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22/3/09

¡Ven y sígueme!

IV Domingo de la Cuaresma

Lecturas: 2 Crónicas 36, 14-16.19-23 // Salmo 136 // Efesios 2, 4-10 // Juan 3, 14-21

Dibujo de Cristo, que te llamaEste domingo celebra la Iglesia de Córdoba el día del Seminario. En todas las parroquias están haciéndose presentes los seminaristas para ser testimonio vivo de la llamada del Señor. Hoy el Señor sigue llamando a jóvenes que se entregan a Dios y a cumplir esa llamada. Hoy, cuando creemos que nuestra juventud está totalmente apartada de la fe, podemos comprobar cómo nuestro seminario tiene un número floreciente de seminaristas, casi 100 entre el Menor, el Mayor y el Redemptoris Mater.

Nuestra parroquia tiene el gran privilegio desde que se fundó, de recibir cada año a seminaristas que completan su formación pastoral entre nosotros. Es un verdadero gozo poder contar con su presencia en nuestra comunidad parroquial, muchos de esos seminaristas que han compartido su formación con nosotros son ahora Párrocos en nuestra diócesis, están ya ejerciendo su ministerio para el servicio de Dios.

Algunos han celebrado la Eucaristía en nuestra parroquia volviendo agradecidos a encontrarse con los que les ayudaron en su formación. Además de esta alegría que vivimos cada año al recibir al seminarista en su pastoral, tenemos el gozo inmenso e indiscriptible de contar con dos seminaristas que han vivido su vocación y han sentido la llamada del Señor en nuestra parroquia, son los seminaristas de nuestra comunidad paroquial: Antonio Escribano y Luis.

Antonio ya compartió este verano a través de la Web su experiencia misionera en Perú. Antonio y Luis participaban en las reuniones de jóvenes de nuestra parroquia, Antonio en el coro juvenil que participa en la misa de 8 los domingos y Luis en la reunión de Cursillos de Cristiandad de todos los lunes. Un día me sorprendieron diciéndome que querian ser sacerdotes y hoy alegres y gozosos viven su formación en el Seminario Mayor San Pelagio, de nuestra diócesis.

Es necesario que oremos al Señor de la mies que envie obreros a su mies, que haya corazones jóvenes que no desoigan la llamada del Señor al ministerio sacerdotal y familias cristianas que se sientan orgullosas y felices de un hijo suyo que quiera ser sacerdote. En nuestro días, que un joven diga sí al Señor es difícil pero muchas veces la primera dificultad surge en la misma familia que no comprende ni acepta que un hijo suyo sea sacerdote, quiera servir al Señor. Aunque hay que reconocer que todas las familias han acabado siendo las más felices del mundo cuando han visto la felicidad de su hijo seminarista y la bendición que supone para ellos que Dios se haya fijado en un miembro de su familia.

Dios sigue llamando, la vocación por parte de Dios sigue siendo tan intensa como en decadas anteriores pero la respuesta afirmativa a esa llamada o incluso la misma escucha de esa llamada es trabajosa y difícil en nuestros días. Queridos jóvenes, abrid vuestros corazones a Cristo, no cerreis los oidos a su llamada. Por experiencia personal os digo que es la vida más feliz que se puede vivir, son realidad las palabras de Cristo en las que nos prometia el ciento por uno de lo que le entreguemos a él. Para mí no existe mayor y mejor forma de vivir que ser sacerdote. Dios, me paga con cada uno de los miembros de esta parroquia, cien veces más que el sacrificio que yo puedo hacer por El y por todos vosotros.

Que este día tan importante sirva para potenciar y valorar nuestro amor al ministerio sacerdotal, que todas las familias de la paroquia recen, susciten y potencien la vocación al sacerdocio. Que sea una prioridad para nosotros vivir suscitando y amando las vocaciones al ministerio sacerdotal. Que Dios nuestro Señor nos siga bendiciendo con vocaciones al sacerdocio y que no nos cansemos nunca de agradecer y de pedir a Dios santos sacerdotes.

Dios nos mira y nos dice ¡ VEN Y SÍGUEME !

Tomás Pajuelo. Párroco


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