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2/8/09

«Yo soy el Pan de la Vida»

Domingo XVIII del Tiempo Ordinario

Lecturas: Éxodo 16, 2-4.12-15 // Salmo 78 // Efesios 4, 17.20-24 // Juan 6, 24-35

Este domingo en mitad del verano, la Palabra de Dios nos hace caer en la cuenta y aprender dónde está el centro y el verdadero cimiento de nuestras vidas. La primera lectura del libro del Exódo y el evangelio de san Juan nos muestran unas escenas muy próximas a nosotros.

PanMirad, todos tenemos que reconocer que muchas veces cuando nos vienen las cosas bien, cuando no tenemos problemas, cuando nuestras vidas son una gozada... es muy fácil amar a Dios, vivir la fe, celebrar al Señor, vivir como cristianos.

El pueblo de Israel pidió a Dios que le sacara de la esclavitud de Egipto, vio maravillado como Él exterminó a los primogénitos de Egipto, los sacó del país, abrió para ellos el Mar Rojo... ellos estaban pletóricos, decían: ¡¡QUÉ GRANDE ES NUESTRO DIOS!! ¡Qué maravillas ha realizado! ¡Cómo nos ha salvado del Faraón! Todo era estupendo, están libres, agradecen a Dios todo lo que ha hecho, le adoran, le aman, le prometen ser fieles a sus mandamientos...

Pero llegan los días duros del desierto, los días duros de las fatigas, de los problemas. Llegan los días en los que hay que luchar para vivir, que hay que vivir la fe en la adversidad. Y entonces de nuevo la falta de fe, se quejan a Moisés, se quejan a Dios. Ya no se acuerdan de los milagros del Mar Rojo, de la libertad dada por Dios. Ahora, ante los problemas, lo fácil echarle la culpa a Dios. Lo fácil olvidarse de la vida de fe y renegar de Dios. Creo que todos nos podemos ver retratados en estas palabras. Es muy fácil vivir la fe, vivir nuestra comunidad, vivir en cristiano cuando todo nos va bien; pero qué fácilmente renegamos de Dios cuando vienen los problemas, las dificultades.

Dios una vez más le demuestra a pueblo que Él no es el culpable de los males, al contrario, es la única fuerza y cimiento que puede sostenernos en esos momentos de dificultad y dolor. Lo fácil es culparle y alejarnos de Dios. Lo que realmente nos ayuda y puede ser alimento en nuestra necesidad es comulgar y celebrar su presencia, Él es el Único y Verdadero Pan de Vida, que nos nutre, nos fortalece, nos edifica, nos ilumina... Él es el Pan de Vida, el que comulga a Cristo, el que viene a Él tendrá la VIDA, tendrá la GRACIA, será bendito y podrá seguir adelante incluso en los problemas.

La Palabra de Dios en este domingo es un canto de esperanza, de comprobar en nuestras vidas que en CRISTO TODO LO PODEMOS.

Que Dios os bendiga, que este tiempo de veranos, de descanso, sea un momento privilegiado para encontrarnos con Cristo, para rezar, para leer su Palabra, para hacer y crecer en Familia, en amor fraterno, amor a Dios y en amor de Dios.


Tomás Pajuelo. Párroco

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