iglesia para ayudarnos a seguir correctamente el camino de Dios.

En el Evangelio pasa exactamente igual, Juan Bautista enseña, muestra a sus discípulos quién es el Cordero de Dios, quién es Jesús... Sus discípulos confian en su palabra y siguen a Jesús, van con él. Jesús les enseña personalmente quién es él, cuál es el camino de renuncia y entrega que supone seguirle. Pero es Juan Bautista quien les dirige hasta ese encuentro con el Señor. Queridos hermanos no podemos vivir la fe a nuestro aire, por nuestra cuenta. Necesitamos de la Mediación Salvadora de nuestra Madre la Iglesia. Es el único modo de poder avanzar por el camino correcto. Es verdad que podemos personalmente lanzarnos a caminar, pero normalmente acabamos perdidos y sin saber cómo seguir.

Aprendamos hoy a ser humildes, a saber usar los medios de Salvación que Dios nos regala en su Iglesia. Saber escuchar al Magisterio, saber leer las encíclicas, los documentos, todo lo que la Iglesia nos ofrece para acercadnos más a Dios. Es bastante contradictorio, que los cristianos despreciemos las enseñanzas de la Santa Madre Iglesia y después aceptemos, sin más, las palabras del primer iluminado que oimos o leemos. Es curioso que muchos cristianos despreciamos leer el Magisterio de la Iglesia, el Catecismo, etc... y luego confiemos en lo que nos dice el tarot, las cartas o el horóscopo. ¡¡¡Es increible!!!

La segunda lectura nos recuerda la importancia y la dignidad de nuestros cuerpos. Son Templos del Espíritu Santo desde nuestro bautismo. No somos carne y huesos, solamente. Desde nuestro Bautismo, Dios nos ha consagrado como morada de su Gracia. Por eso debemos mantener dignamente nuestros cuerpos, debemos alejarnos de todo pecado para poder conservar limpia la morada del Espíritu Santo.

La Segunda Lectura de San Pablo (1 Cor. 6, 13-15.17-20) nos recuerda la importancia de la virtud de la templanza, ya que “nuestros cuerpos son miembros de Cristo”. Por ser miembros del Cuerpo Místico de Cristo y porque nuestros cuerpos son “templos del Espíritu Santo”, nos recuerda San Pablo que debemos vivir alejados de las fornicaciones. Y nos recuerda una cosa importantísima, la cual expone con mucha convicción: "No os poseéis en propiedad, porque os han comprado pagando un precio por vosotros." El precio pagado es la Sangre de Cristo. Y esto lo refiere especialmente al cuerpo. ¡Qué apropiadas estas palabras en nuestro mundo actual, en el que creemos que se puede hacer lo que sea con el propio cuerpo! Y termina diciendo el Apóstol: “Glorificad pues, a Dios con vuestro cuerpo”.

Que el Señor nos de su Sabiduria para aceptar y comprender está verdad de fe. Somos Templos del Espiritu Santo y debemos cultivar la pureza de nuestro cuerpo. No podemos desdecir con nuestros pecados la grandeza del Amor de Dios que habita en nosotros.

Que Dios os bendiga a todos. Feliz Domingo. Tomás Pajuelo Romero. Párroco.

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8/1/12

Fiesta del Bautismo del Señor - 2012

Fiesta del Bautismo del Señor - 2012

Lecturas: Isaías 42,1-4.6-7 // Salmo 29(28) // Hechos de los Apóstoles 10,34-38 // San Marcos 1,7-11

Queridos hermanos y hermanas: terminamos el tiempo de Navidad con la fiesta del Bautismo del Señor. Este Domingo día 8, culminan estas fiestas con la contemplación del momento del bautismo de Jesucristo.

Hace apenas unas horas celebrábamos la solemnidad de la Epifanía, los Reyes Magos, y hoy contemplamos ya a Jesús con 30 años comenzando su vida pública, predicando la Buena Noticia del Evangelio.

Esta es la realidad, tenemos muy pocos datos sobre la infancia de Jesús. Durante estos días de navidad hemos meditado el Misterio de la Encarnación de Dios. Ese niño desvalido en Belén es Dios hecho Hombre. Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre.
En el día de hoy contemplamos en el bautismo del Señor la gran manifestación del Misterio más profundo y cimiento de la fe Católica: el Misterio de la Santísima Trinidad. Un solo Dios y tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Un único Dios pero tres personas distintas. Si releemos detenidamente el texto del Evangelio de hoy, podemos ver que cuando Jesús está siendo bautizado por Juan se produce la manifestación en nuestro mundo, en la plenitud de los tiempos, de la Santísima Trinidad. Fijaos: Jesús (El Hijo, segunda persona de la Santísima Trinidad) es bautizado, se oye la Voz del Padre (Primera persona de la Santísima Trinidad) que dice: “Este es mi Hijo amado, mi predilecto.” Y se ve descender sobre Jesús al Espíritu Santo (Tercera Persona de la Santísima Trinidad). Podéis comprobar como en el bautismo de Jesús el mundo pudo ver a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, sentir la profunda realidad del misterio esencial y fundamental de nuestra fe.

El bautismo de Cristo inauguró el bautismo sacramento, que hemos recibido todos los católicos y que nos hace hijos de Dios, hermanos de Cristo y templos del Espíritu Santo. El bautismo nos ha hecho realmente hijos de Dios y herederos de la Vida Eterna de Cristo. Además nos hace morada del Espíritu Santo que nos fortalece, nos ayuda, nos santifica…

Ser hijos de Dios significa que nuestra existencia toda debe dar testimonio de esta realidad espiritual que gozamos desde nuestro bautismo.

Pensemos por un momento en una familia cualquiera. Si los hijos cuidan de sus padres, le obedecen, respetan, ayudan, cuidan… decimos que son buenos hijos. Nos admiramos cuando conocemos a hijos que hasta el final de sus días cuidan, miman, a sus padres.
Todos afirmamos que son unos hijos ejemplares. Sus obras de amor dan testimonio de su categoría de hijos.

Pensemos en otra familia que los hijos maltratan a sus padres, los abandonan, los tienen solos, sin cuidados, incluso no se interesan por ellos hasta que mueren para venir a reclamar su herencia. Legalmente y obviamente son sus hijos pero su comportamiento y su vida no son precisamente ejemplares. Todos decimos que son unos malos hijos.

Pasemos el ejemplo de estas dos familias a la gran familia de los hijos de Dios. Si cualquier bautizado, que es hijo de Dios, se comporta olvidando a su Padre Celestial, haciendo todo lo contrario a lo que le agrada, si jamás va a visitarlo a la Iglesia, si jamás participa en los sacramentos, si no comulga, ni confiesa, ni reza, ni hace obras de caridad, ni vive su fe… ¿Podríamos decir que es un buen hijo de Dios? ¿Podemos decir que son unos buenos cristianos? Legalmente han recibido el bautismo, son miembros de Cristo. Pero la realidad es que son malos hijos de Dios y de la Iglesia. Eso si, vendrán a reclamar su herencia, a pedir una boda, un entierro, un bautismo…y además con exigencias y diciendo que ellos son tan cristianos como los que lo son de verdad. ¿Son creíbles? ¿Podemos decir que son buenos cristianos? Rotundamente NO, no son buenos hijos de Dios, no lo son, se pongan como se pongan…digan lo que digan.

No podemos ser tan ilusos de pretender que sea lo mismo un buen hijo que un mal hijo. No puede ser lo mismo un buen cristiano que un mal cristiano. No puede ser lo mismo una persona que se entrega a Dios, a los hermanos, que ora, participa en los sacramentos, ama a su prójimo, comparte sus bienes con los necesitados, participa ayudando en todo lo que puede… No puede ser lo mismo de aquel que se jacta de ser “NO Practicante” “De pasar de Dios” “De vivir alejado”.

Creo que es hora que todos nosotros, los que intentamos ser buenos hijos, humana y cristianamente. Que todos los que intentamos crecer día a día en nuestra fe, en nuestra entrega, en nuestra vida cristiana, en nuestra santidad Reivindiquemos nuestra dignidad de cristianos y que no dejemos ni permitamos que cualquier mal hijo se autodefina como cristiano, cuando en la praxis no lo es.

Es tarea nuestra, con la Gracia de Dios, dignificar nuestro ser cristianos, nuestra filiación divina desde nuestro bautismo. Que nuestro ejemplo de Buenos hijos de Dios demuestre a nuestro mundo que la verdadera felicidad está en vivir la Vida de Dios.
Que el Señor Jesús nos haga crecer en Santidad, en fe, en oración, en caridad, en ejemplo, en testimonio…

Hermanos y hermanas, seamos unos maravillosos hijos de Dios. Amemos de corazón a Dios y a nuestros hermanos. Dejemos ya de estar pendientes de los otros, de los que no son buenos hijos de Dios y dediquemos todos nuestros esfuerzos en crecer nosotros en nuestra vida cristiana.

Si todo el esfuerzo que dedicamos a quejarnos de lo malo que es el mundo y de lo mal que van las cosas…lo dedicásemos a crecer como cristianos, estoy seguro que el mundo, la sociedad y nuestras vidas cambiarían radicalmente.

Al contemplar hoy a Jesús en su bautismo, pidamos a Dios que reavive en todos nosotros la Gracia de nuestro Bautismo y vivamos realmente como miembros de Cristo.
Feliz domingo a todos.

Que Dios os bendiga.

Tomás Pajuelo Romero. Párroco

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6/1/12

Solemnidad de la Epifanía del Señor - 2012

Solemnidad de la Epifanía del Señor - 2012

Lecturas: Isaías 60,1-6 // Salmo 72(71) // Efesios 3,2-3a.5-6 // Mateo 2,1-12

Quisiera invitaros a fijar vuestra atención en dos aspectos de esta maravillosa historia de los Reyes Magos, que nos narra el evangelio de san Mateo. Uno es el hecho que estos misteriosos Magos de Oriente emprendieran un largo y aventurado camino movidos sólo por aquella íntima esperanza que la nueva estrella que ellos habían descubierto, guiaría sus pasos por tierra extranjera. El otro aspecto que desearía proponer a vuestra atención es la "inmensa alegría" que nos dice el evangelio les llenó al llegar al final de su camino y hallar al niño.

Un largo camino. Me parece que todos nosotros somos invitados -somos llamados- por Dios a recorrer un largo y diría que también aventurado camino. Nosotros no siguiendo la luz de una estrella sino una luz más firme y segura: la luz de nuestra fe. Pero aunque sea más firme y segura, sin embargo no nos resuelve todos nuestros problemas, no responde a todas nuestras preguntas, no nos suministra soluciones para todo.
Porque la fe es una luz que guía para caminar, no para quedarnos parados. Guía para aventurarnos -con plena confianza pero no con plena claridad- por este largo y a menudo difícil camino que es toda nuestra vida, día tras día, semana tras semana, año tras año. Un camino que es de continua búsqueda por conocer mejor a Dios y por amar más al hermano. Sabemos que nos engañamos si pensamos que conocemos lo bastante a Dios y que amamos suficientemente al hermano. Nos engañamos si nos detenemos en nuestro camino cristiano.

"Epifanía del Señor" -el título de la fiesta de hoy- significa, como sabéis, "manifestación del Señor". Celebramos que Dios se nos ha dado a conocer y se ha hecho presente en el hombre Jesús, nacido en Belén, hijo de María. Dios se nos ha manifestado, se nos ha dado a conocer, pero cada uno de nosotros está sólo a los inicios de nuestro camino personal por captar y vivir esta manifestación, esta presencia de Dios. Por ello es siempre necesario que progresemos en nuestro camino de conocimiento de esta manifestación de Dios en Jesús, progresemos en este conocimiento que cuanto más crezca más se traducirá en amor real hacia los demás.
-Una íntima alegría. Y este camino que debe hacer cada uno de nosotros -por esta tierra extranjera que es siempre nuestro mundo-, aunque esté guiado por la luz de la fe que el Padre sembró en nosotros como semilla destinada a crecer, sin embargo puede pasar por etapas de oscuridad, de duda, de tribulación, de problemas. La fe ni es un tranquilizante ni es un seguro contra todo accidente.

Pero, sea como sea, también es verdad que en este camino de fe podemos tener siempre en nosotros una profunda y radical alegría. Como aquella "inmensa alegría" que penetró a los Magos allí en Belén. Es la alegría de sabernos de algún modo -de un modo misterioso pero real e íntimo- en comunión con un Dios que nos ama y que, puesto que se encarnó, que se hizo uno de nosotros, comparte nuestro difícil y aventurado camino.

El hecho de que Dios se nos haya dada a conocer, se haya manifestado, el hecho que nosotros creamos en esta manifestación que es Jesucristo, el hecho que tengamos fe, decíamos que no da respuesta a todos nuestras preguntas ni resuelve todos nuestros problemas. Pero sí nos da -nos debería dar- la íntima seguridad de sabernos amados por Dios y de sabernos llamados a vivir en comunión de amor con los hermanos. Y pregunto: ¿puede existir mayor y mejor alegría que ésta? Los niños, hoy, en esta fiesta tan suya, nos dan un ejemplo: su alegría es contagiosa, es comunicativa. De ellos nosotros, los adultos, podríamos aprender esto: que también sepamos comunicar, contagiar, la alegría íntima y profunda que nos ha dado Dios al regalarnos a su Hijo Jesús. Que aquellos que conviven con nosotros, en los diversos ámbitos de nuestra vida de cada día, puedan captar de algún modo que en el corazón de cada cristiano hay una luz de alegría.

Una alegría que, como hemos dicho en la primera oración de la misa de hoy, esperamos que llegue a su plenitud cuando, al final del camino de nuestra vida, contemplemos "cara a cara, la hermosura infinita" de la gloria de Dios.

Cada vez que comulgamos con el Cuerpo y la Sangre de Jesús recibimos el alimento para nuestro camino de ahora, pero también la prenda -en anticipo- de la comunión plena en la tierra de Dios que es el cielo.

Que Dios os bendiga a todos.

Tomás Pajuelo Romero.

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1/1/12

Solemnidad de Santa María, Madre de Dios. Jornada de Oración por la Paz.

Lecturas: Núm 6,22-27,// Sal 67, // Gál 4,4-7,// Lc 2,16-21

Quiero empezar mi reflexión con las palabras del libro de los Números. Primera lectura de hoy:

"...Que el Señor te bendiga y te proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te muestre su gracia. Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz. Que ellos invoquen mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré”.

En este primer día del año, todos tenemos el corazón lleno de buenos deseos y de buenos propósitos para comenzar. Pero la mejor manera es hacerlo en la presencia del Señor, celebrando la Eucaristía y en este día celebrando a María, Madre de Dios y Madre nuestra. ¿Puede haber mejor manera de empezar el año que poniéndonos en manos de la Virgen María? En este primero de Enero, la Iglesia universal vuelve sus ojos a María para aclamarla y honrarla como la MADRE DE DIOS. Es uno de los primeros títulos con los que se venera a María desde el siglo I de nuestra era: "María Theo-tocos", María Madre de Dios".

Al comienzo de este año la primera lectura de hoy, nos propone la Bendición de todos los creyentes para comenzar el año nuevo. El texto que he colocado al principio de esta reflexión. Quiero con ellos invocar a Dios para que esta Palabra suya, se haga realidad en cada uno de los hombres y mujeres del Mundo. Que todos los hombres y mujeres de cualquier punto de este mundo puedan experimentar hoy la bendición del Señor, su Gracia, su Amor, su misericordia... que especialmente los que adoramos a Cristo como el Salvador del Mundo hagamos presente esta bendición viviendola en cada una de nuestras palabras y obras en este año 2012.

Que Dios nos bendiga y nos proteja a todos, que sintamos su mano amorosa de Padre en cada uno de los momentos, de los segundos de este año. Haga brillar su luz, su amor, su rostro sobre cada uno de sus hijos. Que nosotros le aceptemos como la luz que alumbra nuestras vidas, que lo aceptemos como el Señor de nuestra existencia... que brille su rostro en la vida de cada uno y que la Paz de Dios llene los corazones de sus fieles.

Hoy más que nunca es necesaria la fe. Fe y confianza en el Señor. Empezamos una etapa nueva en la vida y como cristianos lo hacemos poniendo nuestras esperanzas en Cristo, nuestro Dios y Señor. Así lo hicieron los pastores. Ellos creyeron las palabras del Ángel y dejando todo lo que tenian, salieron corriendo y adoraron a Cristo. Lo que encontraron ante sus ojos, humanamente, no era para prestarle adoración. Pensad por un momento que lo que se encontraron fue un establo, vacas, asno, una pareja -José y María- y un bebé en un pesebre donde comian los animales. La imagen no es precisamente para pensar que aquel niño era a los ojos de los hombres, alguien importante. Ciertamente si a cualquiera de nosotros se nos dice que ese niño en un establo es el hijo de Dios, el Mesías, el Señor...hubiésemos dudado... Los pastores fueron, se postraron y lo adoraron...¡¡Qué fe tan grande!!

Ojalá nosotros, al empezar el año, nos postremos a los pies del Señor, confiemos en su Palabra, creamos en él y lo adoremos...

¿Por qué nos cuesta tanto confiar en el Señor? ¿Por qué no acabamos de creer que el único camino a la verdadera felicidad es el Evangelio?

Pido a Dios en este día que durante este año aumente nuestra fe, esperanza y caridad. Que crezcamos en nuestra entrega a Dios y a los hermanos. Que de una vez por todas nos dejemos de pegos y nos pongamos a ser de verdad cristianos, a ser de verdad hermanos, a querer a nuestra Madre la Virgen María, a amar a nuestra madre la Iglesia...

Que este año 2012 sea el año en el que de una vez por todas, los cristianos brillemos por la santidad de nuestras obras. Que callemos tantas bocas de impresentables que se regocijan insultando y menospreciando la fe, la religión, la Iglesia...los callemos con nuestro testimonio, con nuestra coherencia, con nuestro perdón.

Quiero terminar esta reflexión haciendo mias las palabras del libro de los Números y que la bendición de Dios descienda sobre todos y cada uno de vosotros.

¡¡¡Feliz Año Nuevo!!!

Tomás Pajuelo Romero. Párroco.

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