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3/8/10

Celebración de la eucaristía por los primeros cristianos

Queridos hermanos y hermanas, leyendo este texto de San Justino, Padre de la Iglesia, del año 165 D.C. vemos como la celebración actual de la Santa Misa está profundamente enraizada en la celebración de los primeros cristianos en los albores del cristianismo. Cuando escuchamos frases tan absurdas como falsas: “la Eucaristía es un invento de los curas y del Papa”. Y luego nos vamos a los textos históricos, a la realidad de la vida de los primeros cristianos, podemos constatar que para ellos vivir cada domingo la Eucaristía les llenaba de Gracia y de fortaleza en la fe.

Partiendo de este texto de San Justino me gustaría ir desgranando en paralelo cada uno de los momentos de la celebración de la Santa Misa hoy y su similitud con la celebración de los primeros cristianos. Iré poniendo el texto original de San Justino en un tipo de letra y mis reflexiones en este tipo:

La Eucaristía:
El día Llamado del sol se reúnen todos en un lugar, lo mismo los que habitan en la ciudad que los que viven en el campo, y, según conviene, se leen los tratados de los apóstoles o los escritos de los profetas, según el tiempo lo permita.

Hoy día, somos convocados los cristianos cada domingo para celebrar la Eucaristía. En ella Escuchamos las lecturas del Antiguo Testamento, del Nuevo Testamento y el Evangelio.
Luego, cuando el lector termina, el que preside se encarga de amonestar, con palabras de exhortación, a la imitación de cosas tan admirables.

En la misa hoy, el sacerdote, después del evangelio explica, exhorta y hace que la Palabra llegue a nuestros corazones con la homilía.
Después nos levantamos todos a la vez y recitamos; preces;

En la misa hoy, se presenta igualmente las peticiones o preces. y a continuación, como ya dijimos, una vez que concluyen las plegarias, se trae pan, vino y agua.
Se hace el ofertorio, la presentación del pan y el vino, y el que preside pronuncia fervorosamente preces y acciones de gracias, y el pueblo responde Amén.

El Sacerdote en la Santa misa reza la plegaría Eucarística, consagra el pan y el vino y todos nosotros contestamos al final de la plegaria con el amén.
Tras de lo cual se distribuyen los dones sobre los que se ha pronunciado la acción de gracias, comulgan todos, y los diáconos se encargan de llevárselo a los ausentes.

Después de rezar el Padrenuestro, se distribuye la sagrada comunión. Se lleva a los enfermos.
Los que poseen bienes de fortuna y quieren, cada uno da, a su arbitrio, lo que bien le parece, y lo que se recoge se deposita ante el que preside, que es quien se ocupa de repartirlo entre los Huérfanos, y las viudas, los que por enfermedad u otra causa cualquiera pasan necesidad, así como a los presos y a los que se hallan de paso como huéspedes; en una palabra, él es quien se encarga de todos los necesitados.

Se hacía la colecta para los pobres, para cubrir las necesidades según el criterio del que preside. Hoy día nosotros también hacemos la colecta con estos mismos fines.
Y nos reunimos todos el día del sol, primero porque este día es el primero de la creación, cuando Dios empezó a obrar sobre las tinieblas y la materia; y también porque es el día en que Jesucristo, nuestro Salvador, resucitó de entre los muertos. Le crucificaron, en efecto, la víspera del día de Saturno, y al día siguiente del de Saturno, o sea el día del sol, se dejó ver de sus apóstoles y discípulos y les enseñó todo lo que hemos expuesto a vuestra consideración.

San Justino 1ª Apología. Cap 67, 3-7.

Termina San Justino explicando porque se celebra el Día del Señor el domingo, como no es un capricho de la Iglesia, es el día de la Resurrección. No vale celebrar la Eucaristía cualquier día de la semana si hemos faltado el domingo. El día del Señor es el domingo y los días de la semana son la prolongación de ese gran día y tienen su significado propio. Es una realidad palpable que el precepto atañe sólo al domingo, si fuese lo mismo celebrar la misa dominical cualquier día de la semana, también sería precepto la misa diaria.

Espero que esta pequeña reflexión nos ayude para vivir mejor la Eucaristía de cada domingo. Nos ayude a tomar conciencia que lo hacemos exactamente igual que lo hacían los primeros cristianos hace más de mil años, y que ellos la vivan con tanta fe, con tanto gozo, con tanta ilusión… se llenaban tanto de Cristo que no les importó a muchos de ellos morir por amor a Dios, siendo perseguidos hasta la muerte.

Tomás Pajuelo. Párroco

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