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28/2/10

Nosotros somos ciudadanos del cielo

2º DOMINGO DE CUARESMA

Lecturas: Génesis 15, 5-12. 17-18 // Salmo 26 // Filipenses 3, 17 - 4,1 // Lucas 9, 28b-36

Estamos ya en el segundo domingo de Cuaresma, ha pasado ya una semana desde que comenzamos a vivir este tiempo especial de oración, de ayuno y de penitencia. Tiempo de Conversión.

Deberíamos meditar y evaluar cómo van nuestros propósitos y nuestro plan de vida para este tiempo santo. No perdamos la oportunidad de convertirnos de mejorar nuestra vida cristiana, nuestro amor a Dios y al prójimo.

La Palabra de Dios que se proclama en este domingo nos llena de esperanza. Es verdad que las cruces de cada día nos nublan y oscurecen el horizonte de nuestras vidas. Muchas veces nuestros problemas nos hunden tanto en la oscuridad, en la desesperanza, que no vemos luz al final del camino.

Jesús es muy consciente de esta realidad de la condición humana y sabedor de sus sufrimientos en la Pasión, muestra su divinidad. Sus milagros, sus palabras, su amor a toda la gente hacen que sus discípulos vayan creciendo en fe y en presencia de Dios. Jesús, quiere llevarse a Pedro, Santiago y Juan para mostrarles su Gloria. Él sabe que van a llegar días muy duros, muy sufrientes, donde su imagen va a ser destrozada, su presencia va a ser todo lo más humano que le han conocido. Contemplarán la imagen más destrozada de Jesús, su terrible sufrimiento en la Pasión. Pero para ayudar a la fe de sus discípulos les muestra en el monte Tabor su divinidad. Les hace vivir un anticipo de su Gloria. Como muestra de lo que será nuestra vida en su presencia. Es tal el impacto que se llevan que Pedro se queda desorientado, sin saber lo que decia: "¡Qué bien se está aquí, hagamos tres tiendas!

Jesús se muestra acompañado de Moisés y Elías, vivos y en su presencia. Es la manifestación de la vida de la Gloria para los Santos, es la prueba en el evangelio que los justos viven en la Gloria en el cielo. Aparecen junto a Cristo y este une así el Antiguo Testamento y la Nueva Alianza en su persona. Es la unión perfecta del Antiguo Testamento con el Verbo Encarnado, Cristo.

Para nosotros Cristo también hace el Milagro de la Transubstanciación, nos muestra su Gloria ante la dureza de nuestras vidas y la oscuridad de nuestros pecados. Contemplamos el milagro de la Eucaristía cada domingo, cada día. Así podemos acercarnos a la luz, al banquete del Reino en nuestra vida cotidiana. Es un regalo de Dios vivir cada Eucaristía, es un regalo poder contemplar a Cristo glorioso en el altar para que cuando nos lleguen los momentos tremendamente humanos del sufrimiento y de la cruz tengamos el recuerdo y el regusto de haber vivido la cercanía de la Gloria. Si vivimos así la Eucaristía cada domingo, estaremos anticipando la gloria en nuestras vidas. Es una experiencia única, si pudiesemos compartir lo que significa esa presencia de Cristo en la Eucaristía, podriamos dar Esperanza, Luz, Ilusión, Alegría,etc... a nuestro mundo. Sería la mejor manera de testimoniar nuestra vivencia de fe, nuestra vivencia de la Eucaristía.

Jesús en el monte Tabor ayudó a sus discípulos a saber mirar su divinidad cuando más sufriente era nuestra humanidad. Les ayudó a saber mirar a Cristo Resucitado, al Cristo Pascual, al Cristo Vivo cuando el sufrimiento, la Cruz y el pecado nos hace la vida más pesada. No podemos quedarnos caidos bajo el peso de nuestras oscuridades, levantemos los ojos al cielo y contemplemos en la Gloria el futuro de nuestras existencias.

Cuando nos venga el bajón por nuestros pecados, por nuestras culpas, miremos a Cristo Eucaristía, a la Sagrada Forma y levantemos nuestras almas y nuestras vidas para seguir con alegría y fortaleza nuestras existencias.

Que Dios nos conceda a todos vivir realmente este tiempo de Cuaresma como tiempo de encuentro con Cristo, de oración, para ser mejores cristianos. Que Dios os bendiga.

Tomás Pajuelo. Párroco


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24/2/10

Conociendo a nuestro obispo, D. Demetrio Fernández

Obispo de Tarazona en los últimos cinco años, D. Demetrio Fernandez acaba de ser nombrado por el Papa Benedicto XVI Obispo de Córdoba.

Monseñor Demetrio Fernández Martínez nació hace 60 –precisamente el 15 de febrero de 1950- en la localidad toledana de Puente del Arzobispo. Estudió en los seminarios de la archidiócesis toledana y fue sacerdote de su presbiterio.

Fue ordenado sacerdote el 22 de diciembre de 1974, de manos del cardenal Marcelo González Martín, de quien sería, con el paso del tiempo, estrecho colaborador. Realizó estudios superiores de Derecho Canónico y de Teología. Es doctor en esta última disciplina con una tesis sobre Cristología dirigida por el arzobispo Angelo Amato. Durante 26 años fue el profesor de Cristología en el seminario de Toledo. En su servicio a la archidiócesis primada trabajó en parroquias –al ser nombrado obispo en diciembre de 2004 era párroco de Santo Tomé de Toledo-, en movimientos apostólicos, en la formación sacerdotal -aparte de profesor del seminario, formador y rector del seminario de Santa Leocadia para vocaciones tardías, fue delegado episcopal de Evangelización, Doctrina de la Fe y Relaciones Interconfesionales de 1997 a 2004- y como provicario general de 1992 a 1996.

Fue ordenado obispo en el monasterio de Veruela el 9 de enero de 2005. En la CEE pertenece a las Comisiones Episcopal para la Doctrina de la Fe y la Vida Consagrada y es el obispo asesor del Orden de las Vírgenes en España.

Como complemento a esta semblanza, recomendamos las siguientes lecturas:

23/2/10

Triduo en Honor de Nuestro Padre Jesús de la Fe

Imagen de Nuestro Padre Jesús de la Fe en la capilla de la iglesiaEl jueves, 25 de Febrero, comenzará en nuestra parroquia, organizado por la Hermandad de la Sagrada Cena, un Triduo en honor de su sagrado titular, Nuestro Padre Jesús de la Fe.

Así, el jueves, viernes y sábado a las 20’00 h oficiará los cultos el Rvdo. Padre Don Francisco Javier Cañete Calero, párroco de Santa Isabel de Hungría. Al término de la eucaristía habrá exposición del Santísimo Sacramento.

El domingo, 28 de febrero, a las 20’00 h. se celebrará la Fiesta de Regla de la Hermandad.

Recogida de Alimentos

En este tiempo de cuaresma, siguiendo la práctica cuaresmal de la limosna, vamos a recoger en nuestra parroquia alimentos no perecederos para asistir a los mas necesitados de nuestra ciudad.

Así, durante toda la cuaresma, todo aquel que lo desee puede llevar a la parroquia, cualquier día, entre las 19'00 h. y las 20'00 h. paquetes de arroz, lentejas, garbanzos, azúcar, pastas, etc que serán entregados a distintas instituciones benéficas quienes se encargarán a su vez de su reparto.

22/2/10

Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la Cuaresma 2010

« La justicia de Dios se ha manifestado por la fe en Jesucristo » (cf. Rm 3,21-22)

Queridos hermanos y hermanas:

Cada año, con ocasión de la Cuaresma, la Iglesia nos invita a una sincera revisión de nuestra vida a la luz de las enseñanzas evangélicas. Este año quiero proponeros algunas reflexiones sobre el vasto tema de la justicia, partiendo de la afirmación paulina: «La justicia de Dios se ha manifestado por la fe en Jesucristo» (cf. Rm 3,21-22).

Justicia: “dare cuique suum”

Me detengo, en primer lugar, en el significado de la palabra “justicia”, que en el lenguaje común implica “dar a cada uno lo suyo” - “dare cuique suum”, según la famosa expresión de Ulpiano, un jurista romano del siglo III. Sin embargo, esta clásica definición no aclara en realidad en qué consiste “lo suyo” que hay que asegurar a cada uno. Aquello de lo que el hombre tiene más necesidad no se le puede garantizar por ley. Para gozar de una existencia en plenitud, necesita algo más íntimo que se le puede conceder sólo gratuitamente: podríamos decir que el hombre vive del amor que sólo Dios, que lo ha creado a su imagen y semejanza, puede comunicarle. Los bienes materiales ciertamente son útiles y necesarios (es más, Jesús mismo se preocupó de curar a los enfermos, de dar de comer a la multitud que lo seguía y sin duda condena la indiferencia que también hoy provoca la muerte de centenares de millones de seres humanos por falta de alimentos, de agua y de medicinas), pero la justicia “distributiva” no proporciona al ser humano todo “lo suyo” que le corresponde. Este, además del pan y más que el pan, necesita a Dios. Observa san Agustín: si “la justicia es la virtud que distribuye a cada uno lo suyo... no es justicia humana la que aparta al hombre del verdadero Dios” (De Civitate Dei, XIX, 21).

¿De dónde viene la injusticia?

El evangelista Marcos refiere las siguientes palabras de Jesús, que se sitúan en el debate de aquel tiempo sobre lo que es puro y lo que es impuro: “Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre... Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas” (Mc 7,15. 20-21). Más allá de la cuestión inmediata relativa a los alimentos, podemos ver en la reacción de los fariseos una tentación permanente del hombre: la de identificar el origen del mal en una causa exterior. Muchas de las ideologías modernas tienen, si nos fijamos bien, este presupuesto: dado que la injusticia viene “de fuera”, para que reine la justicia es suficiente con eliminar las causas exteriores que impiden su puesta en práctica. Esta manera de pensar ―advierte Jesús― es ingenua y miope. La injusticia, fruto del mal, no tiene raíces exclusivamente externas; tiene su origen en el corazón humano, donde se encuentra el germen de una misteriosa convivencia con el mal. Lo reconoce amargamente el salmista: “Mira, en la culpa nací, pecador me concibió mi madre” (Sal 51,7). Sí, el hombre es frágil a causa de un impulso profundo, que lo mortifica en la capacidad de entrar en comunión con el prójimo. Abierto por naturaleza al libre flujo del compartir, siente dentro de sí una extraña fuerza de gravedad que lo lleva a replegarse en sí mismo, a imponerse por encima de los demás y contra ellos: es el egoísmo, consecuencia de la culpa original. Adán y Eva, seducidos por la mentira de Satanás, aferrando el misterioso fruto en contra del mandamiento divino, sustituyeron la lógica del confiar en el Amor por la de la sospecha y la competición; la lógica del recibir, del esperar confiado los dones del Otro, por la lógica ansiosa del aferrar y del actuar por su cuenta (cf. Gn 3,1-6), experimentando como resultado un sentimiento de inquietud y de incertidumbre. ¿Cómo puede el hombre librarse de este impulso egoísta y abrirse al amor?

Justicia y Sedaqad

En el corazón de la sabiduría de Israel encontramos un vínculo profundo entre la fe en el Dios que “levanta del polvo al desvalido” (Sal 113,7) y la justicia para con el prójimo. Lo expresa bien la misma palabra que en hebreo indica la virtud de la justicia: sedaqad,. En efecto, sedaqad significa, por una parte, aceptación plena de la voluntad del Dios de Israel; por otra, equidad con el prójimo (cf. Ex 20,12-17), en especial con el pobre, el forastero, el huérfano y la viuda (cf. Dt 10,18-19). Pero los dos significados están relacionados, porque dar al pobre, para el israelita, no es otra cosa que dar a Dios, que se ha apiadado de la miseria de su pueblo, lo que le debe. No es casualidad que el don de las tablas de la Ley a Moisés, en el monte Sinaí, suceda después del paso del Mar Rojo. Es decir, escuchar la Ley presupone la fe en el Dios que ha sido el primero en “escuchar el clamor” de su pueblo y “ha bajado para librarle de la mano de los egipcios” (cf. Ex 3,8). Dios está atento al grito del desdichado y como respuesta pide que se le escuche: pide justicia con el pobre (cf. Si 4,4-5.8-9), el forastero (cf. Ex 20,22), el esclavo (cf. Dt 15,12-18). Por lo tanto, para entrar en la justicia es necesario salir de esa ilusión de autosuficiencia, del profundo estado de cerrazón, que es el origen de nuestra injusticia. En otras palabras, es necesario un “éxodo” más profundo que el que Dios obró con Moisés, una liberación del corazón, que la palabra de la Ley, por sí sola, no tiene el poder de realizar. ¿Existe, pues, esperanza de justicia para el hombre?

Cristo, justicia de Dios

El anuncio cristiano responde positivamente a la sed de justicia del hombre, como afirma el Apóstol Pablo en la Carta a los Romanos: “Ahora, independientemente de la ley, la justicia de Dios se ha manifestado... por la fe en Jesucristo, para todos los que creen, pues no hay diferencia alguna; todos pecaron y están privados de la gloria de Dios, y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús, a quien exhibió Dios como instrumento de propiciación por su propia sangre, mediante la fe, para mostrar su justicia (Rm 3,21-25).

¿Cuál es, pues, la justicia de Cristo? Es, ante todo, la justicia que viene de la gracia, donde no es el hombre que repara, se cura a sí mismo y a los demás. El hecho de que la “propiciación” tenga lugar en la “sangre” de Jesús significa que no son los sacrificios del hombre los que le libran del peso de las culpas, sino el gesto del amor de Dios que se abre hasta el extremo, hasta aceptar en sí mismo la “maldición” que corresponde al hombre, a fin de transmitirle en cambio la “bendición” que corresponde a Dios (cf. Ga 3,13-14). Pero esto suscita en seguida una objeción: ¿qué justicia existe dónde el justo muere en lugar del culpable y el culpable recibe en cambio la bendición que corresponde al justo? Cada uno no recibe de este modo lo contrario de “lo suyo”? En realidad, aquí se manifiesta la justicia divina, profundamente distinta de la humana. Dios ha pagado por nosotros en su Hijo el precio del rescate, un precio verdaderamente exorbitante. Frente a la justicia de la Cruz, el hombre se puede rebelar, porque pone de manifiesto que el hombre no es un ser autárquico, sino que necesita de Otro para ser plenamente él mismo. Convertirse a Cristo, creer en el Evangelio, significa precisamente esto: salir de la ilusión de la autosuficiencia para descubrir y aceptar la propia indigencia, indigencia de los demás y de Dios, exigencia de su perdón y de su amistad.

Se entiende, entonces, como la fe no es un hecho natural, cómodo, obvio: hace falta humildad para aceptar tener necesidad de Otro que me libere de lo “mío”, para darme gratuitamente lo “suyo”. Esto sucede especialmente en los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía. Gracias a la acción de Cristo, nosotros podemos entrar en la justicia “más grande”, que es la del amor (cf. Rm 13,8-10), la justicia de quien en cualquier caso se siente siempre más deudor que acreedor, porque ha recibido más de lo que podía esperar.

Precisamente por la fuerza de esta experiencia, el cristiano se ve impulsado a contribuir a la formación de sociedades justas, donde todos reciban lo necesario para vivir según su propia dignidad de hombres y donde la justicia sea vivificada por el amor.

Queridos hermanos y hermanas, la Cuaresma culmina en el Triduo Pascual, en el que este año volveremos a celebrar la justicia divina, que es plenitud de caridad, de don y de salvación. Que este tiempo penitencial sea para todos los cristianos un tiempo de auténtica conversión y de intenso conocimiento del misterio de Cristo, que vino para cumplir toda justicia. Con estos sentimientos, os imparto a todos de corazón la bendición apostólica.

Vaticano, 30 de octubre de 2009

BENEDICTUS PP. XVI

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21/2/10

«Está escrito: No sólo de pan vive el hombre»

1º DOMINGO DE CUARESMA

Lecturas: Deuteronomio 26,4-10 // Salmo 91 // Romanos 10, 8-13 // Lucas 4, 1-13

Hemos comenzado el tiempo santo de cuaresma. En este domingo el evangelista S. Lucas nos narra la estancia de Jesús en el desierto durante cuarenta días, este hecho fundamental en la vida de Cristo nos muestra el origen y el motivo de nuestra cuaresma. Jesús, antes de comenzar su vida pública, su proclamación del Evangelio, antes de enfrentarse a la ardua tarea de predicar, curar, salvar del pecado a los hombres se retira al desierto para estar a solas con su Padre Dios. Está en ayuno y oración preparándose para la misión que Dios le había encomendado.

Nosotros necesitamos más aún prepararnos para crecer en nuestra vida cristiana. Vivir la Pascua supone haber recorrido el camino de Pasión, Muerte y Resurrección. Es unirnos a Cristo en el acontecimiento central de nuestra Salvación: su muerte y resurrección para perdón de nuestras culpas.

Vivimos demasiado metidos en el mundo, el maligno nos hace adorarle en las riquezas, la soberbia, el pecado, el poder, el tener, etc… Nosotros experimentamos la tentación muchas veces y en numerosas ocasiones sucumbimos a ella. Es necesario hacer un stop en nuestra vida, hacer desierto y comprobar cómo andamos de entrega a Dios, cómo va nuestro compromiso cristiano y cómo nuestras caídas en el pecado. Sólo desde un análisis real de nuestra situación personal ante Cristo en la cruz podremos tomar medidas concretas y reales para convertir nuestra existencia. Es imprescindible aprovechar este tiempo de cuaresma para hacer un buen examen de conciencia, iluminados por la Palabra de Dios para ver realmente cómo va nuestra vida cristiana. El apóstol S. Pablo en su carta a los Romanos nos recuerda la importancia de la lectura de la Palabra de Dios en nuestras vidas y en especial en la Cuaresma. Debemos meditar los misterios de nuestra redención, creo que sería un buen momento para que buscásemos un rato de tranquilidad y de soledad, nos pusiésemos en presencia de Dios y leyéramos el Evangelio, especialmente el relato de la institución de la Eucaristía, la oración en Getsemaní, la traición de Judas, el juicio, la Pasión del Señor y su muerte por salvarnos. Sería muy provechoso para nuestras vidas el meditar la Redención de nuestras culpas pero sobre todo el reconocer que el Señor sigue entregándose por nosotros en la Eucaristía para seguir santificándonos. Que sigue perdonándonos los pecados en el sacramento de la Confesión, que sigue bendiciéndonos con su Gracia. Aprovechemos la cuaresma para recibir el perdón de los pecados, hagamos una confesión sosegada, preparada en la oración y sincera. Así sabremos valorar el sacrificio de Cristo por nosotros.

Para facilitar la confesión, durante todos los viernes de cuaresma, estará un sacerdote en el confesionario desde las 19h hasta el final de la misa. Además el día 20 de marzo, a las 19h tendremos una celebración comunitaria de la penitencia a la que asistirán varios sacerdotes para poder confesar.

Estamos ante un tiempo excepcional para la vida de un cristiano, si lo vivimos profundamente podemos crecer mucho en santidad, en felicidad. Mirad, ante esta llamada a la conversión que nos hace Jesús podemos hacer dos cosas: una “pasar”, creernos que somos tan estupendos que no necesitamos convertir nuestras vidas. Sería algo penoso, porque estaríamos engañándonos en lo más profundo de nuestros corazones. La otra opción sería tomarnos en serio la cuaresma e intentar mejorar como personas, como cristianos y como miembros de la gran familia de los hijos de Dios.

Pido de corazón al Señor que inspire nuestras vidas con la luz de su Gracia para que vivamos santamente esta cuaresma.

En este domingo, nuestra parroquia celebra al Beato Álvaro de Córdoba, su titular. El domingo en la misa de 12h tendrá lugar la fiesta litúrgica de nuestro titular. Os invito a todos a asistir y a imitar las virtudes del Beato Álvaro. Os recomiendo la práctica del ejercicio del Santo Vía Crucis, en la cuaresma, practica instaurada por el Beato Álvaro y vivida y rezada en toda la Iglesia Católica.

Qué Dios os bendiga.


Tomás Pajuelo. Párroco


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18/2/10

Monseñor Demetrio Fernández, nuevo Obispo de Córdoba

Queridos fieles de la diócesis de Córdoba:

Monseñor Demetrio Fernández, nuevo Obispo de CórdobaEl Santo Padre Benedicto XVI me ha nombrado Obispo de Córdoba. Desde que he recibido la noticia de este nombramiento, he sentido el deseo de conoceros más para poder serviros mejor, he comenzado a quereros con toda mi alma, estoy deseando encontrarme con vosotros.

He oído hablar mucho de vosotros, y muy bien. Y ahora todo me resuena cuando oigo hablar de la diócesis de Córdoba, que Dios en su infinita misericordia me confía. «Os habéis convertido en modelo para todos los creyentes» (1Ts 1,7) en España y más allá de nuestras fronteras. «La Palabra de Dios y vuestra fe en Dios se ha difundido por todas partes» (Ib.). Tenéis una enorme responsabilidad, que a partir de ahora voy a compartir con vosotros. «Al que mucho se le dio, mucho se le pedirá» (Lc 12,48).

A partir de este momento la historia de la diócesis de Córdoba, vuestras historias personales y mi propia historia se entrecruzan, gracias al designio amoroso de Dios para todos nosotros en su santa Iglesia. Ni yo os he elegido a vosotros, ni vosotros me habéis elegido a mí. Es Dios el que nos llama, es Él quien nos precede, Él quien nos envía y acompaña, Él quien suscita la fe y el amor de la mutua acogida. Miremos con ojos de fe estos acontecimientos, porque es Dios, a través de tantas mediaciones humanas, el que dirige vuestros pasos y los míos para que caminemos juntos, bajo la protección del arcángel san Rafael, en Córdoba. ¡Bendito sea Dios, que nos muestra su amor de tantas maneras!

Por lo que ya conozco de vosotros y de lo que Dios hace en medio de vosotros, voy lleno de esperanza a una diócesis viva. Le pido al Señor –hacedlo también vosotros– que me haga capaz de alentar más y más esa vida, que el Hijo eterno Jesucristo, por su encarnación redentora, ha venido a traer para todos los hombres, «para que tengan vida y vida abundante» (Jn 10.10), porque «esta es la voluntad de Dios, que seáis santos» (1Ts 4,3).

Córdoba es la sede del obispo Osio, con quien he tratado frecuentemente en mis clases de cristología. Córdoba tiene una larga historia de santos y de mártires, testigos de un amor que vence todas las dificultades, en la época visigótica, en la época musulmana, en el medioevo, en la época contemporánea y reciente. Que con todos ellos podamos experimentar también nosotros que «en todo esto vencemos fácilmente por Aquel que nos amó» (Rm 8,37) y podamos presentar al mundo de hoy la belleza de la vida cristiana.

Saludo particularmente a Mons. Juan José Asenjo, mi hermano y amigo, que ha sido vuestro obispo en los últimos años, y que ahora es nuestro arzobispo metropolitano desde Sevilla y administrador apostólico de Córdoba. Os saludos a todos vosotros, queridos hermanos sacerdotes, mayores y jóvenes, que tenemos en san Juan de Ávila un estímulo permanente para arder en el amor a Cristo y en el celo por las almas. Y con los sacerdotes, a todos los seminaristas que se preparan al sacerdocio. Dichosos los que habéis sido llamados por el Señor y dichosos por haber respondido generosamente a esta vocación.

Saludo a todos los consagrados en los distintos y abundantes carismas que enriquecen nuestra diócesis, en la vida apostólica y en la vida contemplativa. Constituís una enorme riqueza para la vida de la Iglesia y de nuestra diócesis.

Os saludo, queridos fieles laicos, porque «vosotros sois la sal de la tierra, vosotros sois la luz del mundo» (Mt 5,13.14). Mi corazón se dirigen especialmente a los jóvenes, «porque habéis vencido al Maligno» (1Jn 2,13) y en san Pelayo y en el beato Bartolomé Blanco tenéis un referente de vida cristiana.

Presento mis respetos a las autoridades civiles, militares y culturales, tanto locales y provinciales de Córdoba, como autonómicas y estatales en Andalucía. Por todos ellos ruego «para que podamos vivir una vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad» (1Tm 2,2). Y ofrezco mi colaboración desde el Evangelio para el bien común de los cordobeses.

Mi saludo especial y mi cercanía para todos los que sufren por cualquier causa, por la enfermedad, por el paro, por el desamor, por la carencia de Dios. El Espíritu del Señor me ha ungido y me ha enviado para sanar los corazones afligidos.

Que la Virgen de la Fuensanta nos preceda y acompañe. A todos, mi abrazo y mi afecto, mientras os bendigo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.

Hasta pronto:

† Demetrio Fernández, obispo de Tarazona y obispo electo de Córdoba

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El Cristo de la Luz presidirá el Via Crucis de la Agrupación de Cofradías

El próximo sábado, 20 de febrero, el Santísimo Cristo de la Luz, que preside nuestro altar, procesionará en el tradicional Viacrucis de la Agrupación de Cofradias.

El acto comenzará con el traslado de la imagen desde la iglesia de la Trinidad a la Catedral (17h), donde se llevará a cabo el rezo del Viacrucis (18h) y la Santa misa (19h). Una vez terminada ésta volverá nuestro Titular hasta la Trinidad, para posteriormente ser devuelta a nuestro altar.

Sería precioso que todos los feligreses acompañemos a nuestro Cristo por las calles de Córdoba y por su estación en la Catedral.

17/2/10

«Tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará»

MIÉRCOLES DE CENIZA

Lecturas: Joel 2, 12-18 // Salmo 50 // 2ª Corintios 5, 20-6,2 // Mateo 6, 1-6.16-18

Queridos hermanos y hermanas en el Señor:

Imposición de las CenizasComenzamos hoy la Cuaresma, cuarenta días en los que estamos llamados a prepararnos interiormente para vivir la Pascua y Resurrección del Señor. Con el rito de la imposición de la ceniza, se nos llama a hacer el camino de conversión que iremos escuchando a lo largo de la Cuaresma, se nos invita a ser conscientes de nuestros pecados y a saber valorar y agradecer la misericordia de Dios para con nosotros.

Hoy las lecturas acentúan la necesidad del reencuentro personal con Dios, la segunda carta del apóstol S. Pablo a los Corintios incide en esta necesidad de volvernos desde lo hondo del corazón a Dios. Como consecuencia de este reencuentro personal, fijaos que dice reencuentro lo que supone que ya antes hemos tenido experiencia del encuentro con el Señor, que en algún momento de nuestras vidas hemos estado cerca de Dios y queremos volver a estar en esa profunda sintonía con Él, uno tiene que reconocer su propia debilidad y darse cuenta que debe despojarse de todo lo que le impide ser honesto y sincero ante Dios. Es necesario poner en práctica la ascética que indica el evangelio: la limosna, el ayuno y la oración.

El gesto de imposición de las cenizas nos recuerda nuestra debilidad, y el profundo sentido penitencial de este día. Con este gesto nos reconocemos públicamente y comunitariamente, desde el celebrante hasta el último fiel, pecadores abiertos a la conversión. “Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás”, “Convertíos y creed en el Evangelio”. Las cenizas son el signo de la destrucción total de la muerte provocada por el pecado del hombre. Es signo de muerte pero a la vez es signo de conversión, porque siempre vive en nosotros la esperanza de ser recreados por Dios, de ser invitados a vivir la Gracia plena en el Paraíso por la Gracia de la Resurrección, de la Pascua de Jesucristo.

Es una invitación sincera a reconocer nuestra pobreza espiritual ante Dios, de ser sinceros con nosotros mismos y con la comunidad y reconocer que no somos tan buenos como normalmente nos creemos. Que con que escarbemos un poco en nuestra capa superficial, encontramos pecado y muchas infidelidades al plan de Salvación de Dios para nuestras vidas.

Cuando humanamente, el medico nos dice que tenemos que cuidar nuestro colesterol, nuestra condición física, nuestra ingesta de alimentos, normalmente lo tomamos como algo necesario paras nuestra salud y hacemos ejercicios, hacemos un régimen estricto de comidas, procuramos no sobrepasarnos con los alimentos y la bebida. Somos capaces de sacrificar cosas que nos gustan para poder vivir con salud o recuperarla porque nuestros malos hábitos alimenticios la habían perjudicado.

También nuestros malos hábitos en la vida Espiritual hacen que está esté enferma o casi no exista y para ello la Iglesia nos ofrece un tratamiento especial en este tiempo de Cuaresma. También para nuestras enfermedades espirituales tenemos que practicar una serie de recomendaciones que nos harán recobrar la vitalidad: el ayuno, la oración y la limosna.

El propio Evangelio y el propio Jesús nos lo dice y él mismo lo practica, nos propone el ascetismo como camino único de conversión. Por otra parte, el camino ascético es una práctica común en todas las religiones, en todos los creyentes que quieren vivir sinceramente el encuentro espiritual con la divinidad. Ascetismo que consiste en:

1º.- La Oración: Puede ser el momento ideal para sugerir la importancia de la oración en nuestras vidas. De estar atentos a la escucha de la Palabra de Dios, de releer orando los textos que la liturgia cuaresmal nos propone para cada día en la misa. Sería un buen momento para que cada día nos acercásemos al evangelio de la jornada y practicásemos la “Lectio Divina”. Es decir el leer en silencio, metiéndonos en el texto, orando el texto las lecturas de cada día. Sería aún más rico para nuestra vivencia cuaresmal vivir la Eucaristía todos los días de Cuaresma, vivir lo que hemos rezado en casa, compartirlo con la comunidad parroquial que está también orando y celebrando la conversión en el camino cuaresmal.

Saber sacar ratos largos de oración, de lectura del Evangelio, del Rosario, el Vía Crucis, la lectura de algún libro de vida de Santos, de materia espiritual, etc.

En definitiva de hacer oración sincera y prolongada.

2º.- El Ayuno: que no quiere significar un desprecio al propio cuerpo, sino el ejercicio de una virtud que hoy día cuesta practicarla con un sentido espiritual y profundamente cristiano y que sin embargo la hacemos por motivos estéticos, de régimen para adelgazar e incluso para recobrar nuestra “línea perdida”. Lo que vemos totalmente lógico para recuperar la figura lo denostamos y lo tachamos de “carca” cuando se nos ofrece como medio para “recuperar nuestra figura espiritual.” Es recuperar la práctica de virtudes como la frugalidad y la templanza. Es una manera de atemperar y controlar nuestro instinto de búsqueda obstinada de la satisfacción personal y del cuerpo.

Es algo contradictorio que alabemos a personajes de otras religiones que viven un ayuno continuo, una vida de verdadera ascesis personal, que intentemos implantarlo en nuestras costumbres occidentales como el gran descubrimiento espiritual cuando el ayuno, la renuncia y la oración es la vida de ascesis vivida y enseñada desde siempre por el propio Jesús y por la Iglesia.

3º.- La Limosna: el ayuno cristiano está en relación con la oración y con la limosna. Debemos renunciar a nuestros caprichos para compartir con los demás no sólo lo que nos sobra sino también incluso lo que nos es necesario. La limosna es la capacidad de saber compartir con el necesitado. Dar de lo que tenemos y de lo que renunciamos en este tiempo de ayuno para a los que siempre está ayunando obligatoriamente por su necesidad.

La oración, el ayuno, la cuaresma, no tienen sentido sino compartimos con los demás. No se trata de vivir muy íntimamente y personalmente la conversión o el trato con Dios. Se trata de vivirlo con los demás y para los demás. De ser más santos por nuestro amor a Dios y a los hermanos.

Este es el camino de cuaresma, esta es la tarea que comenzamos hoy Miércoles de Cenizas, que finalizaremos el do mingo de Ramos y que quiere prepararnos para vivir realmente la Pascua de Nuestro señor Jesucristo. Pido a Dios de todo corazón que suscite en nosotros el deseo sincero de conversión, de vivir plenamente este tiempo santo de Cuaresma y que fijándonos en el propio Jesús nos adentremos en el desierto de nuestras vidas para regarlo con la Gracia de Dios y convertirlo en el paraíso de la Pascua.

Que Dios os bendiga y os conceda por intersección de la Virgen María, ser mejores cristianos y mejores hermanos.

Tomás Pajuelo. Párroco

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16/2/10

Misas del Miércoles de Ceniza

El día 17 de Febrero, Miércoles de Ceniza, se celebrarán misas en nuestra parroquia a las 18'00 h. y a las 20'00 h. En ellas iniciaremos la cuaresma 2010 con el rito de la imposición de la ceniza.

15/2/10

Nueva Reunión de Cáritas Parroquial

El pasado martes, día 9 de febrero, se celebró una nueva reunión de Cáritas Paroquial.

La reunión comenzó con la oración que hizo D. Emiliano para que salieran buenos frutos de la misma. También nos recordó que está próxima la Cuaresma y que ésta es tiempo de oración y ayuno. El ayuno que debe hacer un cristiano, no es privarme de algo sin más, es mucho más que eso. El ayuno es una opción personal que cada uno toma para que sea lo que le lleve a su conversión, algo que le cueste y a lo que cada persona dé un significado de auténtica transformación interior.

También hubo participaciones de los distintos componentes del grupo de Cáritas compartiendo lo que más les había gustado del tema de formación que estamos viendo sobre el modelo de la acción de Cáritas. Unos exponían lo importante de darnos cuenta de la dignidad que acompaña a todo ser humano y otros recordaban a San Juan de la Cruz diciendo: "Pon amor donde no hay amor y sacarás amor".

A continuación se expuso la idea de visitar a los enfermos de nuestra comunidad, nuestros enfermos, ya que hay días en los que se encuentran solos y es uno de los objetivos de la Cáritas Parroquial servirles en todo lo que nos necesiten. La idea tuvo una gran acogida y se hizo un cuadrante de horarios según la disponibilidad de cada uno. Animo desde aquí a todas las personas de nuestra comunidad parroquial que quieran sumarse a esta iniciativa a ponerse en contacto con cualquiera de los miembros de nuestra Cáritas o pasarse por la parroquia para comunicar su disponibilidad. Sin duda será una experiencia muy gratificante puesto que dando nuestro amor y nuestro tiempo a los demás es como nos sentimos de verdad felices.

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14/2/10

«Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza»

VI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Lecturas: Jeremías 17, 5-8 // Salmo 1 // 1ª Corintios 15, 12. 16-20 // Lucas 6, 17. 20-26

Queridos hermanos y hermanas en el Señor:

Cristo con los discípulos de Emaus. Pintura anónima siglo XVIILas lecturas de este domingo tienen una riqueza especial para nuestra vida cristiana. La primera lectura del profeta Jeremías nos pone ante la dicotomía universal del ser humano: vivir según la Gracia de Dios o vivir al margen de la Fe.

Es la más radical verdad de nuestra existencia, dos posibles caminos para tomar, el camino de la vida en Cristo o el camino de la 'carne', de la muerte. Jeremías nos dice que él que sigue el camino del pecado será como una planta que habita en el desierto, que no tiene vida. Sin embargo el que confía en el Señor es como la planta que está a la orilla de un río, con agua y vida abundante. Cuando viene la necesidad y la dificultad tendrá la vida siempre.

Es algo muy descrito por todos los autores sagrados, la necesidad de vivir continuamente cerca de Dios para poder tener vida divina, para vivir en Gracia y para vivir en plenitud. Es muy difícil vivir en nuestros días la voluntad de Dios. Es cierto que en nuestros días lo fácil y lo que está a la orden del día es vivir apartados de la voluntad de Dios, no 'se lleva' ser cristianos, ser buena persona, ser obedientes a la ley de Dios. Lo que ahora está de moda es criticar la Fe, destruir los signos religiosos, burlarse de lo religioso.

Yo entiendo que estas actitudes vividas por personas agnósticas o ateas son lógicas; lo que jamás podré entender es que incluso personas que se declaran creyentes vivan totalmente alejadas de la Gracia de Dios, viviendo como una persona no creyente. Debemos aprovechar esta cuaresma que se acerca para convertir nuestra vida, volver a ser mejores hijos de Dios. La conversión es la llamada continua de Dios para que todo cristiano vuelva a él.

San Pablo en su carta a los Corintios nos pone ante la esencia de nuestra fe: La Resurrección de Cristo Jesús. El Kerigma cristiano es lo que predicaron los apóstoles: Cristo Jesús es el Hijo de Dios, el Mesías que ha resucitado.

La humanidad entera cree en Jesús como un personaje más de la historia. La humanidad de buena voluntad está convencida de la importancia de la figura de Jesús en la historia de la humanidad. Nadie duda de su existencia, de su vida histórica, de sus palabras, de su mensaje y de la obra que ha dejado. Lo particular y exclusivo de la Fe es que creemos que Cristo es el Mesías, el Hijo de Dios Vivo, que ha resucitado. Este es el núcleo central de la fe: Cristo ha muerto y ha resucitado y está vivo. Nosotros no creemos en un personaje muerto del que tenemos un gran recuerdo. Para nosotros Cristo está vivo y resucitado en su Iglesia, en los sacramentos, en el corazón de todo hombre y mujer que le abra su vida a su presencia. Nosotros podemos encontrarnos con el Señor resucitado cada domingo en la Eucaristía, con su Palabra, con su Cuerpo y su Sangre. Este es el meollo de nuestra fe, Cristo está vivo en medio de nosotros.

Le pido al Cristo que nos haga experimentar a todos su presencia resucitada. Le pido que nuestra fe sea una fe viva, real, llena de Gracia y de presencia de Dios.

Que el Señor Resucitado os bendiga, os colme de su Gracia y os haga vivir un feliz domingo.

Tomás Pajuelo. Párroco

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12/2/10

Actividades Cuaresma 2010

A continuación ofrecemos la programación de las actividades previstas para esta Cuaresma:


CUARESMA 2010
Febrero15161718192021
22232425262728
Marzo1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728
Abril2930311234

El próximo miércoles 17 de febrero será Miércoles de Cenizas. Comenzará la Cuaresma y habrá misa de imposición de cenizas en nuestra parroquia a las 18h y a las 20h.

Durante esta Cuaresma, tiempo santo en el que todos estamos llamados a la conversión, en la parroquia estará todos los viernes, de 7 a 8 de la tarde un sacerdote en el confesionario para poder confesar los pecados. El día 20 de marzo, a las 7 de la tarde tendremos un Acto Penitencial en el que varios sacerdotes estarán disponibles para confesar.

El sábado 20 de febrero, tendrá lugar el Viacrucis de la Agrupación de Cofradias. Este año la imagen que se procesionará es la del Santísimo Cristo de la Luz que preside nuestro altar. El Viacrucis empezará el día 20, con el traslado de la imagen desde la Trinidad a la Catedral (17h), rezo del Viacrucis(18h) y Santa misa(19h); para después trasladar la imagen hasta la Trinidad y devolverla a nuestro altar. Sería precioso que todos los feligreses acompañemos a nuestro Cristo por las calles de Córdoba y por su estación en la Catedral. Todos los feligreses que quieran portarlo o llevar un cirio deberán comunicarlo a la Hermandad de la Sagrada Cena el próximo Lunes día 15 de Febrero, por la tarde en la casa de la Hermandad.

El próximo domingo 21 de febrero celebraremos a las 12h la Misa Solemne de la fiesta de nuestro titular el Beato Álvaro de Córdoba. Todos los feligreses estan invitados a participar en esta misa de fiesta y alegría por el santo de nuestra parroquia. Es costumbre todos los años ofrecer después una copa y unas patatas fritas para los asistentes. Este año, debido a la crisis y la tragedia de Haití, se suspende esta copa y el coste de la misma será entregado por la parroquia a Cáritas para los más pobres. La situación no está para hacer gastos en fiestas cuando hermanos nuestros están en una situación precaria.

El sábado 27 de febrero está previsto un retiro en el Desierto del Bañuelo para preparar la Cuaresma y que dirigirá nuestro párroco D. tomás Pajuelo. Este es un lugar y una actividad espiritual que comienza a ser habitual en nuestra parroquia, señal probablemente de que produce frutos, lo cual es un motivo para animarse a acudir. Para avisar de esa intención, basta con enviar un mensaje al correo de la parroquia indicando nº de asistentes y contestaremos con la hora exacta de partida, que siempre es desde la puerta del templo parroquial.

El 6 de marzo peregrinaremos a Montilla para ganar el jubileo de San Francisco Solano. Durante esa jornada visitaremos la casa de San Juan de Ávila, el Convento de las Clarisas, la exposición sobre San Francisco Solano y celebraremos la Eucaristía para ganar la indulgencia plenaria de este año jubilar. Las condiciones para conseguir esta indulgencia son: celebrar la Eucaristía en la Parroquia de San Francisco Solano, comulgar en esa Eucaristía, haber confesado recientemente, rezar el credo apóstolico y pedir por la intenciones del Papa. El precio por persona es de 20€, que incluye autobus y comida en un restaurante.

(Este 'post' se irá actualizando conforme surjan nuevos avisos)

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Teología para Todos. Capítulo 17. El pecado mortal y el pecado venial.

11/2/10

Misa por el Rito Extraordinario en Córdoba

Desde el pasado mes de enero los fieles cordobeses tenemos la posibilidad de participar en la celebración de la eucaristía por el rito extraordinario aprobado por Juan XXIII en 1962 y que modificaba ligeramente el rito establecido por San Pío V, con varios siglos de historia y que a su vez se basaba en una tradición litúrgica que llega hasta los primeros siglos del Cristianismo.

Dichas celebraciones se vienen llevando a cabo cada primer domingo de mes en la iglesia de San Pedro de Alcántara a las 10 de la mañana oficiadas por el presidente del Cabildo de la Catedral, D. Manuel Pérez Moya.

La impulsora de esta recuperación litúrgica ha sido la Asociación "Una Voce Córdoba" constituida en diciembre de 2008 teniendo como principales fines el preservar y fomentar la tradición liturgica de la Santa Iglesia Catolíca y en especial la celebración del Santo Sacrificio de la Misa segun el rito romano codificado por el papa San Pio V en el año 1.570.

Pinchando aquí se puede acceder al Misal Ordinario de la Misa en su Forma Extraordinaria en latín y español.

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10/2/10

Modelo de actitud ante la Comunión

“La mirada embelesada de María al contemplar el rostro de Cristo recién nacido y al estrecharlo en sus brazos, ¿no es acaso el inigualable modelo de amor en el que ha de inspirarse cada comunión eucarística?”
Juan Pablo II, Carta Encíclica Ecclesia de Eucharistia

9/2/10

Visita del grupo de Postcomunión a la Iglesia de la Fuensanta

El pasado sábado, 6 de Febrero, el grupo de niños de Postcomunión, acompañados por nuestro párroco, D. Tomás, y de algunos padres, realizó una visita a la Iglesia de Nuestra Señora de la Fuensanta, donde se venera a la patrona de nuestra ciudad.


Allí recibió al grupo el párroco D. Manuel Montilla quién gentilmente ejerció de anfitrión y explicó a los niños la historia de la aparición de la Virgen de la Fuensanta y otras historias y leyendas relacionadas con la misma. D. Tomás complementó la intervención de D. Manuel con otras enseñanzas catequéticas sobre los copatronos de Córdoba: San Acisclo y Santa Victoria.

Al finalizar la visita, D. Manuel regaló a los visitantes una estampita con la imagen y la oración de la novena de la Virgen de la Fuensanta, la cual fue rezada por todos los asistentes a los pies de la imagen de nuestra patrona.

Tras la visita los niños volvieron a nuestra parroquia donde celebraron una comida de convivencia organizada por ellos mismos y en la que cada niño aportó una cosa para la comida. Posteriormente vieron una película todos juntos terminando así la jornada.
Desde aquí se puede acceder al album de fotos de la visita.

7/2/10

«No temas; desde ahora serás pescador de hombres»

V DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Lecturas: Isaías 6, 1-2a. 3-8 // Salmo 137 // 1ª Corintios 15, 1-11 // Lucas 5, 1-11

Queridos hermanos y hermanas en el Señor:

Jesús junto al mar de GalileaVamos a profundizar en los textos de la liturgia de este domingo sobre la fundamental vocación-misión del cristiano que, como los Profetas, como los Apóstoles, está llamada a desarrollar el ministerio de anunciar y evangelizar a Cristo, haciéndolo actual mediante el propio testimonio vivo. A propósito de esta vocación, el Evangelio de hoy nos ofrece abundante materia de reflexión y todas las lecturas de la liturgia dominical nos permiten comprender aún más a fondo su contenido.

He aquí el cuadro más frecuente en el Evangelio: Cristo enseña. Enseña a cuantos “se agolpan” en torno suyo “para oír la palabra de Dios” (Lc 5,1). Primero enseña en la orilla del lago de Genesaret, luego “subió a una de las barcas, que era la de Simón”, y rogándole que se alejase un poco de la tierra, continuó enseñando a la multitud desde la barca (cfr. Lc.5,3). Cuando terminó de hablar, se alejó de la muchedumbre y mandó a Simón hacerse a la mar y echar las redes para la pesca (cfr. Lc. 5,4).

El acontecimiento, que podría parecer ordinario, toma de allí a poco un carácter extraordinario. En efecto, la pesca resulta especialmente abundante, lo que sorprende a Simón y a los otros pescadores, cuya fatiga precedente, que duró toda la noche, no había dado resultado alguno: “Toda la noche hemos estado trabajando y no hemos pescado nada” (Lc. 5,5), dice Simón, cuando Jesús le pide echar las redes. Lo hacen únicamente por respeto a las palabras de Jesús, movidos por un motivo de estima y obediencia.

La inesperada, abundantísima pesca, que incluso exige la ayuda de los compañeros de la otra barca, suscita en Simón Pedro una reacción típica de él. Se echa a los pies de Jesús y dice: “Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador” (Lc. 5,8).

Los otros testigos del acontecimiento milagroso, los hermanos Santiago y Juan, no reaccionan del mismo modo, pero también se llenan de estupor por la extraordinaria pesca realizada (cfr. Lc 5,9). Entonces, Jesús dirige a Simón las palabras que dan el significado profético a todo el acontecimiento: “No temas; en adelante vas a ser pescador de hombres” (Lc. 5,10).

En diversos pasajes podemos comprobar que el Señor Jesús enseña a todos los que se acercan para oír su palabra; sin embargo, Él se propone instruir de modo particular a los Apóstoles, para introducirlos en los “misterios del reino”, que ellos sobre todo deben conocer, para creer en la propia misión. Jesús los educa en la tarea de futuros testigos de su potencia y de maestros seguros de esa verdad que Él ha traído al mundo desde el Padre, de la verdad que es Él mismo.

El pasaje evangélico de hoy nos muestra uno de los momentos particulares de esa solicitud, mediante la cual Jesús confirma a los Apóstoles y ante todo a Simón Pedro en la propia vocación. El método que usa el Maestro divino sobrepasa la simple enseñanza, el anuncio de la Palabra y su explicación. Para que penetre en profundidad, Jesús confirma la verdad de la Palabra anunciada con la revelación de su potencia sobrehumana y sobrenatural de Dios, que se dirige directamente a todo el hombre.

Frente a la revelación de esta potencia, la reacción del hombre es siempre la que manifestó Simón Pedro: la toma de conciencia de la propia indignidad y el estado pecaminoso. ¿No decimos nosotros siempre, antes de la santa comunión: “Señor, no soy digno de que entres en mi casa...”? Pedro, a su vez, afirma, “apártate de mí, que soy hombre pecador” (Lc. 5,8). San Pablo movido por el mismo sentimiento, escribirá: “No soy digno de ser llamado Apóstol, pues perseguí a la Iglesia de Dios” (1 Cor. 15,9). Así Isaías se defiende de la llamada del Señor, que querría eludir oponiendo la impureza de los propios labios, indignos de pronunciar la palabra del Señor (cfr. Is. 6,5).

Este profundo sentido de estado de pecado personal y de indignidad permite actuar a Dios mismo, permite a su gracia -gracia a la llamada divina- hacerse eficaz.
Los labios de Isaías, tocados por un carbón encendido, se vuelven puros y el profeta puede decir: “Heme aquí, envíame a mí” (Is. 6,8). Pablo, convertido de perseguidor en Apóstol, afirma: “Por la gracia de Dios soy lo que soy, y la gracia que me confirió no ha sido estéril” (1 Cor. 15,10). En cambio, Simón Pedro escucha de labios de Cristo las palabras confortadoras: “No temas; en adelante vas a ser pescador de hombres” (Lc. 5,10).

En las lecturas de hoy se encierra una profunda lección que demuestra nuestra verdadera relación personal con Dios. Ante todo es necesario que tengamos un sentido profundo de su santidad y a la vez un vivo sentido de nuestra culpa e indignidad. Cuanto más caigamos en la cuenta de esto último, tanto más se nos revela lo primero: Dios en la Majestad inefable de su potencia y de su amor; Creador y Redentor del hombre; Sabiduría, Justicia, Misericordia; Dios Omnipresente, Omnisciente, Omnipotente.

Cristo nos manifiesta con su enseñanza este misterio inescrutable de Dios y, al mismo tiempo, nos lo acerca, hablando el lenguaje de los hombres sencillos, haciendo presente la potencia de Dios mismo con signos visibles, como, por ejemplo, la pesca del lago de Genesaret.

Reflexionemos cada uno de nosotros si su relación interior con Dios tiene los rasgos que se manifiestan en el comportamiento de Simón Pedro, de Pablo de Tarso, del profeta Isaías; si nuestra relación con Dios no es demasiado superficial, unilateral, interesada. ¿Tenemos miedo del pecado, por no ofender al Padre y al Hijo, su Unigénito, que ha aceptado por nosotros la pasión y la muerte en la cruz? ¿O más bien nos falta esa conciencia de profunda indignidad en relación con el que es él solo y único Santo?

Nos falta esa experiencia viva y real de estar ante la Presencia de Cristo en la Eucaristía en el Sagrario. San Pedro, cuando reconoció a Cristo se arrodilló, cuando un corazón lleno de fe reconoce a Cristo, se arrodilla ante él y reza. Entrar en la Casa de Dios y no reconocer ni valorar su presencia es el gran pecado de nuestros días. No sólo nos reunimos para celebrar también para adorar al que está real y verdaderamente presente en el Sagrario: a CRISTO nuestro SALVADOR.

Tomás Pajuelo. Párroco

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5/2/10

Inicio de la Campaña contra el Hambre de Manos Unidas

Eslogan de la campaña: Contra el hambre, defiende la tierra

Este domingo, en la misa de 12h se lanzará la campaña contra el hambre de Manos Unidas a nivel diocesano. Por este motivo la Eucaristía será presidida por el Señor Vicario General de Pastoral D. Joaquín Alberto Nieva García. Él, en nombre del Señor Obispo, anunciará para toda la Diócesis desde nuestra parroquia el comienzo de la campaña y los objetivos a conseguir en la misma.

Teología para Todos. Capítulo 16. La Moralidad de los Actos. El Pecado.

4/2/10

Dios no manda imposibles

"El hombre, por su debilidad, no puede cumplir algunos preceptos con las fuerzas que ahora tiene; pero con la oración puede obtener una ayuda superior a la que se necesita para observarlos. Dios no manda imposibles, sino que, cuando manda, amonesta para que hagamos lo que podamos, pidamos lo que no podamos y ayuda para que podamos. Él nos ayudará a que podamos".

San Agustín
(Texto adoptado y declarado dogma de fe en
el Condilio de Trento, Sesión 5, Capítulo 11.)

2/2/10

Humildad, Paciencia y Confianza en Dios.

"Si sabes callar y sufrir, sin duda verás el favor de Dios.
Él sabe el tiempo y el modo de librarte, y por eso te debes ofrecer a Él."

Tomás de Kempis
en su libro "Imitación de Cristo"