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1/8/12

La Presencia Real de Jesucristo en el Sacramento de la Eucaristía (I): Preguntas básicas y respuestas - Introducción

Uno de los misterios más grandes de nuestra fe es la presencia real de Nuestro Señor Jesucristo en el Sacramento de la Eucaristía. Es una certeza que el don de la fe nos ayuda a interiorizar y desarrollar espiritualmente para que esa presencia dé fruto en nosotros, los creyentes.

Pero muchas veces ni los propios creyentes, normalmente por una insuficiente formación sobre nuestra fe, podemos no ya explicar, sino entender siquiera en términos sencillos, la buena parte de la maravillosa realidad y significado de este misterio.

Sin lugar a dudas, la Palabra de Dios, en el Evangelio de Juan 6,48-51 nos explica todo cuanto necesitamos conocer: "Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo.Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo."

Pero también sucede que, aun siendo clara y evidente, como la Verdad que es, nos cuesta trabajo aceptar el misterio antes enunciado y sobre todo entenderlo con nuestra razón. No en vano, el siguiente versículo tras el anterior expresa la extrañeza de quienes escucharon en presencia de Jesucristo y en ese mismo momento, esas mismas palabras: "Discutían entre sí los judíos y decían: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?"

Por eso, desde los primeros padres de la Iglesia a los últimos apologetas cristianos, se intenta explicar con limitadas palabras humanas, un hecho tan grande y tan cotidiano en cualquier Eucaristía, y para ello se han redactado profundos tratados teológicos, poemas enamorados y explicaciones suficientemente consistentes a lo largo de 2000 años.

En esta entrada y las siguientes, reproduciremos gradualmente una iniciativa de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos de América que intenta explicar este gran misterio en forma de preguntas y respuestas con un lenguaje suficientemente sencillo; dichas preguntas serán reproducidas en las siguientes entradas de la serie. Quien tenga interés por el documento completo, que no es muy extenso, puede consultarlo en el siguiente enlace:

La Presencia Real de Jesucristo en el Sacramento de la Eucaristía: Preguntas básicas y respuestas; por la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos de América

Introducción

Jesús Nuestro Señor, la víspera de su pasión en la cruz, tomó una última cena con sus discípulos. Durante esta comida, nuestro Salvador instituyó el sacramento de su Cuerpo y su Sangre. Lo hizo a fin de perpetuar el sacrificio de la Cruz a través de los siglos y para encomendar a la Iglesia su Esposa el memorial de su muerte y resurrección. Como nos dice el Evangelio según S. Mateo:

Durante la cena, Jesús tomó un pan, y pronunciada la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: “Tomen y coman. Este es mi Cuerpo”. Luego tomó en sus manos una copa de vino, y pronunciada la acción de gracias, la pasó a sus discípulos, diciendo: “Beban todos de ella, porque ésta es mi Sangre, Sangre de la nueva alianza, que será derramada por todos, para el perdón de los pecados”. (Mt 26:26-28; cf. Mc 14:22-24, Lc 22:17-20, 1 Co 11:23-25)

Recordando estas palabras de Jesús, la Iglesia Católica profesa que en la celebración de la Eucaristía, el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo por el poder del Espíritu Santo y mediante el ministerio del sacerdote. Jesús dijo: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre, y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida. . . . Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida” (Jn 6:51-55). Cristo entero está verdaderamente presente, cuerpo, sangre, alma y divinidad, bajo la apariencia de pan y vino: el Cristo glorificado que se levantó de entre los muertos después de morir por nuestros pecados. Esto es lo que quiere decir la Iglesia cuando habla de la “presencia real” de Cristo en la Eucaristía. Esta presencia de Cristo en la Eucaristía se denomina “real” sin excluir otros tipos de presencia como si no pudieran entenderse como reales (cf. Catecismo, no. 1374). Cristo resucitado está presente en su Iglesia de muchas maneras, pero muy especialmente a través del sacramento de su Cuerpo y su Sangre.

¿Qué significa que Jesucristo esté presente en la Eucaristía bajo la apariencia de pan y vino? ¿Cómo sucede esto? La presencia de Cristo resucitado en la Eucaristía es un misterio inagotable que la Iglesia nunca puede explicar cabalmente con palabras. Debemos recordar que el Dios trino es el creador de todo lo que existe y tiene el poder de hacer más de lo que nos es posible imaginar. Como dijo S. Ambrosio: “Si la palabra del Señor Jesús es tan poderosa como para crear cosas que no existían, entonces con mayor razón las cosas que ya existen pueden ser convertidas en otras” ( De Sacramentis, IV, 5-16). Dios creó el mundo para compartir su vida con personas que no son Dios. Este gran plan de salvación revela una sabiduría que rebasa nuestro entendimiento. Pero no se nos deja en la ignorancia: por su amor a nosotros, Dios nos revela su verdad en formas que podamos comprender mediante el don de la fe y la gracia del Espíritu Santo que habita en nosotros. Así podemos entender, al menos en cierta medida, lo que de otro modo quedaría desconocido para nosotros, aunque nunca podamos conocer por nuestra sola razón completamente el misterio de Dios.

Como sucesores de los Apóstoles y auténticos maestros de la Iglesia, los obispos están obligados a transmitir lo que Dios nos ha revelado y alentar a todos los miembros de la Iglesia a profundizar su entendimiento del misterio y don de la Eucaristía. A fin de promover tal profundización de la fe, se ha preparado este texto para responder a varias preguntas que surgen comúnmente con respecto a la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía. Algunas de estas preguntas contienen ideas teológicas bastante complejas. Sin embargo, el estudio y análisis del texto puede ayudar a muchos de los fieles católicos a enriquecer su comprensión de este misterio de la fe.

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