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11/3/12

«Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.»

III DOMINGO DE CUARESMA

Lecturas: Éxodo 20, 1-17 // Salmo18 // 1ª Corintios 1, 22-25 // Juan 2, 13-25.

Queridos hermanos y hermanas:

Jesús expulsa a los mercaderes del templo. Giotto di Bondone (1304-1306)En este domingo tercero de Cuaresma, cuando hemos llegado al ecuador de este tiempo santo, las lecturas nos ponen ante la esencia de la vida cristiana. El Señor nos llama a la conversion, nos llama vivir cumpliendo su voluntad. Esa voluntad esta perfectamente expresada en los diez mandamientos.

Es muy triste contemplar a personas de bien, que han tenido una educacion cristiana y religiosa y ahora, para justificar sus pecados, niegan los mandamientos. Basandose en palabras del Señor... cosa que después de 20 años de sacerdote y de releer los textos sagrados, no he conseguido encontrar ninguno que niegue la vigencia de los mandamientos.

El Señor Jesús, nos pide que no convirtamos la ley en el cumplimiento externo, nos pide que la cumplamos con todo el corazón y con toda el alma, pero que la cumplamos. Una frase muy oida en nuestros días y entre muchos que denominan "fieles" es la de: "yo no robo no mato, por lo tanto no tengo pecados". Ciertamente si alguién no roba, ni mata, no tiene esos dos pecados. Pero implícitamente está admitiendo que los otros ocho mandamientos no los cumple, ni siquiera los considera necesarios. Han reducido la ley de Dios a dos mandamientos: "no robarás y no matarás". Es del todo falso este planteamiento, la ley de Dios son los Diez mandamientos, todos, no se ha suprimido ninguno. Es verdad que el propio Jesús los resume en dos "Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo". Pero en ningún texto de la Palabra de Dios ni del Magisterio de la Iglesia, aparece que se resumen en no matar y en no robar.
Entre los diez mandamientos, los tres primeros nos manifiestan la voluntad de Dios para cumplir con Él y los otros siete para cumplir con los hermanos.

La primera lectura de hoy, nos va desgranando el significado y el valor de esos diez mandamientos. Además el Salmo nos muestra que este camino, el de los mandamientos, no es una carga pesada. Es el camino de la verdadera felicidad, el camino del amor. “La Ley de Señor es perfecta y reconforta el alma ... es alegría para el corazón ... luz para alumbrar el camino”. Cuando uno cumple los mandamientos, ama al Señor y al prójimo de verdad, entonces descubre que su alma se siente llena, plena de amor y de felicidad. No hay rencor, odio, mentira, desasosiego... porque esta haciendo lo correcto, siente que está haciendo el bien.

Cuando una persona, no cumple los mandamientos, siente desazón, siente tristeza, siente que no está haciendo lo correcto... e intenta justificarlo de muchas maneras pero en el fondo sabe que no está haciendo el bien. Podemos tomar dos caminos:

1.- El Camino de la ley de Dios.
2.- El camino de nuestros egoismos y nuestro pecado.

La Cuaresma es tiempo de sopesar ante Dios estas dos posibilidades, tiempo de ponernos ante él y preguntarnos qué quiero hacer en mi vida.

El evangelio de hoy, nos muestra una vez más la radicalidad del mensaje de Jesús. La radicalidad de Jesús con las cosas de Dios. El Señor ve como el Templo de Jerusalén está profanado y echa a los vendedores, tumba las mesas... hace limpieza del lugar santo. Este texto, es el más utilizado por los detractores de la Iglesia para afirmar que la Iglesia se ha convertido en algo parecido a los que representa este evangelio... Yo no voy a negar que en algunos momentos y ciertos comportamientos debemos de mejorarlos y hacer como Jesús. Es verdad que la Iglesia-institución debemos convertirnos como todos en esta Cuaresma y siempre.

Pero vamos a fijarnos en este evangelio desde el fiel cristiano de a pie. Creo que si el Señor entrará y nos viera como profanamos su casa con nuestras continuas faltas de respeto en el templo. Con nuestra falta total de vivir lo sagrado. Como en nuestros templos estamos hartos de ver como se come chicle, se está con las gafas de sol puestas como el que está en la playa, se tiran papeles al suelo, se pasa por delante del sagrario o del altar como el que pasa por una tonteria, no se reza, se charla continuamente, no se respeta la Santa Misa, las bodas, entierros, comuniones, bautismos... hay que estar continuamente pidiendo por favor silencio. Y el gran problema de nuestras celebraciones: "los móviles". En todas las misas suena alguno. Incluso hay días que las personas a las que les suena el móvil contestan en la misa, responden a la llamada...!!! ¡¡¡Increible!!!

Ante estos comportamientos ¿Qué haría Jesús? Creo que demasiado bueno son la mayoria de los sacerdotes que con mucha educación y respeto piden silencio, piden por favor que se apaguen los móviles, que se respete el lugar sagrado...

Es muy fácil escuchar este evangelio y pensar enseguida en la Iglesia-institución y que Cristo nos echaría con el látigo... pero seamos sinceros con nosotros mismos y admitamos que la Iglesia-pueblo de Dios debe comenzar a respetar el templo, la casa de Dios. Recuperar el silencio, la devoción, el respeto en nuestras iglesias. No es obligatorio asistir a los sacramentos al que no cree en ellos o pasa de todo esto... pero SI es OBLIGATORIO que los que asisten estén en SILENCIO y con RESPETO. Cualquiera de nosotros vamos al cine, pagamos nuestra entrada y luego vemos que la película es un rollo y eso no nos da derecho a hablar, a molestar, a interrumpir... nos echan a la calle si lo hacemos. ¿Por qué tenemos que aguantar los creyentes qué en nuestras celebraciones los que no creen, los que las consideran un rollo estén hablando y faltando al respeto? Es indignante.

Aprovechemos este tiempo de Cuaresma para valorar y hacer respetar nuestra fe, nuestros templos y nuestras celebraciones.

Que Dios nos bendiga a todos. Tomás Pajuelo romero. Párroco.

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