SOLEMNIDAD DEL SANTISIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO
Lecturas: Genesis 14, 18-20 // Salmo 109 // 1Corintios 11, 23-26// Lucas 9, 11b-17
Queridos hermanos y hermanas:
Celebramos hoy en la Iglesia Universal la Solemnidad del Corpus Christi. Es lo primero que hoy me gustaría aclarar, la solemnidad del Corpus se celebra hoy domingo en toda la Iglesia, cuando se cambió del jueves al domingo, se concedió un permiso especial a algunas iglesias locales (Toledo, Sevilla, Grananda, Priego de Córdoba) para poder seguir celebrándolo el jueves pero la Solemnidad desde hace casi veinte años se celebra en domingo. Espero que esto sirve de aclaración ante las muchas preguntas que sobre este punto me han hecho algunas personas.
La solemnidad del Corpus Christi, es una llamada a preguntarnos sobre nuestra vivencia y amor de la EUCARISTÍA. Fue el Papa Urbano IV, quién instituyó esta fiesta para hacer caer en la cuenta a todos los fieles, de la presencia real de Cristo en los dones del pan y el vino, transformados verdaderamente en su Cuerpo y en su Sangre. En nuestra tradición católica son muy numerosas y vividas las distintas procesiones. Está muy arraigada en nuestras vidas la costumbre de procesionar las imágenes de Cristo o de la Virgen María. Nos llena el corazón orar y contemplar una de las innumerables y bellísimas imágenes de nuestras parroquias, de nuestras hermandades y cofradias.
Pero si nos paramos friamente, son sólo eso, imágenes. Son una representación artística de un misterio de la vida de Cristo o de la Virgen. Son podríamos decir de algún modo el "video" de la vida de Jesús pasado fotograma a fotograma. Viendo de cerca y pausadamente cada momento de su pasión, muerte y resurrección. Si este ejemplo lo pasásemos a nuestra vida real, las imágenes serían nuestros álbumes de fotos que recogen paso a paso los momentos más importantes de nuestra vida. Siempre nos ayuda a recordar, a rememorar acontecimientos,... el ver y compartir esas fotos.
Celebramos hoy en la Iglesia Universal la Solemnidad del Corpus Christi. Es lo primero que hoy me gustaría aclarar, la solemnidad del Corpus se celebra hoy domingo en toda la Iglesia, cuando se cambió del jueves al domingo, se concedió un permiso especial a algunas iglesias locales (Toledo, Sevilla, Grananda, Priego de Córdoba) para poder seguir celebrándolo el jueves pero la Solemnidad desde hace casi veinte años se celebra en domingo. Espero que esto sirve de aclaración ante las muchas preguntas que sobre este punto me han hecho algunas personas.
La solemnidad del Corpus Christi, es una llamada a preguntarnos sobre nuestra vivencia y amor de la EUCARISTÍA. Fue el Papa Urbano IV, quién instituyó esta fiesta para hacer caer en la cuenta a todos los fieles, de la presencia real de Cristo en los dones del pan y el vino, transformados verdaderamente en su Cuerpo y en su Sangre. En nuestra tradición católica son muy numerosas y vividas las distintas procesiones. Está muy arraigada en nuestras vidas la costumbre de procesionar las imágenes de Cristo o de la Virgen María. Nos llena el corazón orar y contemplar una de las innumerables y bellísimas imágenes de nuestras parroquias, de nuestras hermandades y cofradias.
Pero si nos paramos friamente, son sólo eso, imágenes. Son una representación artística de un misterio de la vida de Cristo o de la Virgen. Son podríamos decir de algún modo el "video" de la vida de Jesús pasado fotograma a fotograma. Viendo de cerca y pausadamente cada momento de su pasión, muerte y resurrección. Si este ejemplo lo pasásemos a nuestra vida real, las imágenes serían nuestros álbumes de fotos que recogen paso a paso los momentos más importantes de nuestra vida. Siempre nos ayuda a recordar, a rememorar acontecimientos,... el ver y compartir esas fotos.
También en la vida de fe, contemplar las Sagradas Imágenes de la pasión del Señor nos recuerda y nos ayuda a valorar nuestra redención, lo que supuso nuestra Salvación. Pero en este día del Corpus Christi no procesionamos ninguna imagen, no vamos a sacar a la calle ninguna imagen de la pasión de Cristo. En el día del Corpus Christi honramos y veneramos al mismo Jesucristo que con su vedadero Cuerpo y Sangre saldrá por nuestras calles para llevar su Amor a todos. Esta es la profundidad de esta fiesta, Cristo verdaderamente andando por nuestras calles, pudiéndolo ver, mirar cara a cara, pasando a unos pocos metros de nosotros, de nuestras vidas concretas.
Mirad, yo sé que quizás el gran pecado de nuestros días es la falta de fe en la presencia real de Jesucristo en los dones Eucarísticos, que muchas veces oigo despectivamente "esa galleta blanca", "eso es una tonteria", "para que voy a confesar para recibir una galleta"... muchas otras que se me clavan en lo más hondo de mi corazón cuando las oigo.
Queridos hermanos, si hay algo único y verdadero en nuestra religión católica es la adoración y fe de la presencia real de Jesucristo en el Pan y el Vino que son realmente su Cuerpo y su Sangre. Os podría intentar transmitir la certeza de esta realidad con las vivencias personales de cada Eucaristía, de cada misa que he celebrado en mis 18 años de sacerdote. No os lo puedo explicar con palabras, mi pobreza intelectual y mi falta de oratoria me impiden explicaros convenientemente esta realidad pero os aseguro, os prometo que yo siento esa presencia real de Cristo cada vez que celebro la Eucaristía. Os puedo asegurar que siento, que toco, que le puedo hablar, porque realmente Cristo está en la Sagrada Hostía y en el Bendito Cáliz después de las palabras de la Consagración.
Es un experiencia única, es algo indescrptible pero totalmente real. Sé que si cualquiera de vosotros tuvieséis que explicarme con palabras lo que amáis a vuestros hijos o a vuestros padres... la frase que saldría sería: "no tengo palabras..." pero eso no significa que no améis profundamente a vuestros seres queridos. El hecho de que no podáis verbalizar ese sentimiento no significa que no exista. Pues de alguna manera la presencia real de Cristo en la Eucaristía no se puede expresar convenientemente con palabras pero si os aseguro que se siente, que está ahí realmente y que si cualquiera de nosotros le abre un poquito su corazón, pone un poquito de fe, se prepara profundamente limpiando su corazón de pecados en la confesión... os aseguro que sentirá, que vivirá la cercania de Dios que hecho Carne y Sangre por nosotros se queda en nuestras vidas para santificarlas.
Como vuestro párroco y pastor os pido, os ruego, os suplico, que abráis vuestros corazones a la Eucaristía, que no desperdiciéis el amor de Cristo, que en cada misa está aconteciendo lo más grande que puede pasar en el mundo, que Cristo está en el altar y quiere estar en tu interior. Que pena que durante la Eucaristía estemos pensando en el partido que hay ahora después, en dónde voy a ir ahora después con mis amigos, qué comeré mañana... y delante de tus narices está el más grande AMOR, que se entrega por ti para dar sentido pleno a tu vida, a tus problemas, a tus alegrias, a tus necesidades, a... lo que tu quieras.
A veces me pregunto qué pensará el Señor Jesús cuando presente en el altar vea que unos ni le hacen caso, otros está en sus cosas, otros incluso dudando de su presencia... y mi respuesta es siempre la misma: Señor somos así, ya lo experimentastes en la Cruz, ya comprobastes lo que somos, tú que salvastes a tantos enfermos, tú que distes la vista a los ciegos, el alimento a más de 7.000 personas con cinco panes y dos peces... Tú que te quedaste SOLO en la cruz, con tu madre y Juan. Tú que experimentastes en la vía dolorosa el desprecio, la humillación, me imagino que sentiras lo mismo cuando somos tan indiferente y tan fríos a adorarte en la Eucaristía, en tu presencia en el Altar.
Durante las reflexiones de este domingo y el próximo intentaré ayudaros a vivir más sinceramente la Eucaristía, a Amar de corazón el Cuerpo y la Sangre de Jesús. Que Dios os bendiga a todos.
Mirad, yo sé que quizás el gran pecado de nuestros días es la falta de fe en la presencia real de Jesucristo en los dones Eucarísticos, que muchas veces oigo despectivamente "esa galleta blanca", "eso es una tonteria", "para que voy a confesar para recibir una galleta"... muchas otras que se me clavan en lo más hondo de mi corazón cuando las oigo.
Queridos hermanos, si hay algo único y verdadero en nuestra religión católica es la adoración y fe de la presencia real de Jesucristo en el Pan y el Vino que son realmente su Cuerpo y su Sangre. Os podría intentar transmitir la certeza de esta realidad con las vivencias personales de cada Eucaristía, de cada misa que he celebrado en mis 18 años de sacerdote. No os lo puedo explicar con palabras, mi pobreza intelectual y mi falta de oratoria me impiden explicaros convenientemente esta realidad pero os aseguro, os prometo que yo siento esa presencia real de Cristo cada vez que celebro la Eucaristía. Os puedo asegurar que siento, que toco, que le puedo hablar, porque realmente Cristo está en la Sagrada Hostía y en el Bendito Cáliz después de las palabras de la Consagración.
Es un experiencia única, es algo indescrptible pero totalmente real. Sé que si cualquiera de vosotros tuvieséis que explicarme con palabras lo que amáis a vuestros hijos o a vuestros padres... la frase que saldría sería: "no tengo palabras..." pero eso no significa que no améis profundamente a vuestros seres queridos. El hecho de que no podáis verbalizar ese sentimiento no significa que no exista. Pues de alguna manera la presencia real de Cristo en la Eucaristía no se puede expresar convenientemente con palabras pero si os aseguro que se siente, que está ahí realmente y que si cualquiera de nosotros le abre un poquito su corazón, pone un poquito de fe, se prepara profundamente limpiando su corazón de pecados en la confesión... os aseguro que sentirá, que vivirá la cercania de Dios que hecho Carne y Sangre por nosotros se queda en nuestras vidas para santificarlas.
Como vuestro párroco y pastor os pido, os ruego, os suplico, que abráis vuestros corazones a la Eucaristía, que no desperdiciéis el amor de Cristo, que en cada misa está aconteciendo lo más grande que puede pasar en el mundo, que Cristo está en el altar y quiere estar en tu interior. Que pena que durante la Eucaristía estemos pensando en el partido que hay ahora después, en dónde voy a ir ahora después con mis amigos, qué comeré mañana... y delante de tus narices está el más grande AMOR, que se entrega por ti para dar sentido pleno a tu vida, a tus problemas, a tus alegrias, a tus necesidades, a... lo que tu quieras.
A veces me pregunto qué pensará el Señor Jesús cuando presente en el altar vea que unos ni le hacen caso, otros está en sus cosas, otros incluso dudando de su presencia... y mi respuesta es siempre la misma: Señor somos así, ya lo experimentastes en la Cruz, ya comprobastes lo que somos, tú que salvastes a tantos enfermos, tú que distes la vista a los ciegos, el alimento a más de 7.000 personas con cinco panes y dos peces... Tú que te quedaste SOLO en la cruz, con tu madre y Juan. Tú que experimentastes en la vía dolorosa el desprecio, la humillación, me imagino que sentiras lo mismo cuando somos tan indiferente y tan fríos a adorarte en la Eucaristía, en tu presencia en el Altar.
Durante las reflexiones de este domingo y el próximo intentaré ayudaros a vivir más sinceramente la Eucaristía, a Amar de corazón el Cuerpo y la Sangre de Jesús. Que Dios os bendiga a todos.
Tomás Pajuelo. Párroco
Gracias por estas palabras, que se nota que brotan de un profundo amor a Jesucristo, y que de verdad nos animan a acercarnos más a la Eucaristía.
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