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1/3/10

Cuentas de la Parroquia año 2009

A continuación se muestran las cuentas de la Parroquia, correspondientes al ejercicio 2009:



Con sincera humildad y dejando claro que estas notas son sólo apreciaciones mías particulares, me gustaría compartir la siguiente reflexión que comenzaba con esta pregunta que me he hecho ¿cuál es el principal motivo para hacer pública esta información?

  • Si pensamos en palabras por desgracia hoy en día bastante gastadas podemos llegar a conceptos como transparencia, integridad, etc. Bien, eso es bueno, pero no es el motivo principal, sólo uno de ellos. Este sólo es el lugar en el que las instituciones públicas ya se detienen. Avancemos algo más nosotros.
  • Un motivo informativo. De acuerdo, los fieles han de estar informados, pero no porque lo diga ninguna instrucción diocesana o episcopal, ni para convertirnos a los laicos en auditores de los asuntos económicos de la parroquia, sino porque es bueno saber cómo se emplea el dinero que se recauda porque nos hace a todos partícipes de la vida parroquial al ser este otro aspecto de ella; pero sigue sin ser el motivo principal.

  • Si estamos informados y reflexionamos, entonces, conocemos y comprendemos. Si conocemos y comprendemos, es inevitable que veamos las necesidades. Viendo las necesidades, es de personas cabales, ya no digo católicas, que intentemos resolverlas. Y resolver las necesidades que vemos es sencillamente amar al prójimo. Ese creo que es el principal motivo de hacer públicas las cuentas de la parroquia: ver cómo nuestra ayuda económica se utiliza para hacer el bien, directa e indirectamente mediante nuestra obligación moral de contribuir al sostenimiento de la Parroquia, sirviendo para dar de comer al hambriento, acompañar al solitario o enfermo... y en definitiva cumplir el mandato de Cristo.
Me gustaría evitar eufemismos como solidarizarnos con los que tienen menos, unirnos en una causa común y conceptos parecidos que, siendo buenos por sí mismos, no recogen la idea que está de fondo en la reflexión que me planteo y -repito, humildemente- comparto con quien se acerque a este texto. Se trata de dar dinero, esa es la palabra y esa es la cuestión; y no sólo el que nos sobra. El asunto es muy sencillo (de entender, no de hacer) y lo planteo desglosado en esta serie de preguntas:

  • ¿Estoy dispuesto/a a dar dinero para el sostenimiento de nuestra parroquia, mi Iglesia?
  • ¿Entiendo claramente que esta es mi obligación moral como católico y como feligrés del Beato?
  • ¿Comprendo que ayudar al sostenimiento de la parroquia es ayudar a los necesitados directa o indirectamente, empezando por nosotros mismos facilitando que podamos vivir y celebrar la fe?
  • Estoy dispuesto a que ese dinero sea una cantidad sustancial, y no lo que me sobra o aquello a lo que con un pequeño esfuerzo estoy dispuesto a renunciar?
  • Es decir, justamente ahora en Cuaresma, soy capaz de intentar compartir como hizo la viuda que Jesús nuestro Señor cita en los Evangelios y que ejemplifica la limosna? (cf. Marcos 12, 41-44)
Tengo claro, por la fe, que si aumentamos el dinero que damos, con ello acercamos más el Reino de Cristo, y no sólo para toda la humanidad, sino para nosotros mismos, porque el Señor nos ha asegurado que los que renunciemos a todo por Él recibiremos el ciento por uno. (Marcos 10, 28-31)

Es bueno hacer la salvedad de que la conciencia de cada cual ha de dictar hasta dónde puede y debe responsablemente compartir, pero sin olvidar pasajes del Evangelio, de la Palabra en definitiva, cuando Jesús nos conmina a confiar en la Providencia Divina. (cf. Mateo 6, 25-34)

Lanzo por tanto un grito para sacudir nuestras comodidades y comprometernos con la parroquia mediante estas cuentas corrientes: CAJASUR 2024 0197 90 3000000818; BBVA 0182 5909 13 0201501721. Toda ayuda recibida será informada específicamente en esta web, así como el uso que, para el bien, se hace de ella.

Dicho esto, solo queda pedir sinceras disculpas si estas reflexiones -quizá un tanto categóricas- han podido ofender o molestar a alguien, ofrecer los comentarios de esta entrada para aclarar algún detalle de las cuentas por las que alguien pueda sentir interés, proponer nuevas acciones con las que el dinero que vayamos a entregar pueda ayudar a los demás y dejar que Dios sea quien mueva los corazones porque no se puede aspirar a eso, sino a intentar humildemente cumplir la voluntad de nuestro creador, que es amarnos los unos a los otros como Jesús nos amó, y a Dios por encima de todo.

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