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23/8/09

«Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna»

XXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Lecturas: Josué 24, 1-2.15-18 // Salmo 34 // Efesios 5, 21-32 // Juan 6, 60-69

Estimados hermanos y hermanas:

Imagen de la custodia en un acto de adoración eucarísticaDespués de haber escuchado durante todo el mes de agosto el discurso del Pan de Vida, en el que Jesús nos recuerda: «Yo soy el Pan de la Vida, el que come de este Pan vivirá para siempre». «El que come mi Carne y bebe mi Sangre tendrá la Vida Eterna».

Jesús nos insiste en su presencia en la Eucaristía, su presencia real en los dones eucarísticos siendo alimento de salvación para todo el que se acerca a su mesa. Varias veces nos recordó esta presencia el Señor en los evangelios que hemos escuchado en estos últimos domingos.

Creo que todos tenemos muy claro que Jesús está realmente presente en la Eucaristía, que en cada misa nos encontramos cara a cara con Dios en nuestras vidas. Que el Señor quiere habitar en nuestras vidas, en nuestro sufrimiento, en nuestros trabajos, en nuestras alegrías, en nuestras familias, en nuestra existencia.

Está muy claro que participar en la Eucaristía no es oír un sermón, oír unos cantos, o echar un ratito... Participar en la Eucaristía es el momento más sagrado de nuestra vida, el momento en el que cada uno se encuentra directamente y a solas con Dios, es el momento en el que cada uno se encuentra ante la realidad más profunda de su existencia y cara a cara con Jesús. No hay tapujos, eres tú y Cristo a solas. Tu vida y Cristo frente a frente. ¡¡¡Que grande es el Amor de Dios!!! ¿Cómo no participar en la Eucaristía? ¿Cómo no deseamos ardientemente estar frente a Cristo? No puedo entender que ofreciendo el Señor la oportunidad de estar dentro de nuestras vidas, de nuestros cuerpos haya todavía personas que son creyentes y no deseen estar delante de Cristo. Que haya personas que tengan fe en Cristo Jesús y no quieran participar de la Eucaristía.

Pero estoy convencido que la única manera de hacer atrayente la Eucaristía a los cristianos es que los que participamos en ella transmitamos felicidad, alegría, gozo, esperanza, ilusión. Que se nos llene la boca de alegría cuando hablemos de la Eucaristía. Que el que nos vea se pregunte ¿Qué le ha hecho ser tan feliz? ¿Qué significa vivir la Eucaristía que les transforma con tanta felicidad? Sería el mejor testimonio de nuestra vida cristiana, que los que participamos cada domingo y cada día en la Eucaristía transmitamos el gozo de estar llenos del Señor.

El Señor en el Evangelio de hoy no se extraña que las exigencias que el hace no sean aceptadas por todos; hoy también se buscan miles de excusas para no participar en la Eucaristía, pero en el fondo sólo hay una: NO QUERER IMPLICARSE en el Reino de Dios.

Jesús lo deja muy claro en el Evangelio de hoy: «O estáis conmigo o estáis contra mi» Se dirige a los apóstoles diciéndoles: «¿También vosotros queréis iros?» ¿También vosotros, los que estáis tan cerca de mi me criticáis? Cuantas veces somos nosotros mismos, los cristianos, los que somos los peores en la critica malsana, sin reparo y sobretodo sin coherencia. Ojalá salga de nosotros las palabras de Pedro: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna».

Señor que nuestra opción en la vida seas Tú y los valores del Reino que podemos conocer en el Evangelio. Que nos entreguemos sin reservas a la misión del Reino de Dios. Que nos dejemos de medianías y seamos testigos gozosos de tu Palabra.

Tomás Pajuelo. Párroco

1 comentario:

  1. La iglesia esta hambrienta de testimonios de conversion.hay muchos bautizados pero pocos Discipulos , decididos a ananciar la palabras de vida eterna., dejarlo todo y caminar con Jesus.
    La Fe se alimenta dia a dia, con la comida verdadera el cuerpo y la sangre de Cristo y su Palabra de vida..
    Debemos anunciar a la iglesia que esta dormida, que Cristo es la Vida, fuera de el hay muerte..
    "" yo soy el pan vivo ,bajado del cielo..."""
    Señor , danos siempre de ese pan..

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