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24/2/09

Necesidad de orar: Dios Misericordioso

Imagen de un joven orandoLa misericordia paterna de Dios, vista desde las entrañas misma de su amor y su bondad, tienen particular fuerza. Lo más importante y lo que me tiene que llenar de gozo, no es que mi Padre me perdona, sino que me perdona porque tiene un corazón de Padre que me ama con un amor tan grande que es capaz de enviarnos a su propio Hijo al mundo para redimirnos y para que nos hiciera saber que Dios es un Padre amantísimo, todo misericordia que siempre está esperándonos con los brazos abiertos para perdonarnos como podemos ver en la hermosísima parábola del hijo pródigo.

El hijo menor de la parábola busca, como mucho el perdón, pero lo que encuentra es el amor que incluye el perdón, pero que va mucho más allá. El hijo no recupera a su Padre, sino que se da cuenta de que nunca lo ha perdido; que él puede ser mal hijo, pero que el Padre nunca puede dejar de ser buen Padre.

El Señor está en nuestra vida todos los días y en cada momento, aunque nosotros podamos olvidarnos de Él, no hay distancia que pueda separarnos y cuando me encuentro un poco perdido o triste, Él me dice por medio del profeta: “Aquí estoy, contigo voy, no tengas miedo”. Me envuelve con sus brazos porque es poder y cariño, porque es mi Dios y mi Padre.

A este amor que el Padre me tiene, Él quiere que yo le corresponda con amor, pero no se ama lo que no se conoce, de ahí la necesidad de la oración, de ese estar todos los días un ratito a solas con el Señor. En el encuentro con Dios, tienes que situarte ante Él con tus grandezas y miserias, con tus ilusiones y fracasos, orar con un corazón pobre sin recursos para resolver situaciones profundas en la vida. Pon en sus manos tu pobre barro, que Él, buen alfarero lo trasformara en una bella obra.

Sería bueno que en esos ratos de intimidad que cada día le dedicas al Señor, algún día le escribieras una carta como se escribe a un amigo íntimo, contándole tus proyectos, tus dificultades, tus alegrías y preocupaciones y dándole gracias por tantas cosas como recibes de Él.

También podrías meditar sobre algunos textos de la Bíblia que nos hablan de la misericordia de Dios. Por ejemplo: Romanos 8, 28-39; Josué 1, 1-9; Mateo 11, 25-30; Juan 15, 1-17; Salmo 103, Salmo 84 y Salmo 51, 1-12

Con paz, con calma, con gozo interior, ora a tu Padre que sabes que te ama.

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