Comenzamos a disfrutar de la JMJ el día que llegaron los franceses de Albi a la parroquia. A nuestra casa se vinieron dos francesas, Eva y Mathilde, con las que hemos disfrutado mucho, a pesar de no haber compartido demasiado tiempo, puesto que ellas han llevado el ritmo del grupo de la parroquia. Nos hemos sentido felices de poder atenderlas y ofrecerles nuestra casa. Les hemos cogido un gran afecto, y no pudimos evitar emocionarnos al despedirnos.
A partir del jueves 18 pasamos de ser familia de acogida a acogidos allí en Madrid. Ahora estamos digiriendo poco a poco todo lo que hemos vivido allí. Las incomodidades han sido muchas: dormir en el suelo, pasar un calor sofocante, casi insoportable (sobretodo el sábado en cuatro vientos) y luego la lluvia. La noche en cuatro vientos, además de mojados nos dormimos con los bichos subiéndonos por encima...
A pesar de todo, la experiencia ha sido fantástica. En primer lugar ver una Iglesia tan viva, tan joven, tan universal... Te llena de esperanza ver tantos jóvenes de tan diversos lugares que buscan y siguen a Cristo. Los voluntarios nos han dado un gran ejemplo, con la disposición que han tenido para servir. Concretamente, Joaquín y Loli, dos voluntarios ya mayores que estaban en el colegio donde nos alojamos la segunda noche se han volcado con nosotros. Son muchos los ejemplos que se me vienen a la cabeza pero no quiero alargarme mucho.
En el retiro fue muy bonito ver todos aquellos confesionarios, y la gente haciendo cola para confesar. Nos confesamos todos y de allí nos fuimos a una capilla que habían montado en el parque y en la que estaba expuesto el Santísimo. La adoración la dirigían las hermanas de la caridad. Para mi fue un momento precioso.
Para nosotros ha sido muy grande poder estar allí, por nuestra vivencia personal y por la de los niños, que también han palpado la juventud, la alegría, la bondad de la Iglesia.
Por supuesto os he tenido a todos muy presentes. He rezado por todos vosotros y por vuestras familias. También hemos sentido vuestras oraciones. Momentos de debilidad hemos tenido. Yo tuve momentos en los que me sentía físicamente sin fuerzas, pero el Señor nos ha sostenido.
Los compañeros de viaje han sido fantásticos. Cada uno a aportado al grupo lo que tenía: unos buen humor, otros han sido guías, otros (más bien otras) su canto, otros (todos) ayuda para mantener distraído a "nuestro Juanito", que agradezco de corazón.
En fin, que no digo de aquí a una semana, pero que pronto estamos dispuestos para otra.
A partir del jueves 18 pasamos de ser familia de acogida a acogidos allí en Madrid. Ahora estamos digiriendo poco a poco todo lo que hemos vivido allí. Las incomodidades han sido muchas: dormir en el suelo, pasar un calor sofocante, casi insoportable (sobretodo el sábado en cuatro vientos) y luego la lluvia. La noche en cuatro vientos, además de mojados nos dormimos con los bichos subiéndonos por encima...
A pesar de todo, la experiencia ha sido fantástica. En primer lugar ver una Iglesia tan viva, tan joven, tan universal... Te llena de esperanza ver tantos jóvenes de tan diversos lugares que buscan y siguen a Cristo. Los voluntarios nos han dado un gran ejemplo, con la disposición que han tenido para servir. Concretamente, Joaquín y Loli, dos voluntarios ya mayores que estaban en el colegio donde nos alojamos la segunda noche se han volcado con nosotros. Son muchos los ejemplos que se me vienen a la cabeza pero no quiero alargarme mucho.
En el retiro fue muy bonito ver todos aquellos confesionarios, y la gente haciendo cola para confesar. Nos confesamos todos y de allí nos fuimos a una capilla que habían montado en el parque y en la que estaba expuesto el Santísimo. La adoración la dirigían las hermanas de la caridad. Para mi fue un momento precioso.
Para nosotros ha sido muy grande poder estar allí, por nuestra vivencia personal y por la de los niños, que también han palpado la juventud, la alegría, la bondad de la Iglesia.
Por supuesto os he tenido a todos muy presentes. He rezado por todos vosotros y por vuestras familias. También hemos sentido vuestras oraciones. Momentos de debilidad hemos tenido. Yo tuve momentos en los que me sentía físicamente sin fuerzas, pero el Señor nos ha sostenido.
Los compañeros de viaje han sido fantásticos. Cada uno a aportado al grupo lo que tenía: unos buen humor, otros han sido guías, otros (más bien otras) su canto, otros (todos) ayuda para mantener distraído a "nuestro Juanito", que agradezco de corazón.
En fin, que no digo de aquí a una semana, pero que pronto estamos dispuestos para otra.
Un abrazo a todos
Pilar
0 comentarios:
Publicar un comentario
Desde la afinidad o la discrepancia, pero siempre con respeto, te animamos a participar.
Por unas mínimas bases de hermandad, afecto y consideración, los comentarios anónimos inapropiados serán borrados.