Nuestra familia ha vivido esta JMJ de una forma muy especial. En los días de estancia en la diocesis acogiendo a dos jóvenes francesas (Mathilde y Eva) que han convivido con nosotros durante los tres días que estuvieron en Córdoba; y el fin de semana participando toda nuestra familia como peregrinos en Madrid.
Días de estancia en la diocesis
Desde hace mucho tiempo esperabamos con ilusión la llegada de estos peregrinos a nuestra casa, y la espera ha merecido la pena. Hemos disfrutado mucho de la convivencia con Eva y Mathilde con las que nos hubiera gustado compartir más tiempo (ellas seguían el ritmo de actividades de su grupo en la Parroquia).
Les hemos cogido muchísimo cariño a estas dos chicas, que tres días antes eran unas desconocidas para nosotros y que en virtud de la Fe que compartimos las sentimos ahora realmente parte de nuestra familia.
Su partida nos entristeció pero quedamos con la esperanza del reencuentro en unos pocos días en Madrid.
Jornada Mundial de la Juventud en Madrid
Por nuestras circunstancias (hijos suficientemente mayores para entender y disfrutar la JMJ, pero demasiado jóvenes para poder ir solos) acudimos la familia al completo a las Jornadas Mundiales de la Juventud en Madrid (sólo el fin de semana). Lo hicimos en compañía de varios familias de nuestra comunidad parroquial que hicieron que este viaje haya sido entrañable e inolvidable para nosotros. La dureza de la condiciones en la que nos encontrabamos (el calor, el cansancio, la sed, la lluvia, el dormir en el suelo,...) se han visto suavizadas por la alegría, la emoción, la ayuda mutua, incluso la música que hemos compartido. Gracias a todos por la experiencia.
Días de estancia en la diocesis
Desde hace mucho tiempo esperabamos con ilusión la llegada de estos peregrinos a nuestra casa, y la espera ha merecido la pena. Hemos disfrutado mucho de la convivencia con Eva y Mathilde con las que nos hubiera gustado compartir más tiempo (ellas seguían el ritmo de actividades de su grupo en la Parroquia).
Les hemos cogido muchísimo cariño a estas dos chicas, que tres días antes eran unas desconocidas para nosotros y que en virtud de la Fe que compartimos las sentimos ahora realmente parte de nuestra familia.
Su partida nos entristeció pero quedamos con la esperanza del reencuentro en unos pocos días en Madrid.
Jornada Mundial de la Juventud en Madrid
Por nuestras circunstancias (hijos suficientemente mayores para entender y disfrutar la JMJ, pero demasiado jóvenes para poder ir solos) acudimos la familia al completo a las Jornadas Mundiales de la Juventud en Madrid (sólo el fin de semana). Lo hicimos en compañía de varios familias de nuestra comunidad parroquial que hicieron que este viaje haya sido entrañable e inolvidable para nosotros. La dureza de la condiciones en la que nos encontrabamos (el calor, el cansancio, la sed, la lluvia, el dormir en el suelo,...) se han visto suavizadas por la alegría, la emoción, la ayuda mutua, incluso la música que hemos compartido. Gracias a todos por la experiencia.
De estos días guardamos especialmente en el recuerdo cuatro momentos:
- Las confesiones en el parque del Retiro: Era impresionante ver a un centenar de sacerdotes en sus confesionarios y miles (dicen las cifras oficiales que han sido 40.000 las confesiones) de penitentes en su inmensa mayoría jóvenes esperando para recibir el sacramento del Perdón.
- La lectura del evangelio bajo la lluvia en Cuatro Vientos: Las palabras de Jesús en la voz del diacono que leía el Evangelio, bajo el ruido de la lluvia y los truenos eran sobrecogedoras. Los jóvenes se levantaban enaltecidos enfrentandose con alegría y valentía a la tormenta sin miedo. "Nada temo porque tú Señor vas conmigo" (Salmo 22)
- La adoración del santísimo en Cuatro Vientos: La imagen de uno o dos millones de jóvenes, con su Papa, adorando en un silencio absoluto al Santísimo no podremos olvidarla nunca ninguno de los que allí estuvimos.
- La paz en la misa del domingo en Cuatro Vientos: cuando llegó la hora de darnos la paz sentimos de forma especialmente intensa la fraternidad de los cristianos. Somos hijos del mismo Padre y hermanos en Cristo. Españoles, italianos, argentinos, alemanes, venezolanos, egipcios, japoneses,... nos daban la paz con un afecto entrañable, con cariño auténtico, con el sentimiento de que esa persona a la que le das la paz (que posiblemente no vuelvas a ver) es realmente tu hermano. Muchos tuvimos que contener las lágrimas por la emoción.
Además, guardamos un recuerdo especial para Loli y Joaquín, dos voluntarios que nos atendían en el Instituto que nos servía de residencia y que se volcaron con nosotros. Además de la simpatía y amabilidad con la que nos atendían estaban atentos a cualquier detalle para que nos sintieramos más cómodos. Consiguieron que en el gimnasio de un instituto nos sintieramos como en casa, más que lo que hayamos podido estar en cualquier hotel de cuatro estrellas en el que nos hayamos alojado. El domingo, Joaquín, nos esperó durante horas al sol a la salida de Cuatro Vientos por si nos veía y nos podía ayudar con su coche. Realmente se volcaron con nosotros y por ello les guardaremos siempre en nuestro recuerdo con un especial cariño.
En fin, que no decimos de aquí a una semana, pero que pronto estamos dispuestos para otra.
Darío, Pilar y familia
- Las confesiones en el parque del Retiro: Era impresionante ver a un centenar de sacerdotes en sus confesionarios y miles (dicen las cifras oficiales que han sido 40.000 las confesiones) de penitentes en su inmensa mayoría jóvenes esperando para recibir el sacramento del Perdón.
- La lectura del evangelio bajo la lluvia en Cuatro Vientos: Las palabras de Jesús en la voz del diacono que leía el Evangelio, bajo el ruido de la lluvia y los truenos eran sobrecogedoras. Los jóvenes se levantaban enaltecidos enfrentandose con alegría y valentía a la tormenta sin miedo. "Nada temo porque tú Señor vas conmigo" (Salmo 22)
- La adoración del santísimo en Cuatro Vientos: La imagen de uno o dos millones de jóvenes, con su Papa, adorando en un silencio absoluto al Santísimo no podremos olvidarla nunca ninguno de los que allí estuvimos.
- La paz en la misa del domingo en Cuatro Vientos: cuando llegó la hora de darnos la paz sentimos de forma especialmente intensa la fraternidad de los cristianos. Somos hijos del mismo Padre y hermanos en Cristo. Españoles, italianos, argentinos, alemanes, venezolanos, egipcios, japoneses,... nos daban la paz con un afecto entrañable, con cariño auténtico, con el sentimiento de que esa persona a la que le das la paz (que posiblemente no vuelvas a ver) es realmente tu hermano. Muchos tuvimos que contener las lágrimas por la emoción.
Además, guardamos un recuerdo especial para Loli y Joaquín, dos voluntarios que nos atendían en el Instituto que nos servía de residencia y que se volcaron con nosotros. Además de la simpatía y amabilidad con la que nos atendían estaban atentos a cualquier detalle para que nos sintieramos más cómodos. Consiguieron que en el gimnasio de un instituto nos sintieramos como en casa, más que lo que hayamos podido estar en cualquier hotel de cuatro estrellas en el que nos hayamos alojado. El domingo, Joaquín, nos esperó durante horas al sol a la salida de Cuatro Vientos por si nos veía y nos podía ayudar con su coche. Realmente se volcaron con nosotros y por ello les guardaremos siempre en nuestro recuerdo con un especial cariño.
En fin, que no decimos de aquí a una semana, pero que pronto estamos dispuestos para otra.
Darío, Pilar y familia
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