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14/2/10

«Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza»

VI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Lecturas: Jeremías 17, 5-8 // Salmo 1 // 1ª Corintios 15, 12. 16-20 // Lucas 6, 17. 20-26

Queridos hermanos y hermanas en el Señor:

Cristo con los discípulos de Emaus. Pintura anónima siglo XVIILas lecturas de este domingo tienen una riqueza especial para nuestra vida cristiana. La primera lectura del profeta Jeremías nos pone ante la dicotomía universal del ser humano: vivir según la Gracia de Dios o vivir al margen de la Fe.

Es la más radical verdad de nuestra existencia, dos posibles caminos para tomar, el camino de la vida en Cristo o el camino de la 'carne', de la muerte. Jeremías nos dice que él que sigue el camino del pecado será como una planta que habita en el desierto, que no tiene vida. Sin embargo el que confía en el Señor es como la planta que está a la orilla de un río, con agua y vida abundante. Cuando viene la necesidad y la dificultad tendrá la vida siempre.

Es algo muy descrito por todos los autores sagrados, la necesidad de vivir continuamente cerca de Dios para poder tener vida divina, para vivir en Gracia y para vivir en plenitud. Es muy difícil vivir en nuestros días la voluntad de Dios. Es cierto que en nuestros días lo fácil y lo que está a la orden del día es vivir apartados de la voluntad de Dios, no 'se lleva' ser cristianos, ser buena persona, ser obedientes a la ley de Dios. Lo que ahora está de moda es criticar la Fe, destruir los signos religiosos, burlarse de lo religioso.

Yo entiendo que estas actitudes vividas por personas agnósticas o ateas son lógicas; lo que jamás podré entender es que incluso personas que se declaran creyentes vivan totalmente alejadas de la Gracia de Dios, viviendo como una persona no creyente. Debemos aprovechar esta cuaresma que se acerca para convertir nuestra vida, volver a ser mejores hijos de Dios. La conversión es la llamada continua de Dios para que todo cristiano vuelva a él.

San Pablo en su carta a los Corintios nos pone ante la esencia de nuestra fe: La Resurrección de Cristo Jesús. El Kerigma cristiano es lo que predicaron los apóstoles: Cristo Jesús es el Hijo de Dios, el Mesías que ha resucitado.

La humanidad entera cree en Jesús como un personaje más de la historia. La humanidad de buena voluntad está convencida de la importancia de la figura de Jesús en la historia de la humanidad. Nadie duda de su existencia, de su vida histórica, de sus palabras, de su mensaje y de la obra que ha dejado. Lo particular y exclusivo de la Fe es que creemos que Cristo es el Mesías, el Hijo de Dios Vivo, que ha resucitado. Este es el núcleo central de la fe: Cristo ha muerto y ha resucitado y está vivo. Nosotros no creemos en un personaje muerto del que tenemos un gran recuerdo. Para nosotros Cristo está vivo y resucitado en su Iglesia, en los sacramentos, en el corazón de todo hombre y mujer que le abra su vida a su presencia. Nosotros podemos encontrarnos con el Señor resucitado cada domingo en la Eucaristía, con su Palabra, con su Cuerpo y su Sangre. Este es el meollo de nuestra fe, Cristo está vivo en medio de nosotros.

Le pido al Cristo que nos haga experimentar a todos su presencia resucitada. Le pido que nuestra fe sea una fe viva, real, llena de Gracia y de presencia de Dios.

Que el Señor Resucitado os bendiga, os colme de su Gracia y os haga vivir un feliz domingo.

Tomás Pajuelo. Párroco

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