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20/3/11

Cada Eucaristía es una transfiguración

II DOMINGO DE CUARESMA

Lecturas: Génesis 12,1-4 / Salmo 33 / Segunda Carta de San Pablo a Timoteo 1,8-10 / Mateo 17,1-9

En este domingo la Palabra de Dios que se nos proclama es muy rica y muy especial para nuestras vidas. Nos hace una invitación a "Salir" y Seguir al Señor. La primera lectura del libro del Génesis nos presenta la llamada de Abraham. él está en su tierra, en sus cosas, con su familia, sus tareas... Dios se fija en él y le dice "Sal de tu tierra, vé a dónde yo te indicaré". Es una llamada a la acción, implica un ponerme en camino, renunciar a las comodidades, a las seguridades, a lo que ya somos para lanzarse a lo que Dios nos pide. Abraham no lo duda, deja todo, se pone en camino y obedece a Dios, confía en Dios, está seguro en Dios.

La cuaresma es tiempo de llamada a salir de nuestras comodidades, de nuestras seguridades humanas, de nuestros yo pecadores, para confiar en la promesa de Dios y seguirlo. Es dejadnos llevar por la confianza plena en la palabra. Dios cumple siempre sus promesas y si nos ha dicho que la única manera de vivir la FELICIDAD, es el Evangelio, estad seguros que esa es la única manera. Podemos seguir perdiendo el tiempo buscando la felicidad en las cosas de este mundo... Nos dejan vacios, sin sentido, hastiados... Podemos empeñarnos en seguir haciendo lo que nos dé la gana, seremos infelices... Hasta que no nos convenzamos que la Voluntad de Dios es la única que cumple nuestros anhelos de felicidad no encontraremos la paz. La cuaresma no es sólo hacer unas penitencias, unos ayunos... la cuaresma es darle la vuelta a nuestra vida como aun calcetín y dejar fuera de ella todo lo que no es de Dios para vivir desde y para Dios. Es una tiempo de acción, quizás de acción interior, pero acción.

"Sal de tu tierra"

Jesús sabe bien de nuestra debilidad y que nos cuesta mucho hacerle caso. Por eso lleva a tres de sus apóstoles al monte Tabor y les muestra su Gloria. Les dice "esto es lo que os espera". Pedro, cuando goza unos segundos de esa Gloria del cielo dice: "¡Qué bien se está aquí!¡Vamos a hacer tres tiendas! En pocos instantes experimento lo que es la felicidad plena de estar en el Señor, su corazón lleno de amor le pedía perpetuar ese momento, vamos a quedadnos aqui, vamos a gozar para siempre de la Gloria... Jesús le dice vamos a predicar, vamos a anunciar a todos que la Gloria es posible, que este gozo es posible, que esta felicidad que has experimentado quieres que la gocen los demás. Jesús les muestra a sus apóstoles su DIVINIDAD, su GLORIA, para que cuando lo vean en la cruz no olviden quién era, no olviden que es Dios y que así lo han visto en el Tabor. La cuaresma nos quiere hacer caer en la cuenta de todo esto, que cuando experimentamos la alegría de la presencia de Dios, de la cercanía de Dios, somos muy felices pero en cuanto nos viene un problema nos olvidamos de Dios, le culpamos a Él. Por eso tenemos que vivir profundamente en la oración y en los sacramentos, el encuentro con Cristo resucitado para que cuando nos lleguen los momentos de cruz recordemos su divinidad, su cercanía y su presencia.

A pesar de todo, los apóstoles, ante la cruz huyeron. Nosotros, la mayoria de las veces, aún habiendo experimentado muchas veces el Amor de Dios, ante la cruz huimos, olvidamos e incluso renegamos de Dios.

Cada Eucaristía es una transfiguración, cada altar es un monte Tabor. En el podemos contemplar el milagro de la conversión del pan y el vino en el verdadero CUERPO y SANGRE de Cristo. El Señor nos dice aqui estoy con vosotros. Nos concede poder experimentar su divinidad, su presencia santificadora para que podamos vivir la felicidad. Cuantas veces por desgracia estamos pensando en otras cosas y no acabamos de vivir el encuentro con Cristo en el Tabor. Ojalá saliera de nuestros corazones la expresión de S.Pedro: "¡Qué bien se está aqui!" Que cada Eucaristía fuese el remanso de paz, de verdad, de estar en el Señor, de vida...

¡Cuanto nos falta para vivir así la Eucaristía! ¡Nos distraemos muy facilmente!
Por favor, vamos a valorar el regalo que Dios nos hace cada día, a los apóstoles sólo se lo dió un día en el Tabor a nosotros todos los días tenemos la oportunidad de vivir un trocito de cielo en el Altar.

Que Dios os bendiga a todos.

Tomás Pajuelo Romero. Párroco.


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