El próximo sábado, día 6 de octubre a las 11 h. comenzará la Catequesis de Postcomunión dirigida a los niños de 4º, 5º y 6º de Primaria.
Esta catequesis se imparte los sábados desde las 11 h. de la mañana hasta las 13 h. A lo largo de ese tiempo, los niños, además de recibir catequesis, realizan juegos en el parque, hacen oración en el Sagrario, aprenden a ser monaguillos, visionan películas y otra serie de actividades.
29/9/12
Inicio de la Catequesis de Postcomunión 2012/13
26/9/12
La Presencia Real de Jesucristo en el Sacramento de la Eucaristía (IX): ¿Comunión en pecado mortal?
Sí.
La actitud o disposición de quien recibe no pueden cambiar lo que son el pan y el vino consagrados. La cuestión aquí, entonces, no consiste principalmente en la naturaleza de la Presencia Real, sino en cómo afecta el pecado la relación entre un individuo y el Señor. Antes de acercarse a recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Santa Comunión, hay que estar en una relación correcta con el Señor y su Cuerpo Místico, la Iglesia, es decir, en estado de gracia, libre de todo pecado mortal. Aunque el pecado daña dicha relación, e incluso puede destruirla, el sacramento de la Penitencia puede restaurarla. S. Pablo nos dice que “quien come del pan o bebe del cáliz del Señor de manera indigna, se hace culpable de profanar el cuerpo y la sangre del Señor. Así pues, que cada uno de nosotros examine su conciencia antes de comer el pan y beber del cáliz” (1 Co 11:27-28). Toda persona que sea consciente de haber cometido un pecado mortal debe reconciliarse mediante el sacramento de la Penitencia antes de recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo, a menos que exista una grave razón para comulgar y no haya oportunidad de confesión. En este caso, la persona debe tener muy presente su obligación de hacer un acto de contrición perfecta, es decir, un acto de pesar por los pecados, pesar que “brota del amor de Dios amado sobre todas las cosas” (Catecismo, no. 1452). El acto de contrición perfecta debe ir acompañado de la firme intención de recurrir a la confesión sacramental tan pronto sea posible.
24/9/12
Fechas de matrícula, grupos y comienzo de la Catequesis de Primera Comunión curso 2012-2013
Estimados catequistas, padres, madres y tutores, os informamos sobre el plazo de las matriculaciones para las catequesis de Primera Comunión en este curso escolar 2012-2013, y de otros aspectos relacionados con estas catequesis:
- Reunión de los catequistas para empezar el curso: El próximo día 12 de septiembre, a las 20:30h.
- Plazo de matricula de los niños de 2º de Primaria: Desde el lunes 24/sep al viernes 28/sep, ambos inclusive, en horario de 18:00h a 19:00h, en los salones parroquiales (a la derecha de la entrada principal del templo)
- Reparto de los grupos de catequesis de 2º de Primaria: Será el lunes 1 de octubre a las 18:00h.
- Comienzo de las catequesis de 2º y 3º de Primaria: El miércoles 3 de octubre y el viernes 5 de octubre, respectivamente, en el horario habitual.
AVISO IMPORTANTE: Tendrán que presentar partida de bautismo todos los niños/as que no estén bautizados en esta parroquia del Beato Álvaro de Córdoba.
AVISO IMPORTANTE: Es imprescindible conocer que SÓLO podrán matricularse en la catequesis de la Parroquia del Beato Álvaro los niños/as que sean feligreses de esta parroquia, los que vivan en los límites parroquiales, y SÓLO podrán matricularse niños/as de otras parroquias que por una causa VERDADERAMENTE JUSTIFICADA, según valoración de los párrocos de ambas parroquias, y con un permiso por escrito del párroco de la parroquia de origen. Entre las causas verdaderamente justificadas no entran: estar en la misma clase, ser del mismo colegio, en mi parroquia se hace la comunión en 4ª curso...etc.
Podéis consultar todo lo relativo a este tema en el apartado de esta web: apartado de Primeras Comuniones, particularmente el modelo rellenable de matriculación en la catequesis:
O por supuesto dirigiros al correo electrónico de la parroquia: ParroquiaBeatoAlvaro@gmail.com
23/9/12
"Donde hay envidia y espíritu de contradicción, allí hay desorden y toda clase de obras malas"
XXV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Lecturas: Libro de la Sabiduría 2,12.17-20 // Salmo 54(53) // Epístola de Santiago 3,16-18.4,1-3 // Evangelio según San Marcos 9,30-37
Por cierto, el Señor cada vez que hablaba de su muerte, también hablaba de su resurrección. Pero los discípulos no querían entender. Probablemente se quedaban con el anuncio de la primera parte e -igual que nosotros hacemos- atemorizados por el sufrimiento y la muerte, ni se daban cuenta del triunfo final: la resurrección. Los discípulos iban más preocupados en discutir entre ellos quién era el más importante que de escuchar a Jesús.
En nuestros días nos pasa lo mismo, estamos más ocupados en nuestras cosas, en nuestros afanes, en nuestro modo de pensar...que en escuchar a Cristo y su Iglesia. No podemos olvidar que el maestro es Cristo. Que el Evangelio es uno y que se ponga como se ponga nuestra sociedad, la Verdad del Evangelio es una.
Cuando Cristo habla de Cruz todos hacemos oidos sordos y queremos huir...los apóstoles también. De tal forma huían los Apóstoles del tema que Jesús quería tratar con ellos que, según nos cuenta este Evangelio, se pusieron a hablar -sin que Jesús les oyera- sobre quién de ellos era el más importante. Ellos están a otra cosa...y nosotros podemos estar también así...a lo nuestro. Es precisamente lo que nos advierte el Apóstol Santiago en la Segunda Lectura (St. 3, 16 - 4, 3), la cual vale la pena detallar, porque con frecuencia caemos en estos desórdenes de que nos habla Santiago. Comienza por precavernos acerca de las “envidias y rivalidades”, porque éstas son señal “de desorden y de toda clase de obras malas”. Y... ¿nos damos cuenta de que, como la envidia es un pecado medio escondido nos sentimos con derecho a acunar en nuestro corazón tales sentimientos, sin darnos cuenta de lo que nos alerta el Apóstol: esos “desórdenes y obras malas” que son consecuencia de las rivalidades y de la envidia.
El que acune en su corazón lo que nos vende el Demonio, termina siendo instrumento del Mal, del mismo Demonio. El Apóstol Santiago lo sabe, lo ha visto y nos alerta de las consecuencias de la envidias. En cambio –nos dice Santiago- “los que tienen la Sabiduría que viene de Dios son puros, ante todo”. Vale la pena destacar la Sabiduría que viene de Dios y la pureza de corazón. ¿Qué es tener la Sabiduría Divina? Es tener el pensar de Dios, la forma de ver las cosas que tiene Dios, la manera de analizar las circunstancias de nuestra vida según Dios. Es ver las cosas como Dios las ve, no con nuestra miopía espiritual, tan contaminada por el mundo y tan de acuerdo a nuestros pensamientos humanos que suelen estar tan desviados de la visión eterna. Y que, por supuesto, están tan desviados de las paradojas que nos propone el Evangelio de hoy y el del domingo anterior:
Tomar nuestra cruz de cada día. Perder la vida para ganar la Vida. Ser último para llegar a ser primero. Ser pequeños, sencillos y confiados como son los niños. Este es el verdadero y único camino de Salvación. Podemos engañarnos con nuestras teorias y nuestros inventos...pero al final de la vida nos examinaran del Amor. Nos examinará el Señor de cómo hemos vivido su Palabra y su Verdad en nuestras vidas. Podemos seguir empeñados en vivir a nuestra forma y manera o podemos de una vez por todas descubrir que la cruz es el camino de la Salvación y tomarla con amor y seguir al Señor.
Pedimos hoy a Jesús que nos ayude a ver la realidad y a vivirla cumpliendo su voluntad. Os deseo a todos un feliz domingo, un feliz día del Señor. Que Dios os Bendiga.
Tomás Pajuelo Romero. Párroco.
19/9/12
La Presencia Real de Jesucristo en el Sacramento de la Eucaristía (VIII): Si alguien sin fe come y bebe el pan y el vino consagrados, ¿recibirá el Cuerpo y la Sangre de Cristo?
16/9/12
Rechazar el sufrimiento no es una opción
XXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Lecturas: Isaías 50,5-9 // Salmo 116(114) // Santiago 2,14-18 // Marcos 8,27-35
Las respuestas sobre lo que dice la gente son evidentemente equivocadas. Pero preguntándoles quién creen ellos que es, la respuesta de Pedro no se hace esperar: “Tú eres el Mesías”. Es decir, ellos sabían que era el esperado por el pueblo de Israel para salvarlo, y Pedro lo confiesa así.
El problema estaba en el concepto que del Mesías tenía el pueblo de Israel. Y los apóstoles no escapaban a esa idea. Ellos esperaban un Mesías libertador y vencedor desde el punto de vista temporal, que los libraría del dominio romano y establecería un reino, mediante el triunfo y el poder.
Pareciera como si los Apóstoles y, junto con ellos, el pueblo judío no hubieran puesto mucha atención a las clarísimas profecías de Isaías sobre el Mesías, como el Siervo sufriente de Yahvé.
Por eso Jesús tiene que corregirlos de inmediato. Cuando Pedro, pensando en ese Mesías triunfador, llama a Jesús aparte para tratar de disuadirlo de lo que acababa de anunciarles como un hecho, la respuesta del Señor resulta impresionante. Les habla de cruz, de entrega, de muerte y resurrección.
Nos cuenta el Evangelio que enseguida que Pedro lo reconoce como el Mesías, Jesús “se puso a explicarles que era necesario que el Hijo del hombre padeciera mucho, que fuera rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que fuera entregado a la muerte y resucitara al tercer día”.
Pero ellos, obnubilados por el rechazo al anuncio de la pasión y muerte, no entendieron bien, ni tampoco pudieron acordarse de estas palabras tan importantes cuando se sucedieron todos los acontecimientos que el Señor les había anunciado muy claramente.
La corrección que hizo el Señor de la idea equivocada del Mesías triunfador temporal, fue especialmente severa para con Pedro, pero fue para todos los discípulos, pues nos dice el texto que “Jesús se volvió y, mirando a los discípulos, reprendió a Pedro”. Le dijo sin ninguna suavidad: “¡Apártate de mí, Satanás! Porque tú no juzgas según Dios, sino según los hombres”.
Ahora bien, tan severa respuesta tiene que tener algún motivo serio. San Pedro estaba siendo tentado por el Demonio y a éste Jesús le responde igual que cuando en el desierto quiso también tentarlo con el poder temporal.
Por la severa respuesta de Jesús, resulta evidente que, para sus seguidores, rechazar el sufrimiento no es una opción. Todo intento de rechazo de la cruz y del sufrimiento, todo intento de buscarnos un cristianismo sin cruz y sufrimiento, es una tentación y, como vemos, no va de acuerdo con lo que Jesús continúa diciéndonos en este pasaje evangélico.
Dice el texto que, luego de reprender a Pedro, se dirigió entonces a la multitud y también a los discípulos, para explicar un poco más el sentido del sufrimiento: el suyo y el nuestro.
“El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga”. Más claro no podía ser: el cristianismo implica renuncia y sufrimiento.
Seguir a Cristo es seguirlo también en la cruz, en la cruz de cada día. Y para ahondar un poco más en el asunto, agrega una explicación adicional: “El que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará”.
Pero ... ¿qué significa querer salvar nuestra vida? Significa querer aferrarnos a todo lo que consideramos que es “vida” sin realmente serlo. Es aferrarnos a lo material, a lo perecedero, a lo temporal, a lo que nos da placer, a lo que nos da poder, a lo ilícito, etc. . Y a veces, inclusive, a lo que consideramos lícito y hasta un derecho.
Si pretendemos salvar todo esto, lo perderemos y, como si fuera poco, perderemos la verdadera “Vida”. Pero si nos desprendemos de todas estas cosas, salvaremos nuestra Vida, la verdadera, porque obtendremos, como Cristo, el triunfo final: la resurrección y la Vida Eterna.
El único camino de la Gloria es el de la Cruz. Que Dios os bendiga a todos.
Tomás Pajuelo Romero. Párroco.
12/9/12
La Presencia Real de Jesucristo en el Sacramento de la Eucaristía (VII): ¿Por qué se reservan después de la misa algunas de las hostias consagradas?
8/9/12
La Virgen de la Fuensanta, Copatrona de Córdoba
Celebramos hoy la festividad de la Virgen de la Fuensanta, Copatrona de Córdoba.
La mayoría de los cordobeses hemos visitado alguna vez su Santuario y hemos rezado ante su imagen y casi todos hemos asistido en alguna ocasión a su "Velá" dónde, la tradicional campanita de barro y las distintas atracciones entretienen a los más pequeños, y los mayores pasamos unas horas de diversión junto a la familia o amigos, pero quizás el conocimiento del origen histórico-religioso de esta advocación y su consiguiente festividad no se haye tan extendido entre los cordobeses.
Por ello, en estos tiempos en los que se suele ignorar y desvirtuar el orígen y carácter religioso de muchas fiestas y se resaltan más la celebraciónes civiles que las religiosas, queremos recoger en nuestra web los hechos que dieron origen a esta fiesta del día de la Fuensanta que hoy celebramos.
Cuenta la tradición que, allá por 1420, Gonzalo García, un cardador afincado en la zona extramuros de la ciudad dónde se concentraba la actividad pañera de la ciudad, rumiaba la pena de su raquítico sueldo, añadiéndole a su apesadumbrado pensamiento la desventura de tener una esposa tullida y una hija tenida por loca. Hombre creyente y confiado únicamente en la divina providencia, preso de una total tribulación, salió de su casa hacia el campo por la Puerta del Sol a fin de ahogar sus penas e inmerso en sus propias cavilaciones llenas de negros presagios.
Cuando andaba embebido en esta tesitura, vió aparecer dos doncellas precedidas de un mancebo. Una de ellas le dijo que fuese a por un jarro y lo llenase del agua de una fuente que manaba junto a un cabrahigo (higuera silvestre) ubicado allí cerca y se la diese a beber a su mujer e hija. Mostrándose un tanto dubitativo ante lo visto y oído, le fue confirmado por el doncel acompañante, asegurándole ser los mártires de Córdoba, Acisclo y Victoria, junto con la Madre de Dios, que era quien le había dirigido la palabra.
Emocionado profundamente, se dirigió hacia la puerta de Baeza, en donde encontró un alfarero que allí vendía su mercancía. Adquiriendo un jarro y llenándolo en la fuente señalada, lo dio a beber a su esposa e hija. Al momento, se obró la maravilla de la curación.
Divulgado el prodigio por toda la ciudad, fueron incontables las personas que audieron al lugar para tomar el milagroso líquido, creciendo su benéfica fama día a día.
Dos años después, un ermitaño que hacía vida solitaria en la sierra, encontrándose enfermo de hidropesía y habiendo llegado a sus oídos la fama prodigiosa del agua de aquella fuente, la bebió, quedando libre de su mal. Vuelto a su ermita, meditaba continuamente sobre el porqué ocurrían las curaciones, suplicándo al Señor se lo revelase.
Según nos cuenta Juan de Rivas, cuando el anacoreta se hallaba, el 8 de septiembre, en plena meditación, oyó una voz que decía:"Sepas que aquella higuera está alli desde que se perdió España: tiene una imagen de la Virgen María de media vara de alto, que un devoto cristiano encerró dentro por un cóncavo que tenía, el cual cerró la naturaleza, y la ha tenido, y tiene en guarda. Por lo cual obran Dios y la Virgen sus maravillas con este agua, que mana de entre sus raíces, y te lo he dicho y revelado, para que vayas al prelado, y des cuenta de lo que te digo"
De esta revelación dio cuenta de inmediato al prelado, que entonces era Sancho de Rojas. Este envió gente de confianza que cortaron y deshicieron la higuera, encontrando la imagen en el interior del tronco, ante la presencia de una gran muchedumbre. La talla encontrada fue conducida en procesión al Sagrario de la Catedral, donde quedó depositada y expuesta hasta que fue edificado en el sitio del hallazgo el primer humilladero, costeado por el citado obispo.
Acrecentándose cada vez más la devoción hacia el milagroso lugar, el cabildo catedralicio mandó recoger el agua de la fuente, labrando al efecto un pozo, conocido desde entonces por el pocito y que es el que en la actualidad se encuentra frente a la fachada del Santuario.
Desde entonces hasta ahora no ha cesado el culto de los cordobeses a María en este su Santuario. Culto que llevó a que el 2 de octubre de 1994 fuese coronada canónicamente por el nuncio de Su Santidad en un solemnísimo acto celebrado en la Av.del Gran Capitán ante miles de cordobeses.
7/9/12
9 Preguntas sobre el Año de la Fe
El próximo 11 de octubre se iniciará el Año de la Fe, convocado por Benedicto XVI. Pero, ¿de qué se trata? ¿qué desea el Santo Padre? ¿qué se puede hacer? Respuestas a las preguntas que surgen a poco tiempo del inicio.
1. ¿Qué es el Año de la Fe?
El Año de la Fe "es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo" (Porta Fidei, 6).
2. ¿Cuando inicia y termina?
Inicia el 11 de octubre de 2012 y terminará el 24 de noviembre de 2013.
3. ¿Por qué esas fechas?
El 11 de octubre coinciden dos aniversarios: el 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II y el 20 aniversario de la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica. La clausura, el 24 de noviembre, será la solemnidad de Cristo Rey
4. ¿Por qué el Papa ha convocado este año?
"Mientras que en el pasado era posible reconocer un tejido cultural unitario, ampliamente aceptado en su referencia al contenido de la fe y a los valores inspirados por ella, hoy no parece que sea ya así en vastos sectores de la sociedad, a causa de una profunda crisis de fe que afecta a muchas personas". Por eso, el Papa invita a una "auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo". El objetivo principal de este año es que cada cristiano "pueda redescubrir el camino de la fe para poner a la luz siempre con mayor claridad la alegría y el renovado entusiasmo del encuentro con Cristo".
5. ¿Qué medios ha señalado el Santo Padre?
Como expuso en el Motu Proprio "Porta Fidei": Intensificar la celebración de la fe en la liturgia, especialmente en la Eucaristía; dar testimonio de la propia fe; y redescubrir los contenidos de la propia fe, expuestos principalmente en el Catecismo.
6. ¿Dónde tendrá lugar?
Como dijo Benedicto XVI, el alcance será universal. "Tendremos la oportunidad de confesar la fe en el Señor Resucitado en nuestras catedrales e iglesias de todo el mundo; en nuestras casas y con nuestras familias, para que cada uno sienta con fuerza la exigencia de conocer y transmitir mejor a las generaciones futuras la fe de siempre. En este Año, las comunidades religiosas, así como las parroquiales, y todas las realidades eclesiales antiguas y nuevas, encontrarán la manera de profesar públicamente el Credo".
7. ¿Dónde encontrar indicaciones más precisas?
En una nota publicada por la Congregación para la doctrina de la fe. Ahí se propone, por ejemplo:
- Alentar las peregrinaciones de los fieles a la Sede de Pedro;
- Organizar peregrinaciones, celebraciones y reuniones en los principales Santuarios.
- Realizar simposios, congresos y reuniones que favorezcan el conocimiento de los contenidos de la doctrina de la Iglesia Católica, y mantengan abierto el diálogo entre fe y razón.
- Leer o releer los principales documentos del Concilio Vaticano II.
- Acoger con mayor atención las homilías, catequesis, discursos y otras intervenciones del Santo Padre.
- Promover trasmisiones televisivas o radiofónicas, películas y publicaciones, incluso a nivel popular, accesibles a un público amplio, sobre el tema de la fe.
- Dar a conocer los santos de cada territorio, auténticos testigos de fe.
- Fomentar el aprecio por el patrimonio artístico religioso.
- Preparar y divulgar material de carácter apologético para ayudar a los fieles a resolver sus dudas.
- Eventos catequéticos para jóvenes que transmitan la belleza de la fe.
- Acercarse con mayor fe y frecuencia al sacramento de la Penitencia.
- Usar en los colegios el compendio del Catecismo de la Iglesia Católica.
- Organizar grupos de lectura del Catecismo y promover su difusión y venta.
8. ¿Qué documentos puedo leer por ahora?
- PDF: "Porta fidei", Carta Apostólica de Benedicto XVI.
- ePUB: "Porta fidei", Carta Apostólica de Benedicto XVI.
- El motu proprio de Benedicto XVI "Porta Fidei";
- La nota con indicaciones pastorales para el Año de la Fe;
- El Catecismo de la Iglesia Católica;
- 40 resúmenes sobre la fe cristiana.
Visite el website www.annusfidei.va
EXPLICACIÓN DE LOGO: Sobre un campo cuadrado, enmarcado, se representa simbólicamente una barca –imagen de la Iglesia- en navegación sobre olas apenas insinuadas gráficamente cuyo árbol maestro es una cruz que iza las velas con signos dinámicos que realizan el monograma de Cristo; el fondo de las velas es un sol que asociado al monograma hace referencia también a la eucaristía.
5/9/12
La Presencia Real de Jesucristo en el Sacramento de la Eucaristía (VI): ¿El pan y el vino consagrados dejan de ser el Cuerpo y la Sangre de Cristo cuando la misa ha terminado?
Durante la celebración de la Eucaristía, el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y como tales permanecen. No pueden volver a ser pan y vino, pues ya no son en absoluto pan y vino. No hay entonces razón para que cambien nuevamente a su estado “normal” ya que han pasado las circunstancias especiales de la misa. Una vez que la substancia ha cambiado realmente, la presencia del Cuerpo y la Sangre de Cristo “dura todo el tiempo que subsistan las especies eucarísticas” ( Catecismo, no. 1377). En contra de quienes sostenían que el pan consagrado durante la Eucaristía no tiene poder santificante si se reserva para el día siguiente, S. Cirilo de Alejandría replicó, “ni se altera Cristo, ni se muda su sagrado Cuerpo, sino que persevera siempre en él la fuerza, la potencia y la gracia vivificante” ( Epístola 83 a Calosyrium, obispo de Arsinoe [PG 76, 1076]). La Iglesia enseña que Cristo permanece presente bajo la apariencia de pan y vino todo el tiempo que subsiste la apariencia de pan y vino (cf. Catecismo, no. 1377).
1/9/12
La Presencia Real de Jesucristo en el Sacramento de la Eucaristía (V): ¿Deja el pan de ser pan y el vino de ser vino?
Para que Cristo entero esté presente, cuerpo, sangre, alma y divinidad, el pan y el vino no pueden quedar como tales, sino que deben dar lugar a la presencia de su cuerpo y su sangre glorificados. Así, en la Eucaristía, el pan deja de ser pan en substancia y se convierte en el Cuerpo de Cristo, mientras que el vino deja de ser vino en substancia y se convierte en la Sangre de Cristo. Como observó S. Tomás de Aquino, Cristo no es citado diciendo “Este pan es mi cuerpo”, sino “ Esto es mi cuerpo” ( Summa Theologiae, III q. 78, a. 5).