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30/5/10

Santísima Trinidad

SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Lecturas: Proverbios 8, 22-31 // Salmo 8 // Romanos 5, 1-5// Juan 16, 12-15

Queridos hermanos y hermanas:

La Santísima Trinidad, Luca Rossetti da Orta, fresco, 1738-9, Iglesia de San Gaudenzio en Ivrea (Torino)Celebramos hoy la Solemnidad de la Santísima Trinidad, que es la afirmación más particular y genuina de nuestra fe Católica y Apostólica. Afirmamos y creemos en UN SOLO DIOS que tiene tres Personas distintas: PADRE, HIJO y ESPÍRITU SANTO. Esa es la realidad de nuestra divinidad, unidad y pluralidad, un solo Dios y tres personas distintas actuando la Salvación.

La lectura de la Carta a los Romanos que hoy se proclama nos muestra claramente esta realidad, nos dice «hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo […] porque el amor ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado».

El mismo Jesús en el evangelio de San Juan que hoy escuchamos nos dice: «Muchas cosas me quedan por deciros […] cuando venga el Espíritu […] os guiará. Todo lo que tiene el Padre es mío».

Estos textos, junto con otros muchos del Nuevo Testamento, nos muestran el dogma cristiano de la Santísima Trinidad, en todos ellos Jesús habla del Padre, de Él como Hijo y de la promesa del Espíritu Santo.

Jesús nos anuncia con sus palabras y su testimonio de vida esta afirmación trinitaria que hoy celebramos. El Señor Jesús actúa siempre la Salvación en comunión con el Padre y bajo la acción del Espíritu Santo. Nunca en el Evangelio aparece Jesús actuando, predicando, orando, para sí mismo, siempre habla, ora, cura, salva, perdona con una conciencia clara que es la Santísima Trinidad quien lo hace. Ora con fe al Padre, Él, que es el Hijo, para que nos fortalezca y ayude con el Espíritu Santo.

Todos estos textos del Nuevo testamento que nos hablan de la Santísima Trinidad son los que nos permiten afirmar este dogma de fe tan particularmente católico.

La afirmación y celebración de la Santísima Trinidad no significa algo abstracto y fruto de elucubraciones filosóficas y teológicas, aunque nos pueda parecer imposible, la fe en la Santísima trinidad tiene unas repercusiones eminentemente prácticas en nuestra vida cotidiana.

Como hemos dicho, Jesús actúa siempre en perfecta Unión con el Padre y el Espíritu pero en perfecta autonomía y diferencia como Hijo. Pues cada uno de nosotros deberíamos actuar en nuestra vida en perfecta comunión con el Cuerpo Místico de Cristo, La Iglesia y a la vez esto no significa que perdamos nuestra autonomía y libertad como persona individual, querida personalmente y salvada personalmente, por Dios.

Tenemos que asumir el testimonio de perfecta comunión de la Trinidad y de acción personal en la Salvación. Tomar conciencia clara que lo que hacemos, decimos y oramos lo hacemos en comunión con toda la iglesia y a la vez lo que vivimos personalmente repercute en la Iglesia. Sean obras buenas o obras malas, no son sólo acciones personales e individuales, afectan a la comunión profunda del Cuerpo de Cristo.

Tenemos que grabar en nuestros corazones que no somos individuos aislados que intentan vivir su fe, somos miembros de un Cuerpo, la Iglesia, y en ella y por ella unidos a la Santísima Trinidad nos Salvamos.

Tomás Pajuelo. Párroco

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