Rogatorias

Buscar...

Categorías

Archivo de noticias

29/4/10

Algunas consecuencias de la revolución de 1968

“La revolución del 68 no fracasó, según pretenden algunos de manera frívola y voluntarista. Penetró en todos los ámbitos sociales, también en los ambientes religiosos, y contribuyó al cambio de costumbres que se ha venido agudizando desde entonces. Realmente es la única revolución que, con estructura marxista, ha triunfado en el siglo XX. Y es aquí [en la Revolución del 68], y no en el celibato sacerdotal, donde se encuentran las raíces de estas conductas erráticas que ahora afligen a los católicos y son instrumentalizadas por los enemigos del cristianismo.”
Alejandro Llano, en su reciente artículo "Sexo y religión",
contextualizando el ataque a la Iglesia Católica en los casos de abusos sexuales.

27/4/10

Recibir la comunión en la mano

Por su interés formativo reproducimos a continuación (resumido) un capítulo del libro GESTOS Y SÍMBOLOS, de José Aldazabal Larrañaga, director que fue, hasta su muerte, del Centro de Pastoral Litúrgica de Barcelona. En él se explica el porqué de la comunión en la mano y como hacerlo correctamente, así como la historia, teología y espiritualidad de esta praxis en la Iglesia. (Recomendamos leer aquí el texto íntegro que resumimos a continuación)

RECIBIR LA COMUNIÓN EN LA MANO

La mano como un trono

Durante varios siglos la comunidad cristiana mantuvo con naturalidad la costumbre de recibir el Pan eucarístico en la mano. Hay testimonios numerosos de diversas zonas de la Iglesia[...]

El más famoso de estos testimonios es el documento de san Cirilo de Jerusalén, en el siglo IV, que en sus Catequesis sobre la Eucaristía nos describe cómo se acercaban los cristianos a la comunión: "cuando te acerques a recibir el Cuerpo del Señor, no te acerques con las palmas de las manos extendidas ni con los dedos separados, sino haciendo de tu mano izquierda como un trono para tu derecha, donde se sentará el Rey. Con la cavidad de la mano recibe el Cuerpo de Cristo y responde Amén..." [...]

El cambio a la boca

Poco a poco, y por diversas razones, cambió la sensibilidad del pueblo cristiano respecto al modo de comulgar. El paso a recibir el Cuerpo del Señor en la boca no se hizo por decreto ni uniformemente.[...]

Varios concilios regionales del siglo IX ya establecían como normativo que los laicos no podían tocar con sus manos el Cuerpo del Señor: así el de Paris (829), Córdoba (839), Rouen (878), etc. En Roma la nueva modalidad de la comunión en la boca entró hacia el siglo X (Ordo Romanus X, del año 915).[...]

Recuperación de la práctica antigua

Con ocasión de la reforma litúrgica conciliar fue creciendo el deseo de que los fieles pudieran recibir la comunión en la mano, restaurando así la vieja costumbre.

Desde Roma se hizo a fines de 1968 una consulta al Episcopado de todo el mundo, que dió como resultado que más del tercio del mismo veía la posibilidad con buenos ojos. Ante la falta de unanimidad—los otros dos tercios preferían seguir con la comunión en la boca—apareció en 1969 la Instrucción "Memoriale Domini", donde, manteniendo la vigencia de la comunión en la boca, se establecía el camino a seguir: en aquellas regiones en que el Episcopado lo juzgue conveniente por más de dos tercios de sus votos, se podrá dejar a los fieles la libertad de recibir la comunión en la mano, salvando siempre la dignidad del sacramento y la oportuna catequesis del cambio.[...]

Motivos de una preferencia

Los dos modos de recibir el Cuerpo del Señor tienen sentido, y los dos pueden expresar igualmente nuestra comprensión y nuestro respeto al misterio eucarístico. Son varios, sin embargo, los motivos que han llevado a muchos a preferir la comunión recibida en la mano:

* parece un modo más natural de realizar el rito; es más normal depositar lo que se ofrece en la mano que en la boca;

*es más delicado y más respetuoso con la persona que va a comulgar, que así tiene también una intervención más activa en la comunión: la recibe del ministro eclesial, pero a la vez es él que "se comulga" a sí mismo; recibirla en la boca expresa bien que "recibimos" la Eucaristía por mediación de la Iglesia, pero hace menos transparente nuestra intervención activa en el rito;

* es más fácil el diálogo que acompaña al gesto: "Cuerpo de Cristo", "Amén": no se dice mientras se tiene que abrir la boca, sino mientras se recibe en la mano;

* expresa más claramente la dignidad del cristiano laico: por el Bautismo todos formamos parte del pueblo sacerdotal, todos somos hijos y hermanos en la familia de la Iglesia; esta modalidad "debe aumentar en él el sentido de su dignidad de miembro del Cuerpo Místico de Cristo, en el cual está insertado por el Bautismo y por la gracia de la Eucaristía, y acrecentar también su fe en la gran realidad del Cuerpo y de la Sangre del Señor, que él toca con sus manos"(carta anexa a la instrucción "Memoriale Domini").

El sentido de una mano extendida que recibe

Nuestras manos tienen evidentemente una gran fuerza expresiva. En muchas ocasiones se convierten en nuestro lenguaje más elocuente, junto con la mirada. Manos como signo de actividad, de trabajo, de fraternidad. Manos consagradas de sacerdote. Manos que se lavan antes de la Eucaristia como signo de purificación interior. Manos que se elevan, vacías hacia el cielo en gesto de oración. Manos que ofrecen o que reciben. Todo ello nos habla de unas manos que se convierten en un retrato simbólico de las actitudes interiores. Alguien ha dicho que la mano es la inteligencia hecha carne.

Acudir a la comunión con la mano abierta quiere representar plásticamente una actitud de humildad, de espera, de pobreza, de disponibilidad, de acogida, de confianza. Ante Dios, nuestra postura es la del que pide y recibe confiadamente. Y la comunión del Cuerpo de Cristo es el mejor Don gratuito que recibimos a través del ministerio de la Iglesia.

Esa mano tendida habla claramente de nuestra fe y de nuestra postura interior de comunión.

Las dos manos abiertas y activas: la izquierda, recibiendo, y la derecha apoyando primero a la izquierda, y luego tomando personalmente el Cuerpo del Señor: dos manos que pueden ser signos elocuentes de un respeto, de una acogida, de un "altar personal" que formamos agradecidos al Señor que se nos da como alimento salvador.

No "coger", sino "recibir"

El decidirse por la mano o por la boca a la hora de comulgar no tiene excesiva transcendencia. Ambas maneras pueden ser respetuosas y expresivas. Pero hay un aspecto que sí vale la pena subrayar: no es lo mismo "coger" la comunión con la mano que "recibirla" del ministro. El recibir los dones de la Eucaristía, el Cuerpo y Sangre de Cristo, de manos del ministro (el presidente o sus ayudantes) expresa mucho mejor la mediación de la Iglesia. Los sacramentos no los cogemos nosotros, sino los recibimos de y por y en la Iglesia. La comunión no debe convertirse en un "self-service", sino una celebración expresiva no sólo del sentido personal del don sino también de su dimensión comunitaria.

Parece que durante siglos, tanto en Oriente como en Occidente, la norma no fue que ni los mismos ministros concelebrantes "cogieran" la comunión con sus manos, sino que la recibieran del celebrante principal.[...]

Otras observaciones prácticas

El gesto es libre. Una vez que el Episcopado ha decidido, es el fiel el que opta por un modo u otro de comulgar, no el ministro el que lo impone ni en un sentido ni en otro según su gusto o preferencia [...]

El modo más expresivo es el de extender la mano izquierda, bien abierta, haciéndole con la derecha, también extendida, "como un trono", como decía san Cirilo, para luego con la derecha tomar el Pan y comulgar allí mismo, antes de volver a su lugar. No se "coge" el Pan ofrecido con los dedos—a modo de pinzas—sino que el ministro lo deposita dignamente en la palma abierta de la mano. No se coge: se acoge. La derecha extendida en caso de ser zurdo.

Naturalmente que cuando se va a recibir el Vino por "intinción", mojando en él el Pan, no cabe dar en la mano el Pan ya mojado: o se da en la boca, o es el mismo fiel el que moja en el cáliz el Pan que ha recibido.

Hay que dar su importancia al diálogo: el ministro que distribuye la Eucaristía muestra el Pan o el Vino al fiel, dice "Cuerpo de Cristo", o "Sangre de Cristo", y espera la respuesta del "Amén" para entregar pausadamente la comunión.

José Aldazabal

Leer más...

25/4/10

«Mis ovejas escuchan mi voz. Yo las conozco y ellas me siguen»

IV DOMINGO DE PASCUA: Domingo del Buen Pastor

Lecturas: Hechos 13, 14-43-52 // Salmo 100 // Apocalipsis 7, 9.14-17 // Juan 10, 27-30

Queridos hermanos, estamos celebrando ya el cuarto domingo de pascua, cuatro semanas han transcurrido desde que vivamos esa noche mágica de la Vigilia Pascual. Las lecturas de este domingo son una catequesis preciosa de lo que es la Iglesia, su tarea evangelizadora y santificadora.

La lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles nos narra el momento de la apertura universal del Evangelio. Pablo y Bernabé predican a los gentiles, a los que no formaban parte del pueblo de Dios, de Israel. Escuchan su predicación los judios y los gentiles y los que abren su corazón al evangelio reciben el Espíritu Santo, viven la Alegría de saberse llamados por Dios a la Salvación.

Es muy importante tomar conciencia de esa exigencia que tenemos todos los cristianos de comunicar y hacer partícipes de la Salvación a todos los que nos escuchan. Debemos transmitir la Alegria de nuestra fe, de nuestra vivencia cristiana a los que nos conocen. Es imprescindible tomar conciencia que hubo personas que nos transmitieron la fe que ellos vivian, que gracias a ese testimonio nosotros podemos hoy alegrarnos de ser cristianos, de vivir a Cristo Resucitado. Tenemos la obligación moral de transmitir nuestra fe, de hacer que nuestro mundo que sufre la desesperanza pueda gozar la alegría de ser cristianos. Es verdad que tendremos dificultades, los mismos Pablo y Bernabé fueron expulsados y perseguidos por anunciar el Reino de Dios. Nosotros tenemos la dificultad de que quieren expulsarnos de la vida pública, quieren reducirnos a la privacidad de nuestras conciencias y al interior de nuestros templos.

El Reino de Dios, la fe es universal y debe rebosar por todos los poros de nuestra existencia, todos nosotros debemos transpirar, exponer, vivir a Cristo.

Vivencia cristiana que será plena en la eternidad. La lectura del libro del Apocalipsis nos enseña el final de nuestra existencia: "invitados a vivir para siempre en la presencia eterna de Dios". Es la Iglesia triunfante, la Iglesia real y gloriosa de los santos y santas, de los que viven ya esa plenitud de la Gloria divina.

Nosotros somos la Iglesia Peregrina, la Iglesia que aún camina por el mundo hacia la Jerusalén Celestial, hacia la eternidad, hacia la Vida. Iglesia que camina guiada por la voz de nuestro Pastor, Jesucristo. El Evangelio de S. Juan que se proclama hoy nos presenta a Jesús como el Buen Pastor. El Señor usa siempre imágenes de su tiempo, del contexto agricola y ganadero de su época. La imágen del Pastor no tiene ninguna connotación negativa. Nuestra sociedad quiere hacer ver que somos un rebaño de ovejas que somos manipuladas. Cuando Jesús se presenta como el Buen Pastor, lo hace desde la más entrañable realidad del verdadero pastor que ama, se desvive, de entrega sin medida por sus ovejas. Las conoce, las mima, sus ovejas conocen su voz, le obedecen porque confian totalmente en él. Confian en él porque las cuida, les da alimento, las busca cuando se pierden, las recoge sobre sus hombros, etc...

Cristo es el Buen Pastor que nos conoce a cada uno de nosotros, que sabe de nuestras necesidades, que nos llama por nuestro nombre, que se nos dá Él mismo como alimento de Vida Eterna. Es el Pastor que se entrega hasta la muerte por su ovejas. Que quiere que sus pastores, hagan lo mismo, que quieran, amen, se entreguen y den la vida por sus ovejas. En este domingo la Iglesia reza especialmente por los Párrocos, los pastores reales y cercanos del pueblo de Dios. Hoy humildemente quiero pedir perdón por las veces que no he actuado como buen pastor, no ha sido intencionadamente ha sido más bien fruto de mi debilidad y pecado. Rezad por mi para que sea el pastor bueno que quiere el Señor y vosotros os merecéis. Hoy quiero dar Gracias a Dios de todo corazón por los infinitos detalles de amor que me habéis demostrados en estos diez años de párroco.

Recemos a Dios para que siempre haya pastores en su Iglesia, pastores santos que cuiden y entreguen sus vidas por el Pueblo de Dios.

Que Dios os bendiga a todos.

Tomás Pajuelo. Párroco


Leer más...

22/4/10

Rogatoria por el Papa

El Papa Benedicto XVI está necesitado de nuestra oración siempre, y especialmente en estas últimas semanas en las que al representante de Cristo en la Tierra se le ataca sin raciocinio, sin argumentos y sin compasión, humildemente rogamos que nos unamos en oración por él, nuestro Papa.

Para que, tal como nos pedía en la homilía de comienzo de su pontificado "por miedo, no huya ante los lobos", para que Cristo oriente el camino de nuestro Sumo Pontífice y con él, el de toda la Iglesia, para el Espíritu Santo aliente, sostenga y conforte a nuestro Papa y a todos los cristianos, rogamos oraciones.

Se puede obtener más y mejor información para estar con Pedro (cum Petrus), en sitios web como este: ConElPapa

Leer más...

19/4/10

Veinticuatro horas de adoración a Jesús Sacramentado

Este fin de semana hemos vivido en nuestra parroquia un acto de adoración al Santísimo durante 24 horas, con motivo de la celebración del XXV aniversario fundacional de la Hermandad de la Sagrada Cena.

La adoración comenzó a las 10 horas de la mañana del sábado 17 de abril con la celebración de la Sagrada Eucaristía. A la conclusión de la misma, se llevó a cabo la exposición del Santísimo y posteriormente la procesión claustral con su Divina Majestad hasta la capilla penitencial de la Sagrada Cena, donde quedó expuesto el Señor a la adoración de los fieles, dando comienzo los turnos de adoración, que se vinieron sucediendo a lo largo de las 24 horas.

En estos turnos de oración han participando diferentes grupos parroquiales y de la hermandad así como 22 grupos de otras parroquias, movimientos, laicos y hermandades sacramentales de nuestra diócesis que acompañaron a la hermandad de la Sagrada Cena en la celebración de su XXV aniversario fundacional. El domingo 18 de abril a las 10 de la mañana tuvo lugar una nueva Eucaristía terminando con la bendición con el Santísimo a todos los asistentes, dando así por concluido el acto.

Paralelamente durante las 24 horas tuvo lugar en los salones parroquiales un ciclo de conferencias donde diferentes órdenes religiosas (Salesas de la Visitación de María, Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, Franciscanas Clarisas del convento de la Santa Cruz, Cistercienses de la Estrecha Observacia de Santa María de Escalonias y Esclavos del Santísimo y la Virgen María) dieron su testimonio de experiencia de oración y amor eucarístico teniendo una asistencia masiva de fieles.

Entre las diferentes conferencias, la hermandad presentó su proyecto caritativo de este XXV aniversario, que se trata de la colaboración con la fundación Bangassou en la construcción de una escuela en Bema, ciudad de la República Centro Africana. Con tal motivo, repartió unos DVD entre los asistentes, donde se expone el proyecto y se solicita una colaboración económica para poder llevar a cabo dicho proyecto "Nuestro aniversario una Escuela".

Os animamos a que en los comentarios a esta noticia expongáis cuál ha sido vuestra experiencia personal.

(Aquí podéis acceder al álbum de fotos de estos actos)

Leer más...

18/4/10

«Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero»

III DOMINGO DE PASCUA

Lecturas: Hechos 5, 27b-32. 40b-41 // Salmo 29 // Apocalipsis 5, 11-14// Juan 21, 1-19

¡Aleluya! ¡Cristo Vive! ¡Ha resucitado!

CustodiaEscuchamos hoy en el relato del Evangelio de San Juan otra de las apariciones de Cristo Resucitado a los discípulos. Esta vez Cristo se aparece junto al lago de Tiberiades.

Los apóstoles, transcurrido el tiempo de la Pascua vuelven a sus tareas de cada día. Ellos habían abandonado todo durante tres años para acompañar a Cristo en la predicación del Evangelio. Vuelven a sus tareas, a la pesca en el lago de Tiberiades, Pedro, Tomás, Natanael, Juan, se embarcan para trabajar, para pescar. Toda la noche se la pasan faenando, en la dureza de su trabajo esa noche no tienen fruto, no pescan nada. En medio de su trabajo, de sus fatigas, de su vida normal se aparece Jesús Resucitado. El quiere hacerse presente en sus vidas de cada día y en las nuestras.

Lo ven, no lo reconocen, les pregunta si tienen pescado y ellos tienen que reconocer su infructuosa noche de briega. Jesús les dice, “¡echad las redes a la derecha de la barca y encontraréis!”

Pedro y los demás apóstoles, avezados pescadores, que toda su vida se han dedicado a la pesca, humildemente hacen caso al Señor y se produce el milagro.

El Señor Jesús quiere hacerse presente en nuestros problemas, en nuestros desconsuelos, en nuestras esperanzas, para decirnos una palabra de consuelo, para transformarnos, para convertirnos. Él en su Evangelio quiere decirnos cómo debemos hacer para dar frutos abundantes pero muchas veces no le escuchamos, no le hacemos caso y por eso no damos fruto. San Pedro, humildemente escuchó lo que le decía el Señor para que pescara y obtuvo una pesca abundante. Si nosotros escuchamos al Señor, nos bajamos un poquito de nuestra soberbia, le hacemos caso, posiblemente daremos más frutos de buenas obras, de amor al prójimo, de entrega generosa.

Nos empeñamos en que lo sabemos ya todo, que somos especialistas en nuestras vidas y nos cuesta mucho escuchar a Cristo, vivirlo y puede que de verdad cambiemos.

El Señor les pide de los peces que habían pescado, ellos le ofrecen lo que tienen y Jesús aceptando la ofrenda de sus bienes los asa y se los da como alimento. Nosotros en cada Eucaristía ofrecemos el pan y el vino, nuestros humildes dones. Se los damos al Señor y el los acepta y los transforma en alimento, en el Pan de Vida Eterna que nos fortalece con la Gracia, nos alimenta con su misma presencia en nuestras vidas.

El reparte a los apóstoles el pan y el pescado: "¡Comed, vamos almorzad!" El Señor Jesús nos dice en cada Eucaristía: "¡Tomad Comed!" "¡Tomad Bebed!" No hace falta que digamos nada, El está con nosotros y su silencio se hace fecundo y lleno de Vida para nosotros.

El Señor se ha aparecido en nuestra Parroquia y en cada altar tantas veces como se celebra la Eucaristía, pero es necesario que nosotros le reconozcamos, lo veamos resucitado dándonos su Cuerpo y Sangre como alimento. No desperdiciemos esta oportunidad, no pasemos de largo ante la invitación de Jesús Sacramentado. En este fin de Semana, en nuestra parroquia el Señor nos llama a estar con él, a orar, a adorar su presencia eucarística durante 24 horas.

Es Cristo el que nos espera en la custodia, es Jesús mismo el que nos pide velad y orad conmigo pidiendo por tantos hermanos y hermanas nuestros que lo necesitan. No lo olvides ¡Cristo te espera en el altar!

Tomás Pajuelo. Párroco

Leer más...

15/4/10

24 Horas Adorando al Señor

La Hermandad de la Sagrada Cena con motivo del XXV aniversario de su fundación, junto con nuestra parroquia Beato Álvaro de Córdoba, ha programado 24 horas de adoración ante Jesús Sacramentado, que comenzarán a las 10:00 horas del próximo sábado 17 de abril, y finalizarán a la misma hora del domingo 18.

La adoración a Jesús Sacramentado se realizará en la capilla penitencial de la Sagrada Cena.

Los turnos de adoración serán de media hora desde las 10:00 a las 00:00 h.

Los turnos de adoración serán de una hora, desde las 00:00 a las 10:00 h.

Durante las 24 horas se rezarán las oraciones del día y se celebrará la Santa Misa al comenzar y finalizar los actos.

Además de la oración, tendrán lugar en el salón parroquial varias conferencias sobre la oración eucarística y talleres con los jóvenes para recaudar fondos destinados a la construcción de una escuela en Bangassou conforme al siguiente horario:

- 12:00 h.- TESTIMONIOS DE ADOREMUS, Pastoral de Juventud

- 18:00 h.-MESA REDONDA: TESTIMONIOS DE ORACIÓN EUCARÍSTICA. Participan: Religiosas de la Visitación (Salesas), Franciscanas Clarisas, Esclavas del Sagrado Corazón y Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul.

- 19:00 h.- LA ORACIÓN CON JESÚS EUCARISTÍA: Cistercienses del Monasterio de Santa María de las Escalonias.

- 21:00 h.- LA ADORACIÓN A JESÚS EUCARISTÍA; Esclavos de la Eucaristía y de María Virgen.

- EXPOSICIÓN: NUESTRO ANIVERSARIO UNA ESCUELA

- Proyección del Proyecto de construcción de una escuela en Bema (Bangassou)

- Exposición fotográfica sobre la Diócesis centroafricana de Bangassou.

Leer más...

14/4/10

Nombramiento de Monaguillos de la Parroquia

El pasado día 26 de marzo tuvo lugar en nuestra parroquia un entrañable acto en el que se nombraron Monaguillos de la Parroquia del Beato Álvaro a un grupo de ocho niños pertenecientes al grupo de postcomunión y que a lo largo del curso han venido formándose para poder servir al Señor en el altar.

En el mismo acto se bendijeron las nuevas ropas de monaguillos confeccionadas por Encarni, madre de una de las monaguillas y donadas a la parroquia por los padres de los niños de postcomunión.

Desde ese día el grupo de monaguillos viene desempeñando su labor de ayuda al sacerdote en el altar con inusitado interés y entrega al Señor.

Creemos que es un nuevo motivo para dar gracias a Dios que no para de derramar gracias sobre nuestra parroquia.

Rogamos a todos vuestras oraciones por este grupo de monaguillos.

Leer más...

13/4/10

Confesiones de los niños de Primera Comunión

Los próximos días 14 y 15 de Abril, a las 17 h., se llevarán a cabo las primeras Confesiones de los niños que este año recibirán su Primera Comunión conforme al siguiente calendario:

Miércoles 14 de Abril: Niños que recibirán su Primera Comunión los días 24 de Abril y 1 de Mayo.

Jueves, 15 de Abril: Niños que recibirán su Primera Comunión los días 8 y 15 de Mayo.

Tras las confesiones se hará en el hall de entrada de la Parroquia una pequeña merienda en la que los padres de los niños de cada grupo de catequesis aportarán los alimentos para dicha merienda. La Parroquia aportará la bebida de la fiesta.

Rogamos que traigan las cosas al menos 10 minutos antes del comienzo de las confesiones para que las catequistas puedan organizar la fiesta. Se entregarán en el patio de la parroquia.

Los padres que lo deseen podrán confesarse para estar preparados para la Comunión de sus hijos.

Rogamos puntualidad, la celebración comenzará a las 17 h. en punto.

Leer más...

12/4/10

El desorden consagrado por la legislación

Aquéllos que, para excusar los desórdenes de nuestro tiempo, buscan en el pasado ejemplos de desorden, olvidan que entonces existía en las costumbres o en la administración, y que, en nuestros días, está en las leyes, y que jamás hay desorden (verdaderamente duradero) que temer más que el que está consagrado por la legislación. La vergüenza de nuestro tiempo es que el mal ha sido codificado e incluso se ha llevado a la práctica con método y regularidad.
Louis de Bonald, católico francés, político, filósofo, escritor y publicista,
ya avisa de lo anterior en los años posteriores a la Revolución Francesa.

11/4/10

«Dichosos los que crean sin haber visto»

II DOMINGO DE PASCUA

Lecturas: Hechos 5, 12-16 // Salmo 117 // Apocalipsis 1, 9-1 la. 12-13. 17-19 // Juan 20, 19-31

¡Aleluya! ¡Cristo Vive! ¡Ha resucitado!

La incredulidad de Santo Tomás. Caravaggio. 1601Hace hoy una semana que revivíamos en nuestras vidas la Resurrección del Señor. Durante toda la octava de Pascua hemos prolongado la Alegria y el Gozo del hombre nuevo renacido en Cristo Resucitado. Una semana entera haciendo fiesta por la Gran Fiesta de la Fe, de la Vida.

Pero esta fiesta no acaba aquí, la liturgia nos pide prolongarla cincuenta días más, hasta el día de Pentecostés.

En este segundo domingo de Pascua las lecturas son un testimonio de la vida de los primeros cristianos y su proclamación de la Resurrección. Los apóstoles van al templo a orar, Dios acompaña sus palabras con signos y prodigios. Los hermanos y hermanas se reúnen para celebrar el Domingo, el Día del Señor. Crecía el número de los creyentes, hombres y mujeres que se adherían al Señor. La gente los veía como auténticos santos, auténticos hombres y mujeres de Dios. Sacaban los enfermos a la calle para que al pasar Pedro los curara.

¿Nos verían a nosotros cómo verdaderos hombres y mujeres de Dios? ¿Nuestras vidas transparentan a Cristo Resucitado?

Muchos hermanos y hermanas nuestros se acercan a pedirnos oraciones por sus necesidades, por sus seres queridos, por sus problemas… por lo menos ven algo en nosotros que les lama a la piedad. Pero sería conveniente que a todos y a todas nos vieran como verdaderos cristianos.

El apóstol Juan nos narra en el Apocalipsis su encuentro glorioso con el Señor resucitado, usa un lenguaje simbólico y apocalíptico para describirnos su vocación a escribir la Sagrada Escritura. El Señor puso su mano gloriosa sobre él y le dijo “Yo soy el primero y el último, el que estaba muerto y ha resucitado…”

Fijaos que diferencia del Apóstol Juan con el Apóstol Tomás, Juan tiene esa aparición y cree firmemente en lo que Dios le pide en la visión. No duda ni un momento de su vocación como escritor sagrado. Sin embargo Tomás, no cree lo que le dicen sus hermanos, no cree el testimonio de los que se han encontrado con el Señor Resucitado. Duda de su testimonio, pide meter sus dedos en las heridas del Crucificado, palpar sus manos, sus pies. Es la frase más oída en nuestros días: “Si no veo no creo”. Si no me lo puede demostrar la ciencia y no sale en la tele o en Internet no me lo creo. Cuántas veces nos piden pruebas, certificaciones, de la presencia de Dios, de nuestra fe. No podemos caer en la fácil tentación de abandonar la fe por las inquisiciones de nuestra sociedad moderna. Tenemos que humillar nuestro orgullo científico y abrir nuestros corazones a la Gracia. ¿Por qué has visto has creído? Por supuesto que no, porque he experimentado la presencia real de Cristo en mi vida, puedo decirte que amo a Dios. No es cuestión de filosofía, o demostraciones racionales. Es cuestión de vivir la presencia del Resucitado, es experimentar que cuando uno abre su corazón al AMOR, el Señor hace maravillas en nuestras vidas, porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

Esa experiencia de Dios la debemos convertir en experiencia de Caridad con los que nos rodean. Así los demás podrán experimentar la misericordia de Dios por medio de nuestra misericordia, podrán experimentar el amor por medio de nuestro amor, podrán experimentar el perdón de Dios por medio de nuestro perdón…

“¡Dichosos los que crean sin haber visto!” Nosotros somos los que ahora creemos sin haber visto al Resucitado, creemos porque lo hemos experimentado.

Que Dios os bendiga a todos y os colme de su Gracia.

Tomás Pajuelo. Párroco

Leer más...

10/4/10

«ld al mundo entero y proclamad el Evangelio»

SÁBADO DE LA OCTAVA DE PASCUA

Lecturas: Hechos 4, 13-21 // Salmo 117 // Marcos 16, 9-15

¡Aleluya! ¡Cristo Vive! ¡Ha resucitado!

Jesús resucitado hablando a sus discípulosLa lectura del Evangelio de hoy sábado nos hace una recopilación de todos los relatos de encuentros con el Resucitado que hemos ido escuchando toda la semana. Primero se apareció a María Magdalena, ella lo anunció y lo proclamó. Después se apareció a los de Emáus y ellos también lo anunciaron. Después se apareció a los once y les recriminó su falta de fe, su incredulidad ante el testimonio de sus compañeros.

Todos estos relatos son para nosotros el anunció de la Resurrección, son testimonios vivos de la Resurrección. Nos puede pasar algo parecido, que no los creamos. Que no afecten a nuestra vida. Jesús les echó en cara su dureza de corazón. Si tuviese que decirnos algo a cada uno de nosotros, ¿tendría que echarnos en cara nuestra dureza de corazón?

Hemos vivido la Semana Santa, el periodo esencial de nuestra fe. ¿Ha supuesto una experiencia fundamental en nuestro seguimiento de Cristo? ¿O más bien la dureza de nuestro corazón ha impedido que la Gracia cale en nuestra vida?

Es una tremenda responsabilidad saber que Cristo está cada día insistiendo para estar en nosotros y con nosotros y siga siendo el gran desconocido y menospreciado en nuestra existencia.

Es necesario que seamos más creyentes, más personas de fe, más grandes de corazón…

No podemos contentarnos con lo mínimo, hay que aspirar a lo máximo, a la Santidad. Para ello necesitamos vivir en y por Cristo.

El mundo necesita experimentar la grandeza de la Salvación que Cristo nos ha ganado. Necesita que sus pecados, sus esclavitudes, sus desesperanzas se vean iluminadas por Cristo. Para eso hace falta que nuestra vida cristiana sea real, entregada, repleta de amor de Dios y de caridad. Es necesario que los primeros que vivamos y creamos a Cristo resucitado seamos nosotros para poder así ser testigos en el mundo. Id al mundo entero y proclamad el evangelio… este es el mandato del Resucitado para nosotros, para que lo vivamos hoy, en nuestras vidas de cada día.

La Eucaristía nos obliga a vivir coherentemente la fe, Cristo se entrego con su Cuerpo y su Sangre en la Última Cena, en cada Eucaristía. Nosotros debemos entregarnos a cada hermano, a cada necesidad, a cada falta de amor en el mundo. El Papa Benedicto XVI nos habla de la Coherencia Eucaristía, que nunca nos acusen que vamos a misa y que vivimos de espaladas a la realidad, a la necesidad. Muy al contrario deberíamos llevar todo el Amor que vivimos en la Eucaristía a los hermanos que comparten la vida con nosotros.

Que Dios os bendiga a todos y os colme de su Gracia.

Tomás Pajuelo. Párroco

Leer más...

9/4/10

«Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis»

VIERNES DE LA OCTAVA DE PASCUA

Lecturas: Hechos 4, 1-12 // Salmo 117 // Juan 21, 1-14

¡Aleluya! ¡Cristo Vive! ¡Ha resucitado!
Icono que muestra la escena de la aparición de Jesús junto al lago TiberiadesEscuchamos hoy en el relato del Evangelio de San Juan otras de las apariciones de Cristo Resucitado a los Discípulos. Esta vez Cristo se aparece junto a lago de Tiberiades.

Los apóstoles, transcurrido el tiempo de la Pascua vuelven a sus tareas de cada día. Ellos habían abandonado todo durante tres años para acompañar a Cristo en la predicación del Evangelio. Vuelven a sus tareas, a la pesca en el lago de Tiberiades, Pedro, Tomás, Natanael, Juan, se embarcan para trabajar, para pescar. Toda la noche se la pasan faenando, en la dureza de su trabajo esa noche no tienen fruto, no pescan nada. En medio de su trabajo, de sus fatigas, de su vida normal se aparece Jesús Resucitado. Él quiere hacerse presente en sus vidas de cada día y en las nuestras.

Lo ven, no lo reconocen, les pregunta si tienen pescado y ellos tienen que reconocer su infructuosa noche de briega. Jesús les dice, “¡echad las redes a la derecha de la barca y encontraréis!”

Pedro y los demás apóstoles, avezados pescadores, que toda su vida se han dedicado a la pesca, humildemente hacen caso al Señor y se produce el milagro.

El Señor Jesús quiere hacerse presente en nuestros problemas, en nuestros desconsuelos, en nuestras esperanzas, para decirnos una palabra de consuelo, para transformarnos, para convertirnos. El en su Evangelio quiere decirnos cómo debemos hacer para dar frutos abundantes pero muchas veces no le escuchamos, no le hacemos caso y por eso no damos fruto. San Pedro, humildemente escucho lo que le decia el Señor para que pescara y obtuvo una pesca abundante. Si nosotros escuchamos al Señor, nos bajamos un poquito de nuestra soberbia, le hacemos caso, posiblemente daremos más frutos de buenas obras, de amor al prójimo, de entrega generosa.

Nos empeñamos en que lo sabemos ya todo, que somos especialistas en nuestras vidas y nos cuesta mucho escuchar a Cristo, vivirlo y puede que de verdad cambiemos.

Abramos a Cristo nuestros corazones, el nos invita a comer con él en cada Eucaristía, a escuchar su Palabra, que le recibamos. No tengamos miedo a abrir las puertas a Cristo, no tengamos miedo a darle nuestro sí.

Cada Eucaristía es un encuentro con Cristo que nos da a comer su Cuerpo y a beber su Sangre. Es un momento en el que podemos presentarle nuestros problemas, nuestras vidas y Él quiere que le escuchemos, que dejemos iluminar por su Palabra y podamos con Él dar frutos.

Señor Jesús, ven a estar con nosotros, ven a vivir en nuestra cotidianidad, en nuestras faenas. Dadnos siempre la Gracia que nos haga caminar en amor.

Que Dios os bendiga a todos y os colme de su Gracia.

Tomás Pajuelo. Párroco

Leer más...

8/4/10

«Paz a vosotros»

JUEVES DE LA OCTAVA DE PASCUA

Lecturas: Hechos 3, 11-26 // Salmo 8 // Lucas 24, 35-48

¡Aleluya! ¡Cristo Vive! ¡Ha resucitado!

Icono que muestra la escena de la aparición de Jesús a sus discípulosSeguimos escuchando en este jueves de la octava de Pascua, esta semana de alegria y de vida, por la resurrección, la continuación del Evangelio de ayer. Los discípulos de Emáus se vuelven corriendo a Jerusalén para compartir, proclamar, su encuentro con el Señor Resucitado. Le cuentan a los discípulos lo que les ha ocurrido en el camino de su aldea y como ellos iban destrozados y tristes y Jesús salió a su encuentro. Los de Emáus no pueden callar, no pueden guardarse lo que les ha pasado.

Pensemos por un momento en cada uno de nosotros, en nuestras vidas de fe y de entrega a Dios. Todos los domingos, y muchos de nosotros todos los días, nos encontramos en nuestras Eucaristías con Cristo Resucitado, con Cristo Vivo. ¿Se produce en nosotros esa alegría? ¿El qué nos ve salir de la Celebración Eucarística nota la alegria, la transformación de nuestra existencia? ¿Verdaderamente salimos corriendo a anunciar que Cristo está vivo? Por desgracia no es así, muchas veces el que nos ve salir de nuestras Iglesias y ve nuestras caras, se le ocurre de todo menos entrar ahí. ¿Es normal que amemos a Cristo, que creamos en El y qué no se nos note nada?

Los primeros cristianos convirtieron al todopoderoso imperio romano con el testimonio de sus vidas: “¡Mirad cómo se aman!”. Quizás sea necesario que cambiemos y que transmitamos el gozo del encuentro con el Señor en cada momento de nuestra jornada. Pero, ¿Se produce este encuentro? ¿Abrimos nuestras vidas a Cristo Resucitado?

Los discípulos está asombrados con lo que cuentan los de Emáus y en ese mismo momento el propio Jesús aparece en medio de ellos: “¡Paz a vosotros!” y ellos en vez de alegrarse se alarman, no le reconocen… A pesar de lo que les acaban de contar sus compañeros, a pesar de estar viéndolo, tiene Jesús que enseñarles sus heridas, las huellas de su terrible martirio para que crean.

Nosotros, recibimos el testimonio de las Escrituras, recibimos la predicación de la Iglesia que nos dice: “este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo…”. “Este es el Sacramento de nuestra fe” ¿Y lo creemos? ¿Lo vivimos?

Creo que tenemos que pedirle mucho a Dios para que lo vivamos más profundamente, lo amemos más sinceramente, lo anunciemos más convincentemente. El futuro de la Salvación del mundo está en nuestras manos, lo que seamos capaces de transmitir es lo que podrán experimentar nuestros contemporáneos. Tendremos que pedirle al Señor Resucitado que abra nuestro entendimiento para comprender y amar las Escrituras y para que seamos testigos de esto.
No quisiera terminar mi reflexión de este día sin volver a pediros que vivamos con alegria nuestra fe, con gozo, con esperanza.

El mundo necesita de corazones alegres que amen al Señor.

Que Dios os bendiga a todos y os colme de su Gracia.

Tomás Pajuelo. Párroco

Leer más...

7/4/10

«¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba?»

MIÉRCOLES DE LA OCTAVA DE PASCUA

Lecturas: Hechos 3, 1-10 // Salmo 104 // Lucas 24, 13-35

¡Aleluya! ¡Cristo Vive! ¡Ha resucitado!

Los discípulos de Emaus. Abraham Bloemaert. 1622Escuchamos hoy en el evangelio de San Lucas, uno de los relatos eucarísticos y de encuentro con el Resucitado más impresionantes y entrañables. El relato de los discípulos de Emáus.

Los dos de Emáus vuelven a su casa destrozados, han sido testigos de lo más monstruoso en sus vidas, han contemplado como asesinaban a su Maestro, como lo azotaban, se mofaban, etc… pensad por un momento que a la persona que más queréis, que es vuestro modelo, lo vieseis morir de la manera que murió Jesús. Nos podemos imaginar así como irían los de Emáus, cuan grande era su desolación…

En esa penar, ese vació interior, se hace presente el Señor Resucitado, se acerca a ellos y les dice ¿De qué habláis? Su dolor es tal que no le reconocen, no son capaces de darse cuenta que Jesús está hablando con ellos. Es lógico, lo último que podían pensar y esperar es que al que habían visto destrozado en la cruz pudiese ser el extranjero que camina a su lado. Como mucho pensarían ¡como se parece este hombre al maestro! Pero humanamente era inconcebible que aquel forastero fuese el crucificado.

Nosotros, muchas veces, estamos tan metidos en nuestra humanidad, nuestro sufrimiento o dolor, que es imposible reconocer a Cristo que camina a nuestro lado. Nos parece imposible que Dios esté en nuestro dolor, en nuestro sufrir, en nuestra vida. Nos dejamos llevar del mundo que dice que Cristo nos ha abandonado y nos ha dejado en el dolor. Como los de Emáus, el árbol nos impide ver el bosque, el sufrimiento nos impide ver el remedio para ese sufrimiento.

Jesús comienza a explicarles las escrituras, les va “evangelizando”. La Iglesia, el Cuerpo Místico de Cristo hoy, nos enseña su Palabra, nos explica las Escrituras. Cuando Jesús les está explicando las Escrituras sienten que sus corazones van inflamándose en Amor de Dios. Si nosotros escuchamos con amor la Palabra de Dios que se proclama en la Iglesia, sentiremos también arder nuestros corazones en el amor divino.

Es tal la sintonía que se produce entre los discípulos de Emáus y aquel forastero, que cuando llegan a casa le invitan a cenar, a compartir la mesa con ellos. Si de verdad sintonizamos con la Palabra de Dios, sentiremos la necesidad de quedarnos a “cenar” con Él, a comulgar, a participar de verdad en la Eucaristía.

Los de Emáus le reconocen al partir el pan, le reconocen en el gesto que el propio Jesús en la Última Cena había instituido. Es una clara referencia eucarística, le reconocen después de escuchar y orar su Palabra y de participar en el gesto de la Fracción del Pan.

Nosotros en cada Eucaristía, después de escuchar, orar y reflexionar la Palabra de Dios estamos invitados y preparados a reconocer a Cristo presente en el Pan y el Vino, en los dones Eucarísticos. Tomar conciencia que en cada altar, tras las palabras de la Consagración es el mismo Jesucristo el que se hace el encontradizo en nuestras vidas para que podamos experimentar la cercanía de Dios. Cada Eucaristía es la actualización de este pasaje de los discípulos de Emáus, es tomar conciencia que debemos vivir la misa progresivamente: escuchando, orando, buscando el encuentro, reconociendo a Cristo en el altar.

En cuanto se dieron cuenta salieron corriendo a anunciarlo a sus amigos. ¿ Por qué nosotros después de cada Eucaristía, en la que nos hemos encontrado con Cristo Resucitado, no salimos a anunciarlo llenos de gozo y alegría?

Que Dios os bendiga a todos y os colme de su Gracia.

Tomás Pajuelo. Párroco

Leer más...

6/4/10

«Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?»

MARTES DE LA OCTAVA DE PASCUA

Lecturas: Hechos 2, 36-41 // Salmo 32 // Juan 20, 11-18

¡Aleluya! ¡Cristo Vive! ¡Ha resucitado!

María Magdalena ante Jesús resucitadoHoy el evangelio, vuelve a contarnos uno de los encuentros con el Señor resucitado. El evangelista Juan nos narra la experiencia personal de encuentro con el resucitado de María Magdalena. Ella, que pertenecía al grupo de los que acompañaban a Cristo, que le había visto tantas veces predicar, curar, sanar… Rota por el dolor de contemplarlo destrozado en la cruz y depositado en el sepulcro se acerca al mismo para ofrecerle su último gesto de amor y filial entrega: va a ungir su cuerpo.

Cuando se asoma al sepulcro llorando ve a dos ángeles pero no ve a Jesús. Se entabla un diálogo entre los ángeles y María Magdalena: ¿Por qué lloras? Porque se han llevado a mi Señor. Está tan metida en su sufrimiento y dolor, que no es capaz de reaccionar ante la aparición de los ángeles, es el mismo Jesús el que se dirige a ella y le vuelve a preguntar: ¿mujer por qué lloras?

María sigue en su mundo, en su sufrimiento, no reconoce al Señor, cree que es el hortelano.

El Señor Resucitado se hace cercano en nuestros sufrimientos, en nuestro dolor. Pero nos metemos tanto en el dolor y en nosotros mismos, que esto nos impide reconocerle a nuestro lado dispuesto a ayudarnos.

Jesús, le dice ¡María! Y es, al oír su nombre, cuando se produce el encuentro personal, cuando le reconoce: ¡Maestro!

Jesús le hace caer en la cuenta de su nueva condición gloriosa, de su nueva realidad, no puede tocarlo, no puede palparlo… no es lo mismo, es el cuerpo glorioso y resucitado de Cristo.

Jesús le manda: ¡Ve y dile a mis hermanos…! De nuevo el envío, Cristo no quiere de nosotros la mera contemplación, no quiere nunca que el encuentro de nuestros corazones con su sagrado corazón se que de en la intimidad de nuestras vidas. Quiere que lo proclamemos, que compartamos el gozo de estar con él a todos los que nos rodean, para que ellos puedan también experimentar su cercanía, su presencia, su Vida.

Que egoístas somos cuando no proclamamos nuestra experiencia de fe, nuestra cercanía de Dios. No podemos quedarnos en nosotros mismos, todo el mundo tiene el derecho y nosotros la obligación de conocer a Jesús a través de nuestro testimonio gozoso. No valen excusas, no hay pretextos, debemos anunciar la buena noticia de la Resurrección. María Magdalena, fue y anunció. Nosotros, si hemos vivido la experiencia gozosa de la Pascua tenemos que salir y anunciar, tenemos que vivir anunciando, tenemos que exhalar la Gloria de Dios por todos los poros de nuestro ser. Llenos de Dios tenemos que rebosar gracia para los que nos rodean. Deben notar que estamos plenos de Gracia. Que nuestro encuentro dominical con Cristo en la Eucaristía nos haga transmitir gozo, esperanza, amor, caridad… a todos los que se acerquen a nosotros. El mundo está falto de las alegrías del resucitado, está falto de la luz de Cristo y nosotros debemos ser las luminarias que con nuestro testimonio llevemos la luz al mundo.

Si cada uno de nosotros nos propusiésemos en la vida proclamar nuestra fe a dos amigos, vecinos, compañeros, etc seguro que la fe crecería instaurando el Reino de Dios en medio del mundo. Cambiaría nuestra sociedad, nuestras vidas, nuestras relaciones, todo sería distinto. Que el Señor Jesús nos conceda a todos saber buscarle y encontrarle cercano y presente en nuestras vidas. Nuestra fe no está muerta, es Vida, vida que lleva al gozo pleno a la felicidad plena, a la alegría infinita de la Gloria.

Que Dios os bendiga a todos y os colme de su Gracia.

Tomás Pajuelo. Párroco

Leer más...

5/4/10

¡Aleluya! ¡Cristo Vive! ¡Ha resucitado!

LUNES DE LA OCTAVA DE PASCUA

Lecturas: Hechos 2, 14.22-32 // Salmo 15 // Mateo 28, 8-15

¡Aleluya! ¡Cristo Vive! ¡Ha resucitado!

Icono que muestra la escena de las santas mujeres en el sepulcro vacioEs el grito de la Pascua, atrás quedaron los días de ayuno y sacrificio cuaresmales, los días de acompañar a Cristo en Getsemaní, ante Anás y Caifás, ante Pilato. Que lejos resuenan los gritos de la multitud: ¡Crucificale! ¡Crucificale!

Todo queda atrás, tapado por el anuncio gozoso de la Pascua: ¡No está aquí ha resucitado!

Este lunes comenzamos la semana llamada Octava de Pascua. LA LITURGIA nos invita a que durante toda la semana se prolongue la alegría y el gozo de la Noche Pascual. Nos pide que durante la octava pascual celebremos como si fuese un único día: el día de la resurrección, un día que durará una semana y que luego seguiremos celebrando durante cincuenta días.

Los textos evangélicos de esta semana nos presentan las distintas apariciones de Cristo Resucitado a los discípulos.

Hoy lunes el evangelista Mateo nos narra el anuncio de las mujeres de su hallazgo del sepulcro vacío. Su encuentro personal con Cristo vivo que les llena de paz: ¡No tengáis miedo! El texto nos pone ante la experiencia central de todo cristiano: el encuentro con el Señor Resucitado. Las mujeres contemplan el sepulcro vacío, salen corriendo llenas de alegría a anunciarlo a los discípulos, y de pronto Jesús sale a su encuentro y les dice: ¡Alegraos! Les calme: ¡No tengáis miedo! Les envía ¡Id a comunicar a mis hermanos…!

Jesús, vivo y presente en nuestras vidas sale a nuestro encuentro, quiere hacerse presente en nuestras vidas. Se hace el encontradizo para decirnos: ¡Alégrate! Yo estoy contigo, estoy a tu lado, la muerte no ha vencido, la Vida ha triunfado. En tu existencia quiero que triunfe la Vida y no el pecado, que vivas cerca de mí y de los hermanos. Jesús resucitado te dice: ¡No tengas miedo! Yo estoy a tu lado, aunque los problemas te agobien, yo estoy ahí. No tengas miedo a vivir la fe, a querer a Dios, a entregarte a tus hermanos. Ese encuentro con el resucitado transforma nuestras vidas desde lo más hondo de nuestro ser. No puede ser lo mismo vivir la fe que VIVIR la fe llenos de la Gracia del Resucitado. No creemos en dogmas, vivimos a Cristo Vivo.

Si de verdad se produce ese encuentro en nuestras vidas no podemos callarlo, no podemos seguir viviendo como si tal cosa… Es algo connatural al encuentro con Cristo el anuncio gozoso de esa experiencia de amor. En nuestra vida cotidiana, los grandes acontecimientos, las buenas y malas noticias que nos ocurren no podemos callarlas, nos brota compartirlas con los que queremos. Pues el encuentro real con Cristo debería ser lo mismo, nos debería explotar de gozo el corazón y no callar nunca, proclamar el gozo de tener tan cerca de Jesús, de vivir por Él y para Él. Alegraos y alegrad a todos los que viven cerca de vosotros anunciándoles la gran Noticia: Cristo vive, está a tu lado y está deseando que le abras tu vida.

Los judíos, los soldados, no son capaces de reconocer la resurrección, han sido testigos directos del sepulcro vacío y se inventan cualquier historia antes que reconocer que Cristo ha triunfado y es el Mesías. Nuestro mundo contempla cada día el testimonio real de la vida de tantos cristianos que demuestran que Cristo vive, amando y sirviendo al pobre y desvalido. Pero siguen negando a Cristo, su corazón sigue inventando tramas para justificar su falta de fe. Para intentar agarrarse a los injustificables siguen anclados en los fallos de unos pocos y no ven la Gracia de una multitud.

Vivamos gozosos y anunciemos con convicción que Cristo está vivo entre nosotros y experimentamos su amor. Que Dios os bendiga a todos y os colme de su Gracia.

Tomás Pajuelo. Párroco

Nota: Desde hace ya prácticamente un año, nuestra diócesis dispone de un canal propio de televisión que emite sus contenidos, a demanda, a través de internet. Entre sus contenidos destacan la oración del día, los comentarios sobre el evangelio de cada día (Palabra viva), la carta semanal de nuestro Obispo (Voz del Pastor), noticias, entrevistas, reportajes,...

Esta semana ha realizado los
comentarios de las lecturas del día nuestro párroco, D. Tomás, por lo que enlazaremos estos días con sus vídeos emitidos por el Canal Diócesis TV, que se corresponde al texto arriba transcrito. A continuación mostramos el correspondiente a hoy, primer lunes de Pascua.





Animamos a todos los lectores de esta página a aprovechar este medio de evangelización que nuestra diócesis nos ofrece a través de su Canal Diócesis TV.

Leer más...