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8/12/09

«Bendida tu eres entre todas las mujeres»

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

Lecturas: Génesis 3, 9-15. 20 // Salmo 98 // Efesios 1, 3-6. 11-12 // Lucas 1, 26-38

Queridos hermanos y hermanas en el Señor:

María Inmaculada. Murillo. 1678Celebramos hoy queridos hermanos y hermanas la fiesta de la Virgen más querida y defendida en nuestra iglesia andaluza y española. Es un clamor popular rezar y celebrar a la Virgen María en este misterio insondable y pleno de su Inmaculada Concepción.

Dios Padre en su infinita misericordia preparó el Seno de María para que en el se concibiera a su Hijo Jesucristo. Inmaculado tenía que ser el Seno de aquella que iba a portar al mismísimo Hijo de Dios, Jesucristo. El Señor preparó a la Virgen María desde su misma concepción para ser la mujer indicada y perfecta Madre de su Hijo.

Si Dios Todopoderoso preparó a la Virgen María concibiéndola Inmaculada y Santa, para ser la digna morada de su Hijo, cuanto más necesitamos nosotros purificar y convertir nuestros corazones para que sean dignas moradas de la Gracia de Dios en su venida nosotros en este tiempo de Navidad. Celebrar a María en su Inmaculada Concepción, en este comienzo del Adviento, es recordarnos la necesidad de prepararnos seriamente a la venida del Señor, tomarnos en serio nuestra conversión. No dejar pasar la oportunidad para llenarnos de la Presencia de Cristo en nuestras vidas.

Tenemos para ello el ejemplo de María, ella nos enseña que obedeciendo a Dios, orando, meditando sus palabras, hacemos de nuestras vidas el aposento perfecto de su Gracia. Ella oró, guardó las palabras del Señor en su corazón y se hizo la discípula perfecta de su Hijo. La Virgen María nos enseña que debemos dedicar tiempo a orar, a meditar la Palabra de Dios, a confesar nuestros pecados haciendo un serio y profundo examen de conciencia…, en definitiva a preparar convenientemente la venida de Cristo a nuestros corazones.

Tiempo de Adviento, tiempo de preparación, tiempo de fijarnos en el ejemplo de la Virgen María, de San Juan Bautista, de tantos y tantos hombre y mujeres que han vivido entregados plenamente a Dios Nuestro Señor.

Celebremos con gozo a la Virgen, celebremos alegres su Inmaculada Concepción y pidámosle a ella que interceda por nosotros para que el Señor nos de la Fuerza de su Espíritu para vivir comprometidos y en serio este tiempo de Adviento.

Ella es la mujer que esperó llena de gozo y esperanza el nacimiento de Jesús, ella vivió entregada en cuerpo y alma a su hijo Jesucristo. Nosotros debemos pedir a la Virgen hoy que también nos entreguemos en cuerpo y alma en nuestra vida cristiana. Que nos entreguemos a Dios con amor sincero y deseo de seguirle hasta el final. Con deseo de verdad de ser santos como el quiere de nosotros.

Que la Virgen Santísima interceda por todos nosotros, sus hijos, para que vivamos la Gracia del Adviento, del Amor de Dios, del Perdón.

Que Dios os bendiga.

Tomás Pajuelo. Párroco

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