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17/1/10

Todos somos una familia, una única iglesia

II Domingo del Tiempo Ordinario

Lecturas: Isaías 62, 1-5 // Salmo 95 // 1 Corintios 12,4-11 // Juan 2, 1-11

Este domingo no celebramos ninguna fiesta especial, no es ninguna solemnidad, no se hará nada especial liturgicamente... Este domingo es domingo del tiempo ordinario, del día a día. Es el tiempo de lo cotidiano, de lo que se construye calladamente. Este domingo celebramos sencillamente el día del Señor. Es recuerdo de nuestra Salvación. Así será durante 34 semanas en todo el año.

Las lecturas de hoy son una fiesta "del Amor". Tanto el profeta Isaías, la Carta de S. Pablo a los Corintios y el evangelio de Juan son una muestra clara del amor que Dios nos tiene y el amor que nosotros nos debemos y Le debemos tener.

San Pablo les recuerda a los corintios algo esencial: somos una sola familia. Mirad hoy día estamos escuchando como hay diversidad de movimientos dentro de la Iglesia, oimos hablar de Cofradías, Acción Católica, Opus, Comunidades Neocatecumenales, Cáritas, Cursillos de Cristiandad, etc... y así muchos más. Es verdad que cada uno debe encontrar su sitio en la labor de la Iglesia. Todos tenemos una misión y tenemos que vivirla y llevarla a cabo. El Espíritu Santo suscita diversos ministerios y carismas. Es cierto que todos son obra del Espíritu, son obra de Dios pero ninguno es único e imprescindible. Todos son necesarios pero ninguno es imprescindible, el único imprescindible es Cristo. Todos somos UNA y UNICA Iglesia y todo lo que lleva a la división y a la lucha interna no es de Dios. Podemos hacer que obras del Espíritu se transformen en obra del pecado por culpa de la soberbia humana.

Más que nunca tenemos que dar un testimonio de unidad en este mundo, si somos pocos cristianos y perdemos el tiempo en luchas entre nosotros ¿Quién nos va a creer? ¿Cómo vamos a dar testimonio de la Salvación de Dios para el mundo? Debemos vivir la unidad, no sólo el respeto que es meramente humano, es necesario vivir la unidad desde el amor fraterno. Nadie es más que nadie, ningún carisma o movimiento es más importante porque como dice la carta de San Pablo: "El unico y mismo Espíritu actua en todos."

Queridos hermanos vivamos unidos, formemos una verdadera familia, luchemos juntos por extender el Reino de Dios. Pongamos todos nuestros dones al servicio del Evangelio y Cristo hará el milagro de la Salvación de todos. El Evangelio de hoy nos lo demuestra, todos los criados se pusieron manos a la obra, llenaron las tinajas de agua, las pusieron a los pies del Señor y Él la convirtió en Vino. Si cada uno de nosotros, los siervos de Dios hoy, nos ponemos en serio a trabajar a una en lo que nos dice el Señor, pues Dios hará el milagro del Vino Nuevo de la Salvación. Si obedecemos su orden, como los criados de la boda de Canaán, y todos a una trabajamos por el Reino de Dios, se producirá el milagro del amor en el mundo.

En este domingo, sobrecogidos por la tragedia del Terremoto de Haití, la Iglesia de Córdoba va a entregar el importe de todas las colectas del sábado y el domingo en todas las parroquias a Cáritas Nacional, que las enviará a los damnificados por el terremoto. Tenemos una oportunidad inmejorable de poner en práctica lo que hemos oido en la Palabra de Dios. De hacer algo de lo que hemos reflexionado en esta homilía.

Tomás Pajuelo. Párroco

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