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4/11/12

Hay que orar amando

XXXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Lecturas: Deuteronomio 6,2-6. // Salmo 18(17) // Carta a los Hebreos 7,23-28. // Evangelio según San Marcos 12,28b-34.

En el Evangelio de hoy presenciamos un diálogo entre Jesús y un letrado de la Ley, que le hace una pregunta clave al Señor: “¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?” (Mc. 12, 28-34). Y al concluir este diálogo Jesús le hace un comentario final: “No estás lejos del Reino de Dios”.

Y en esta respuesta el Señor hace gala de una promesa anterior: “No creáis que yo vine a suprimir la Ley o los Profetas. No vine a suprimirla, sino a darle forma definitiva” (Mt. 5, 17).

Efectivamente, para responder a la pregunta, Jesús recordó un texto antiguo que nos trae la Primera Lectura tomada del Deuteronomio (Dt. 6, 2-6). Este libro es uno de los libros de la Ley antigua y la Primera Lectura contiene el texto que los judíos repetían dos veces al día como plegaria de la mañana y de la tarde, el cual comienza con la palabra: “Escucha” y continúa con el mandato: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas”.

Pero no se queda el Señor con el solo mandamiento de amar a Dios, sino que le da a éste un toque nuevo, agregando que hay un segundo mandamiento también: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Con esta novedad complementa el precepto antiguo, Jesús está cumpliendo lo que había dicho sobre la Ley de Moisés en el Sermón de la Montaña, cuando advirtió que no la eliminaría, sino que la completaría, dándole la forma final.

Sobre la necesidad de orar escuchando para poder hacer la Voluntad de Dios, también nos advierte el mismo Jesús: “No es el que me dice ¡Señor! ¡Señor! el que entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre del Cielo” (Mt. 7, 21).

No hay que orar siempre pidiendo y pidiendo. Hay que orar amando. ¿Cómo oramos amando a Dios? Amar es darse. Debemos orar buscando darnos a Dios. Y ¿qué es darnos a Dios? Es entregarnos a los designios que El tiene para nuestra vida. Es aceptar su voluntad y buscar hacer su voluntad en todo. Eso es amar. Mejor que pedir esto o aquello, es decirle a Dios: me entrego a Ti, Señor, a lo que Tú tengas dispuesto. Guíame en tu camino para seguirte. Muéstrame tus deseos para cumplirlos.

La oración en escucha a Dios es indispensable para poder cumplir los mandatos exigentes y nada fáciles del Señor. De ahí que necesitemos ese “escuchar” a Dios, necesitemos experimentar su misericordia para con nosotros, para dejar que sea El Quien ame a través de nosotros, ya que por nosotros mismos no podemos amar.

Esta incapacidad de amar por nosotros mismos nos lo recuerda San Juan en su Evangelio y en sus Cartas:

“Este en mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como Yo los he amado” (Jn. 15, 12). “Amémonos los unos a los otros, porque el Amor viene de Dios. Todo el que ama conoce a Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es Amor ... El Amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino que El nos amó primero” (1 Jn.4, 7-8 y 10). El Amor viene de Dios. Es decir: no podemos amar por nosotros mismos, sino que Dios nos capacita para amar. Es más: es Dios Quien ama a través de nosotros.

Pidamos hoy a Dios con todo el corazón que amemos de verdad, que le amemos de verdad a Él y al prójimo.

Feliz domingo a todos y que Dios os bendiga.

Tomás Pajuelo Romero. Párroco.


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