Solemnidad de la Asunción de la Virgen María (Precepto)
Lecturas: Apocalipsis 11, l9a; 12, 1. 3-6a. l0ab // 1Corintios 15, 20-27a // Lucas 1, 39-56
La Solemnidad de la Asunción, es la fiesta de la esperanza cristiana, es la prueba de que Dios siempre cumple su palabra: "Donde yo voy también vendrán mis siervos".
La Virgen María vivió enteramente entregada a cumplir la Palabra de Dios, su vida sólo tenía una meta, servir a Dios. El Padre la premió, por medio de su Hijo, y le concedió ya anticipadamente lo que nos ha prometido a nosotros al final de los tiempos, que viviremos en cuerpo y alma en su presencia para toda la eternidad.
Esta es nuestra esperanza, que al final de nuestros días y de los días del mundo, viviremos en la presencia del Señor, siempre y cuando en nuestra vida diaria también vivamos unidos a Dios.
El modelo a seguir es claro: La vida de la Virgen María. Ella desde la humildad, en un segundo puesto, oculta en Nazaret..., vivió plenamente como esclava del Señor, puso en Él toda su confianza, incluso en los momentos dolorosos y terribles de la Pasión y la Cruz. Allí estaba ella, con dolor pero con esperanza. Confiando y diciendo "hágase tu voluntad". Qué diferencia con nosotros, que nos acobardamos ante cualquier adversidad; es más a veces hasta nos aparta de Dios.
Aprendamos hoy de María, confiemos en Dios porque sus promesas son fieles, siempre se cumplen. Hoy hay fiesta en el Cielo para honrar a la Madre, a la Reina y hay fiesta en la Iglesia por nuestra Madre, nuestra Señora.
Pedimos que seamos dignos de ser llevados al cielo y gozar de la presencia del Señor.
15/8/08
«¡Bendita tú entre las mujeres!»
Tomás Pajuelo Romero. Párroco.
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