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8/2/09

«Recuerda que mi vida es un soplo»

Domingo V del Tiempo Ordinario

Lecturas: Job 7, 1-4.6-7 // Salmo 146 // 1 Corintios 9, 16-19.22-23 // Marcos 1, 29-39

Un cielo surcado por un pájaroLa liturgia de este domingo nos presenta un tema de reflexión que no es muy "querido" o "asumido" por todos y es el tema de nuestra finitud. Todos tenemos un final, nuestra vida en este mundo llegará a su fin.

En un mundo donde los avances científicos han conseguido grandes logros para la vida de la humanidad, cuando estamos viajando al espacio, conquistando metas imposibles hace unos siglos, cuando el mundo se ha convertido en una "aldea global" en la que fácilmente nos comunicamos con personas que están a miles de kilómetros. En este mundo de la informática, internet, aviones, coches, trenes de alta velocidad,...; pues en este mundo nuestra vida tiene fecha de caducidad, todos estamos convocados a la vida eterna.

Sé que puede sonar a tétrico, o triste y os aseguro que no es esa mi intención. Es precisamente todo lo contrario, quiero que caigamos en la cuenta de que vida en nuestro mundo, sólo tenemos una, y que debemos vivirla plenamente, siendo plenamente felices.

El problema radica en nuestro concepto de vida plena. Si seguimos la definición de nuestra sociedad, vida plena sería disfruta todo lo que puedas, lo que se van a comer los gusanos lo disfruten los humanos, vive a tope y no te importe nada ni nadie, etc. Todos somos conscientes que esta vida no es plena, somos testigos que esta vida propuesta por la sociedad está llevando a una crisis de valores, de cultura, económica, de todo,...

Somos testigos de como nuestros telediarios están repletos de robos, muertes, asesinatos, violencia gratuita de jóvenes, niños, adultos, de violaciones, de desapariciones,... Esta no es, en la práctica una vida plenamente feliz.

Cuando uno asume perfectamente en su vida, que ésta es un regalo de Dios, que en sus manos y en los de la divina providencia ponemos nuestra existencia. Cuando uno tiene claro que merece la pena VIVIR CON SENTIDO, con generosidad, con una meta clara y eterna: LA VIDA EN LA GLORIA DE DIOS. La verdad es que uno relativiza muchas de las cosas que nos quitan el sueño en nuestra vida actual. No es lo más importante atesorar dinero, propiedades, cosas, eso nos conducirá posiblemente al agobio, al estrés. No quiero decir que no tengamos que trabajar duro por nuestro bienestar diario, es necesario mantener una vida digna, sin necesidades. Pero no crearnos necesidades absurdas. Trabajar, para amar, para vivir en familia, para gozar de la fe, de la presencia de Dios, de la naturaleza, de nuestros amigos y seres queridos y no vivir para trabajar, para tener, para poseer si eso nos lleva a no disfrutar de todas esas cosa que Dios ha puesto en nuestras vidas.

Vivamos más con espíritu de agradecimiento a Dios, confiemos más en la Providencia divina, sepamos valorar lo verdaderamente importante en nuestras vidas y poner en un segundo lugar lo que no es realmente importante.

Desvivirse por amar, por vivir la vida en Cristo Jesús y viviéndola haremos vivir felizmente a los que nos rodean. Ama, Perdona, ten Misericordia, sé Generoso, ora, vive los Sacramentos, comparte, entrégate a Dios y a los hermanos que vida no hay más que una y en ella nos jugamos la vida eterna.



Tomás Pajuelo. Párroco

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