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3/5/09

«Yo soy el buen Pastor»

IV Domingo de Pascua

Lecturas: Hechos 4,8-12 // Salmo 117 // 1 Juan 3, 1-2 // Juan 10, 11-18

El buen pastor - Monasterio de Benedictinas de la Natividad de N. S. J. Madrid)
Seguimos celebrando la Pascua. Parece muy lejano el día de la Vigilia Pascual, el día del Domingo de Resurrección pero seguimos viviendo la alegría del Resucitado. Es una realidad que tenemos que experimentar, la presencia de Cristo en nuestras vidas. Muchas veces queremos creer en "algo", pero ¿no sería más fácil creer en alguien? Pues ese alguién es Jesús, que está con nosotros, que está entre nosotros, que lo podemos ver, tocar, comer en la Eucaristía. Si el Señor nos concediera crecer cada día en la vivencia profunda de la Eucaristía, si el Señor nos concediera reconocerle en la Sagrada Forma que comulgamos y que cada Domingo recibimos, nuestra fe sería una fe verdaderamente VIVIDA.

Muchas veces participamos en la Eucaristía con rutina, sin darnos verdaderamente cuenta de quién es el que nos reune, nos convoca, nos habla y nos alimenta. Cuando venimos a la misa no es, sólo, para cumplir un mandamiento es para estar con Cristo y con los hermanos. Participar en la Eucaristía no tendría que ser cuestión de lo bien o lo mal que me cae el cura. Me extraña mucho oir "la misa de fulanito o la de menganito es mejor, este cura es más serio o menos serio...". Cuando participo en la Eucaristia me da exactamente igual cómo sea el cura, para mi lo importante es que voy a estar con Cristo.

Cuando un repartidor me trae un encargo, me da igual si es feo, simpático o genial, si lo es mejor, a mi lo que me importa es que me traiga lo que he pedido, lo traiga correctamente y eficazmente. Lo demás me da igual.

De la misma forma si vivo la presencia de Cristo, si vivo profundamente la comunión, si al recibir a Cristo Resucitado en la comunión, en su Palabra, en la Oración...me da igual el "repartidor" que me lo traiga, lo importante es que lo haga.

Así de claro lo tenia S. Pedro, les predica a los judios: "Al que vostros matásteis, Dios lo ha resucitado y a ese os traigo yo". Pedro, había negado al Señor, sabía que era pecador, que fallaba, pero sabía también la grandeza de su ministerio: predicar a Cristo.

Esa es la tarea de los pastores de la Iglesia, ser imágen del Buen Pastor que hoy leemos en el Evangelio. Os digo de verdad que es el texto que más medito en la oración, para poder ser el sacerdote, el pastor que nos describe Cristo en el Evangelio. Es verdad que lo intentamos todos los sacerdotes, pero necesitamos de vuestra oración. Nosotros debemos esforzarnos personalmente por todos los medios para ser como Jesús Buen Pastor. Pero necesitamos que vosotros recéis, valoréis, y améis a vuestros sacerdotes. Son los que os traen a Cristo, son los "repartidores" que nos traen realmente el Cuerpo de Cristo, la bendición de Dios, los Sacramentos.

Recemos en este domingo por todos los Ministros de la Iglesia para que el Señor nos conceda ser los buenos pastores, a semejanza de El, que su pueblo necesita.

Tomás Pajuelo. Párroco

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