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8/5/11

En la Beatificación de Juan Pablo II

Queridos todos, Paz y bien:
Imagen de Juan Pablo II

Después de asistir a la beatificación del Papa Juan Pablo II (aquí podéis ver algunas fotos que tomamos en Roma), han sido varias personas las que me han pedido contar mi experiencia en este acto. Ante todo deciros que es difícil expresar con las palabras lo que he vivido en los dos días que he pasado en Roma. Comienzo diciendo que ha sido una gracia extraordinaria del Señor poder estar allí con tres feligreses de la parroquia, la noche del sábado la pasamos en vigilia en los alrededores de la Plaza de San Pedro para poder estar en primera fila y gracias a Dios vivimos la celebración en la misma plaza de san Pedro, que fue para mí un momento de gracia y de testimonio elocuente del nuevo Beato.

Después de los ritos iniciales y antes del Gloria de la misa fue proclamado nuestro amado papa de los jóvenes, el que nos reunió tantas veces, BEATO por el Santo Padre, Benedicto XVI. En este momento tenía los vellos de punta, emocionado, con alegría y sentí también que la santidad está a nuestro alcance y que ya tenemos ejemplo y testimonio tan reciente del nuevo beato.

Fue todo una fiesta de fe, esta fe que le hizo luchar con todos los obstáculos que el nuevo Beato encontraba día a día en su camino y que nos supo transmitir a todos con una fuerza capaz de mover el mundo. Es un acontecimiento que ha dejado huella en mi vida, una huella de una profunda fe, sobre todo en mi vida de sacerdote. El Santo Padre afirmaba en su homilía que Juan Pablo II vivió el camino de la fe de una manera singular, entregado siempre por la causa del Evangelio, "Dichoso tú que has creído", señalaba el papa.

Los que estuvimos ahí pudimos palpar el ambiente de santidad en que se vivía y la alegría de toda la Iglesia de ver cómo uno de sus hijos era elevado a la dignidad de Beato y cuya fiesta litúrgica tendremos el honor de celebrar cada 22 de octubre. Como os he dicho, no es fácil expresarlo con palabras, hemos sentido siempre el perfume de santidad del papa beato desde el día de su muerte, decía el Papa.

Finalmente pudimos pasar a la Basílica de San Pedro para velar las reliquias, lugar donde tuve presente a toda la parroquia para que el nuevo Beato nos ayude a identificarnos con Jesucristo, como él lo hizo, para caminar hacia nuestra meta, que es la santidad.

Emiliano Nguema. Vicario parroquial

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