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15/5/11

«El señor es mi pastor, nada me puede faltar»

IV DOMINGO DE PASCUA

Lecturas: Hechos de los Apóstoles 2,14.36-41 // Salmo 22 // 1Pedro 2,20-25 // Juan 10,1-10

Pascua es tiempo de aleluyas y de alegría porque es tiempo de vida nueva y resucitada. Este domingo celebramos el domingo del buen pastor, el día de los párrocos y de todos los sacerdotes con cura de almas, es decir, que tienen a su cargo una feligresía a la que atender, enseñar y santificar. Hoy la Iglesia pide a sus fieles que oren por sus pastores, que recen por sus "curas" para que el Señor los haga pastores según el corazón de Cristo, el Buen pastor. Jesús es el buen Pastor. Y el buen Pastor da la vida por sus ovejas. El asalariado huye ante el lobo y abandona a las ovejas que no son suyas. Si yo soy dueño de una casa la cuido y la defiendo y la mantengo limpia. Si yo tengo un negocio le dedico tiempo porque es mi vida y la de mi familia. Si yo tengo un hijo es mi preocupación 24 horas al día. Pero la canguro, el empleado, hacen sus horas, cobran su sueldo y si la casa está sucia, si el negocio se hunde o el niño se muere, allá el dueño, allá el negocio, allá el niño.

Jesús es el buen Pastor 24 horas, 365 días. Y nosotros, los bautizados, somos sus ovejas. Y lo somos siempre. Cuando somos buenos y cuando somos unos vagos. El buen Pastor dio la vida y la da cada día por nosotros... Creo que no somos capaces de valorar hasta que punto nos ama Cristo, el Buen Pastor, de valorar que se ha entregado por nosotros, que ha muerto para salvarnos, para darnos la vida, para darnos el perdón. Esta pequeña parábola quiere significar el amor de Cristo por cada uno de nosotros en la cruz: "Dice un escritor que cuando Jesús moría en la cruz se le acercó la serpiente y le susurró al oído: Jesús mira a la gente, mírales. No merece la pena que sufras tanto por esas ovejas desagradecidas. Mándalas a todas al infierno. Y Jesús contestó a la serpiente: "Prefiero morir a dejar de amarlas."

El buen Pastor da su vida por sus ovejas. Dios le encomendó una misión y prefirió morir a dejar de amar, amarnos, amarte, a ti oveja negra de su rebaño. Es verdad que el amor infinito del Buen Pastor nos sobrecoge, pero y ¿nosotros qué ovejas somos? Es cierto que Cristo nos ama, que hoy nos fijamos en esa entrega del Señor pero me gustaría que también nos fijáramos hoy en cada uno de nosotros, las ovejas de su rebaño, y delante de Él, delante de la Cruz, meditásemos ¿qué oveja soy yo? ¿Seríamos de esas ovejas que la serpiente, el demonio, le susurra al oido diciendo que somos unas desagradecidas? Creo que muchas veces sí. Lo que voy a decir, me lo habréis oido varias veces, pero es la realidad: muchas personas me piden, como pastor, que pida por sus necesidades, que rece por sus enfermos, que ore por sus pecados y lo hago de todo corazón. Pero ¡Qué pocas personas vienen después a que ore dando las gracias a Dios por los favores recibidos! Es la realidad, cuando el sufrimiento achucha nos acordamos de Dios, pero cuando el nos bendice, nos olvidamos de Él. Pues no olvidemos que somos sus hijos, criaturas suyas. Somos suyos, somos hechos a imagen de Dios, y Jesús no quiere que nadie se pierda. Por eso nunca dejará de amarte. No dudes nunca, nunca, de su amor. No te preguntes, quién soy yo para que Jesús me ame. Yo, un don nadie. Sí, a ti, oveja de su rebaño, a ti te ama y dio su vida por ti. Y la dio libremente. Con su muerte Jesús establece la diferencia entre el buen pastor y los pastores asalariados. Los que hablan de Jesús. Los que se hacen ricos y famosos a costa de Jesús y los que toman en vano su nombre. El buen Pastor ama y da su vida. Mis ovejas conocen mi voz. La voz del amor, de la sangre derramada, la voz del Espíritu. ¿De verdad conocemos su voz? ¿Conocemos y amamos a Cristo hasta conocer sus deseos para con nosotros?¿Nos esforzamos cada día mediante la oración, los sacramentos,la lectura de la Biblia... en conocer a Jesús?

Pastor y rebaño llamados a vivir una nueva intimidad, llamados a amar pero ahora con poder, con un poder que sana y resucita. Cuando reconoces que eres del Señor, tienes libertad para ser pastor de los hermanos. Intimidad que me libera, que me santifica, que me llena de vida. Cristo te ama con locura, te ama hasta entregarse por tí. Amemos nosotros a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con todo el ser, con todo lo que somos.

Quiero pediros hoy que recéis especialmente por mi, el pastor que Dios ha puesto al frente de esta parte de su rebaño que peregrina en la Parroquia del Beato Álvaro de Córdoba, para que sea el buen pastor que vosotros os merecéis, para que mi vida se vaya configurando cada día más al corazón de Cristo Buen Pastor y pediros de corazón perdón por todas las veces que me haya equivocado y no he actuado como buen pastor. Que la Virgen Santísima nos conceda a todos vivir como ovejas que aman, que se aman y que obedecen en su vida a Cristo el Buen Pastor. Que Dios os bendiga.

Tomás Pajuelo. Párroco


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