SOLEMNIDAD DE CRISTO REY DEL UNIVERSO
Lecturas: Daniel 7,13-14 // Salmo 93(92) // Apocalipsis 1,5-8 // Juan 18,33b-37
Las lecturas de hoy, nos hablan del reinado de Cristo. El Evangelio nos trae el interrogatorio de Pilatos a Jesús y sus respuestas. Poco, poquísimo, habló Jesús en el injustísimo juicio sumario a que fue sometido, pero algo de lo que sí habló fue de su Reino, el Reino del cual El es Rey.
“Tú lo has dicho. Sí soy Rey ... Pero mi Reino no es de aquí, no es de este mundo” (Jn. 18, 33-37), fue la respuesta que dio Jesús, cuando Pilatos quiso precisarlo para ver si, tal como estaba siendo acusado, pretendía ser rey de los judíos.
Y, efectivamente, Jesús no es rey de este mundo. El mismo lo dijo durante ese interrogatorio acelerado que tuvo lugar antes de ser condenado a muerte: “Si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores habrían luchado para que no cayera en manos de los judíos”.
Los reinos de este mundo son temporales por más largos que sean, pues aún los vitalicios terminan algún día y son sustituidos por otros. Los reinos de este mundo son limitados, porque por más que ocupen grandes territorios y ejerzan influencia en la tierra entera, tienen como límite sus fronteras o las fronteras hasta donde llegue su influencia y su poder. Por más poderosos que se crean los reyes de la tierra, su poder es limitado en el tiempo y en el espacio.
Cristo no vino a establecer un reino así. Su reinado será diferente a los reinos de la tierra. Su reino será como es Dios: eterno e infinito, sin límite de tiempo ni de espacio. Su reino nunca se acabará y su reino nunca será destruido. Y ese reino ya comenzó, pero será establecido definitivamente y para siempre en la Parusía, en su segunda venida en gloria. Pero ¿cómo será ese momento cuando Cristo venga a establecer su Reino? La Sagrada Escritura, en boca de Jesús o de los antiguos profetas y en la pluma de los Apóstoles, nos trae repetidas descripciones de esa segunda venida de Cristo:
“Vi a alguien semejante a un hijo de hombre, que venía entre las nubes del cielo”, leemos en la Primera Lectura del Profeta Daniel.
“Entonces veréis venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad” (Mc. 13, 26), nos decía el mismo Jesús en el Evangelio del domingo pasado.
Será ése el momento de la llegada definitiva del reino de Cristo, aquel Reino que El mismo refirió a Pilatos y del que tanto habló en sus predicaciones cuando estuvo en la tierra. He aquí algunas citas de Jesús sobre su Reino:
“Buscad primero el reino de Dios y su justicia y lo demás vendrá por añadidura” (Mt. 6, 33).
“No es el que dice ¡Señor! ¡Señor! el que entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre” (Mt. 7, 21).
“Os aseguro que si no volvéis a ser como niños, no podréis entrar al Reino de los Cielos” (Mt. 18, 3).
El Reino de Dios, plenamente, se instaurará al final de los tiempos. Ahora tenemos que vivir de tal manera que lo vayamos acercando a los que nos rodean. Nuestro obrar debe ser testimonio de obediencia a Cristo, Rey de nuestras vidas, Rey del Universo.
Dejemos que Cristo sea el verdadero Rey de nuestra existencia. No adoremos a nadie más que a Él, no adoremos a los falsos reyes de nuestro mundo: dinero, poder, placer, tener... todo eso se queda aquí. el reino que se prolonga hasta la eternidad es el Reino de Cristo.
Que Dios nos conceda a todos ser verdaderos súbditos de Cristo, Nuestro Rey. Feliz día del Señor a todos. Que Dios os bendiga
Tomás Pajuelo Romero. Párroco.
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