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27/9/09

Profetas por el bautismo

DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO

Lecturas: Núm 11, 25-29 // Salmo 19 // Sant 5,1-6 // Mc 9,38-43.45.47-48

Queridos hermanos y hermanas en el Señor:

La liturgia de la Palabra de este día tiene una riqueza especial a la vez que una llamada importante a la responsabilidad. Escuchamos en la primera lectura del libro de los números, el relato en el que Moisés convoca en la tienda del Encuentro a los setenta ancianos elegidos por Dios para ayudarle en su tarea de gobernar al pueblo. Estando en oración Dios les comunica su Espíritu Santo y les tranforma en sus enviados, aquellos ancianos comienzan a predicar, a profetizar en nombre de Dios. Su vida se transforma y se convierte en enviados del Señor. Dios los había elegido, les comunica su Espíritu y los cualifica para predicar en su nombre. Incluso a dos de ellos que se habían quedado en el campamento y que también habían sido elegidos, Dios les comunica su Espíritu.

Cada uno de nosotros fuimos elegidos en el día de nuestro bautismo a ser profetas, cada uno de nosotros recibimos el Espíritu Santo en nuestro bautismo y especialmente en la Confirmación. Hemos recibido el Espíritu de Dios y nuestras obras, nuestras palabras, nuestra vida no da testimonio de ese Espíritu en nosotros. Vivimos de tal forma nuestra fe que estamos haciendo esteril los frutos del Espíritu en nosotros. Es una apatía tan grande en la que vivimos, que dificilmente alguién que no sea creyente puede sentir que el Espíritu Santo está en nuestras vidas, que Dios es importante en nuestra existencia.

El encuentro con Dios lleva siempre a la proclamación del gozo de estar con él. Los setenta ancianos comenzaron a profetizar, los apóstoles predicaron el evangelio, incluso aquellos que habían oido a Jesús, creían en él y no estaban en el grupo de los más cercanos pero habían recibido el Espíritu Santo, también se ponen anunciar el evangelio.

No solo no predicamos, además sentimos envidia de aquellos que lo hacen, es muy grave que muchas veces nosotros los mismos critianos critiquemos a las personas que quieren vivir su fe comprometiéndose en la Parroquia, en Cáritas, en la Catequesis, en la liturgia, en la limpieza... Además de no hacer nada, juzgamos y hablamos de los que si hacen al menos algo.

Queridos hermanos tenemos que ser sinceros con nosotros mismos, las personas que se comprometen en la pastoral de la Iglesia, de sus parroquias, están intentando ser coherentes con su condición de hijos de Dios. Tendríamos que sentirnos orgullosos de saber que en nuestra comunidad parroquial y diocesana hay gran número de hombres y mujeres que dedican su tiempo y su esfuerzo a vivir su fe comprometidos en las distintas tareas patorales, movimientos, organizaciones y grupos de la Iglesia. Pensemos por un momento, que quizás nosotros también podamos hacerlo, que con su testimonio y con la lectura de textos del evangelio como el de hoy, el Señor nos está llamando a la conversión, a dejar de ver los toros desde la barrera y saltar al ruedo del compromiso con la Iglesia y con nuestra sociedad. Quizás Dios te está diciendo que te lances a la confianza en su Palabra y te sumerjas en la alegria de trabajar por su Reino. Os invito a que os planteéis la llamada de Dios a colaborar con la tarea pastoral y social de la Iglesia, de la Parroquia. Son muchas las cosas en las que puedes colaborar: catequesis, cáritas, limpieza del templo, grupos de jóvenes, grupos de matrimonios, grupos de formación de adultos, participar en la liturgia de la misa, cantar en el coro, visitar enfermos, participar en la cofradía, etc... son muchos los campos en los que podemos vivir nuestra vocación cristiana. Y además hay una cosa que TODOS podemos hacer y que no necesita comprometerse en cualquiera de esas tareas; REZAR POR LA PARROQUIA Y SUS ACTIVIDADES. Es posible que escuchemos la llamada del Señor, que sintamos la necesidad de colaborar y que no sepamos dónde hacerlo. Pues rezar por la parroquia es ya una gran actividad de colaboración. No todos podemos participar en todo, es imposible que todos seamos catequistas o que todos podamos estar en algún grupo pero lo que si podemos hacer todo es REZAR. Rezar por los niños y niñas, por sus catequistas, por los jóvenes, por los enfermos, por los necesitados, por tus sacerdotes, por las vocaciones, etc... ¡Tantas y tantas cosas!

Queridos hermanos y hermanas, todos hemos recibido el Espíritu Santo en nuestro bautismo y en la confirmación, no desechemos la Gracia que hemos recibido, lanzaos a vivir la alegría de la fe, del compromiso con Cristo y los hermanos. A vivir plenamente integrados en las Parroquias y en sus actividades. A vivir plenamente integrados en vuestras familias desde la fe y la Gracia de Dios. A vivir plenamente vuestra vocación cristiana en vuestros lugares de trabajo, vuestros vecinos, vuestras amistades.

Que el Señor os Bendiga y os conceda su Gracia para vivir plenamente vuestra fe en este mundo de hoy. ¡Feliz domingo a todos!¡Feliz día del Señor!

Tomás Pajuelo. Párroco

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