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28/5/09

Fe y hermandad en el Rocío

Queridos hermanos:

Desde hace 11 años soy el Capellán de Camino de la Hermandad del Rocío de Córdoba. En 1997, el Señor Obispo me nombró para acompañar a los romeros en la peregrinación a la Aldea del Rocio para celebrar Pentecostés a los pies de María Santísima del Rocio.

Cuando fui nombrado yo tenía la misma imagen del Rocío que tiene la mayoria de personas que lo desconocen. Yo creía que aquello era sólo juerga y diversión, cante y baile y ya está. El propio Obispo me dijo que hiciera el Camino ese año y que si veia que no era conveniente para mí pues revocaría mi nombramiento.

Todos sabéis que no soy hombre de tomarme a chufla las cosas del Señor, que procuro en la Parroquia y en los demás ambitos pastorales hacer las cosas seriamente y según manda la Santa Madre Iglesia. Me gusta ser fiel a la liturgia, celebrar bien los sacramentos y procurar prepararlos y vivirlos para que todos vosotros podáis estar más cerca de Dios.

Pues todo eso, también lo vivo en el Camino del Rocío. El Rocío, como todo en esta vida, tiene sus cosas positivas y sus cosas negativas. Su fe y su fiesta pagana. Gente extraordinaria y gente totalmente ajena a todo lo que es la fe y la vida cristiana. Es verdad, pero así es también nuestra sociedad.

Os pongo un ejemplo: Si vemos cualquiera de los videos de promoción de la Ciudad de Córdoba o de la Capitalidad cultural, descubrimos una Córdoba fascinante, expectacular, que invita a venir, visitarla y gozar de sus gentes y de sus encantos.
Pero si hacemos un video con las lacras de nuestra ciudad, sus miserias, sus pobrezas, su marginación, posiblemente ya no sería tan atrayente, ya no vendrían tantos turistas. ¿Son dos Córdobas? No es la misma Córdoba con sus luces y con sus sombras, pero maravillosa.

Así es el Rocío, hay juerga, drogas, alcohol, y mala vida pero eso no es todo el Rocio, esas son las sombras del Rocío. Como las de nuestra ciudad o las de nuestra vida. El Rocío es fe, es muchísima gente celebrando los sacramentos, la eucaristía, la confesión. Es gente que no salta la reja, que no se mete bajo la Virgen. Es gente que reza, que se sacrifica, que peregrina...

En la Romería del Rocio, el sábado de Pentecostés, desde las 7 de la mañana hay sacerdotes en los confesionarios de la Ermita, en total siete confesionarios, yo he estado sentado en uno de ellos desde las 10 de la mañana hasta las 3 de la tarde, sin parar de confesar gente. En la Ermita hay misas continuamente y nunca están vacías o con falta de respeto. Hay muchos rocieros que viven con una profunda fe su amor al Virgen y su amor a Cristo.

Os puedo decir el horario de nuestros días de camino. Córdoba sale para el Rocío, diéz días antes de Pentecostés, son las jornadas necesarias para ir andando al ritmo de las mulas y los caballos hasta la aldea. Cada jornada de camino comienza a las 6:30 de la mañana, se despiertan los peregrinos, se prepara todo y a las 8 de la mañana se reza a la Virgen y comienza el camino de esa jornada. Entre las diez y las once, se hace la primera parada para compartir y vivir la fraternidad entre los romeros. A las 12, paramos para rezar todos a la Virgen la oración del Angelus. Entre las 2 ó las 3 de la tarde paramos para comer. A las 4 ó las 5 a caminar de nuevo. A las 7 paramos para rezar el Rosario. Continuamos y sobre las diez o las once de la noche se llega a la parada para dormir. Se asea la gente, y a las doce de la noche como final del día se celebra la Santa Misa. Es a esta hora para que yo pueda ir y venir a decirla después de haber tenido mi jornada en el Instituto y en la Parroquia. Cuando ya está la Hermandad muy lejos de Córdoba, ya me quedo allí y les acompaño todo el día. Después de la Santa Misa, se cena y a descansar porque a las 6:30 se pone marcha todo el mundo.

Mirad, si tuviese que ir de juerga, a beber, a cantar etc... os aseguro que no haría este sacrificio levanterte a las 6:30, andar, rezar, oir misa, dormir poco, comer frio, con arena. Días de Sol, de frio, de lluvia... me iría a la aldea directamente y me lo pasaría estupendo. Pero ese no es el espíritu del Rocío, el espíritu del Rocio el andar, peregrinar, compartir, ayudar, ser alegres, cantar, rezar, confesar, celebrar la Eucaristia. Ese es el camino que yo he vivido en estos once años, es mejorable, hay gente que no se mete en el ambiente, pero la mayoria es así.

La Hermandad del Rocío es una hermandad de gloria pero seria, con una labor social y caritativa durante todo el año. No sólo es juerga y diversión, que también, hay fe y hermandad.

No somos perfectos, tenemos muchos fallos pero...¿ Quién no los tiene? ¿No es verdad que todo en nuestra vida tiene luces y sombras? Os invito a que conozcáis esta experiencia, que no la juzguéis alegremente, aunque sí es necesario estar vigilantes para crecer y no para caer en lo negativo.

Tomás Pajuelo. Párroco


PD: Muchas gracias a nuestro amigo Benito, de la Hermandad del Rocío, por las estupendas fotos

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