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11/12/11

«Estad siempre alegres. Sed constantes en orar.»

III DOMINGO DE ADVIENTO

Lecturas: Isaías 61, 1-2a. 10-11 // Salmo: Lucas 1 , 46-50.53-54 // 1ª Tesalonicenses 5, 16-24 // Juan 1, 6-8.19-28.

Queridos hermanos y hermanas:

«Estad siempre alegres. Sed constantes en orar.»Estamos ya en el tercer domingo de adviento, quedan apenas dos semanas para que celebremos la Navidad. Sería un buen momento para plantearnos si de verdad me estoy preparando convenientemente en mi vida espiritual y cristiana para que nazca el Señor en nuestros corazones. Es un momentos privilegiado para retomar con gozo y con ilusión la tarea de convertir nuestras vidas.

En esta tercera semana de adviento la tónica general de las lecturas es el gozo y la alegria cimentados en la Esperanza. El Apóstol Pablo, en su Carta a los Tesalonicenses (2ªLectura de hoy) nos dice: "Estad siempre alegres". Es la llamada que nos hace hoy el Señor a vivir la Alegría, la verdadera alegría que brota del corazón del hombre que se ve inundado de la Gracia Divina. El corazón del hombre vive apenado por las angustias y las tristezas de nuestro mundo. Los problemas y los sinsabores de nuestros días. El hombre necesita urgentemente vivir el gozo, la alegría y la paz. Esa alegría no es la "juerga", es la verdadera Alegría que nace de dentro, que brota de la Gracia y que hace que incluso las angustias y las cruces se vivan con gozo en el Señor. Es la alegría que el mundo no comprende pero que es la única que nos procura la auténtica felicidad. Brota del encuentro con el Señor, por eso continúa el Apóstol diciéndonos: "Sed Constantes en el orar".

Queridos hermanos, sólo desde una oración constante y entregada diariamente podremos tener ese encuentro con el Señor, podremos experimentar su Gracia y su presencia. Oración constante, no podemos orar un día, luego siete no lo hacemos, luego tres volvemos a hacerlo... Así no podemos alcanzar una oración constante... Podría ser un buen objetivo para este tiempo de Adviento el proponernos de una forma real y verdadera hacer TODOS los días un ratito de oración. Siendo fieles, cumpliéndolo todos los días, sin excusas, sin pretextos...

Continúa el Apóstol Pablo diciendo: "Dad gracias a Dios en toda ocasión...". Es cierto que rezamos, pero nuestra oración se suele convertir en un monólogo de súplicas. Pedimos, pedimos, pedimos... y está bien que lo hagamos, pero... ¿damos gracias a Dios con las mismas ganas y fuerzas con las que le pedimos cosas? Estoy convencido que no, que para pedir acudimos facilmente a Dios pero cuando las cosas nos van bien normalmente no acudimos a darle Gracias.

Así vivió Juan Bautista, siendo constante en la oración y el sacrificio, viviendo la alegría de entregarse en las manos de Dios, viviendo muy austeramente, pobremente, valorando lo material sólo en lo estrictamente necesario, predicando la venida del Salvador... Y fue tremendamente feliz.

Aprendamos hoy de los santos, de una manera especial de Juan Bautista, que entregó su vida por anunciar al Señor. Y entreguemos nuestra vida, desgastemos nuestra existencia en proclamar las maravillas del Señor.

Que Dios os bendiga a todos. Feliz día del Señor. Un abrazo. Tomás Pajuelo Romero. Párroco.

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