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18/1/09

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad

Representación del profeta Samuel, como el último de los Jueces del Antiguo TestamentoDomingo II del Tiempo Ordinario

Lecturas: 1 Samuel 3.3b-10.19 // Salmo 39 // 1 Corintios 6, 13b-15a.17-20 // Juan 1, 35-42

En este domingo 2º del tiempo ordinario podríamos usar una palabra que define el sentir, la idea y el tema de todas las lecturas: VOCACIÓN.

Vocación, de Samuel en la primera lectura y de los discípulos en el evangelio.

La primera lectura es uno de los relatos más maravillosos del Antiguo Testamento, es una imágen entrañable de la cercanía de Dios, de la función de los sacerdotes y de la entrega a Dios.

Samuel, que es un joven lleno de fe y piedad, está durmiendo, está sumergido en el silencio de la noche, y ahí oye la voz de Dios: ¡Samuel, Samuel! el joven Samuel no sabe quién le llama, en ese momento de confusión se acerca al Sacerdote: ¿Qué quieres? Elí, después de que por tres veces se repita la escena, entiende que la voz que escucha Samuel es la Voz de Dios. Le dice al joven, cuando escuche de nuevo la llamada responde: "Habla Señor, que tu siervo escucha".

Tres son los personajes y momentos de este texto que podríamos trasladar a nuestros días. Primero Dios, que llama, que en el silencio de nuestras vidas sigue llamando. Dios hoy sigue llamando, no ha bajado el número de llamadas de Dios, el día a día sigue llamando a todo hombre y mujer que en el silencio de su corazón pueda y quiera escucharle. Es muy difícil que le oigamos con el ruido de nuestros días, con la falta de oración, de silencio interior, de vida de fe. Dios quiere seguir llamando a todos los hombres y mujeres del mundo para salvarlos pero nuestro corazón está tan disperso entantas cosas que es imposible poder escucharle.

Segundo, Samuel, que es llamado por Dios, podría representar a tantas personas que son llamadas por Dios y no saben que es él, qué quiere de ellos, qué es esa voz.

Tercero, Elí, que le explica y le pone en camino para escuchar a Dios. Es la imagen de cualquiera de los sacerdotes que nos pueden orientar para saber discernir nuestra vocación en el mundo, para saber interpretar la voz de Dios en nuestros corazones. El ministro de Dios que nos encamina a Dios.

Queridos hermanos, Dios hoy nos llama a todos. Quiere que nos pongamos a su disposición y emprendamos la gran aventura de seguirle plenamente en nuestras vidas. Sigue llamando a jóvenes al Sacerdocio, no cerréis vuestros corazones a la llamada, si no la entendéis hablad con vuestros sacerdotes. Sigue llamando a hombres y mujeres cristianos a ser familias vocacionalmente cristianas. A sentir que su misión en el mundo es educar, querer y entregarse a sus hijos como verdadera vocación, verdadera llamada de Dios. Sigue llamando a jóvenes a la vida religiosa, misionera, contemplativa... pero por desgracia, muchas veces las mismas familias quieren acallar esa llamada en sus hijos y no los encauzan para que con la ayuda de los sacerdotes puedad discernir ¿qué es lo que quiere Dios de ellos?

Oigamos su voz, escuchemos a Dios, vivamos la Palabra de Dios. Si no la entendemos, acudamos a la Iglesia, ella nos la enseñará.

No lo olvides: DIOS TE LLAMA, ¿LO OYES?

Tomás Pajuelo. Párroco


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