Domingo XXV del Tiempo Ordinario
Lecturas: Sabiduría 2, 12.17-20 // Salmo 54 // Santiago 3, 16-4,3 // Marcos 9, 30-37
Queridos hermanos:
En este domingo la Palabra de Dios que se proclama en la liturgia tiene una continuidad manifiesta con la del domingo pasado. El Señor Jesús vuelve a anunciarles a los apóstoles que en Jerusalén va a ser entregado, que será condenado, morirá en la Cruz pero que al tercer día resucitará. Es evidente que el Señor nos quiere recordar que el único camino para la resurrección es el camino del calvario, de la cruz.
El Señor tiene seguridad de cuál es su misión y cómo nos salvó. Lo anuncia a sus discípulos para que no se asusten ni renieguen de él cuando llegue ese día. Pero pasó todo lo contrario, se fueron todos, lo abandonaron, lo dejaron solo. A nosotros el Señor no recuerda que el camino de la Salvación es el camino de la cruz, nosotros, aún sabiéndolo, lo abandonamos. No nos gusta la cruz, la rechazamos, pero es el único camino.
En este domingo la Palabra de Dios que se proclama en la liturgia tiene una continuidad manifiesta con la del domingo pasado. El Señor Jesús vuelve a anunciarles a los apóstoles que en Jerusalén va a ser entregado, que será condenado, morirá en la Cruz pero que al tercer día resucitará. Es evidente que el Señor nos quiere recordar que el único camino para la resurrección es el camino del calvario, de la cruz.El Señor tiene seguridad de cuál es su misión y cómo nos salvó. Lo anuncia a sus discípulos para que no se asusten ni renieguen de él cuando llegue ese día. Pero pasó todo lo contrario, se fueron todos, lo abandonaron, lo dejaron solo. A nosotros el Señor no recuerda que el camino de la Salvación es el camino de la cruz, nosotros, aún sabiéndolo, lo abandonamos. No nos gusta la cruz, la rechazamos, pero es el único camino.
El Señor nos pide que abramos nuestros corazones a la Sabiduría, que consiste en vivir la paz, el amor, la serenidad, la comprensión, la misericordia,... como hemos escuchado en la carta del apóstol Santiago. El libro de la Sabiduría nos recuerda la visión del mundo sobre el hombre que sigue al Señor, lo considera una persona rara, una persona distinta. El mundo intenta siempre desprestigiar la imagen, la figura del hombre religioso, del hombre que sigue a Dios. Intenta unirlo a lo irracional, al fanatismo, a lo absurdo.
Si escuchamos, leemos o vemos cualquiera de los programas, periódicos y revistas de nuestra sociedad, esta es la imagen que quieren difundir de lo religioso. La Palabra de Dios nos pone en guardia ante esta estrategia y nos previene de la tentación de caer en ella y unirnos a la corriente de pensamiento de la modernidad. Por desgracia muchos cristianos de nuestros días se unen a esta corriente de pensamiento y se apartan de la Verdad del Evangelio.
Por eso escuchar hoy que el Señor nos anuncia la Cruz como camino de la Salvación para muchos cristianos les resultará incomodo o trasnochado. Es la victoria de la sabiduría del mundo frente a la de Dios porque le hacemos caso a sus artimañas y no hacemos caso al Evangelio.
No seamos ilusos, seamos serios en nuestra vida cristiana y retomemos el camino verdadero de la Sabiduría. El camino de la misericordia, el amor, el perdón... todo lo que nos recordaba el apóstol Santiago.
Todo esto es difícil de llevar a nuestra vida y por eso el Señor nos dice que oremos insistentemente a Dios para que nos asista con la Sabiduría que procede de Él y con la Gracia del Espíritu Santo. En Él y con Él podemos conseguirlo, podemos ser santos, ser verdaderos Hijos de Dios en este mundo falto de fe.
Hagamos en nuestra vida propósito de seguir a Jesús, de estar cerca del Señor, de vivir según el Evangelio y de recibir la Gracia en los sacramentos. Así podremos llegar un día a vivir la Vida Eterna y el gozo de la Salvación.
Si escuchamos, leemos o vemos cualquiera de los programas, periódicos y revistas de nuestra sociedad, esta es la imagen que quieren difundir de lo religioso. La Palabra de Dios nos pone en guardia ante esta estrategia y nos previene de la tentación de caer en ella y unirnos a la corriente de pensamiento de la modernidad. Por desgracia muchos cristianos de nuestros días se unen a esta corriente de pensamiento y se apartan de la Verdad del Evangelio.
Por eso escuchar hoy que el Señor nos anuncia la Cruz como camino de la Salvación para muchos cristianos les resultará incomodo o trasnochado. Es la victoria de la sabiduría del mundo frente a la de Dios porque le hacemos caso a sus artimañas y no hacemos caso al Evangelio.
No seamos ilusos, seamos serios en nuestra vida cristiana y retomemos el camino verdadero de la Sabiduría. El camino de la misericordia, el amor, el perdón... todo lo que nos recordaba el apóstol Santiago.
Todo esto es difícil de llevar a nuestra vida y por eso el Señor nos dice que oremos insistentemente a Dios para que nos asista con la Sabiduría que procede de Él y con la Gracia del Espíritu Santo. En Él y con Él podemos conseguirlo, podemos ser santos, ser verdaderos Hijos de Dios en este mundo falto de fe.
Hagamos en nuestra vida propósito de seguir a Jesús, de estar cerca del Señor, de vivir según el Evangelio y de recibir la Gracia en los sacramentos. Así podremos llegar un día a vivir la Vida Eterna y el gozo de la Salvación.
Tomás Pajuelo. Párroco
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