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25/4/10

«Mis ovejas escuchan mi voz. Yo las conozco y ellas me siguen»

IV DOMINGO DE PASCUA: Domingo del Buen Pastor

Lecturas: Hechos 13, 14-43-52 // Salmo 100 // Apocalipsis 7, 9.14-17 // Juan 10, 27-30

Queridos hermanos, estamos celebrando ya el cuarto domingo de pascua, cuatro semanas han transcurrido desde que vivamos esa noche mágica de la Vigilia Pascual. Las lecturas de este domingo son una catequesis preciosa de lo que es la Iglesia, su tarea evangelizadora y santificadora.

La lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles nos narra el momento de la apertura universal del Evangelio. Pablo y Bernabé predican a los gentiles, a los que no formaban parte del pueblo de Dios, de Israel. Escuchan su predicación los judios y los gentiles y los que abren su corazón al evangelio reciben el Espíritu Santo, viven la Alegría de saberse llamados por Dios a la Salvación.

Es muy importante tomar conciencia de esa exigencia que tenemos todos los cristianos de comunicar y hacer partícipes de la Salvación a todos los que nos escuchan. Debemos transmitir la Alegria de nuestra fe, de nuestra vivencia cristiana a los que nos conocen. Es imprescindible tomar conciencia que hubo personas que nos transmitieron la fe que ellos vivian, que gracias a ese testimonio nosotros podemos hoy alegrarnos de ser cristianos, de vivir a Cristo Resucitado. Tenemos la obligación moral de transmitir nuestra fe, de hacer que nuestro mundo que sufre la desesperanza pueda gozar la alegría de ser cristianos. Es verdad que tendremos dificultades, los mismos Pablo y Bernabé fueron expulsados y perseguidos por anunciar el Reino de Dios. Nosotros tenemos la dificultad de que quieren expulsarnos de la vida pública, quieren reducirnos a la privacidad de nuestras conciencias y al interior de nuestros templos.

El Reino de Dios, la fe es universal y debe rebosar por todos los poros de nuestra existencia, todos nosotros debemos transpirar, exponer, vivir a Cristo.

Vivencia cristiana que será plena en la eternidad. La lectura del libro del Apocalipsis nos enseña el final de nuestra existencia: "invitados a vivir para siempre en la presencia eterna de Dios". Es la Iglesia triunfante, la Iglesia real y gloriosa de los santos y santas, de los que viven ya esa plenitud de la Gloria divina.

Nosotros somos la Iglesia Peregrina, la Iglesia que aún camina por el mundo hacia la Jerusalén Celestial, hacia la eternidad, hacia la Vida. Iglesia que camina guiada por la voz de nuestro Pastor, Jesucristo. El Evangelio de S. Juan que se proclama hoy nos presenta a Jesús como el Buen Pastor. El Señor usa siempre imágenes de su tiempo, del contexto agricola y ganadero de su época. La imágen del Pastor no tiene ninguna connotación negativa. Nuestra sociedad quiere hacer ver que somos un rebaño de ovejas que somos manipuladas. Cuando Jesús se presenta como el Buen Pastor, lo hace desde la más entrañable realidad del verdadero pastor que ama, se desvive, de entrega sin medida por sus ovejas. Las conoce, las mima, sus ovejas conocen su voz, le obedecen porque confian totalmente en él. Confian en él porque las cuida, les da alimento, las busca cuando se pierden, las recoge sobre sus hombros, etc...

Cristo es el Buen Pastor que nos conoce a cada uno de nosotros, que sabe de nuestras necesidades, que nos llama por nuestro nombre, que se nos dá Él mismo como alimento de Vida Eterna. Es el Pastor que se entrega hasta la muerte por su ovejas. Que quiere que sus pastores, hagan lo mismo, que quieran, amen, se entreguen y den la vida por sus ovejas. En este domingo la Iglesia reza especialmente por los Párrocos, los pastores reales y cercanos del pueblo de Dios. Hoy humildemente quiero pedir perdón por las veces que no he actuado como buen pastor, no ha sido intencionadamente ha sido más bien fruto de mi debilidad y pecado. Rezad por mi para que sea el pastor bueno que quiere el Señor y vosotros os merecéis. Hoy quiero dar Gracias a Dios de todo corazón por los infinitos detalles de amor que me habéis demostrados en estos diez años de párroco.

Recemos a Dios para que siempre haya pastores en su Iglesia, pastores santos que cuiden y entreguen sus vidas por el Pueblo de Dios.

Que Dios os bendiga a todos.

Tomás Pajuelo. Párroco


2 comentarios:

  1. Que Dios te bendiga, Tomás, y al resto de los hermanos y hermanas de la parroquia nos siga bendiciendo con tu presencia y guía. Rezamos por tí y por supuesto también por Emiliano y Fran.

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  2. Los sacerdotes nos acercais a Dios, a su perdon , a sus sacramentos, estais con nosotros animandonos a que vivamos la llamada a la santidad a la que estamos convocados. Pero Dios sabe lo que hace, el escoge a los sencillos y humildes para que sean sus amigos, todos a veces nos equivocamos, pero Dios ha escogido hombres valientes y generosos para ser nuestros pastores.
    Gracias a todos los sacerdotes, y especialmente a los de vuestra parroquia D. Tomás y D. Emiliano, rezamos por todos vosotros. Gracias.

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