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“Permaneced en mi Amor”
Ha llegado el momento de hablar con Cristina del 18 de mayo de 2008. El día de su Bautizo. El día de su Primera Comunión. El día de su Confirmación. Al nombrarle este día el rostro de Cristina se ilumina y sus ojos desprenden un brillo especial. Rebosa tanta felicidad que es fácilmente perceptible por su interlocutor.
Lo primero que le preguntamos es cómo se sentía ese día antes de la celebración. Casi como volviendo a revivir aquellos momentos se muestra inquieta y nos cuenta que se sentía supernerviosa y con mucho miedo por si surgía algún inconveniente de última hora que le impidiera recibir los Sacramentos. Sobre el día anterior nos revela: –“Tenía miedo, pensaba: mira que si me caigo por las escaleras o me tuerzo un tobillo…. Quique quería salir y yo le decía: Yo no me muevo de casa vaya que me pase algo. Estaba toda paranoica.., muy nerviosa. No quería que pasase algo que lo echara todo al traste.”
Cristina nos dice que en la celebración continuaba nerviosa, incluso le temblaban las piernas, pero que ese estado de nervios desapareció con el Bautismo: -“ Los nervios se me quitaron cuando me bautizaron. Ahí fue cuando me relajé. Me relajé y los nervios se convirtieron en responsabilidad. Mientras continuó la celebración hice mi último examen de conciencia pero acabé totalmente convencida de que aquello era lo que yo verdaderamente quería.”
También nos cuenta que durante el Bautizo no paró de llorar, que fue una experiencia “superfuerte”. –“Vi pasar toda mi vida por delante en un momento y me acordé de mi padre y de toda mi gente”. Y nos comenta que su familia, a la que tanto echó de menos en este día, no estuvo presente en la celebración, aunque no por el hecho de que no compartieran su decisión, sino por diversos motivos que les impidieron desplazarse desde Barcelona.
Tras contarnos esto, Cristina también parece relajarse y con una amplia sonrisa, nos dice que, tras la celebración del Bautismo, durante el resto de la celebración, -“ya fue todo un disfrute total”.
Ya ha pasado Cristina sus primeros días como miembro de la Iglesia. Ya ha pasado todo el estrés propio de la preparación y la celebración de ese día tan importante para ella. Le preguntamos cómo se siente ahora que ya ha tenido algo de tiempo para ir asimilándolo todo. Su respuesta es rápida y con seguridad afirma: -“Me siento una privilegiada y muy, muy orgullosa de haberme bautizado. Me siento muy contenta.... como si me hubiese tocado la lotería. Me regaló mi abuela Carmen, del Cursillo, (que yo la llamo abuela) un Crismón, me lo colgué el domingo y todavía no me lo he quitado, ni me lo pienso quitar.” Y nos muestra, toda orgullosa, el Crismón de plata que lleva colgado al cuello.
Y ahora ¿Qué? – Le preguntamos-. Toda ilusionada nos dice que ahora hay que seguir. Que sigue siendo una inculta religiosa y que tiene mucho que aprender. Lo primero que quiere es aprender oraciones y para ello se ha hecho con un librito que la acompaña a todos sitios y que, en cualquier momento en que dispone de tiempo, ya sea en el autobús o en cualquier otro sitio, lo saca y se pone a aprendérselas. Además piensa seguir asistiendo a las reuniones de su Cursillo de Cristiandad y, como no, los domingos a misa con su suegra.
Sin solución de continuidad le preguntamos si tenía pensado integrarse en alguno de los grupos o actividades de la parroquia, a lo que nos contestó: -“De momento no. Ahora mismo estoy trabajando en Proyecto Hombre y el poco tiempo libre de que dispongo lo entrego allí. Allí me necesitan más. Bueno... no...yo los necesito más a ellos que ellos a mí. Si más adelante el trabajo me lo permite y tengo más tiempo pues ya se vería pero de momento seguiré con Proyecto Hombre.”
Para finalizar le pedimos unas palabras dirigidas a todos aquellos que se puedan encontrar en la misma situación en que ella se encontraba hace un tiempo. Esta fue su contestación:
-“Que no se dejen influenciar por nadie. Eso es lo más importante. Que escuchen todas las opiniones, las buenas, las malas y las regulares. Que piense sobre toda su vida, desde que nacieron, y que busquen, porque seguro que Dios les ha ayudado muchas veces. Nada pasa por casualidad. Que nunca es tarde.”
Hasta aquí llegó nuestra conversación con Cristina. Una mujer valiente, comprometida y con las ideas muy claras, que ha conocido a Jesucristo y está dispuesta a seguirlo, tratarlo y dar testimonio de Él como respuesta a su llamada y a su Amor por ella.
“Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor.
.....
No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca” (Juan, 15. 9,16)
¿Cómo permanecemos nosotros en el Amor de Jesús? ¿Permanecemos de manera rutinaria, por tradición, pensando que ya lo conocemos y lo sabemos todo o permanecemos de manera activa, intentando continuamente conocer a Jesús más a fondo y buscándolo cada día en el hermano necesitado como hace Cristina? ¿Seremos nosotros capaces de permanecer en el Amor de Jesús y de dar fruto?
Desde aquí queremos hacer pública nuestra inmensa gratitud a Cristina por habernos dedicado su tiempo y por compartir con toda nuestra comunidad parroquial su testimonio. Al mismo tiempo le deseamos toda la felicidad del mundo en su nueva vida como cristiana y os pedimos a todos una oración por ella, para que así sea.
12/6/08
Entrevista con Cristina. La Historia de una Conversión (III)
10/6/08
Entrevista con Cristina. La Historia de una Conversión (II)
“Ven y Sígueme”
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Continuemos con el camino de conversión iniciado por Cristina tras la muerte de su padre. Ella nos comenta que su proceso –“Ha sido como cocinar una paella: Se le van añadiendo, poco a poco, un ingrediente por aquí, otro por allá y al final resulta un plato estupendo”.
El primer ingrediente de ese plato es Enrique, su novio. Lo conoció al poco tiempo de morir su padre. Con él da un paso en su vida afectiva, sin embargo, en el plano religioso, en un principio, no le supone ningún cambio. “Quique” piensa igual que ella en aquel tiempo: -“Cree que hay algo superior al hombre, pero no le pone nombre. Ni va a misa, ni cree en la Iglesia”. A pesar de ello, Enrique va a ser una pieza fundamental en su conversión ya que al poco tiempo de conocerle deciden trasladarse a vivir a Córdoba.
Aquí, en Córdoba, conoce a los padres de Quique, Enrique y Araceli, miembros de nuestra comunidad parroquial. Ellos son el siguiente “ingrediente”. De ellos recibe mucho más cariño y apoyo del que cabía esperar. La acogen como a una verdadera hija y ella los considera como unos nuevos padres. Con su modo de vida, su forma de actuar, el calor familiar que se respira en su hogar, inconscientemente, van despertando en Cristina su admiración, cierta envidia sana y una incipiente curiosidad sobre la religión. Al respecto nos dice:
- “He tenido una suerte tremenda. A través de ellos he conocido a un montón de gente majísima y empecé a tener conocimiento de lo que era la parroquia. Ellos han sido la llave que me ha puesto en contacto con la Iglesia”.
En casa de sus suegros se trata todo lo relacionado con la religión con mucha naturalidad. Ella comienza a hablar con ellos sobre el tema y comienza a leer y a informarse de temas que hasta ahora desconocía. Poco a poco, va meditando, va atando cabos y comienza a vislumbrar que de alguna manera “alguien” le está marcando el camino. Un día su suegra le plantea: “¿A ti no te gustaría bautizarte?”. Cristina comienza a pensárselo.
Como consecuencia de la situación vivida por una persona del entorno familiar comienza a colaborar en “Proyecto Hombre”. Tenemos aquí un nuevo “ingrediente” de la “paella” y uno de los detonantes fundamentales en su proceso de conversión. En este tiempo toma conciencia de la gran labor social que lleva a cabo la Iglesia de manera desinteresada y altruista. Descubre la Caridad cristiana. Entusiasmada y llena de admiración por el padre Lázaro y todos sus colaboradores nos relata la magnífica labor que realizan.
Cristina continua meditando la propuesta de bautismo y al final toma la decisión: “Sí, quiero bautizarme”. Se lo comunica a Araceli y ésta la pone en contacto con D. Tomás, nuestro párroco. De éste nos dice: -“Si mi suegra me dio un empujoncito, Tomás fue el que me cogió en brazos y me lanzó definitivamente”- y se deshace en elogios hacia D. Tomás por la acogida que le dio y el trato que le ha dispensado tanto como formador como persona. He aquí que D. Tomás pasó de ser sacerdote a ser “ingrediente” (perdón por la broma).
Pero aún queda un “ingrediente” principal. Tras el proceso de formación y catequesis llevado personalmente por D. Tomás, éste le recomienda a Cristina hacer un Cursillo de Cristiandad a lo que ella accede sin mayor problema. Sin duda, Cristina no se podía imaginar lo que allí le esperaba.
Al hablar del Cursillo de Cristiandad la emoción se le nota a flor de piel, los ojos se le enrojecen y con voz entrecortada nos cuenta: –“Si en la catequesis conocí a Jesucristo de forma teórica allí lo conocí realmente. Allí me di cuenta de todo. Fue brutal....Fue increíble.”-. Y nos recomienda: -“ Hay que hacerlo. Sin duda, hay que ir y hacerlo”-.
No hay lugar a dudas, Cristina ha conocido a Jesús. Un Jesús que ha salido a su encuentro y la ha llamado. Y ella ha sabido escuchar su voz. Esa voz que dice: “El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, cargue con su cruz y me siga.” (Mateo 16,24).
Cristina ha dicho SÍ a Jesús. Ha decidido seguirle. Y para ello ha renunciado a sí misma, a seguir pensando como antes, a seguir pensando como su familia. Y no le ha importado cargar con la cruz de la incomprensión (aunque siempre desde el respeto) de su madre, hermanos, novio, amigos y compañeros de trabajo, la cruz de que la llamen “chaquetera”, la cruz de ir contra corriente.
Me pregunto: Nosotros, cristianos de toda la vida, ¿Hubiésemos sido capaces de hacer algo parecido? ¿Somos capaces en nuestro día a día de renunciar a todo aquello que nos separa de Dios? ¿Estamos dispuesto a dar la cara como cristianos a pesar de los inconvenientes que ello nos pueda provocar?
8/6/08
Entrevista con Cristina. La Historia de una Conversión (I)
“El Señor es mi Pastor”
Cristina nació en Barcelona el año 1.978. A causa de la profesión de sus padres (maestros), a lo largo de su vida, ha ido residiendo en distintas localidades, todas ellas de Cataluña, hasta que desde hace 2 años, por amor, o por capricho del destino, o mas bien, por voluntad de Dios (de lo que ella está convencida,) se trasladó a Córdoba y ahora vive entre nosotros.
El pasado 18 de mayo vivió el día mas importante de su vida; de manos del señor obispo recibió el Bautismo, la Confirmación y su Primera Comunión. Una experiencia y un día inolvidables para ella.
Pensamos que su testimonio podría ser interesante, tanto para los que se encuentran alejados de la Fe como para los que ya la profesamos, por ello, decidimos ponernos en contacto con ella para concertar una pequeña entrevista, lo que hicimos el mismo domingo tras la ceremonia. Cristina, toda amabilidad a pesar de lo ajetreado del momento y de no conocernos de nada, mostró su total disponibilidad para charlar con nosotros. Así, quedamos en vernos un par de días después para mantener una conversación de la que, por motivos de espacio, extraemos a continuación un poco de lo mucho e interesante que nos contó.
Puntual a la cita (incluso con antelación a la hora fijada), encontramos a Cristina en la puerta de nuestra parroquia despachando telefónicamente asuntos de trabajo. Ambos pensamos que el lugar más apropiado para llevar a cabo la entrevista era en la tranquilidad de alguno de los salones de la parroquia, nuestra casa común, a lo que D. Tomás accedió gustoso.
Creo, sinceramente, que el entrevistador (que debutaba en estos quehaceres) estaba más nervioso que la entrevistada, pero, poco a poco, y gracias, sobre todo, a la naturalidad con la que Cristina afrontó la situación, la pretendida entrevista derivó en una amena conversación en la que prácticamente sin darnos cuenta se fueron tratando todos los puntos previstos en el “guión”.
Así, Cristina comenzó a hacer un recorrido por sus orígenes. Nos cuenta que sus padres sí que estaban bautizados y habían hecho la Primera Comunión, e incluso se habían educado en colegios religiosos, pero que decidieron ser totalmente neutrales con ella y sus tres hermanos en ese aspecto para darles la oportunidad de elegir cuando fuesen adultos.
¿Qué conocía pues Cristina de Jesús y de la Iglesia durante su estancia en Barcelona? Cristina nos confiesa que entró por primera vez en una iglesia con diecisiete años con motivo de un bautizo al que fue invitada y que su conocimiento con respecto a la religión era de “culturilla general”; lo que veía por la tele, lo que le enseñaron en los dos años que dio religión en el colegio, lo que le contaba su abuela, que sí que era católica practicante, y poco más. Sí que creía que había algo, un ser superior al hombre, pero ni le ponía nombre ni lo identificaba con nada.
Uno de los puntos de inflexión en la vida de Cristina fue la muerte repentina de su padre. Para toda su familia fue un golpe muy duro. Sin embargo, mientras que para su madre supuso un distanciamiento de la Fe para ella fue el inicio del cambio:
- A mí, en cinco años para acá, me ha cambiado la vida. No soy la misma persona. Con la muerte de mi padre estaba como en un pozo..., estaba superperdida...., no encontraba el norte...., no sabía lo qué quería. A raíz de ahí maduré, comencé a plantearme cosas y empecé a encontrar…bueno, no empecé a encontrar… es que me lo pusieron delante- nos dice.
Cristina, aún sin poder encontrar las palabras adecuadas y la forma para explicar el cómo, se muestra plenamente convencida de que Dios la ha ido conduciendo, la ha ido llevando, poco a poco y sin ser ella plenamente consciente de ello, hasta llegar a su situación actual.
En este momento se me vienen a la cabeza los versos del Salmo 23:
"El Señor es mi pastor, ...
Aunque pase por quebradas peligrosas,
A raíz de todo esto que nos cuenta Cristina me hago algunas preguntas:
¿Somos nosotros capaces de vislumbrar la mano de Dios en nuestras vidas como lo ha hecho Cristina?; ¿Tenemos la humildad suficiente como para aceptar seguirle por la senda que él nos conduce?; ¿Tenemos la Fe suficiente como para creer que Él está con nosotros y nos protege siempre, incluso en los malos momentos?
10/4/08
Pasos a seguir para el Bautizo de niños

5/4/08
Bautizos. Consideraciones a tener en cuenta.
El bautismo de los niños es una oportunidad para que los padres y padrinos aumenten el vigor de su fe y en lo que significa ser cristiano y miembro de la Iglesia. Es necesario que, a través de la catequesis propia de este acontecimiento, se preparen sobre todo en lo que se refiere a la educación cristiana de los niños.
A LOS PADRES
Toda la comunidad se alegra por vosotros y os felicita, porque vuestro hijo viene a aumentar la familia de los hijos de Dios.
Vuestro hijo/a va a ser bautizado en la fe de la Iglesa, no en vuestra fe personal, aunque eso es evidentemente deseable. Ahora bien, para completar la verdad del sacramento conviene que los niños sean educados después en la fe en que han sido bautizados.
Los padres debéis ofrecer unas garantías suficientes de que vuestro hijo/a recibirá una educación cristiana. Si esto no es así, será decisiva la elección de unos padrinos (ver más adelante) que sí brinden esas garantías.
Vosotros padres os comprometéis:
- A hacer de vuestro hijo/a un hijo de Dios
- A darle ejemplo de cristianos
- A conservarlo en la Fe de Jesucristo
Deberéis elegir a los padrinos entre personas que, por su edad, proximidad y formación cristiana, estén más capacitadas para influir en su día en la formación de los bautizados. Los padres han de tomar en serio la elección de buenos padrinos, para que el padrinazgo no se convierta en una institución de puro trámite.
A los padres se les pide que cuando presenten a su hijo/a al Bautismo garanticen o, por lo menos, permitan que el niño/a sea educado en la fe.
El nombre elegido para el niño/a es deseable que sea un nombre cristiano, pero si esto no es así, al menos se debe elegir un nombre que no sea contrario a la fe cristiana.
La vela del Bautismo la debéis guardar como recuerdo. Se puede encender cada año, en el aniversario del bautismo y en la Vigilia Pascual, como acción de gracias.
A LOS PADRINOS
Acompañaréis a vuestro ahijado/a a las fuentes bautismales con sus padres y la comunidad. EL NIÑO NACERÁ POR SEGUNDA VEZ a la vida, como hijo de Dios y miembro de la "gran familia" de los hijos de dios que es la Iglesia.
El padrino/la madrina representan a la Iglesia madre y ayudan a los padres para que el niño llegue a profesar la fe y a expresarla en su vida.
Los padrinos del Bautismo son como los amigos del que recibe ese gran regaleo. Le han de ayudar a que no pierda el camino que comienza hoy.
Fe es creer, estar convencidos de que dios nos ama porque es nuestro padre. La FE es el regalo más estupendo que recibimos el día de nuestro Bautizo y que nos acompañará en nuestra vida hasta el Cielo.
Las cualidades que ha de reunir el padrino o la madrina son las siguientes:
- Han de tener capacidad para cumplir la misión que la Iglesia les encomienda
- Haber cumplido dieciséis años, a no ser que el párroco o ministro, por causa justa, considere admisible una excepción.
- Ser católico, estar confirmado, haber recibido la Eucaristía y llevar una vida consecuente con la fe y con la misión que va a cumplir. Por lo tanto, no puede vivir en situación matrimonial irregular o en contradicción con la fe y la moral cristiana (Can. 874)
- No puede ser padrino o madrina el padre o la madre de quien se va a bautizar
- Cada niño puede tener padrino y madrina, o solamente padrino o madrina.
EL LUGAR DE LA CELEBRACIÓN DEL BAUTISMO
El niño debe ser bautizado en la iglesia parroquial de sus padres, a no ser que una causa justa aconseje otra cosa. En este caso, se debe de contar con el parecer favorable tanto del párroco de la parroquia de procedencia como del párroco de la parroquia en la que se va a realizar el Bautismo.
En cualquier caso, debe constar, antes del Bautismo, que los padres y padrinos han recibido la necesaria preparación catequética.
EL TIEMPO PARA LA ADMINISTRACIÓN DEL BAUTISMO
Como tiempo idóneo se aconseja cualquier domingo o, si es posible, la Vigilia Pascual en el Sábado Santo.
Durante el tiempo de Cuaresma, para subrayar el carácter bautismal de la noche pascual, se pide que no se celebre el sacramento del Bautismo.
Horario de Bautizos
29/3/08
Preguntas y respuestas sobre el Bautismo
Desde el día de Pentecostés, la Iglesia administra el Bautismo al que cree en Jesucristo.
256. ¿En qué consiste el rito esencial del Bautismo?1229-1245 1278
El rito esencial del Bautismo consiste en sumergir en el agua al candidato o derramar agua sobre su cabeza, mientras se invoca el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
257. ¿Quién puede recibir el Bautismo? 246-1522
Puede recibir el Bautismo cualquier persona que no esté aún bautizada.
258. ¿Por qué la Iglesia bautiza a los niños? 1250
La Iglesia bautiza a los niños puesto que, naciendo con el pecado original, necesitan ser liberados del poder del maligno y trasladados al reino de la libertad de los hijos de Dios.
259. ¿Qué se requiere para ser bautizado? 1253-1255
A todo aquel que va a ser bautizado se le exige la profesión de fe, expresada personalmente, en el caso del adulto, o por medio de sus padres y de la Iglesia, en el caso del niño. El padrino o la madrina y toda la comunidad eclesial tienen también una parte de responsabilidad en la preparación al Bautismo (catecumenado), así como en el desarrollo de la fe y de la gracia bautismal.
260. ¿Quién puede bautizar? 1256 1284
Los ministros ordinarios del Bautismo son el obispo y el presbítero; en la Iglesia latina, también el diácono. En caso de necesidad, cualquiera puede bautizar, siempre que tenga la intención de hacer lo que hace la Iglesia. Éste derrama agua sobre la cabeza del candidato y pronuncia la fórmula trinitaria bautismal: «Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo».
261. ¿Es necesario el Bautismo para la salvación? 1257
El Bautismo es necesario para la salvación de todos aquellos a quienes el Evangelio ha sido anunciado y han tenido la posibilidad de pedir este sacramento.
262. ¿Hay salvación posible sin el Bautismo? 1258-1261 1281-1283
Puesto que Cristo ha muerto para la salvación de todos, pueden salvarse también sin el Bautismo todos aquellos que mueren a causa de la fe (Bautismo de sangre), los catecúmenos, y todo aquellos que, bajo el impulso de la gracia, sin conocer a Cristo y a la Iglesia, buscan sinceramente a Dios y se esfuerzan por cumplir su voluntad (Bautismo de deseo). En cuanto a los niños que mueren sin el Bautismo, la Iglesia en su liturgia los confía a la misericordia de Dios.
263. ¿Cuáles son los efectos del Bautismo? 1262-1274 1279-1280
El Bautismo perdona el pecado original, todos los pecados personales y todas las penas debidas al pecado; hace participar de la vida divina trinitaria mediante la gracia santificante, la gracia de la justificación que incorpora a Cristo y a su Iglesia; hace participar del sacerdocio de Cristo y constituye el fundamento de la comunión con los demás cristianos; otorga las virtudes teologales y los dones del Espíritu Santo. El bautizado pertenece para siempre a Cristo: en efecto, queda marcado con el sello indeleble de Cristo (carácter).
264. ¿Cuál es el significado del nombre cristiano recibido en el Bautismo? 2156-2159 2167
El nombre es importante porque Dios conoce a cada uno por su nombre, es decir, en su unicidad. Con el Bautismo, el cristiano recibe en la Iglesia el nombre propio, preferiblemente de un santo, de modo que éste ofrezca al bautizado un modelo de santidad y le asegure su intercesión ante Dios.
- Preguntas y Respuestas extraídas del Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica.
28/3/08
Contenidos de la información sobre Bautizos
- Horario establecido para la celebración del Sacramento.
- Los pasos a seguir para bautizar a los niños.
- Información de interés relativa a los bautizos.
- Información acerca del Sacramento del Bautismo.
Asimismo si las familias así lo desean se podrá publicar alguna foto de la celebración del sacramento como manera de compartir ese día tan importante y entrañable para el niño, la familia y toda nuestra comunidad cristiana.