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12/7/09

Elegidos por Dios para ser santos

XV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (B)

Lecturas: Amós 7, 12-15 // Salmo 85 // Efesios 1, 3-14 // Marcos 6,7-13

La liturgia de la Palabra de este domingo es rica y de gran provecho espiritual. La lectura del libro del profeta Amós y el párrafo del evangelio de Marcos nos pone de manifiesto el carácter irrevocable de la llamada del Señor. Cuando Dios nos llama, ese es el único camino verdadero para que nosotros encontremos la felicidad. Amós, los apóstoles, no eran profetas, no habían predicado nunca pero Dios los llamó y los cualificó con la Gracia de su Espíritu para que anunciasen humildemente la Palabra de Dios.

Me vais a permitir que mi comentario hoy se centre en la segunda lectura, de la carta del apóstol Pablo a los Efesios. Es uno de los relatos más bellos y profundos al presentar la vida y la figura de Jesucristo. Es lo que en la exégesis bíblica se llama un himno cristológico.

El apóstol Pablo nos describe a Jesús: Como origen de toda clases de bienes espirituales para nosotros. Dios Padre nos eligió en la persona de Cristo para que fuésemos Santos e irreprochables ante Él por el amor. Es la definición más bonita de la vocación universal cristiana a vivir la santidad. Todos los bautizados estamos llamados a ser en este mundo SANTOS. Quizás oir esta palabra nos suene muy fuerte, pero santo es todo aquel que sigue sinceramente a Jesús, vive el evangelio y cumple los mandamientos. Eso lo podemos hacer todos, con la Gracia de Dios. Estamos convocados a vivir coherentemente nuestra condición de Cristianos.

Santos ante él por el AMOR, este es el único camino a la santidad, el verdadero amor a Dios y a los hermanos. San Juan de la Cruz nos decía: "Al atardecer de la vida, te examinarán del amor". Esa es la asignatura realmente importante de la que vamos a ser examinados en el juicio final. Amor, que nos define también el apóstol Pablo en su segunda carta a los corintios y que tantas veces hemos oido en las bodas, pero que nadie se ha parado a reflexionar la profundidad y la responsabilidad vital de ese texto. Os invito a releerlo con un corazón generoso y en la presencia de Dios.

Sigue el texto de Efesios recordándonos la obra de la Salvación: Cristo, por su sangre nos ha ganado la redención, el perdón de los pecados. No nos cansemos de agradecer a Dios su misericordia, su generosidad y su perdón. Quien vive con esa conciencia de haber sido perdonado por la cruz de Cristo, vive la humildad de no creerse más que nadie, si acaso, más merecedor de ese perdón por sus muchos pecados.

El tesoro de su Gracia, Sabiduria y Prudencia ha sido un derroche para con nosotros. Esto es lo que el Señor derrocha sin medida sobre nosotros, no cosas materiales, lo que nos dá es Gracia que nos fortalece, su sabiduria para ver y vivir cada día según su voluntad. Prudencia para ser verdaderos cristianos en el mundo y no dejarnos llevar por nuestra vehemencía irracional muchas veces. Por nosotros, para nosotros, Cristo ha recapitulado todas las cosas del cielo y de la tierra para que seamos herederos de la vida Eterna.

Os invito hermanos y hermanas a releer pausadamente en este tiempo de vacaciones este texto de la Carta a los Efesios, meditarlo y pensar que todo esto es por mí, por tí, por cada uno de los hombres y mujeres que abren su vida a Cristo Jesús. Que Dios os bendiga.

Tomás Pajuelo. Párroco

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