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30/9/10

Matriculación de los niños de Post-Comunión

Todos aquellos niños que quieran asistir durante este curso a catequesis de Post-Comunión podrán apuntarse en el salon parroquial durante los días 4, 5 y 6 de Octubre, de las 19'00 h. a las 19'45 h.

La catequesis comenzará el próximo sábado, 9 de octubre.

Recordamos que dicha catequesis se lleva a cabo todos los sábados entre las 10'00 h y las 13'30 h. y en ella se realizan distintas actividades formativas, lúdicas y religiosas.

26/9/10

El rico Epulón y el pobre Lázaro

XXV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Lecturas: Amós 6, 1.4-7 // Salmo 146 // 1ª Timoteo 6, 11-16 // Lucas 16, 19-31

Queridos hermanos y hermanas:

Escena de esta parábola tomada del Códice Aureus EpternacensisEn este Domingo el Señor nos vuelve a hablar -ampliando un poco más el tema del Domingo anterior- de los bienes espirituales y de los bienes materiales, de lo celestial y de lo terreno, de lo temporal y de lo eterno.

Contienen las Lecturas de hoy una grave advertencia para los que vivimos apegados a los bienes materiales, olvidándonos de compartirlos con los que carecen de esos bienes. Una llamada al ejercicio de la caridad, en su aspecto de compartir con los demás.
El Evangelio (Lc. 16, 19-31) nos trae la Parábola narrada por el Señor de un hombre muy, muy rico, que vivía en medio de muchos lujos y bienes superfluos, y que no era capaz de ver la necesidad de un pobre que siempre estaba en la puerta de su casa.

El rico Epulón y el pobre Lázaro

Y sucede que ambos personajes mueren. Nos dice el Evangelio que el pobre fue llevado por los Ángeles al “seno de Abraham”. Así se nombraba el lugar donde iban los muertos antes de que Cristo muriera, resucitara y abriera las puertas del Cielo. Es decir que el destino del mendigo Lázaro fue de felicidad eterna.

¿Qué sucedió con el rico? Nos dice el Evangelio que fue al “lugar de castigo y de tormentos”. Es decir el destino del rico egoísta fue de condenación eterna.

Pero debemos ver bien... No nos dice el texto que el rico fue al Infierno por ser rico. ¡No!... El rico fue al Infierno por ser egoísta, por no saber compartir, por no tener compasión de los necesitados, por no usar bien su dinero, por usar su dinero solamente para sus lujos. Esto quiere decir que la riqueza en sí no es un pecado. El pecado consiste en no usar rectamente los bienes que Dios nos da. El pecado consiste en no saber compartir los bienes que Dios nos da.

La Primera Lectura del Profeta Amós (Am. 6, 1.4-7) describe a los que viven en medio de lujos y excesos, a espaldas de las necesidades de los demás. Reprende seriamente a “los que no se preocupan por las desgracias de sus hermanos”. El Profeta advierte claramente sobre el destino de los que así se comportan. Dice así: “Por eso irán al destierro”.

Y ¿qué es el “destierro”? Aunque esta profecía del destierro se cumplió para el pueblo de Israel treinta años después, a causa de su decadencia moral, el “destierro” tiene un sentido espiritual más amplio para nosotros hoy en día: es el mismo lugar de tormentos al que fue el rico del Evangelio, el Infierno.

El Infierno viene nombrado muchas veces en la Sagrada Escritura. Es uno de los Dogmas de nuestra Fe Católica que más veces se nombra en la Biblia con diferentes nombres, como hemos visto en estas Lecturas de hoy. Por cierto, es bueno insistir que el Infierno -al igual que el Cielo y el Purgatorio- son Dogmas de Fe; es decir: son de obligatoria creencia por parte de todos los Católicos.

Fíjaos que en este texto evangélico vemos al mismo Jesucristo hablarnos del Infierno, y hablarnos también de la posibilidad que tenemos de condenarnos para siempre, si no obramos de acuerdo a la Voluntad de Dios. En el caso del rico de la parábola, se olvidó de la Voluntad de Dios y se regía sólo por sus apetencias. Por eso falló en caridad, generosidad, compasión, y estuvo pendiente sólo de sus gustos y lujos, olvidándose de Dios y de los demás.

Decíamos que el Señor nos hablaba con su Palabra hoy sobre los bienes espirituales y los bienes materiales. Respecto de los bienes materiales ya lo hemos expresado: hay que saber c o m p a r t i r . Hay que saber estar atentos a las necesidades de los demás. Hay que saber ayudar a quien necesita ser ayudado. Es verdad que la picaresca ha hecho que muchas veces dudemos si estamos haciendo un bien compartiendo con los que nos "piden" en la calle... En algunos casos es posible que sea cierto que nos engañen, pero elo Señor nos pide compartir. Si persiste en nosotros la duda, lo mejor es compartir con las instituciones que la Iglesia a creado para hacer real y eficaz este mandato del Señor. La mejor manera de compartir es hacer nuestras donaciones a Cáritas, al comedor Social de los padres Trinitarios, a las Cáritas Parroquiales, a las instituciones de la Iglesia y de cada parroquia que se ocupan de los más necesitados. De esta manera estamos seguros que todo lo que se recibe se utiliza integramente a ayudar a los "pobres Lázaros" de nuestros días. A los hombres y mujeres que sufren en nuestro entorno. Aunque esto no quita que cuando veamos una necesidad ayudemos directamente, compartamos directamente.

Las Lecturas de hoy nos recuerdan que la búsqueda de bienes materiales podría más bien alejarnos del camino del Cielo. La búsqueda de bienes materiales podría alejarnos de lo que San Pablo nos recuerda en la Segunda Lectura (1 Tim. 6, 11-16): “la conquista de la vida eterna a la que hemos sido llamados”. La búsqueda de bienes materiales nos puede cegar, haciéndonos creer que el dinero y las cosas que con el dinero conseguimos, es lo único verdaderamente importante y necesario. Y no es así.

Debemos recordar que los bienes verdaderamente importantes son los bienes espirituales. Estos son los bienes que no se acaban. Son los que realmente debemos buscar. Son los que nos aseguran la conquista de la vida eterna, de que nos habla San Pablo hoy.

Y ¿cuáles son esos “bienes espirituales? Son todas aquellas cosas relacionadas con la vida espiritual. No basta solamente evitar el pecado. No basta solamente venir a Misa los Domingos, que es un precepto indispensable de cumplir. En la Misa, además, nos nutrimos de la Palabra de Dios, de la enseñanza en la Homilía, nos nutrimos también de Dios mismo al recibirlo en la Eucaristía. Pero eso no basta. Es necesario ir creciendo en las virtudes, tratar de ser cada vez mejores, especialmente a través de la oración frecuente. Aprovechando todas estas gracias, vamos procurándonos “bienes espirituales”.

Este relato del Evangelio, tiene dos partes bien diferenciadas. Vemos que en la primera parte el Señor nos describe cómo debe ser el uso de los bienes materiales y las consecuencias que puede tener el usarlos mal. La segunda parte nos describe lo que es la eternidad, lo que es la otra vida. La primera cosa que debemos observar en el relato hecho por el mismo Jesucristo es que, después de la muerte, hay salvación o hay condenación. No nos habla Jesucristo de nada que se parezca a la re-encarnación, ese mito nefasto que se nos ha estado metiendo aún entre los Católicos. Sepamos que es verdad de fe que se vive en esta tierra una sola vez y que después de esta vida terrenal hay o condenación, o salvación, y que podemos salvarnos yendo directamente al Cielo o pasando primero una etapa de purificación en el Purgatorio, para luego ir al Cielo.

El Señor en esta parábola nos narra que el rico pide desde su lugar de tormentos al menos una gota de agua para refrescarse de las llamas que lo torturan. Y Abraham le responde que eso no es posible, que ya no hay remedio. Es una descripción de lo que es el Infierno: es un lugar de tormentos y de fuego. Y además, sin remedio: quien llega allí ya no puede regresar. Dice el texto: “entre vosotros y nosotros se abre un abismo inmenso, que nadie puede cruzar, ni hacia allá, ni hacia acá”. No estoy tratando de asustar. Simplemente estoy extrayendo del Evangelio lo que el mismo Cristo contó a sus seguidores y que nos cuenta a nosotros, que somos sus seguidores de hoy.

Insiste el rico que al menos, entonces, envíe al pobre Lázaro a avisarle a sus familiares, para que ellos no acaben en ese lugar de tormentos. Se le responde que ya Moisés y los Profetas han hablado sobre esto. Sigue insistiendo el rico: “Pero si un muerto va a decírselos, entonces sí se arrepentirán”. Y viene, entonces, la sentencia final del Señor: “Si no escuchan a Moisés y a los Profetas” -es decir, si no escuchan la Palabra de Dios- “ni aunque un muerto resucite harán caso”.

Y ¿a qué muerto se refiere el Señor? ... Se está refiriendo a Él mismo. El nos dejó su Evangelio que completa la Ley que Dios dio a Moisés y las enseñanzas de los Profetas. El murió y resucitó. Y todavía hay gente que no cree en ese muerto, en ese muerto resucitado, que es nada menos que Dios hecho Hombre. Y -peor aún- todavía hay Cristianos que no practican sus enseñanzas. Todavía hay Católicos que se dan el lujo de llamarse así y de negar algunas verdades de la fe cristiana, como sucede cuando se niega la existencia del Infierno, o cuando se está creyendo en esa mentira de la re-encarnación, que niega la Verdad sobre la Vida Eterna.
Recordemos las lecciones de las Lecturas de hoy: el recto uso de los bienes materiales, los bienes verdaderamente importantes son los espirituales, y la Verdad sobre la Vida Eterna, que es ésta: después de la muerte no volvemos a esta vida terrena, sino que hay para nosotros salvación eterna o condenación eterna.

Con el Salmo 145 alabamos “al Señor que viene a salvarnos”. Reconocemos la Divina Providencia, que “hace justicia al oprimido, da pan a los hambrientos y libera al cautivo [...] premia al justo [...] y trastorna los planes del inicuo [...] Dios reina por los siglos”. Amén

Tomás Pajuelo. Párroco

Addenda:
La
Parroquia de Nuestra Señora de la Esperanza, de Córdoba, elabora cada domingo una presentación en PowerPoint con el comentario de las lecturas del domingo, que distribuyen entre sus feligreses. La de este domingo es especialmente interesante por lo que nos hemos tomado la libertad de incluirla junto a nuestra homilia. Puede verse aquí.

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23/9/10

Rogatoria por Joaquín y su familia

Ayer, 22 de septiembre a las 16h murió Joaquín, un joven de 22 años, familiar de personas muy queridas de la parroquia, después de un periodo de enfermedad.

Queremos pediros que recéis por su eterno descano y por su familia. Ellos lo están pasando fatal porque estas desgracias en esa edad son muy duras de aceptar.

Muchas gracias.

El recientemente declarado beato Newman nos ofrece una rogatoria por los difuntos que humildemente os proponemos para esta ocasión:

Oh Jesús, que amas a las personas, te encomendados las almas de todos tus siervos y siervas que han salido de este mundo marcados con el bautismo, signo de la fe, y ahora duermen el sueño de la paz. Te imploramos, Señor y Salvador nuestro, que así como te hiciste hombre por misericordia a favor de ellos, los admitas ahora en tu presencia gloriosa.

Señor generoso, no te acuerdes contra ellos de sus pecados de juventud y de ignorancia. Ten bien presente sus personas en tu gloria celestial. Que se les abran las puertas del paraíso. El arcángel san Miguel los lleve hasta tí. Tus ángeles y santos salgan a recibirlos, y los acompañen a la ciudad santa, la Jerusalén del cielo. Que descansen en paz.

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Rogatoria por un joven

Recibimos el pasado martes un comentario en el apartado de Rogatorias de esta web, en el que un hermano o hermana anónimo/a nos pide oración por un joven:

Queridos hermanos, os pido vuestra oración por un joven conocido, al que los problemas y dificultades que ha ido encontrando en su vida, lo han arrastrado al alcoholismo. Que el Señor lo ilumine para pedir y aceptar ayuda, y que el Señor le de fuerzas a él y a su familia para superarlo, y para buscar refugio en el Padre.
Queremos rogar desde aquí vuestras oraciones por esta persona. Muchas gracias.

Sístole y diástole de la Iglesia

"La Eucaristía edifica la Iglesia, la cohesiona internamente en un movimiento permanente de sístole, que la hace vivir en la comunión, y en cómo la Eucaristía dinamiza la vida y la actividad de la Iglesia en un movimiento permanente de diástole que la impulsa a la misión. Comunión y misión. Sístole y diástole que van íntimamente relacionadas, y que se alimentan permanentemente de la Eucaristía, de Cristo prolongado en este sacramento."

21/9/10

Beato Manuel Lozano Garrido "Lolo"

LoloCuando la Iglesia canoniza a ciertos fieles, proclamando solemnemente que esos fieles han practicado heroicamente las virtudes y han vivido en la fidelidad a la gracia de Dios, nos propone a estos santos como modelos e intercesores.

En alguna ocasión estos santos pueden resultarnos 'lejanos' por el tiempo que nos separa de ellos o las circunstancias en las que se desarrolló su vida, muy diferente de las nuestras.

El pasado 12 de junio se celebró en Linares (Jaén) la ceremonia de beatificación de Manuel Lozano Garrido 'Lolo', un santo muy cercano, como ya su propio nombre y origen nos hace intuir.

Nacido en Linares en 1920, 'Lolo' fue un periodista y escritor que fue capaz de vivir durante toda su vida la alegría en el dolor.

A los 22 años una parálisis progresiva le sentó en una silla de ruedas durante más de 25 años, quedando además ciego los últimos nueve años de su vida. Pese a su enfermedad fue sembrador de alegría en los cientos de jóvenes y adultos que se acercaban a él en busca de consejo. ¿Su secreto?: Amar con locura a la Virgen María y un fervor eucarístico que le marcó para toda la vida. De esa piedad mariana y eucarística brota un amor apasionado por la Iglesia y un apostolado incansable "sin moverse de su sillón de ruedas".

A pesar de la enfermedad trabajó hasta el final de su vida como periodista y escritor (nueve libros, ensayos, una novela autobiográfica, cientos de artículos en la prensa,...). Recibió el primer premio "¡BRAVO!" de periodismo que se otorgó.

En 1956 funda la obra pía "SINAÍ", grupos de oración por la prensa; cada 12 enfermos junto con un monasterio de clausura toman sobre sí el “cuidado espiritual” de un concreto medio de comunicación social y así hasta 300 enfermos incurables a los que 'Lolo' une, alienta, a través de la revista mensual que para ellos escribe.

Manuel Lozano Garrido 'Lolo' falleció el 3 de noviembre de 1971, iniciándose la causa para canonización. Es declarado 'Venerable' el 17 de diciembre de 2007 y beatificado en Linares el pasado 12 de junio de 2010.

El siguiente video muestra algunos retazos sobre la vida de 'Lolo' y su proceso de beatificación.


Más información (biografía, obra,...) en www.amigosdelolo.com

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19/9/10

«Nadie puede servir a dos amos. No podéis servir a Dios y al dinero»

XXV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Lecturas: Amós 8, 4-7 // Salmo 113 // 1ª Timoteo 2, 1-8 // Lucas 16, 1-13

Queridos hermanos y hermanas:

No podéis servir a Dios y al dineroSi el domingo pasado podíamos resumir el mensaje de las lecturas con las palabras “La Alegría del Perdón”, este domingo podríamos resumirlas con las palabras “honradez y fidelidad”.

En un mundo donde parece normal engañar, donde tenemos asumido sin problemas que podemos hacer cosas que están prohibidas, alegando que “mientras no me pillen”, en una sociedad que todo se tiene que dirimir en los tribunales de justicia porque la palabra dada por las personas no tiene ninguna validez, etc. En este contexto, en el que los pequeños actos en contra del bien se asumen como mal menor, en este ambiente los cristianos, más que nunca, debemos dar un testimonio de honradez y de moralidad.

Es muy normal hoy asumir sin problemas que en una compra si podemos quedarnos con algo, pues mejor. Que si no se dan cuenta y podemos coger algo sin pagar, pues no pasa nada, que veamos atónitos como el ser honrado, cumplir nuestras obligaciones en el trabajo, en la sociedad, pagar nuestros impuestos, ser un buen ciudadano es considerado por la inmensa mayoría como una soberana tontería y lo que se potencia como señal de astucia y brillantez es el engaño, la elusión de impuestos, el aprovecharse con engaños de las ayudas del sistema, etc. En una sociedad así, tenemos que brillar los cristianos por ser hombres y mujeres de la VERDAD, de la justicia, de la honradez.

Jesús nos pide que seamos fieles en lo pequeño, en los detalles que nos puedan parecer insignificantes. Mirad, es muy revelador comprobar como hay personas que hacen las cosas bien sean grandes o pequeñas, que no hace falta estar encima de ellas para que cumplan con su obligación.

Muchas personas que cada día cumplen con sus obligaciones personales y espirituales de una manera anónima pero verdadera. Muchas personas que cada día oran sencillamente a Dios, acuden a la Parroquia a hacer la “visita” al Señor en el Sagrario, comparten con el pobre, están pendientes de los suyos con cariño y entrega… Es lo que en el evangelio de hoy el Señor nos dice: “el que es fiel en lo pequeños lo será en lo grande.

Otra de las enseñanzas del evangelio de hoy es la “entrega total a Dios”. Mirad, aunque nos parezca imposible, no podemos servir a Dios y al mundo. Se nos tiene que quitar de la cabeza esa idea estúpida y absurda de poder ser cristianos y ser ciudadanos normales. Entendiendo por normalidad las actitudes y comportamientos que hemos explicado antes, es obvio que no podemos ser cristianos y vivir los criterios de este mundo. No podemos vivir una dualidad en la vida: “momentos en los que soy cristiano, momentos en los que no lo soy”. No podemos defender los valores del evangelio en la Parroquia, en nuestra casa… y luego en la vida social tratar que no se den cuenta que somos cristianos, que vamos a misa, que rezamos… Eso es traicionar el Amor que Dios nos tiene. Hoy más que nunca, tenemos que dar un testimonio coherente de fe. Hoy el mundo nos pide testigos creíbles de la fe. Nadie se cuestiona la fe de Teresa de Calcuta, de Juan Pablo II, de Fray Leopoldo, de tantos y tantos cristianos que en el mundo no se avergüenzan de servir a Dios. Hoy Jesús nos pide una vez más radicalidad en el seguimiento del Evangelio, no podemos estar a dos bandas…

Pido a Dios en este día que al recibirlo en la Eucaristía, que al llenarnos de su Gracia, nos haga comprender esta llamada a la Verdad de vida que nos hace. Que Dios os bendiga a todos. Feliz Domingo.

Tomás Pajuelo. Párroco

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San Juan de Ávila, maestro de santos. Nueva etapa en Montilla

Queridos hermanos y hermanas:

La diócesis de Córdoba es la diócesis de San Juan de Ávila, porque en ella murió el 10 de mayo de 1569. Los santos nacen para el cielo el día de su muerte. San Juan de Ávila nació para el cielo en Montilla (Córdoba). Su dies natalis es el 10 de mayo. Ciertamente, los santos son patrimonio de la Iglesia universal, y nadie puede reclamarlos en exclusiva. San Juan de Ávila es uno de los santos más grandes del siglo XVI, maestro de santos, precisamente desde tantos lugares de Andalucía, Extremadura y La Mancha, y finalmente desde su casa de Montilla. Después de su muerte, su influjo se ha extendido como el buen olor de Cristo por toda la Iglesia.

Sin embargo, la diócesis de Córdoba tiene una deuda de gratitud con san Juan de Ávila. No ha sido suficientemente valorado, ni la diócesis ha promovido las causas de beatificación y canonización, ni el doctorado, que está a punto de concluir. En los últimos tiempos, se ha intensificado mucho este interés. Y a las puertas del doctorado, la diócesis toma más conciencia del gran valor “escondido” que tiene uno de sus hijos más famosos, san Juan de Ávila. Los obispos de Córdoba que me han precedido han dado pasos eficaces en esta dirección, sobre todo a partir de su beatificación y canonización. Todo ese camino cuaja ahora en las realizaciones que se anuncian.

Coincide con el doctorado que se acerca, la circunstancia de que los PP. Jesuitas, que han regido el Santuario de San Juan de Ávila (Iglesia de la Encarnación) en Montilla desde los tiempos del Santo Maestro, ceden este templo a la diócesis de Córdoba, que lo atenderá en adelante por medio de sus curas diocesanos. Gratitud a los PP. Jesuitas por su trabajo durante siglos, y nuevos proyectos para esta nueva etapa de relación de la diócesis de Córdoba con San Juan de Ávila.

Son muchos los peregrinos que se acercan hasta la Casa de San Juan de Ávila, hasta su sepulcro, hasta los lugares avilistas de Montilla. La diócesis de Córdoba quiere acogerlos, ofrecerles la posibilidad de retirarse junto al Santo Maestro, de estudiar su doctrina, de captar más de cerca su espiritualidad. La diócesis de Córdoba quiere impulsar el estudio de sus obras, su espiritualidad, su talante y ardor misionero, su experiencia como director espiritual, etc. La diócesis de Córdoba se siente en el deber de llevar a este gran santo a todas las naciones, de manera que se beneficien de él todos los fieles cristianos, laicos, consagrados y sacerdotes, sobre todos los sacerdotes diocesanos, de los cuales es patrono. Para eso, se ha constituido un Centro Diocesano “San Juan de Ávila”, radicado en la Casa de San Juan de Ávila en Montilla, y que unido al Santuario (Iglesia de la Encarnación) que guarda sus reliquias, desplegará una serie de iniciativas para cumplir estos objetivos.

Queremos que toda la diócesis de Córdoba, y especialmente sus sacerdotes y seminaristas, acojan las iniciativas que brotan de este Centro Diocesano “San Juan de Ávila”, las apoyen y las hagan propias, colaborando en lo que esté de su parte. La edición de sus obras en distintas lenguas, la difusión de su figura a través de los modernos medios de comunicación (internet, web, CDs, etc.), la realización de cursos y estudios sobre su rica doctrina y su espiritualidad, serán medios puestos al alcance de todos, para que se beneficien de ello los que quieran.

No debemos quedarnos nosotros al margen. Si san Juan de Ávila es de Córdoba, en Córdoba ha de ser más conocido y más estimado. También la vida consagrada encontrará en él ricas fuentes de inspiración para alimento de su vida y de su carisma. Pido a los monasterios de vida contemplativa que encomienden especialmente los frutos de estas iniciativas. Y si él ha dejado huella por su espiritualidad eucarística, por su amor a la Iglesia, por su talante pastoral, como misionero y director de almas, habremos de potenciar más estos aspectos en nuestra espiritualidad y en la pastoral de nuestra diócesis para hacernos dignos herederos de su rica herencia.

La diócesis de Córdoba está con san Juan de Ávila, porque San Juan de Ávila ha estado siempre con la diócesis de Córdoba.

Recibid mi afecto y mi bendición,

Demetrio Fernández. Obispo de Córdoba.

Las cartas semanales de nuestro Obispo están también disponibles en vídeo en la página www.canaldiocesis.tv. Ofrecemos a continuación el vídeo correspondiente a la carta transcrita en este artículo.






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17/9/10

Fechas de matrícula, grupos y comienzo de la Catequesis de Primera Comunión curso 2010-2011

Estimados padres, madres y tutores, os informamos sobre el plazo de las matriculaciones para las catequesis de Primera Comunión en este curso escolar 2010-2011, y de otro aspectos relacionados con estas catequesis según la siguiente Agenda:

  • Plazo de matriculación para la Catequesis: Durante los días 20, 21, 22 y 23 de Septiembre en horario de 18h a 19h en el Centro Parroquial de Catequesis (A la derecha de la entrada principal del templo)

  • Viernes 24 de Septiembre a las 18h: Reunión de todos los niños y niñas de 2º de Primaria (primer curso de Catequesis) para asignarles su grupo y catequista.

  • Miércoles 29 de Septiembre de 16:45h hasta las 18h y de 18h hasta 19:15h: COMIENZA LA CATEQUESIS PARA TODOS LOS NIÑOS Y NIÑAS DE 2º y 3º de Primaria - Grupos de Miércoles.

  • Viernes 1 de Octubre de 16:45h hasta las 18h y de 18h hasta 19:15h: COMIENZA LA CATEQUESIS PARA TODOS LOS NIÑOS Y NIÑAS DE 2º y 3º de Primaria, según horario de cada grupo - Grupos de Viernes.
AVISO IMPORTANTE: Es imprescindible conocer que SÓLO podrán matricularse en la catequesis de la Parroquia del Beato Álvaro los niños/as que sean feligreses de esta parroquia, los que vivan en los límites parroquiales, y SÓLO podrán matricularse niños/as de otras parroquias que por una causa VERDADERAMENTE JUSTIFICADA, según valoración de los párrocos de ambas parroquias, y con un permiso por escrito del párroco de la parroquia de origen. Entre las causas verdaderamente justificadas no entran: estar en la misma clase, ser del mismo colegio, en mi parroquia se hace la comunión en 4ª curso...etc.

Podéis consultar todo lo relativo a este tema en nuestro apartado de Primeras Comuniones, particularmente el modelo rellenable de matriculación en la catequesis:



O por supuesto dirigiros al correo electrónico de la parroquia: ParroquiaBeatoAlvaro@gmail.com

16/9/10

Rogatoria por la visita del Papa al Reino Unido

La primera visita de Estado de un Pontífice al Reino Unido se producirá del 16 al 19 de septiembre. El Papa Benedicto XVI visitará a la Reina de Inglaterra y mantendrá encuentros con líderes religiosos, diplomáticos y exponentes del mundo académico y cultural británico. Los actos más multitudinarios serán el día 16 en Glasgow, donde a las 17,15 horas está prevista una misa en el Parque Bellahouston; el sábado 18, una vigilia de oración a las 18,15 horas en el Hyde Park en Westminster y el domingo 19, en Birmingham, donde a las 10 comenzará la Misa de Beatificación del Cardenal Newman.

Siendo la situación compleja y difícil la recepción que Benedicto XVI puede esperar por parte de algunos sectores en Gran Bretaña con motivo de su visita, roguemos por el éxito de la misma, por el Papa y sus intenciones, por los hermanos católicos británicos y por los fieles anglicanos, para que el mayor número posible de ellos regresen a la Iglesia.

15/9/10

La razón de la vida de Benedicto XVI

Lo importante para cualquier persona, lo primero que da importancia a su vida, es saber que es amada. Precisamente quien se encuentra en una situación difícil, resiste si sabe que alguien le espera, que es deseado y necesitado. Dios está ahí primero y me ama. Ésta es la razón segura sobre la que se asienta mi vida, y a partir de la cual yo mismo puedo proyectarla.

Joseph Ratzinger, Papa Benedicto XVII,
en el libro: Una Conversación Con Peter Seewald Joseph Ratzinger Benedicto XVI,
una serie de preguntas y respuestas sobre la Iglesia y la Fe Católica ante el mundo actual

13/9/10

Reunión de Catequistas

Se convoca a todas las personas que ejercieron de catequistas en nuestra parroquia el pasado ejercicio así como a aquellas que deseen serlo en el próximo curso, a una reunión que se celebrará el martes, 14 de septiembre, a partir de las 20'30 h., para tratar diferentes aspectos relacionados con el próximo curso que va a comenzar.

12/9/10

Fray Leopoldo y Madre Purísima

Queridos hermanos y hermanas:

Los santos son amigos, aunque no se hayan conocido en la tierra. Gozan de Dios para siempre y tiran de nosotros hacia el cielo. Los santos son nuestros hermanos mayores, y nos conviene hacernos amigos suyos, porque ellos nos enseñan la sabiduría de la vida.

En los próximo días, la Iglesia que camina en Andalucía vive el gozo de ver a dos hijos suyos que son proclamados beatos, es decir, que están con Dios en el cielo –en eso consiste la beatitud, la felicidad– y que son ejemplo de vida cristiana para todos nosotros, porque han vivido la vida cristiana de manera heroica en todas las virtudes. Ellos constituyen para nosotros un reclamo fuerte para que no nos distraigamos de lo esencial, sino que, en medio de nuestras múltiples tareas y problemas, no olvidemos que la sabiduría consiste en amar a Dios por encima de todo y amar a los demás cono Cristo nos ha enseñado. Esto es ser santo, y también nosotros estamos llamados a ser santos.

Fray Leopoldo nació en 1864 y murió en 1956, con 92 años. Natural de Alpandeire, en la sierra rondeña, era un campesino que se ganaba la vida con su trabajo sencillo y rudo del campo. En esa vida sencilla, encontraba tiempo para la oración, acudir a la Santa Misa, y para la caridad con los demás. A los 35 años, ingresó en los Capuchinos de Sevilla, y estuvo casi toda su vida en Granada. Era muy conocido por su alforja que pedía limosna y porque repartía misericordia a todo el mundo. Su vida es muy sencilla, como el Evangelio, pero es una vida llena de amor a Dios y a los necesitados. La devoción a fray Leopoldo está muy extendida, porque la gente descubre en él un resumen del Evangelio, al estilo de san Francisco de Asís, y un poderoso intercesor para tantos corazones humanos que necesitan misericordia.

Madre María de la Purísima es una Hermana de la Cruz, una hija de santa Ángela de la Cruz. Nació en Madrid en 1926 de una familia rica, una “chica del barrio de Salamanca”, y enamorada de Cristo se hizo pobre como Él para ayudar a los pobres. Murió en Sevilla en 1998, casi antesdeayer. De manera, todos nosotros somos contemporáneos suyos. Ha sido una vida tan evangélica que su proceso para proclamarla beata ha sido fulminante. Con este gesto de rapidez, la Iglesia quiere decirnos que la santidad está al alcance alcance de la mano, que no es sólo cosa de los antiguos, sino también de nuestros días, porque es un don que Dios nos ofrece continuamente. Y en el caso de Madre Purísima, nos viene a decir además que la mejor renovación de la vida religiosa consiste en la fidelidad al carisma fundacional, en la fidelidad a la Madre fundadora, como lo ha hecho esta santa religiosa.

Cuántas Congregaciones van camino de desaparición por pretender una renovación que les ha hecho olvidar el amor primero. Queriendo “aplicar el Concilio” han perdido el norte. Ese camino es un camino estéril, que les priva de vocaciones, -menos mal!-. Madre María Purísima es una lección de renovación en fidelidad a sor Ángela de la Cruz, su fundadora. Madre Purísima nos enseña que el amor a los pobres no es palabrería, sino despojamiento de sí mismo, humildad, sencillez y entrega, al estilo de Jesús. Ella nos enseña un amor a la Iglesia y a sus pastores, que son garantía de autenticidad.

La alegría de estas dos beatificaciones debe llenarnos el corazón de esperanza. La Iglesia, madre y maestra, nos dice por dónde hemos de ir y por dónde no. Amor a Dios, sí. Amor a los pobres, también. Fidelidad al carisma fundacional, por encima de todo. Adaptarse al mundo, no. Secularización de la vida religiosa, menos aún. La autenticidad viene de dentro y se muestra fuera, también en el hábito. Cuando se vive la autenticidad del Evangelio, brota vida, hay vocaciones. Eso es lo que ha prometido Jesús, lo demás nos lo inventamos nosotros, y así nos va tantas veces. Imitemos a los santos. Son nuestros hermanos mayores, que nos enseñan el camino de la vida, y nos animan a alcanzar la santidad que Dios nos ofrece continuamente.

Con mi afecto y bendición,

Demetrio Fernández. Obispo de Córdoba.

Las cartas semanales de nuestro Obispo están también disponibles en vídeo en la página www.canaldiocesis.tv. Ofrecemos a continuación el vídeo correspondiente a la carta transcrita en este artículo.







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Siempre necesitamos confesarnos

XXIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Lecturas: Exodo 32 ,7-11.13-14 // Salmo 51 // 1 Timoteo 1, 12-17 // Lucas 15, 1-10.

Si pudiésemos resumir los textos de la Palabra de Dios de este domingo en una sola palabra, esta sería PERDÓN. Toda la liturgia hoy nos habla, nos transmite la necesidad de ser perdonados y de pedir perdón.

La lectura del libro del Éxodo, nos presenta a Dios dirigiéndose a Moisés para expresarle su dolor porque el pueblo que Dios ha sacado de Egipto, que ha salvado de la esclavitud, ese pueblo ya se ha olvidado de Él y está adorando a dioses falsos que ellos mismos se han construido.

Si repasamos la historia del Éxodo, tenemos que recordar como Dios salva al pueblo de la esclavitud y realiza una serie de signos y prodigios que autentifica su presencia salvadora: envia las plagas, salva a los primogénitos de Israel, les guía por el desierto, abre para ellos el Mar Rojo para que puedan pasarlo y huir del ejercito egipcio, acaba con los perseguidores, les indica y promete el camino a una tierra que mana leche y miel... ¡Son tan claros los signos de la intervención de Dios! El pueblo puede comprobar en sus propias personas como le ama Dios, como Salva el Señor.

El texto de hoy, nos muestra la facilidad con la que el hombre olvida los favores que recibe. El orgullo del genero humano es tal, que a pesar de todos estos signos, en cuanto el pueblo llega al desierto, se sienten libres, se sienten seguros, ¡¡SE OLVIDAN DE DIOS!! Se construyen sus falsos dioses a los que adoran, a los que entregan sus vidas.

¿Cuantas veces hemos experimentado cada uno de nosotros la presencia del Señor en nuestras vidas concretas? ¿Cuantas veces hemos prometido al Señor, ante una necesidad que se nos ha cumplido, que seríamos mejores cristianos y que "ya nos íbamos a portar bien para siempre"? Como sacerdote son muchas las personas que he visto traer unas flores, encender unas velas, pedir una misa en acción de gracias... porque han sido escuchadas sus oraciones, porque han sentido la cercanía de Dios en sus vidas, en sus problemas. Normalmente cuando las cosas se ponen un poco feas en nuestras vidas acudimos a Dios, le suplicamos, le prometemos... Pero cuando las cosas nos van bien, cuando la felicidad ronda nuestras existencias, cuando no estamos agobiados por el dolor y el sufrimiento ¡¡Qué pronto olvidamos a Dios!!.

El Señor, al ver el comportamiento del pueblo de Israel, llama a Moisés para anunciarle el castigo que tiene preparado. Moisés, que ha luchado y se ha entregado en la liberación de su pueblo, que ha sido el enviado por Dios para hacer esa obra de Salvación, intercede por ellos, ruega a Dios que perdone sus pecados, ora por los pecados de su pueblo y alcanza el Perdón y la Misericordia.

La Iglesia, los sacedotes, son los nuevos Moisés, que sabiendo que Dios está a disgusto por el pecado de su pueblo, porque el pueblo cristiano se ha olvidado de Dios, vive su vida adorando a los dioses que ha creado: dinero, fama, poder, sexo, consumismo... piden a Dios que tenga Misericordia, que de verdad cada cristiano reconozca sus culpas y reciba el perdón de Dios. Mirad, cada viernes que lo permite la liturgia, en la parroquia ofrecemos la Eucaristía implorando de Dios el arrepentimiento y el perdón de los pecados de la comunidad cristiana. Se ofrecen sacrificios, ayunos, oraciones, para que los que formamos parte de la gran familia de la Iglesia no olvidemos que ofendemos a Dios con nuestros pecados y que Dios está con su CORAZÓN abierto deseando perdonar esos pecados.

Una de las frases que más dolor me producen como sacedote es: "Yo no tengo pecados, no tengo que confesarme". Esta frase encierra uns soberbia, un orgullo, una falta de fe, un rechazo de la misericordia de Dios, un olvido del sacrificio de Cristo en la Cruz para salvarnos del pecado...¡Es tan dura!

Cuando afirmamos no necesitar el perdón de Dios, no tener pecados, estamos como el pueblo de Israel adorando a los dioses que hemos creado, a nosotros mismos. Nos consideramos perfectos y dignos de adoración. Estamos olvidando la Salvación que Cristo nos ha dado y haciendo inútil su entrega en la Cruz. Estamos defraudando a Dios que es el Padre del Perdón y de la Misericordia, que vive la perfecta alegria cuando uno sólo de nosotros, uno solo, reconoce sus pecados, los confiesa y recibe el perdón y la bendición de Dios. Para Dios nuestro Padre, hay más alegria por un solo pecador que se arrepiente de verdad, pide perdón y recibe la Gracia del sacramento de la confesión que por 99 soberbios que crean que ellos ya son "santos" y no necesitan el perdón de sus pecados. De 99 ingratos que rechazan el Amor Misericordioso de Dios.

Os invito hermanos y hermanas a que nos quitemos de una vez nuestras caretas ante Dios, que Él nos conoce perfectamente, que al sacedote lo podremos engañar, que a nuestros vecinos los podremos engañar, que a nuestros amigos los podremos engañar, a todos los podemos engañar diciéndoles que no tenemos pecados y que somos maravillosos pero a Dios es imposible, Él conoce LO MÁS PROFUNDO DE NUESTRAS MISERIAS y lo más importante, quiere perdonarnos esas miserias, quiere transformarlas en obras de amor y de caridad. Quiere hacer de nosotros hombres y mujeres consecuentes en su vida cristiana. Dios nos pide a todos los sacerdotes que estemos simpre dispuestos a dar su perdón, a confesar a la gente, a bendecir y perdonar los corazones que sufren las consecuencias del pecado. ¡¡QUE ALEGRIA HAY EN EL CIELO CADA VEZ QUE SE DA LA ABSOLUCIÓN DE LOS PECADOS a una persona arrepentida que se confiesa!! El apóstol San Pablo, en la segunda lectura nos recuerda la grandeza del ministerio de los ministros de Dios hemos recibido, la grandeza de ser el puente, el conducto único y verdadero por el que Dios imparte su perdón a todos sus hijos arrepentidos.

Sólo podremos crecer en nuestra vida cristiana si frecuentemente reconocemos nuestros pecados y los confesamos, si cada mes hacemos balance de nuestras vidas, de nuestros pecados y los ponemos ante Dios y confesamos y recibimos el consejo y la palabra oportuna del sacerdote que nos ayuda en el nombre de Dios, iremos puliendo nuestros fallos, iremos viendo de verdad cúal es la raiz de nuestros pecados y podremos darle solución. Si vivimos en el pecado y además en la tremenda soberbia de creer que no necesitamos cambiar nada, que somos perfectos, que somos estupendos...dificilmente creceremos, dificilmente reconoceremos que hay en nosotros cosas, comportamientos, ideas, palabras, omisiones que ofenden a Dios y a los hermanos, que somos insoportables con los que nos rodean, que les hacemos daño con nuestros comportamientos, con nuestros comentarios... De ese modo es imposible crear comunidad, vivir la fraternidad, vivir el AMOR DE DIOS.

Este domingo Dios nos está llamando a la coherencia de vida, a revisar nuestras conciencias y a acudir a recibir su perdón. Desde la alegria, la confianza, el amor. Sin miedos, porque Dios perdona siempre, disculpa sin límites, ama sin límites, se entrega sin límites.

Que Dios nos conceda a todos un corazón arrepentido, un verdadero dolor de nuestros pecados, una confesión fructífera de ellos, un verdadero propósito de la enmienda y una gozosa experiencia del perdón y de la Gracia en el sacramento de la confesión.

Que Dios os bendiga a todos y os conceda un domingo lleno de amor, de paz y de perdón.

Tomás Pajuelo Romero. Párroco.


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9/9/10

La verdadera humildad

"El que se tiene a sí mismo en más o en menos de lo que es, no es perfectamente humilde, porque no tiene un conocimiento verdadero de sí mismo. En realidad, ser humilde a imagen de la Virgen María, es caer en la cuenta de que no somos nada sin la gracia de Dios, y al mismo tiempo, todo lo podemos con la gracia de Cristo

7/9/10

Carta Pastoral de nuestro Obispo al inicio del año pastoral 2010-2011

Queridos hermanos, queridos hijos:


Al comenzar el nuevo curso 2010-2011, conviene que tengamos presentes algunas pautas comunes en nuestra pastoral diocesana. Son como acentos o subrayados a la pastoral ordinaria, que es la que llena nuestras agendas y nuestro calendario. El anuncio del Evangelio y la catequesis en todas sus formas, el culto a Dios en la celebración de la liturgia y particularmente en la Eucaristía, y el testimonio de caridad entre nosotros y hacia los necesitados, son como los ejes constantes de la acción pastoral en nuestras parroquias y en toda la diócesis...


El documento completo puede descargarse para su lectura aquí. (No lo hemos transcrito en su integridad a esta página por su extensión y la difícil lectura en este formato).

Las cartas semanales de nuestro Obispo están también disponibles en vídeo en la página
Ofrecemos a continuación el vídeo (en dos partes) correspondiente a esta Carta Pastoral.













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La necesaria formación de los laicos

Desearía laicos no arrogantes, no impetuosos en el discurso, no discutidores, sino hombres [y mujeres] que conocen su religion, que penetran en ella, que conocen sus planteamientos, que saben lo que sostienen como cierto y lo que no, que conocen su credo tan bien que pueden dar cuenta de ello, que conocen lo suficiente de la Historia como para defenderla. Quiero laicos inteligentes y bien instruidos, desearía... que ampliasen su conocimiento, cultivasen su razón, tuvieran un atisbo de la relación de verdad a verdad, aprendiesen a ver las cosas como son en realidad, entendiesen cómo la fe y la razón se complementan mutuamente, cuáles son los principios del Catolicismo...
Cardenal John Henry Newman (1801-1890),
refiriéndose a los laicos en su obra On Consulting the Faithful in Matters of Doctrine

5/9/10

Dios es exigente: lo quiere "todo"

XXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Lecturas: Sap (Sabiduría) 9, 13-18 // Salmo 89 // Filemón 9-10.12-17 // Lucas 14, 25-33.

Dios es exigente. De allí que si queremos seguir a Dios debemos estar dispuestos a darlo todo por El y a preferirlo a El primero que a todo y primero que a todos. Así de claro. Bien lo atestigua la Sagrada Escritura:

“Si alguno quiere seguirme y no me prefiere a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, más aún, a sí mismo, no puede ser mi discípulo” (Lc. 14, 25-33).



No podemos creer que estamos siguiendo a Cristo si preferimos otras cosas o personas más que a El. Y esto significa ponerlo a El por encima de cualquier otro afecto, por más genuino que sea, por más natural que sea. Así sea el de los padres, el de los hijos o el del cónyuge. No se trata de no amar a los nuestros, sino de saber que primero viene El y después todo lo demás, inclusive uno mismo. Bien lo sabe el Señor y bien lo sabemos nosotros -si nos revisamos bien- que el más consentido de todos nuestros amores es uno mismo.

Toda esta exigencia requiere un primer “sí” definitivo a Dios: rendirnos ante El, darle un “cheque en blanco”. Y ese “sí” inicial tiene que irse repitiendo a lo largo de nuestra vida. Como el “sí” de María en la Anunciación, el cual repitió a lo largo de su vida, hasta en la Cruz.

Es lo que llamamos tener perseverancia. Y Dios nos hace saber que el camino no es fácil. El no nos engaña. No nos promete la felicidad perfecta en esta vida. No nos dice que será un camino de pétalos de rosas. Por el contrario nos advierte que será un camino de cruz: “Y el que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo”.

De allí las fluctuaciones que podrían llevarnos a la inconstancia: que lo que antes nos entusiasmaba, luego nos resulte indiferente, fastidioso y hasta insoportable.

Por eso nos advierte de antemano, para que al dar el primer “sí”, sepamos que no podemos estar volviendo para atrás: “Todo el que pone la mano en el arado y mira para atrás, no sirve para el Reino de Dios” (Lc. 9, 62).

Y nos pide que calculemos bien, pues no quiere que nos entusiasmemos en un momento inicial y luego queramos volver a una vida aparentemente más fácil -según la medida del mundo, que -por cierto- no es la medida de Dios.

Para demostrar esto nos ha puesto el ejemplo de un constructor que comienza una torre sin calcular su costo y ve que no puede terminarla. Y advierte el Señor que si cava los cimientos y luego no puede acabarla, todos se burlarán de ese constructor que no tiene constancia.

Nos habla también de un rey que va a combatir a otro y al no haber calculado bien el número de soldados con que cuenta, tiene que rendirse antes de haber siquiera comenzado el combate.

De allí que la virtud de la perseverancia sea tan necesaria en la vida espiritual, porque habrán obstáculos, vendrán dificultades, surgirán persecuciones, y ninguno de esos inconvenientes pueden ser excusa para no continuar, ya que no se puede interrumpir el camino hacia Dios por las molestias que puedan presentarse.

Las gracias (las ayudas gratuitas de Dios) siempre estarán para que perseveremos hasta el final. “No les han tocado pruebas superiores a las fuerzas humanas. Dios no les puede fallar y no permitirá que sean tentados por encima de sus fuerzas. El les dará, al mismo tiempo que la tentación, los medios para resistir” (1 Cor. 10, 13).

El Espíritu Santo nos infunde la virtud de la constancia y de la perseverancia, para mantener nuestro “sí” inicial. Las pruebas y las tentaciones no van a faltar, pero sirven justamente para crecer en santidad, utilizando las gracias que tenemos para ejercitarnos en esas virtudes. De allí que San Pablo nos entusiasme con esta afirmación: “Nos sentimos seguros hasta en las pruebas, sabiendo que de la prueba resulta la paciencia, de la paciencia el mérito, y el mérito es motivo de esperanza” (Rom. 5, 3-4).

De eso se trata. De crecer en constancia, perseverancia, paciencia y esperanza. Esperanza de alcanzar la gloria, de llegar a la meta, levantándonos nuevamente si es que llegamos a desfallecer. Se trata de ser perseverantes hasta el final, no importa las circunstancias por las que tengamos que pasar. Es lo que se denomina “perseverancia final”, que nos lleva a mantenernos firmes hasta el momento de nuestra muerte, que es nuestro paso a la Vida Eterna.

Pero para llegar al final, al Cielo, Dios nos dice cuál es el cálculo que tenemos que hacer: saber que tenemos que renunciar a todo.

Esa es su exigencia cuando nos dice al concluir el Evangelio de hoy: “Cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mis discípulo”. Dios es exigente: El, que es “Todo”, quiere “todo”. Y lo quiere, porque sabe que eso que consideramos nosotros nuestro “todo” realmente no es “nada”.

Entre los bienes que debemos renunciar están también los bienes materiales. Pero esa “renuncia” es más bien de desapego, de no tener esos bienes como ídolos que sustituyan a Dios. O, en el espíritu del Evangelio de hoy, de no tenerlos colocados por encima de Dios.

Aunque hay vocaciones especiales, como los Sacerdotes, Religiosos y Religiosas, cuyos votos requieren que no tengan bienes materiales propios y que su vida sea un ejemplo de austeridad y pobreza, no significa esa renuncia que nadie pueda tener bienes materiales propios. La renuncia que nos pide el Señor a todos consiste en que coloquemos esos bienes materiales en su sitio: no pueden ser sustitutos de Dios, ni tampoco pueden estar colocados por encima de Dios.

La Primera Lectura (Sb. 9, 13-19) nos ayuda a tener esta actitud de desprendimiento de los bienes materiales, de los seres queridos y de nosotros mismos, pues nos ubica a los seres humanos en nuestra realidad, en nuestro valor si nos comparamos con la grandeza de Dios y su poder: “¿Quién es el hombre que puede conocer los designios de Dios? ¿Quién es el que puede saber lo que Dios tiene dispuesto?

Se nos recuerda que somos hechos de barro y que ese barro “entorpece nuestro entendimiento”. De allí que sólo podamos conocer los designios de Dios, si al darnos su Sabiduría, recibimos su Santo Espíritu de lo alto, para iluminar nuestro torpe entendimiento humano.

Sólo con esa Sabiduría podremos llegar a la salvación eterna. Y esa Sabiduría nos hace entender que Dios es primero que todo y que todos. Es la manera de llegar a la meta y de tener esa perseverancia final.

El Salmo 89 también canta las grandezas del Señor y nos ayuda a calcular el valor de nuestra vida en la tierra: “Tú haces volver al polvo a los hombres ... Mil años son para ti como un día que ya pasó, como una breve noche ... Nuestra vida es como un sueño,, semejante a la hierba que florece en la mañana y por la tarde se marchita”.

El Salmo nos lleva, entonces, a pedir esa Sabiduría, al darnos cuenta lo poco que es esta vida y lo poco que somos nosotros, así como lo mucho que es Dios: “Enséñanos a ver lo que es la vida y seremos sensatos ... Que tus hijos puedan mirar tus obras y tu gloria”. Amén.

La Segunda Lectura (Flm. 1, 9-10; 12-17) completa una historia interesante, en la que vemos cómo, al comienzo de la Iglesia, la fe y la vida en Cristo iba haciendo que los esclavos fueran dejando de ser “objetos” o personas inferiores. Sucedía, entonces, que muchos cristianos iban concediendo libertad a sus esclavos.

La historia de Onésimo, nombre frecuente entre los esclavos, pues significa “útil”, es que éste se escapa de casa de su amo, Filemón de Colosas, y llega a Roma. Allí encuentra a Pablo, al que había conocido en casa de Filemón. Pablo está preso, pero con libertad condicionada, por lo que podía salir acompañado por un guardia. Onésimo se convierte y es bautizado. Pablo lo hace regresar donde su patrón con esta carta. San Pablo nos hace ver que tal era la libertad interior que daba la vida en Cristo, que ya no era de tanta trascendencia ser esclavo o libre (cf. 1 Cor. 7, 17-24).

Tomás Pajuelo Romero. Párroco.


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4/9/10

Primera visita de Don Demetrio Fernández a nuestra parroquia

El pasado jueves 2 de septiembre el Señor Obispo, visitó por primera vez nuestra Parroquia del Beato Álvaro de Córdoba. En este día tuvo lugar una reunión de arciprestazgo extraordinaria para preparar la próxima visita pastoral de las parroquias del arciprestazgo de Ciudad Jardín que tendrá lugar en el primer trimestre del año 2011. D. Demetrio visitó las dependencias parroquiales, el Templo, Sacristía, etc... y se reunió con los sacerdotes de las siete parroquias que componen el Arciprestazgo de Ciudad Jardín.

Fue una mañana muy provechosa en la oración, el trabajo en grupo y en la alegría de recibir al pastor.

Tomás Pajuelo Romero.
Párroco del Beato Álvaro de Córdoba
Arcipreste de Ciudad Jardín

2/9/10

Quiero ser Santo

Traemos hoy video de un fragmento de la película "Don Bosco" en el que se recoge un diálogo entre San Juan Bosco y Santo Domingo Savio sobre cómo ser Santo. Ambos lo consiguieron.